Para imponer su orden en América Latina, George W. Bush recurrió a un inflexible especialista de la contrarrevolución: Otto Reich. A pesar de las protestas de todos los Estados latinoamericanos y del Senado, hizo de él su emisario especial en el continente. El pasado de Otto Reich es revelador: planificador de desestabilizaciones, propagandista, protector de terroristas y organizador de golpes de Estado. Además, jugando con principios e conveniencia, promueve los intereses de sus clientes personales, como Bacardí y Lockheed.
Otto Reich nace en Cuba en 1945, de padre austriaco y madre cubana. Abandona Cuba en 1960, un año después de la llegada de Fidel Castro al poder. Estudia en la Universidad de Carolina del Norte, donde obtiene un bachelor degree (diploma de primer ciclo) en Estudios Internacionales. En 1973, obtiene una maestría en Estudios Latinoamericanos en la universidad de Georgetown. Allí es reclutado por Frank Calzon, experto en desinformación de la CIA, que ve en él un alumno hábil y valiente.
Ambos concebirán juntos las bases de la reforma de la Freedom House, «think-tank» (instituto o centro de conferencias y debates) pensante estadounidense presidido hoy por James Woolsey, ex-jefe de la CIA. Convertido en oficial del ejército de Estados Unidos, Otto Reich es enviado a Panamá de 1967 a 1969 y comienza en América Latina, coto privado de Washington, su carrera en la diplomacia de la sombra.
Nicaragua: bautizo de fuego de la guerra sicológica
Bajo la presidencia de Ronald Reagan, Otto Reich es nombrado director del departamento para América Latina de la Agencia norteamericana para el Desarrollo Internacional (USAID), de 1981 a 1983 [1]. John Bolton, hoy subsecretario de Estado para el control de armas y la seguridad internacional, era entonces consejero general de la organización. La agencia servía, según él, «de filial de la CIA, cuyo objetivo era promover los intereses políticos y económicos del gobierno federal gracias al financiamiento de programas de ayuda al extranjero» [2].
De 1983 a 1986, Reich es escogido por Walter Raymond, ex-agente de la CIA y especialista en propaganda, para dirigir el famoso Office of Public Diplomacy (OPD), «una unidad secreta de guerra sicológica y de intoxicación mediática» bajo la tutela del coronel Oliver North, entonces miembro del Consejo de Seguridad Nacional. Según William Raymond, el papel del OPD era «vender» en Estados Unidos un nuevo producto: «América Central» [3].
En aquel entonces, Estados Unidos está implicado en el apoyo a las guerrillas de extrema derecha de los Contras, que se oponen a la Nicaragua de los sandinistas. El papel del Office of Public Diplomacy en este asunto consiste en proveer información falsa a la prensa estadounidense e internacional para influenciar a la opinión pública en favor de los Contras.
Así se afirmó que los soviéticos estaban entregando a los sandinistas aviones MIG y que los guerrilleros marxistas compraban periodistas estadounidenses con prostitutas. Un informe de actividad del Contralor general estadounidense fechado en 1987 [4], concluía que Otto Reich había llevado a cabo «actividades de propaganda prohibidas y secretas, dirigidas a influenciar a los medios y al público para que sostuvieran la política de la administración en América Latina» [5].
Esas actividades de desinformación masiva no implicaron la menor complicación para Otto Reich. Al contrario, aseguraron su carrera. En agradecimiento por sus excelentes servicios, es nombrado embajador de Estados Unidos en Caracas, Venezuela, en 1986. Poco después de asumir su cargo, un juez venezolano reabre el caso del exilado terrorista Orlando Bosch y lo libera, después de diez años de prisión por el atentado contra un avión cubano de pasajeros, cometido en 1976, que provocó 73 victimas, entre las cuales se encontraba todo el equipo olímpico cubano de esgrima.
A pesar de las sospechas de corrupción que pesan sobre el juez y la negativa de 30 países a dar asilo político a Bosch a causa de su pasado criminal, Reich presiona a Washington para que lo acepte en su territorio. Es en vano. Además de no expresar arrepentimiento, Bosch había confirmado sus contactos con Reich expresándole su agradecimiento en una carta dirigida a los organizadores de una conferencia de exilados cubanos en Caracas, según revela entonces la prensa venezolana, lo que Reich califica de «propaganda soviético-cubana» [6].
