Según el periodista de la derecha liberal italiana Franco Bechis, los servicios secretos franceses prepararon la revuelta de Benghazi desde noviembre de 2010. Como señala Miguel Martinez en el sitio web progresista ComeDonChisciotte, estas revelaciones, alentadas por los servicios secretos italianos, deben interpretarse como una muestra de rivalidad en el seno del capitalismo europeo. La Red Voltaire precisa que París rápidamente asoció Londres a su proyecto de derrocamiento del coronel Kadhafi (fuerza expedicionaria franco-británica). El plan fue modificado en el contexto de las revoluciones árabes y Washington tomó entonces el control del mismo imponiendo sus propios objetivos (contrarrevolución en el mundo árabe y desembarco del AfriCom en el continente negro). La actual coalición es por lo tanto el resultado de ambiciones diversas, lo cual explica sus contradicciones internas.
Primera etapa del viaje, 20 de octubre de 2010, Túnez. Allí descendió de un avión de Libyan Airlines, con toda su familia, Nuri Mesmari, el jefe de protocolo de la corte del coronel Muamar el-Kadhafi. Se trata de uno de los grandes loros del régimen libio y ha estado desde siempre junto al coronel.
Era el único, junto con el ministro de Relaciones Extranjeras Mussa Kussa, que tenía acceso directo a la residencia de Kadhafi sin tener que tocar la puerta antes de entrar. Era el único con derecho a pasar el umbral de la suite 204 del viejo círculo oficial de Benghazi donde el coronel libio recibió con todos los honores al primer ministro italiano Silvio Berlusconi durante la visita oficial a Libia.
La visita de Mesmari a Túnez no dura más que unas horas. No se sabe con quién se reúne en la capital, donde ya se percibe el murmullo de revuelta contra Bel Ali. Hoy se sabe con certeza que durante esa estancia Mesmari establece los contactos para lo que va a convertirse, a mediados de febrero, en la rebelión de la región de Cirenaica. Y prepara la estocada contra Kadhafi buscando y obteniendo alianzas en dos frentes. El primero es el de la disidencia tunecina. El segundo es el de la Francia de Nicolas Sarkozy. Dos alianzas que establece con éxito.
Así lo demuestran documentos de la DGSE, el servicio secreto francés, y una serie de noticias sensacionales que circularon en los medios diplomáticos franceses a partir del boletín confidencial Maghreb Confidential (del cual existe una versión sintetizada y accesible mediante pago).
Mesmari llega a París al día siguiente, el 21 de octubre. Ya no se moverá de allí. En Libia, Mesmari no había ocultado su viaje a Francia ya que llevaba con él a toda su familia. La versión es que va a París para someterse a un tratamiento médico y probablemente a una intervención quirúrgica. Pero jamás verá a ningún médico. En cambio, si verá, y todos los días, a varios funcionarios de los servicios secretos franceses.
La reunión
Está comprobado que estrechos colaboradores del presidente francés fueron vistos a principios de noviembre mientras entraban en el hotel Concorde Lafayette de París, donde reside Mesmari. El 16 de noviembre, una hilera de autos azules se mantiene ante el hotel. Una larga y concurrida reunión tiene lugar en la suite de Mesmari. Dos días después, una nutrida y extraña delegación francesa sale para Benghazi. La componen funcionarios del ministerio de Agricultura, dirigentes de France Export Céréales y de France Agrimer, dirigentes de Soufflet, de Louis Dreyfus, de Glencore, de Cani Céréales, Cargill y Conagra.
En los papeles, se trata de una delegación comercial encargada de obtener, precisamente en Benghazi, importantes pedidos libios. Pero el grupo incluye también varios militares franceses camuflados como hombres de negocios.
En Benghazi van a reunirse con un coronel de la aviación libia cuyo nombre les ha proporcionado Mesmari: Abdallah Gehani. El hombre está por encima de toda sospecha, pero el ex jefe de protocolo de Kadhafi ha revelado que Gehani está dispuesto a desertar y que tiene también buenos contactos con la disidencia tunecina.
La operación se desarrolla en el mayor secreto, pero algo se filtra y llega a oídos de los hombres más cercanos a Kadhafi. El coronel sospecha algo. El 28 de noviembre firma una orden internacional de arresto contra Mesmari. La orden llega también a Francia a través de los canales protocolares. Alarmados, los franceses deciden acatar la orden de arresto de manera formal.
Cuatro días después, el 2 de diciembre, la noticia se filtra precisamente desde París. No se dan nombres, pero se revela que la policía francesa ha arrestado a uno de los principales colaboradores de Kadhafi. Al principio, Libia se siente tranquila nuevamente. Hasta que se entera de que Mesmari está en realidad bajo arresto domiciliario en su suite del hotel Concorde Lafayette. Kadhafi empieza a molestarse.
La cólera de Kadhafi
Cuando llega la noticia de que Mesmari ha solicitado oficialmente asilo político en Francia, estalla la cólera de Kadhafi, quien ordena el retiro de pasaportes, incluso al propio ministro de Relaciones Exteriores Mussa Kussa, acusado de ser responsable de la deserción de Mesmari. Después trata de enviar a sus hombres a París, con mensajes para el traidor: «Regresa. Serás perdonado». El 16 de diciembre, es Abdallah Mansur, jefe de la televisión libia, quien trata de hacer llegar el mensaje. Los franceses lo detienen a la entrada del hotel. Otros libios llegan a París el 23 de diciembre. Son Farj Charrant, Fathi Bukhris y Alla Unes Mansuri.
Los conoceremos mejor después del 17 de febrero, porque son precisamente ellos quienes, junto a Al Hadji, dirigirán la revuelta de Benghazi contra las milicias del coronel.
Los franceses autorizan a estos tres personajes a salir a cenar con Mesmari en un elegante restaurante de los Campos Elíseos. También participan en la cena varios funcionarios de la presidencia de la República Francesa y algunos dirigentes de los servicios secretos franceses. Entre la Navidad y el Día de Año Nuevo aparece en el boletín Maghreb Confidential la noticia de que Benghazi se encuentra en ebullición –cosa que nadie sabe todavía– y también aparecen varias indiscreciones sobre ciertas ayudas logísticas y militares que parecen haber llegado a la segunda ciudad libia, ayudas provenientes precisamente de Francia. Ya está claro que Mesmari se ha convertido en un instrumento en manos de Sarkozy, quien trata de sacar a Kadhafi de Libia. El boletín confidencial sobre el norte de África comienza a filtrar los contenidos de esta colaboración.
Mesmari se gana el apodo de «Libyan Wikileak» porque revela uno tras otro los secretos de la defensa militar del coronel y cuenta todos los detalles sobre las alianzas diplomáticas y financieras del régimen, trazando incluso un verdadero mapa de la distribución de los sectores en desacuerdo y de las fuerzas que se encuentran en el terreno. A mediados de enero, Francia tiene en mano todas las llaves para tratar de derrocar al coronel. Pero se produce una filtración. El 22 de enero, el jefe de los servicios secretos en la región de Cirenaica, fiel a Kadhafi, el general Audh Saaiti, arresta al coronel de aviación Gehani, quien trabaja en secreto para los franceses desde el 18 de noviembre.
El 24 de enero, Gehani es enviado a una prisión en Trípoli, acusado de haber creado en Cirenaica una red social que elogiaba la oposición tunecina contra Ben Ali. Pero es demasiado tarde. Gehani ya tenía preparada la revuelta de Benghazi, con los franceses.
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