• El New York Times anunció el 17 de noviembre que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, finalmente autorizó el Pentágono a poner en manos de Ucrania los datos satelitales necesarios para utilizar los misiles estadounidenses ATACMS (Army TACtical Missile System) contra tropas norcoreanas supuestamente desplegadas en el oblast ruso de Kursk.
Reino Unido se alineó inmediatamente detrás de Estados Unidos y autorizó el régimen de Kiev a utilizar también los misiles británicos de largo alcance Storm Shadow contra objetivos situados en la profundidad del territorio ruso.
El gobierno de Francia no se ha pronunciado claramente sobre la posibilidad de que Kiev dé un uso similar a los misiles SCALP, la versión francesa de los Storm Shadows británicos.
☞ Los misiles estadounidenses ATACMS pueden ser utilizados desde las mismas plataformas móviles terrestres que los HIMARS, también estadounidenses.
Los misiles ATACMS estadounidenses más recientes tienen un alcance de 300 kilómetros y vuelan a 50 000 metros de altitud. El alcance de las últimas versiones de los misiles Storm Shadow/SCALP es de unos 400 kilómetros.
☞ Guiar misiles hacia objetivos situados en suelo internacionalmente reconocido como territorio ruso es un acto de guerra. La decisión del presidente Biden implica a Estados Unidos en el conflicto sin que se sepa cuál será la reacción de la parte rusa.
La doctrina militar rusa prevé, por supuesto, la respuesta ante ese tipo de ataque. Pero el presidente Vladimir Putin ya había mencionado la posibilidad de responder de una manera diferente, que no sería un ataque nuclear: apoyando a los adversarios del o de los agresores en otros teatros de operaciones. Eso fue lo que sucedió el 15 de septiembre, cuando el movimiento yemenita Ansar Allah atacó un gasoducto en Israel, en represalia por el ataque anterior de Ucrania contra un gasoducto situado en suelo ruso (Cf. VAI 1927).
• Inmediatamente después de haber recibido la luz verde de Washington, Kiev lanzó varios misiles estadounidenses ATACMS hacia el territorio ruso y al día siguiente utilizó misiles británicos Storm Shadow. En respuesta, Rusia promulgó su nueva doctrina nuclear y lanzó, por primera vez sobre un campo de batalla, un misil balístico intercontinental RS-26 Rubezh capaz de portar una carga nuclear.
Este artículo es el editorial del número 109 de nuestro boletín semanal Voltaire, Actualidad Internacional.
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