En su más reciente libro, «Cómo llegó la Yihad a Europa», el periodista alemán Jurguen Elsasser pone de relieve la continuidad de la pista yihadista. Combatientes musulmanes reclutados por la CIA para luchar contra los soviéticos en Afganistán fueron utilizados sucesivamente en Yugoslavia y Chechenia, siempre con el apoyo de la CIA pero quizás a veces fuera de su control. Recurriendo a fuentes abiertas y diversificadas, principalmente yugoslavas, holandesas y alemanas, Jurguen Elsasser reconstruyó la trayectoria de Osama Bin Laden y sus lugartenientes en Bosnia Herzegovina y en el bando de la OTAN.
Silvia Cattori: Su investigación sobre las acciones de los servicios secretos arroja un resultado espantoso. Se descubre así que desde los años 80 Estados Unidos invirtió miles de millones de dólares en el financiamiento de actividades criminales y que, por medio de la CIA, ese país está directamente implicado en atentados que se atribuyen a los musulmanes. ¿Qué aporta su libro?
Jurgen Elsasser: Es el único libro que establece un vínculo entre las guerras de los Balcanes de los años 90 y los atentados del 11 de septiembre de 2001. Ninguno de los grandes atentados, ni los de Nueva York, ni los de Londres, ni los de Madrid, hubiesen tenido lugar sin el reclutamiento por parte de los servicios secretos estadounidenses y británicos de los yihadistas a los que se atribuyen esos atentados. Sobre las manipulaciones de los servicios, yo aporto una luz nueva. Otros libros se refieren a la presencia de Osama Bin Laden en los Balcanes pero sus autores presentan a los combatientes musulmanes en los Balcanes como enemigos de Occidente. Las informaciones que yo recogí demuestran que esos yihadistas son marionetas en manos de Occidente y no enemigos de este, como se afirma.
Silvia Cattori: En el caso de la guerra de los Balcanes, su libro señala claramente las manipulaciones de los Estados. Estados Unidos apoyó a Bin Laden, cuyo trabajo consistía en entrenar a los muyahidines. Por consiguiente, nadie puede seguir ignorando que los atentados que espantan a la opinión jamás hubiesen tenido lugar si los «terroristas» no hubieran sido entrenados y financiados por los servicios secretos occidentales
Jurgen Elsaser: Sí, en efecto, ese es el resultado de los hechos que se puede observar. Pero no se puede decir que la intervención de los países occidentales en la ex Yugoslavia tenía como objetivo la preparación de los atentados del 11 de septiembre. Para ser exacto, esos atentados son una consecuencia de la política occidental de los años 90 ya que la OTAN posicionó a esos yihadistas en los Balcanes y colaboró con ellos. Los militantes musulmanes designados como responsables de los atentados del 11 de septiembre fueron miembros de esa red.
Silvia Cattori: Según usted, ¿qué interés tenían Estados Unidos y Alemania en hacer que los pueblos de los Balcanes se enfrentaran entre sí?
Jurgen Elsasser: Occidente tenía un interés común en destruir a Yugoslavia porque, después del fin del bloque soviético, ese país hubiese sido un modelo de combinación inteligente de elementos capitalistas y socialistas. Pero Occidente quería imponer el modelo neoliberal a todos los países.
Silvia Cattori: ¿Europa se dejó implicar imprudentemente en una guerra manipulada por los neoconservadores?
Jurgen Elsasser: Es difícil de decir. Yo creo que, durante los años 90, la política de Estados Unidos estaba bajo la inspiración de la victoria que habían obtenido contra los soviéticos en Afganistán. Si durante aquellos años no se hubiera producido la depresión que afectó la economía estadounidense es posible que políticos más realistas, como Kissinger, hubiesen podido conservar el control de la política estadounidense. Pienso que la coincidencia entre la depresión económica y la agresividad de la escuela neoconservadora dio lugar a lo que pasó.
Silvia Cattori : ¿Piensa usted que un dirigente como Blair, por ejemplo, al implicarse hasta cierto punto en los proyectos de los neoconservadores se convirtió en rehén de estos?