A pesar de la negativa de Washington al otorgamiento de asilo político a Bosch, este va a Miami donde es nuevamente arrestado, ahora por entrada ilegal a Estados Unidos. Entre la gente que lo apoya en Estados Unidos, Bosch cuenta sobre todo con la candidata al Congreso Ileana Ros-Lehtinen, quien lo califica de héroe y patriota, y cuyo responsable de campaña no es otro que Jeb Bush. Este último, hijo del presidente George Bush padre, lo hará la liberar finalmente, en 1990, otorgándole seguidamente el permiso de residencia en Estados Unidos, gesto que el New York Times califica de «dilapidación de la credibilidad de Estados Unidos en cuestiones de terrorismo». Esta misma administración Bush padre nombrará a Reich representante de Estados Unidos ante la Comisión de la ONU sobre los Derechos Humanos en Ginebra de 1991 a 1992.
Interrogado sobre sus relaciones con Bosch por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Reich declarará: «Yo no conocía las actividades criminales del señor Bosch lo suficiente como para emitir un juicio sobre su estatuto legal» [7]. Razonablemente, nadie puede creerle.
Anticastrismo y «pro-Bacardismo»
Otto Reich se implicó mucho en la lucha de los cubanos anticastristas de la Florida. En 1996 funda RMA International, firma de relaciones públicas y cabildeo político, con su amigo Jonathan Miller, a quien conoció en el Office of Public Diplomacy. El principal cliente de ambos es el fabricante de ron Bacardí Martini, que huyó de Cuba después de la revolución castrista. Esta sociedad financia a golpe de millones de dólares los grupúsculos anticastristas de la Florida. RMA International ha recibido de Bacardí más de 600 000 dólares por sus actividades de cabildeo.
En 1994, Reich es miembro del colectivo «Ciudadanos por una Cuba libre», compuesto «de personajes conservadores de la política estadounidense y de cubano-americanos que, en una carta abierta al presidente Clinton, pedían entre otras cosas: "intensificar las transmisiones hacia Cuba de Radio y Televisión Martí [8], y de otros canales de comunicación, con el fin de informar y de motivar al pueblo"» [9]. Elliot Abrams, entonces subsecretario de Estado, es también uno de los firmantes, al igual que José Soriano, otro amigo de Otto Reich, William Clark, del Consejo de Seguridad Nacional, y Jeanne Kirkpatrick, embajadora estadounidense en la ONU. La iniciativa recibe el apoyo de «varios importantes directores y accionistas de la compañía Bacardí» [10].
Reich dirige además el Centro por una Cuba Libre (Center for a Free Cuba) junto a Jeanne Kirkapatrick, Luis Aguilar, William Doherty y «el gran jefe de Bacardí Manuel J. Cutillas, (...) president del consejo de administración» [11]. El Centro por una Cuba Libre es una de las organizaciones que «más presión ha hecho para que el niño Elián González se quede en Estados Unidos, contra la voluntad de su padre, como arma política contra el gobierno cubano». El caso fue un fiasco: Washington aceptó finalmente el regreso del niño a Cuba mientras que su padre rechazaba dos millones de dólares ofrecidos por la extrema derecha cubana anticastrista para que pidiera asilo político en Estados Unidos.
Los lazos que ha tejido con la comunidad cubana anticastrista de Miami y sobre todo con la empresa Bacardí abren a Otto Reich las puertas del mundo de los negocios, cuando deja momentáneamente las intrigas de Washington al final de los años 1980.
De 1990 a 1996, dirige así el Brock Group, gabinete de cabildeo que trabaja para el ministerio alemán del Comercio y la compañía British American Tobacco. El grupo representa también los intereses de Bacardí en Washington, Bermudas y Bahamas.
