Según las proyecciones técnicas, el PBI peruano para el 2017, puede alcanzar un crecimiento de 4.5% aproximadamente. El equipo económico actual que es prácticamente el mismo de los últimos gobiernos, tiene que afrontar una de las más importantes promesas de campaña como lo es la aplicación de una política económica que promueva el crecimiento del PBI, incrementando la inversión pública, privada y el consumo, así como disminuir las brechas que tenemos en los problemas como la grave inseguridad ciudadana, salud pública, educación, agua, servicios de transporte, energía, carreteras, planificación familiar, entre otros.
Todo lo acotado requiere un marco fiscal que evidentemente genera gastos y un presupuesto público que debe asumir inversiones en infraestructura y servicios sociales, o sea, debemos ver un ingreso importante de los recursos públicos, hasta la fecha luego de las medidas dadas por el gobierno a través de los decretos legislativos todo es proyección.
Como sabemos, esto nos lleva a pensar en Laurence Peter cuando decía: “Un economista es un experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no han sucedido hoy”.
Necesitamos la aplicación de una política económica que genere crecimiento y no como hemos aplicado en estos últimos años, una política económica que se convierta en caja para mantener equilibrio, hasta ahora no se nos dice, con cifras reales, cómo se hará para disminuir el déficit fiscal de 3.5% del PBI, es necesario que el equipo económico del MEF sea necesariamente nuevo y que diseñe un programa, así como que se hagan cambios en las principales instituciones para abordar los obstáculos fundamentales de un país de renta baja y pobre como el Perú.
Los economistas que han diseñado el actual programa económico vienen de programas de doctorado del mundo rico donde domina el FMI y el Banco Mundial, según Jeffrey Sachs en su obra el fin de la pobreza, manifiesta que estos profesionales no piensan correctamente sobre los problemas de la pobreza y que la economía del desarrollo necesita una revisión general para parecerse más a la medicina moderna. Los economistas tienen la obligación de convertir a su profesión en una que se caracterice por el rigor, perspicacia y sentido práctico, el país no acepta ni resistirá una política de pura austeridad ni la falta de planteamientos eficaces.
Debemos tratar de revisar nuestros fundamentos económicos y aplicar la denominada economía clínica que comprende la relación entre la economía del desarrollo y la buena medicina clínica. Es importante tener en cuenta que queda poco tiempo para implementar una política económica exitosa, el año 2017 está cerca y las promesas de campaña deben de cumplirse, para ello se espera que los economistas que vienen conduciendo al MEF y a las instituciones que complementan su accionar deben recordar al premio Nobel Paul Samuelson que sostenía que la “economía no es una ciencia exacta. Cualquier pronóstico basado en evidencia puede ser horriblemente malo”.
El equipo económico no debe dejar de lado la importante función que puede cumplir el CEPLAN, en agilizar los proyectos de inversión pública y los planes de desarrollo departamentales y de los gobiernos locales.
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