Los recortes y la austeridad anunciados para 2016 no llegarán a las instituciones encargadas de la seguridad y defensa “nacionales”. Si el servicio de inteligencia civil del Estado mexicano –el Centro de Investigación y Seguridad Nacional– mantendrá un presupuesto de 7 mil 600 millones de pesos, para los militares de las Fuerzas Armadas Mexicanas, 2016 será también otro año de jauja: tendrán a su disposición 99 mil 651 millones 876 mil 400 pesos, es decir, casi 100 mil millones.
Las tres Fuerzas Armadas permanentes que procuran la seguridad y defensa “de México” son: el Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea Mexicana y la Armada de México. Las dos primeras están organizadas y administradas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La tercera, por la Secretaría de Marina (Semar). El gasto programable propuesto por el gobierno federal y aprobado por los diputados del Congreso de la Unión para la Sedena asciende a 72 mil 250 millones 719 mil 526 pesos; para la Semar es de 27 mil 401 millones 156 mil 874 pesos. A estos recursos habrá que sumar los miles de dólares que obtienen cada año de la Iniciativa Mérida.
Veamos ahora las percepciones que tendrán para el siguiente año (de “austeridad”) los titulares de estas secretarías de Estado, muy diferentes a las tropas de soldados rasos y marinería que están en el escalafón más bajo. El Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2016, que el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, hará publicar en los próximos días en el Diario Oficial de la Federación, señala que los titulares de las dos secretarías ganarán al mes 192 mil 615 pesos netos, es decir, libres de polvo y paja. Tanto el general de división Salvador Cienfuegos Zepeda, al frente de la Sedena, así como el almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, al frente de la Semar, recibirán mensualmente 138 mil 939 pesos de sueldo más 53 mil 676 pesos en prestaciones (ya sean en efectivo o en especie). Lo anterior, sin contar el seguro de vida institucional y el popularmente llamado bono de miedo o, de manera oficial (y solemne), “pago extraordinario por riesgo que se otorga a los servidores públicos cuyo desempeño pone en riesgo la seguridad o salud de los mismos”, por 40 mil 473 pesos netos cada 30 días. Entonces las percepciones mensuales de los mandos superiores de las Fuerzas Armadas (sólo por arriba de ellos está el mando supremo, el presidente de la República) serían de 233 mil 88 pesos.
No es así. El monto que los mexicanos les pagamos es aún mayor. Recordemos que estamos hablando de percepciones netas. Es decir, una vez que han sido descontados los impuestos. Vaya manera que tiene el documento oficial de presentar la información para no abultar las cantidades en tiempos de “austeridad”. Cuando anuncian cada año los raquíticos incrementos al salario mínimo del trabajador o los sueldos de los profesionistas se dice el monto bruto. Nunca lo presentan de manera neta, una vez que se hayan pagado los impuestos. ¿Por qué entonces en el Presupuesto lo que se destaca de los altos funcionarios son sus percepciones netas? Podemos calcular lo que en realidad perciben los responsables de la Sedena y la Semar al mes en sueldos, prestaciones y estímulos. Sólo agregamos el 35 por ciento que pagan por impuesto sobre la renta. Se trata de 296 mil 330 pesos; más el seguro de vida y el bono de miedo estaríamos hablando, en percepciones brutas, de alrededor de 357 mil 868 pesos mensuales: 4 millones 294 mil 421 pesos al año para el general Cienfuegos e idéntica cantidad para el almirante Soberón.
Las tres Fuerzas Armadas, en conjunto, rondan los 300 mil elementos. Los casi 100 mil millones de presupuesto que recibirán en conjunto en 2016 serían, de manera per cápita, 333 mil 333 pesos.
En contraste, para el próximo año, a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) le autorizaron 35 mil 61 millones 288 mil 365 pesos. La llamada máxima casa de estudios del país imparte dos tipos de bachillerato, 33 carreras técnicas, 115 licenciaturas, 36 especializaciones y 91 maestrías y doctorados. En la UNAM estudian 342 mil 542 alumnos; investigan e imparten clases 38 mil 793 académicos, y laboran alrededor de 27 mil trabajadores. Es decir, la comunidad universitaria está integrada por 408 mil 335 personas. El gasto per cápita, o por cabeza, es entonces de 85 mil 864 pesos.
Claro, la naturaleza de las funciones de la UNAM y la de las Fuerzas Armadas son muy distintas y ambas son fundamentales para el país. Pero un “presupuesto cero” bien podría ir cambiando la manera en que los mexicanos nos gastamos el dinero. Como puede apreciarse, lo que se seguirá alimentando es la guerra.
Fragmentos
Han pasado 2 años y casi 2 meses desde que los huracanes Ingrid y Manuel asolaron las paupérrimas comunidades de la Montaña de Guerrero. En medio del desastre llegaron las cámaras y micrófonos para documentar los estragos: deslaves que arrasaron viviendas, ríos que se desbordaron y se llevaron personas, animales, cosechas. A Chilpancingo fue entonces el presidente Peña Nieto. Los micrófonos y las cámaras que lo acompañaron recogieron sus palabras. Se solidarizó con las víctimas y prometió la reconstrucción de la zona. Con los reflectores encima prometió que 37 mil millones se destinarían al Plan Nuevo Guerrero. Hoy, los 19 municipios de la región lidian con obras inconclusas, mal hechas, la falta de atención por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno y la ausencia de apoyos para reparar las pérdidas. Organizados en el Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña, los pobladores –na’saavi, me’pha y nahuas– se movilizan para exigir vivienda, dotación de granos básicos, infraestructura y el regreso de las comunidades desplazadas. Antes, el cálculo político animaba a los “servidores públicos” a tomarse la foto con ellos. Hoy, los indígenas reciben de nueva cuenta lo de siempre desde las altas esferas: el desprecio.
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