Jurgen Elsasser: No conozco lo suficiente la posición de Blair. Es más fácil ver lo que sucede en Estados Unidos. Se puede ver que Bush es rehén de los que lo rodean. Y como no es muy inteligente, no es capaz de tomar las decisiones y tiene que seguir las ideas de quienes se encuentran a su alrededor. Está claro que su padre estaba contra la invasión a Irak en 2003.
Silvia Cattori : ¿La primera guerra del Golfo no era parte de un plan tendiente a desencadenar otras guerras después?
Jurgen Elsasser: No, no hubo vínculo con la guerra contra Irak de 1991. Hubo dos fases. Hasta el fin del período Clinton la política de Estados Unidos fue imperialista pero también pragmática. Echaron a los soviéticos de Afganistán, vencieron a Irak en 1991. Su guerra se terminó cuando liberaron Kuwait. Después atacaron Bosnia y Yugoslavia. Pero eso se hizo etapa por etapa. Todo se salió de control después del 11 de septiembre.
Silvia Cattori: ¿Los neoconservadores no tuvieron nada que ver con eso?
Jurgen Elsasser: Un año antes del 11 de septiembre, los neoconservadores, agrupados alrededor de Perle, habían redactado un documento según el cual Estados Unidos necesitaba un hecho catalizador como el ataque de Pearl Harbour. El 11 de septiembre fue ese hecho catalizador. Yo creo que la gente que rodeaba a Perle deseó los atentados del 11 de septiembre.
Silvia Cattori: ¿Qué objetivo perseguía Estados Unidos cuando atacó Serbia? ¿Se trataba simplemente, como indica su libro, de instalarse en una región estratégica situada en una vía de tránsito para el petróleo y el gas de Asia Central? ¿O es que la alianza de Estados Unidos con los combatientes musulmanes que dirigía Izetbegovic tenía como segundo objetivo crear un foco de extremismo musulmán a las puertas de Europa para utilizarlo en el marco de sus manipulaciones terroristas? De ser así, ¿con qué objetivo?
Jurgen Elsasser: Estados Unidos quería, como Austria a fines del siglo XIX en Bosnia, crear un Islam «europeo» para debilitar a los Estados islámicos del Medio Oriente, o sea, en aquel entonces, el Imperio otomano. Hoy se trata de Irán y de los Estados árabes. Los neoconservadores tenían aún más planes: construir una red clandestina de títeres «fundamentalistas» encargados de hacer el trabajo sucio contra la «vieja» Europa.
Silvia Cattori: Resultado: una guerra civil terrible. ¿Cómo pudo participar Europa en la destrucción de Yugoslavia, que parecía un ejemplo de cohabitación interétnica perfectamente logrado? Al convertir a los serbios en culpables, ¿no hizo Europa volar en pedazos un país que era uno de los grandes logros de la posguerra? ¿En qué legitimidad se fundaba la intervención de Europa?
Jurgen Elsasser: Primeramente, a principios de los años 90, Alemania lanzó la ofensiva basándose en los principios de la autodeterminación étnica, o sea la vieja astucia de Hitler contra Checoslovaquia y Polonia en 1938/39. Estados Unidos garantizó enseguida el relevo invocando el asunto de los «derechos humanos», un engaño evidente.
Silvia Cattori: En su investigación nunca se menciona a Israel. ¿No minimiza usted la importancia de los neoconservadores proisraelíes que, en el seno del Pentágono, pudiesen estar más al servicio de Israel que de Estados Unidos?
Jurgen Elsasser: Hay israelíes que colaboraron con los neoconservadores. Eso es un hecho. Pero no estoy seguro del papel que desempeña Israel en este asunto. Sharon estaba en contra del apoyo de la OTAN a los albaneses de Kosovo y en 1998 expresó su temor ante la idea de que la OTAN apoyara el posicionamiento de elementos proislámicos en los Balcanes. También me parece que él no era favorable a esa guerra al año siguiente.
Silvia Cattori: ¿Usted no ve tampoco vínculos entre los servicios secretos israelíes y los atentados del 11 de septiembre de 2001?