En esta misma óptica, Reich es de los primeros en testimoniar ante el Congreso a favor de la ley Helms-Burton, como presidente del Consejo para las Relaciones Estados Unidos-Cuba, el 30 de junio de 1995. El texto final, adoptado por el presidente Bill Clinton el 12 de marzo de 1996, declara ilegales las nacionalizaciones y confiscaciones efectuadas por el gobierno cubano en 1959, suprime la protección de las marcas que comercializan productos de empresas así nacionalizadas y prohíbe la entrada a Estados Unidos de todo aquel que se haya beneficiado con dichas ventas.
Esto afecta a directores de empresas, a sus consejeros, etc., así como a todo aquel que invierta en Cuba. Poco días después de la entrada en vigor de la ley, «los miembros de la dirección y los accionistas de la compañía italiana Stet, de la mexicana Domos y la canadiense Sherrit recibieron individualmente un acta del gobierno estadounidense. En ella se les amenazaba con anular sus visas de entrada a Estados Unidos si no cesaban de "traficar" en Cuba con propiedades nacionalizadas» [12].
Pernod-Ricard y la compañía agrícola israelí BM fueron amenazados de la misma manera. El ataque contra la firma francesa no es casual: poco antes de la promulgación de la ley, comienzan a circular en Washington rumores que califican el texto de «ley Bacardí». Su objetivo sería permitir a la firma recuperar sus bienes en Cuba, apartando a la vez a su gran rival Pernod-Ricard del mercado norteamericano, con el pretexto de sus relaciones con Cuba. La intervención de Otto Reich en el caso no tiene, por consiguiente, nada de anecdótico.
En caso de que Fidel Castro sea derrocado, la ley Helms-Burton exige por otro lado que el presidente estadounidense cree una institución encargada de la reestructuración económica del país. Según la sección 203 del texto, dicha institución se llamará Consejo Estados Unidos/Cuba y deberá asegurar la coordinación entre el gobierno federal y el sector privado para garantizar el regreso de Cuba a la economía de mercado así como encuentros entre los representantes de los sectores privados estadounidenses y cubanos, lo que facilitará el comercio bilateral. Lo singular de la situación reside en que este Consejo existe ya: fue creado, e incluso presidido durante algún tiempo, por Otto Reich.
RMA International: negocios y mercado de armamento
RMA International, la sociedad de cabildeo de Reich, representa también los intereses de la Lockheed Corporation, para la cual obtuvo el levantamiento de la prohibición de vender material militar de alta tecnología en América Latina, impuesta durante veinte años por el Congreso. Este éxito permitió al gigante estadounidense del armamento vender varios aviones de caza F16 a Chile en 2001 [13].
Como si sus actividades de cabildeo a favor de industrias tan éticas como las del alcohol, el tabaco y el armamento no fueran suficiente, Reich ocupó el cargo de vicepresidente de un organismo financiado por la industria textil, que se anuncia como «red global de vigilancia de las condiciones de trabajo de las fábricas textiles del mundo entero», el WRAP (Worldwide Responsible Apparel Production) [14].
Las actividades seudo sindicales de este organismo creado en el 2000, principalmente orientadas hacia la comunicación, están dirigidas en realidad a preservar la producción textil no sindicalizada aplicando a los productos una etiqueta «ética» en realidad muy laxista ya que se basa esencialmente en criterios ambientalistas. Esto permite apartar de este papel de vigilantes a los organismos independientes que defenderían realmente a los trabajadores y esquivar hábilmente toda medida a favor de la protección de sus derechos.
La WRAP representa esencialmente a las sociedades textiles estadounidenses de bajos precios y que producen en sitios dispersos, como las firmas Kellwood, Sara Lee, Hanes, Leggs o VF (antiguamente Vanity Fair). Su consejo administrativo se compone en su mayoría de representantes de la industria, no denuncia públicamente los abusos observados en las fábricas y se opone a la mayoría de los derechos sindicales.
