El gobierno de Israel reconoció que una delegación militar sudanesa, enviada por el general Dagalo, más conocido como «Hemidti», viajó a Tel Aviv a finales de septiembre de 2021.
Israel reconoció igualmente que después de los hechos del 26 de octubre, acontecimientos que Estados Unidos ha calificado de «golpe de Estado militar», una delegación de alto nivel del ministerio israelí de Defensa y del Mossad viajó a la capital sudanesa.
En febrero de 2020, el entonces primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, ya se reunía en secreto con el general sudanés al-Burhan en Entebbe (Uganda).
Oficialmente, las potencias occidentales rompieron con los generales sudaneses al-Burhan y Dagallo. Pero estos últimos siguen recibiendo financiamiento de Arabia Saudita y mantienen su estatus de interlocutores de Israel.
El 4 de noviembre, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, hablo por teléfono con el primer ministro supuestamente derrocado en Sudán, quien sin embargo está libre, y con el general “golpista” al-Burhan. Después de esos contactos telefónicos, cuatro ministros que estaban detenidos en sus domicilios respectivos recuperaron su libertad de movimiento.
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