Jurgen Elsasser: Hay vínculos pero no analicé el carácter de esos vínculos. Por ejemplo, cierto número de agentes israelíes fueron arrestados en Estados Unidos inmediatamente después del 11 de septiembre. Estaban en los lugares en que se preparaban los atentados. Hay analistas que dicen que eso prueba que Israel estaba directamente implicado en esos atentados. Pero eso podría significar también otra cosa. Es posible que esos agentes observaran lo que estaba pasando, que supieran que los servicios secretos estadounidenses apoyaban a esos «terroristas» en la preparación de los atentados pero que estuviesen preservando lo que sabían para utilizarlo en el momento oportuno y poder chantajear cuando fuese necesario: «Si ustedes no le dan más ayuda a Israel, le entregamos esta información a los medios». Incluso hay una tercera posibilidad: la de que esos espías israelíes quisiesen prevenir los ataques pero que hayan fracasado. En este momento lo único que sabemos es que esos tipos estaban allí y que los arrestaron. Es necesario investigar más.
Silvia Cattori: ¿Esos vínculos muestran que los atentados del 11 de septiembre de 2001 formaban parte de un plan trazado mucho antes?
Jurgen Elsasser: Yo no estoy seguro de la existencia de un plan establecido desde hace mucho. Es posible que la gente como Richard Perle improvise mucho y que utilicen a elementos criminales que ellos mismos han posicionado pero que no controlan permanentemente. Como en el asesinato de Kennedy, está claro que la CIA estaba implicada pero no se sabe si hubo planificación en la cúpula, en Langley [el cuartel general de la CIA], o si fueron los círculos más violentos de los exilados cubanos que trabajaban para la CIA los que lo hicieron mientras que el cuartel general de la CIA se limitaba a tolerarlo.
Silvia Cattori: ¿Si mañana esos personajes reunidos alrededor de Perle fuesen marginados, terminarían la estrategia de la guerra antimusulmana de Estados Unidos y las manipulaciones que la justifican?
Jurgen Elsasser: Eso se termina cuando ellos pierden una guerra.
Silvia Cattori: ¿Y no han perdido la guerra en Irak?
Jurgen Elsasser: La guerra no estará perdida hasta que no se hayan ido del país, como en Vietnam.
Silvia Cattori: ¿Cómo es posible que musulmanes como Mohamed Atta, que eran ciudadanos comunes antes de ser reclutados por la CIA, hayan podido ser llevados a cometer acciones tan terribles sin saber que estaban siendo manipulados por los agentes secretos del bando opuesto?
Jurgen Elsasser: Hay jóvenes que pueden ser fanatizados y manipulados muy fácilmente por los servicios. Los personajes de arriba no ignoran lo que pasa y saben quiénes los contratan.
Silvia Cattori: Bin Laden, por ejemplo, ¿sabía que estaba sirviendo los intereses de Estados Unidos?
Jurgen Elsasser: Yo no estudié su caso. Estudié el caso de Al Zawahiri, el brazo derecho de Bin Laden, que era el jefe de operaciones en los Balcanes. A principios de los años 90, él viajó por Estados Unidos con un agente del US Special Command para recoger dinero para la Yihad. Ese hombre sabía que estaba recogiendo dinero para una actividad que gozaba del apoyo de Estados Unidos.
Silvia Cattori: Todo eso es muy inquietante. Usted da la prueba de que los atentados que se produjeron a partir de 1996 (los atentados en el metro de París) nunca hubiesen sido posibles si la guerra de los Balcanes no hubiera tenido lugar. Y esos atentados, que dejaron miles de víctimas, usted los imputa a servicios occidentales. ¿La opinión pública de Occidente ha sido por consiguiente engañada por gobiernos implicados en acciones terroristas?
Jurgen Elsasser: La red terrorista que los servicios secretos estadounidenses y británicos formaron durante la guerra civil en Bosnia y más tarde en Kosovo fue una reserva de militantes que hemos visto implicados después en los atentados de Nueva York, Madrid y Londres.
Silvia Cattori: ¿Cómo sucedió eso concretamente?
Jurgen Elsasser: Al término de la guerra en Afganistán, Osama Bin Laden reclutó a esos militantes yihadistas. Ese es su trabajo. Fue él quien los entrenó, en parte con el apoyo de la CIA, y quien los desplegó a Bosnia. Los estadounidenses toleraron la conexión que existía entre el presidente Izetbegovic y Bin Laden. Dos años más tarde, en 1994, los estadounidenses empezaron a enviar armas, en una operación clandestina común con Irán. Luego del tratado de Dayton, en noviembre de 1995, la CIA y el Pentágono reclutaron a los mejores yihadistas que habían combatido en Bosnia.