Fuera de ser un asunto de publicidad personal, la razón por la cual Otto Reich ocupó el cargo de vicepresidente del WRAP está lejos de ser clara ya que no tenía ninguna experiencia sindical o en la industria textil. En cambio, encuentramos a su lado viejas relaciones de la guerra fría, como Joaquín Otero, del Comité Sindical por una Cuba Libre de 1990 y ex-agente de la CIA, o Lawrence Doherty, hijo de la figura del sindicalismo de derecha William Doherty Jr.
Un nombramiento delicado
Las redes que apoyan a Otto Reich son ciertamente poderosas, pero no populares. En marzo de 2001, el flamante presidente de Estados Unidos George W. Bush anuncia su deseo de nombrarlo secretario de Estado adjunto encargado del «hemisferio occidental», puesto desde donde supervisaría la política extranjera de Washington hacia la región. La elección es inmediatamente calificada de «verdaderamente increíble» por el jefe de la diplomacia cubana, Felipe Pérez Roque [15].
El Congreso estadounidense se opone también a esta nominación, que será rechazada por primera vez después del regreso de una mayoría demócrata al Senado en junio de 2001. En octubre de 2001, es por consiguiente el secretario de Estado en persona, Colin Powell, quien intenta convencer a los senadores para que aprueben el regreso de Otto Reich à Washington. En noviembre, recibe el apoyo de tres antiguos secretarios de Estado: James Baker, George Schultz y Lawrence Eagleburger[El texto de la carta abierta enviada al Washington Post, acompañado con un texto apoyo al Center for Security Policy, puede ser consultado en el sitio web.
La Comisión de Relaciones Exteriores del Senado se resiste y rehúsa recibirlo siquiera para una audiencia a mediados de diciembre. El presidente Bush aprovechará finalmente las vacaciones parlamentarias para ratificar su nombramiento, en enero de 2002.
Su primera misión oficial lo conduce a Colombia donde, acompañado por el subsecretario de Estado para los Asuntos Políticos, se reúne con el general estadounidense del US Southern Command para abordar con él, y con el presidente colombiano Andrés Pastrana, las modalidades de aplicación del plan Colombia [16].
Su principal preocupación es entonces la defensa del principal oleoducto colombiano, que los guerrilleros de las FARC atacan periódicamente.
El tono de Reich corresponde a la política que la administración Bush preconiza en América Latina: el de la fuerza. En marzo de 2002, anuncia que el Departamento de Estado «anulará las visas» de los dirigentes latinoamericanos que haya identificado como participantes «en los casos comprobados de corrupción y de lavado de dinero en las altas esferas del poder» [17].
Otto Reich dirige por control remoto el derrocamiento abortado de Chávez en abril de 2002
En abril de 2002, después del fracaso del golpe de Estado contra Hugo Chávez en Venezuela, una fuente anónima del Departamento de Estado asegura que Otto Reich advirtió al líder de los golpistas, Pedro Carmona, que no disolviera la Asamblea Nacional, cosa que este se apresurará a hacer sin embargo en el momento mismo en que se autoproclama presidente. Esta confesión, según la AFP, «deja entender que Washington estaba plenamente informado el viernes sobre los propósitos de los sediciosos antes de que estos fuesen hechos públicos» [18]. La información será por consiguiente inmediatamente desmentida por el interesado. Poco después, mientras que la prensa comienza a interesarse por el papel de Washington en la tentativa abortada de derrocamiento del régimen chavista, Otto Reich afirma que cuatro aviones cubanos se encontraban en las pistas del aeropuerto de Caracas durante los acontecimientos. En nuestra propia investigación sobre el golpe de Estado, nosotros revelábamos que: «(Elliot) Abrams y [Otto] Reich [habían] recibido juntos a numerosas personalidades venezolanas en Washington en las semanas anteriores al golpe de Estado, entre ellas a Elías Santana (Queremos Elegir) y al sindicalista Carlos Ortega (CTV). Los viajes (eran) financiados por el IRI (International Republican Institute, que depende del National Endowment for Democracy [19]. Se entregaron fondos por el ACILS-Solidarity Center al sindicato obrero venezolano CTV, mientras que el CIPE financiaba el sindicato patronal Fedecamaras» [20].