Silvia Cattori: ¿Cómo es posible que esos musulmanes se hayan puesto en manos de servicios que sirven intereses ideológicos opuestos a los suyos?
Jurgen Elsasser: Analicé los testimonios de varios yihadistas interrogados por jueces alemanes. Dicen que después del tratado de Dayton, que estipulaba que todos los excombatientes extranjeros tenían que salir del país, no tenían ni dinero ni adonde ir. En cuanto a los que podían quedarse en Bosnia, porque les habían dado pasaportes bosnios, tampoco tenían ni trabajo ni dinero. Cuando los reclutadores vinieron a verlos y les ofrecieron 3 000 dólares mensuales por servir en el ejército bosnio, ellos no sabían que estaban siendo reclutados y pagados por emisarios de la CIA para que sirvieran a Estados Unidos.
Silvia Cattori: Y luego, cuando los enviaron a preparar atentados en Londres en julio de 2005, por ejemplo, ¿no se dieron cuenta de que estaban en manos de agentes secretos occidentales que los estaban manipulando?
Jurgen Elsasser: No está comprobado que los que cometieron los atentados hayan sido realmente jóvenes musulmanes de los barrios periféricos de Londres, como dice la policía. Existen otros indicios según los cuales las bombas fueron colocadas debajo de los trenes. También es posible que hubiese bombas colocadas debajo de los trenes sin que aquellos jóvenes lo supieran. En ese caso, no es seguro que los jóvenes musulmanes incriminados durante la investigación hayan cometido esos atentados.
Silvia Cattori: Es difícil descubrir el objetivo que persiguen los Estados occidentales al implicar a sus propios servicios en manipulaciones criminales.
Jurgen Elsasser: No es fácil de decir. Acuérdese del asesinato de Kennedy. ¿Quién lo hizo? Se sabe que es la gente de la CIA la que ofreció apoyo al segundo asesino. Se sabe que Oswald fue asesinado por un hombre enviado por la CIA. Lo que no está claro es si esos hombres reclutados por la CIA actuaron por orden de Johnson o de Dulles, o si tenían que ver con los círculos de exilados cubanos extremistas, o sea afiliados a la mafia. Yo no creo que Bush o Blair sean los jefes. No creo en la teoría de la gran conspiración. Creo que los servicios secretos contratan gente a la que se le ordena hacer el trabajo sucio. Esos agentes actúan como quieren. Usted sabe quizás que el 11 de septiembre de 2001 alguien trató de matar a Bush. ¿Qué quiere decir eso? Es difícil de explicar.
Silvia Cattori: ¿Usted quiere decir que, por ejemplo, el propio Bush es rehén de gente que, en el seno del Pentágono, forman un Estado dentro del Estado que escapa incluso a la autoridad de los jefes del ejército estadounidense?
Jurgen Elsasser: Sí. Bush es un estúpido. El no es más que un instrumento en manos de otras personas.
Silvia Cattori: ¿Usted piensa en gente que está bajo la influencia directa de personajes como Perle, Wolfowitz, Feith? ¿Piensa usted que, después de la guerra de los Balcanes, fueron ellos los verdaderos autores intelectuales de esos atentados y que los atentados no están separados entre sí, que existe un vínculo entre Madrid y Londres? ¿Quiere decir eso que los estadounidenses están dispuestos a firmar un pacto con el diablo para sembrar el caos por doquier en el marco de la guerra antimusulmana, antiárabe desencadenada con el pretexto del terrorismo, de un terrorismo fabricado?
Jurgen Elsasser: Sí, hay un doble gobierno no controlado por Bush. Son los neoconservadores como Cheney, Rumsfeld, Wolfowitz, Perle, gente que tiene que ver con el petróleo y con las industrias militares. El caos global es interés de la industria militar. Cuando hay caos en el mundo, las armas y el petróleo se pueden vender más caros.
Silvia Cattori: Yussef Asckar describió muy bien el Estado dentro del Estado que usted menciona [1]. ¿No es Israel el primer país interesado en esa estrategia del caos y por lo tanto en la manipulación de los atentados terroristas? ¿La propaganda del grupo de influencia proisraelí no tiende a hacer creer que Israel está amenazado por fanáticos árabes?
Jurgen Elsasser: No es seguro que esa estrategia pueda beneficiar los intereses de Israel porque, si las cosas siguen así, se incendiará todo el Medio Oriente, incluyendo Israel. Ese mismo procedimiento fue utilizado durante la guerra de Bosnia. Para satanizar a los serbios, los medios occidentales de difusión inventaron historias de campos de concentración e hicieron montajes fotográficos para comparar a los serbios con los nazis. El objetivo de esa propaganda era parcializar a la opinión a favor de la guerra contra Serbia pero, en lo tocante a Estados Unidos, no era obligatoriamente el grupo judío de influencia quien alimentaba esa propaganda sino estrategas cristianos y ateos. Esos estrategas utilizan la carta «judía». Esa es mi tesis. Ahora se ve eso con la propaganda contra Irán. Los estrategas de la guerra utilizan la carta «judía» para impresionar a la gente que tiene más moral que inteligencia.
Silvia Cattori: Las recientes manipulaciones confirman parcialmente su tesis. En el mismo momento en que Estados Unidos quería que se aprobaran sanciones contra Irán en el Consejo de Seguridad, un diario canadiense escribió que Irán quería obligar a los judíos iraníes a ponerse el equivalente de una estrella amarilla [2]]]. Pero yo me refería a esas personalidades abiertamente proisraelíes que, en Francia por ejemplo, desempeñan un papel importante en la formación de la opinión ya que ocupan posiciones estratégicas clave y cuya parcialización comunitaria las lleva siempre a apoyar la política de Israel y de Estados Unidos, aunque sea una política criminal. Acuérdese del apoyo activo que Bernard-Henri Lévy y Bernard Kouchner le dieron a Izetbegovic en Bosnia. Después de la victoria contra Serbia, ellos dirigieron enseguida su propaganda contra los árabes y los musulmanes. Se trataba entonces de movilizar a la opinión a favor de la «guerra de civilizaciones». ¿No participaban ellos en las manipulaciones de la OTAN cuando hablaban de «campos de concentración» para comparar a los serbios con Hitler?
Jurgen Elsasser: Nosotros vimos el mismo fenómeno en Alemania. Los periodistas judíos que apoyaban la guerra contra Yugoslavia tenían acceso a los estudios de televisión. Pero los periodistas que estaban en contra de la misma, ya fuesen judíos o no, fueron puestos al margen del debate. Yo pienso que los medios de difusión y los políticos usan las voces de los judíos con objetivos geoestratégicos.
Silvia Cattori: Si, como usted dice, lo que pasó en los Balcanes no fue más que un ensayo de lo que iba a pasar en Afganistán, lo que sucedió después formaba entonces parte de un mismo proceso. ¿Piensa usted que nuestras autoridades conocían los riesgos de guerra que provocaban sus propios servicios secretos?
Jurgen Elsasser: Mi esperanza es que haya una reacción por parte de los militares en Estados Unidos. Entre ellos hay gente que sabe muy bien que todas esas guerras no son inteligentes. Saben que Estados Unidos va a perder esa guerra. En el ejército estadounidense son imperialistas pero no están locos, no están de acuerdo con lo que está pasando. Pero los neoconservadores sí están locos, quieren desencadenar la Tercera Guerra Mundial contra todos los árabes y todos los musulmanes, como Hitler que quería matar a todos los judíos y atacar a todos los demás países. Los generales alemanes advirtieron a Hitler sobre el peligro.
Silvia Cattori: ¿Su esperanza es que se produzca un cambio inesperado?
Jurgen Elsasser: Para acabar con esta locura no veo más posibilidad de cambio que entre las fuerzas que siguen manteniendo su raciocinio. El mando superior del ejército estadounidense le escribió a Bush una carta en la que dice que no quiere participar en un ataque contra Irán con un arma nuclear. Puede que Bush ataque, pero las consecuencias serían más graves que en el caso de Irak. Lo mismo pasó con los nazis. Atacaron, atacaron y un día comenzó Stalingrado y el principio de la derrota. Pero la aventura costó las vidas de 60 millones de seres humanos.