Valiéndose nuevamente de sus competencias en materia de propaganda, Otto Reich participó también, durante todo el periodo, en la manipulación de los medios, gracias a la inestimable ayuda del magnate Gustavo Cisneros «quien posee sobre todo AOL Latin America, DIRECT TV Latin America (trescientas cadenas de radio y televisión en 28 países) y Univisión (la cadena estadounidense de lengua hispana)». Fue a través de esos medios que se transmitieron las mentiras que afirmaban que Hugo Chávez había ordenado disparar contre sus opositores. Otto Reich no negó, por cierto, que estuvo en contacto con Gustavo Cisneros durante aquellos días.
Según nuestras informaciones, incluso habría seleccionado él mismo a los oficiales golpistas, en su calidad de administrador del Western Hemisphere Institute for Security Cooperation (WHISC) de Fort Benning, antes conocido bajo el nombre de Escuela de las Américas [21]. Esta escuela ofrece formación a militares latinoamericanos y sirve para reclutar agentes en la región.
Otto Reich, emisario especial
En enero de 2003, para evitar otra prueba de fuerza con el Senado, el presidente Bush lo reemplaza por Roger F. Noriega, embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y principal consejero del ex-senador Jesse Helms. Reich es nombrado entonces «emisario especial para las iniciativas del hemisferio occidental», cargo que no requiere la aprobación del Senado [22].
En su nuevo puesto. Otto Reich continúa la misma política. En diciembre de 2003, declara que Venezuela atraviesa, bajo la presidencia de Hugo Chávez, «la peor crisis de toda América Latina», que «dos tercios de los venezolanos rechazan» a su presidente y que la oposición ha logrado reunir «hasta cuatro millones de firmas» con vistas a organizar un referéndum para destituirlo. Afirmaciones que son rápidamente desmentidas por el vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, quien reafirma, el 20 de diciembre, que «los caminos de comunicación y de comprensión entre Venezuela y Estados Unidos están abiertos permanentemente» [23].
Reich interviene también en Haití. Ya en marzo de 2002, Reich declaraba al Wall Street Journal que los pasos dados para colaborar con el presidente Jean-Bertrand Aristide no ofrecen resultado alguno: «No hay democracia, no hay desarrollo económico, hay mucha criminalidad, mucha corrupción y denuncias de tráfico de estupefacientes» [24].
En marzo de 2003, llega a la isla para supervisar las negociaciones entre el presidente haitiano y la oposición, apoyada por Washington. Allí participa de nuevo en operaciones de propaganda destinadas a crear la imagen de un régimen haitiano en total decadencia, ignorando deliberadamente las manifestaciones de apoyo a Aristide para reflejar solamente las que piden su renuncia, organizadas bajo la égida de la Convergencia Democrática, ligada esta a su vez al programa estadounidense de la USAID intitulado Democracy Enhancement [25].
El 4 de mayo de 2004, Otto Reich anunció que presentaba su renuncia para crear su propia sociedad de consultoría, pero también para poder dedicarse a la campaña presidencial de George W. Bush. El balance que hace de su propia acción a la cabeza de la diplomacia estadounidense en América Latina lo deja insatisfecho: le «habría gustado haber acelerado el fin de la dictadura cubana y ayudar al pueblo venezolano a protegerse de la dictadura»[[«Bush Latin America Adviser to Leave», AP, 4 de mayo de 2004.]. Sin embargo, la voluntad política existe: el 10 de octubre de 2003, el presidente George W. Bush pronunció un discurso ante la elite del anticastrismo floridano, en presencia de Colin Powell y de Otto Reich.
Allí anunciaba la creación de una «Comisión de Asistencia a una Cuba Libre, previendo los días felices en que el régimen de Castro no existirá y la democracia será instaurada en la isla. Esta comisión será dirigida conjuntamente por el Secretario de Estado, Colin Powell, y el Secretario de Alojamiento y Desarrollo Urbano, Mel Martínez. Ellos recurrirán a expertos de nuestro gobierno para planificar la transición en Cuba de un régimen estalinista hacia una sociedad libre y tolerante, y encontrar los medios para acelerar esta transición».