Silvia Cattori: ¿Eso fue lo que lo motivó a escribir este libro, alertar las conciencias para evitar nuevos desastres y nuevos sufrimientos, sobre todo teniendo en cuenta que después de Irak le tocaría a Irán?
Jurgen Elsasser: Sí. Pero a los personajes como Bush no les importa nada de eso. No soy completamente pesimista en cuanto a Irán. Podríamos asistir a un ensayo del eje París, Berlín, Moscú. Nuestra canciller, que es normalmente una marioneta de Estados Unidos, ha ofrecido una cooperación estratégica a Rusia ya que Alemania depende por completo del petróleo y del gas rusos. Es un argumento fuerte. Los alemanes son imperialistas pero no están locos.
Silvia Cattori: ¿No fue Alemania la que abrió la puerta a la guerra en los Balcanes?
Jurgen Elsasser: Sí, es cierto. Pero ahora usted puede ver que Joschka Fischer y Madeleine Albright le mandaron a Bush una carta diciéndole que no ataque a Irán. Madeleine Albright precisó que no se puede atacar a todo el que no nos cae bien. Eso es racional.
Silvia Cattori: ¿Usted pudo recoger elementos que ilustran las maniobras de los servicios secretos porque ahora hay gente preocupada ante la evolución de la política internacional que empezó a hablar?
Jurgen Elsasser: Sí. Me apoyé mucho en la información ofrecida por gente que trabaja dentro del «monstruo».
Silvia Cattori: ¿En todo el mundo?
Jurgen Elsasser: Sólo puedo decirle que es gente de Europa Occidental. Es gente que no ha dejado de pensar con su cabeza.
Silvia Cattori: Hubo que esperar mucho para obtener la prueba de las manipulaciones que rodearon el «incidente de Tonkín», incidente que le permitió a Estados Unidos desencadenar la guerra contra el pueblo vietnamita. ¿Las cosas han cambiado hoy, lo que permitiría ripostar a tiempo?
Jurgen Elsasser: Hay mucha diferencia entre la situación de los años 60 y la de hoy. En la República Federal de Alemania, por ejemplo, la gente era favorable a la guerra contra los comunistas en Vietnam. Gran parte de la opinión pública compartía la versión oficial que afirmaba que nuestra república estaba en peligro de ser atacada por los comunistas. Lo que cambió es que hoy la mayoría de la población está contra la guerra, sin discusión.
Silvia Cattori: Usted subraya, muy justamente, el carácter religioso extremista de Bosnia Herzegovina pero, aunque usted duda del apoyo de Israel a esa especie de croquis del emirato de los talibanes, ¿no sobrestima usted el papel de Irán y de Arabia Saudita? Richard Perle era el principal consejero político de Izetbegovic. ¿Los iraníes y los sauditas no exageraron acaso el aspecto islámico con la esperanza de tomar el control de un régimen musulmán que recibía órdenes únicamente de Tel Aviv y de Washington? ¿Izetbegovic no era en realidad un agente de Israel?
Jurgen Elsasser: El Mossad ayudó a los serbios de Bosnia, incluso les dio armas. Nada indica que el gobierno israelí haya ayudado a Izetbegoviv. Fueron los estadounidenses los que lo ayudaron y Clinton se apoyó en el grupo de influencia sionista en Estados Unidos, pero ese grupo de influencia no tenía apoyo del gobierno israelí durante la guerra de Bosnia.
Silvia Cattori: En lo tocante a ciertas fuentes que usted utiliza, ¿son dignas de crédito las afirmaciones de Yosef Bodanski, director del Grupo de Trabajo sobre Terrorismo y Guerra no Convencional ante el Senado estadounidense?
Jurgen Elsasser: Yo no confío en nadie. Se dice que Bodansky tiene vínculos con fuentes del Mossad y eso hace que muchas de sus conclusiones sean sospechosas. Por otro lado, él nos dio a conocer muchos hechos interesantes que contradicen la propaganda oficial. En mi libro muestro las contradicciones en el seno de las élites dominantes de Estados Unidos y, en ese sentido, Bodansky es muy interesante.
Silvia Cattori : En el libro usted escribe: «El terrorismo existe en Kosovo y Macedonia pero, en su mayoría, no lo controla Bin Laden sino los servicios secretos estadounidenses». ¿Duda usted de la existencia de Al Qaeda?
Jurgen Elsasser: Sí. Como lo escribo en mi libro, eso es propaganda fabricada por Occidente.
Silvia Cattori: Da la impresión que, para ir hasta el final, su lógica, la investigación de usted no está terminada. Claro está, Yugoslavia sirvió de laboratorio para la fabricación de redes islamistas y su libro muestra claramente que esas redes sirven a los intereses de Estados Unidos. Sin embargo, usted parece creer en la existencia de redes islamistas internacionales que tendrían una base popular en el mundo musulmán, aunque al mismo tiempo su investigación demuestra que esas redes no son más que mercenarios de Estados Unidos y que nunca hicieron nada por los musulmanes.
Jurgen Elsasser: Mire el ejemplo de Hamas. A principios de los años 90 fue fomentado por el Mossad para contrarrestar la influencia de la OLP. Pero después, Hamas desarrolló su propia base popular y ahora forma parte de la resistencia, aunque yo apuesto que todavía hay agentes extranjeros dentro de Hamas.
Silvia Cattori : Usted mencionó la existencia de espías infiltrados por Estados Unidos entre los inspectores de Naciones Unidas. ¿Podríamos tener precisiones?
Jurgen Elsasser: Ciertos cascos azules de la UNPROFOR en Bosnia transportaron armas destinadas a los muyahidines.
Silvia Cattori: Cuando Peter Handke afirma que los serbios no son los únicos culpables, que son las víctimas de la guerra de los Balcanes, lo marginan. ¿Quién tiene la razón en este asunto?
Jurgen Elsasser: La gente común de todos los bandos –serbios, croatas, musulmanes– fue la que perdió. Los musulmanes ganaron la guerra en Bosnia con la ayuda de Bin Laden y Clinton pero ahora su país está ocupado por la OTAN. Hoy tienen menos independencia que en la época de Yugoslavia.
Silvia Cattori: ¿Cómo se sitúa su investigación en relación con la de Andreas Von Bulow y Thierry Meyssan?
Jurgen Elsässer: Nosotros compartimos la misma opinión sobre los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Pensamos que la versión oficial no es cierta. Todas esas investigaciones combinadas son muy útiles para poder continuar profundizando en la verdad de los hechos. Mi especialidad es haber establecido el vínculo entre las guerras de los Balcanes y el 11 de septiembre mientras que Thierry Meyssan analizó el ataque contra el Pentágono para demostrar que fue realizado con un misil y no con un avión y Von Bulow, por su parte, llegó a la conclusión de que los aviones fueron guiados por un dispositivo.
Silvia Cattori: Thierry Meyssan se ha visto sometido al descrédito y ha sido marginado por los medios de difusión por poner en tela de juicio la verdad oficial. ¿Podrá usted escapar a eso?
Jurgen Elsasser: También existe un bloqueo contra mi libro. Un solo autor no puede romper ese bloqueo. A pesar de todo, eso no puede impedir que nuestras tesis se vayan conociendo. El público no está de acuerdo con lo que dicen los medios. A pesar de ese bloqueo, entre el 35 y 40% de la gente no cree lo que le dicen los medios. Ahí está el ejemplo del asesinato de Kennedy. Hoy en día el 90% de la gente no cree la versión oficial y piensa que el asesinato de Kennedy fue una acción de la CIA.
Silvia Cattori: ¿Sacar a la luz las manipulaciones de los Estados, que utilizan sus servicios de seguridad de forma criminal, puede resultar peligroso?
Jurgen Elsasser: Yo creo que el peligro aparece solamente cuando uno vende más de 100 000 libros. En Alemania, en 11 meses, de mi libro se vendieron nada más que 6 000 ejemplares.
Comment le Djihad est arrivé en Europe
por Jurgen Elsasser, prólogo de Jean-Pierre Chevènement. Ediciones Xenia (Suiza), 304 páginas, 19 euros.
[1] Leer La «guerre contre le terrorisme» est une guerre contre les peuples» por Yussef Aschkar, Voltaire, 16 de marzo de 2006.
[2] «Iran: les gouvernements anglo-saxons fabriquent de fausses nouvelles», Voltaire, 24 de mayo de 2006.
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