Esta comisión, que funciona desde hace más de seis meses según los consejos del clarividente Otto Reich, planifica en efecto las formas de derrocar a Fidel Castro. Por consiguiente, las elecciones de noviembre 2004 ofrecerán quizás una segunda oportunidad al señor Reich.
[1] Biography of Otto Reich, sitio web de la embajada de Estados Unidos en Uruguay, 16 de enero de 2002..
[2] «Friends of terrorism», por Duncan Campbell, The Guardian, 8 de febrero de 2002.
[3] «The President’s Favourite Terrorists», por Jim Carey, Red Pepper Investigations, marzo de 2002.
[4] El Contralor General preside la General Accounting Office (GAO), equivalente estadounidense de la Cour des comptes, organismo francés encargado de examinar los gastos y confirmar su legalidad.
[5] Correspondencia del Contralor General Jack Brooks al presidente de la Comisión parlamentaria para las Relaciones Exteriores, Dante B. Fascell, 30 de septiembre de 1987.
[6] Cuba Confidential, de Ann Louise Bardach, Vintage Books, 2002.
[7] «Friends of Terrorism», por Duncan Campbell, The Guardian, 8 de febrero de 2002.
[8] Radio y Televisión Martí fueron creadas con la aprobación de Ronald Reagan en 1983, al mismo tiempo que el Proyecto Democracia, y comenzaron a transmitir hacia Cuba en mayo de 1985. Su lanzamiento fue confiado a Richard Dulles, entonces miembro del Consejo de Seguridad Nacional, con el apoyo de la Fundación Nacional Cubano-Americana, de Richard Stone, Dante Fascell, Robert McFarlane et Jeanne Kirkpatrick, entre otros.
[9] Rhum Bacardi - CIA, Cuba et mondialisation, de Hernando Calvo Ospina, Editions EPO, 2000.
[10] Ibid.
[11] Ibid.
[12] Ibid.
[13] «Jets for Chile-A Risk Worth Taking?», in Case Studies in Policy Making & Implementation, Naval War College, 2002.
[14] «Otto Reich’s Dirty Laundry», Foreign Policy in Focus, abril 2001.
[15] «Cuba "préoccupé" par la nomination de Otto Reich» (Cuba “preocupada” por la nominación de Otto Reich), AFP Agencia France Presse, 26 de marzo de 2001.
[16] Ver «Cocaïne, pétrole et mercenaires» (Cocaína, petróleo y mercenarios), Voltaire, 25 de febrero de 2004.
[17] «Washington refusera l’entrée aux dirigeants corrompus d’Amérique latine (presse)» (Washington negará la entrada a dirigentes corruptos de América Latina (prensa), AFP, Agencia France Presse 11 de marzo 2002.
[18] «Le régime d’Hugo Chavez évite de meter de l’huille sur le feu avec Washington» (El régimen de Hugo Chávez evita echar leña al fuego con Washington), por Jacques Thomet, AFP, 17 de abril de 2002.
[19] Ver: «NED: la Fundación estadounidense para la democracia. Las redes de la injerencia "democrática"», Red Voltaire, 21 de noviembre 2004.
[20] Ver: «Implicación de las redes secretas de la CIA para derribar a Chávez» Red Voltaire 18 de mayo de 2002.
[21] «The Coup Master: Otto Reich Named to Board for US Army’s School of the America’s», CounterPunch Wire, 3 de mayo de 2002.
[22] «Bush Sidesteps Controversy Naming Top Diplomat», por Paul Richter, Los Angeles Times, 10 de enero de 2003.«Bush Sidesteps Controversy Naming Top Diplomat», por Paul Richter, Los Angeles Times, 10 de enero de 2003.
[23] «Venezuela-US Relations Will Not be Affected by Otto Reich’s Statements», VenzuelaAnalysis, 22 de diciembre de 2003.
[24] «Otto Reich Takes a Big Repair Job, Hemisphere Policy», por Mary Anastasia O’Grady, Wall Street Journal, 1ero de marzo de 2002.
[25] «Otto Reich in Haiti», por Kevin Pina, Indymedia UK, 6 de marzo de 2004.
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