Después de haber sido aliado y protegido de Estados Unidos, Islam Karimov se convierte de pronto en objeto de crítica para la prensa occidental. Sucede que «nuestro hombre en Uzbekistán» se cansó de las maniobras de los anglosajones, quienes no vacilaron en crear problemas internos en su país para que la ayuda que le prestaban se hiciera indispensable. Karimov decidió entonces cambiar de aliado y volverse hacia Rusia y China. Inmediatamente se vio ante violentos disturbios, que no dejó de reprimir con su dureza acostumbrada. Esta vez, sin embargo, el presidente Islam Karimov es tratado como un tirano.
En el pasado, el escritor británico Rudyard Kipling describió el enfrentamiento entre los pueblos manipulados en Asia central por los imperios zarista y victoriano como un «gran juego».
Un juego similar se desarrolla hoy entre tres jugadores: Estados Unidos, China y Rusia. Luego del derrocamiento de los talibanes en Afganistán, el poder se tambalea en Kirguizistán, la oposición se encuentra en ebullición en Kazajstán, se habla de masacres en Uzbekistán. La prensa occidental menciona la posibilidad de una «revolución verde» (o sea, islámica) y de un caos total en la región.
Uzbekistán está en la «cuenca del Mar Caspio», zona rica en gas y petróleo. Las «CARs» (así llaman los anglófonos a las repúblicas de Asia central o Central Asian Republics) reproducen un esquema típico de los países del Tercer Mundo productores de petróleo, en los que el sector de hidrocarburos funciona al margen de la sociedad acentuando las desigualdades en vez de favorecer el enriquecimiento colectivo.
Las islas Bermudas son el primer destinatario de las exportaciones de Kazajstán (un 16% del total). En el caso de Uzbekistán, Suiza aparece en segundo lugar con un 8,3% [1]. Esas cifras se explican debido a la implantación en países extremadamente flexibles en el plano fiscal de sociedades petroleras activas en esas naciones, sociedades según la legislación fuera de fronteras.
Después de haber adaptado la teoría del Rimland de Spykman al nuevo contexto político creado por el derrumbe de la URSS, el estratega estadounidense Zbigniew Brzezinski aconsejaba establecer relaciones específicas con tres países: Ucrania, Azerbaiján y Uzbekistán. «Los hidrocarburos del Caspio son un instrumento para absorber geopolítica y económicamente el Asia central y la Transcaucasia en el mercado mundial e impedir toda posibilidad de reintegración imperial postsoviética», escribía entonces Brzezinski resumiendo los objetivos de Washington en la región [2].
Aunque parecen haber ganado las dos primeras partidas de ajedrez (Ucrania y Azerbaiján), es posible que los halcones de Washington hayan perdido la tercera en Uzbekistán.
Uzbekistán no fue objeto de la terapia de choque ni siguió la globalización. De ser así, ése país hubiera sido saqueado por los oligarcas, como sucedió en Rusia. El sistema local consiste en un capitalismo de Estado, típico del final del período soviético, adaptado a una agricultura semifeudal.
En tiempos de la URSS, Uzbekistán era ya uno de los mayores centros islámicos. En Tashkent había madrasas. Debido a la represión contra los partidos políticos, algunas formas radicales del Islam, generalmente no violentas, fueran las que se impusieron como principales fuerzas políticas, al igual que en numerosos países árabes y asiáticos. De origen palestino, el Hizb ut-Tahrir se convirtió en la organización más influyente en las CARs.
Después de los acontecimientos de los días 12, 13 y 14 de mayo de 2005 en la ciudad de Andijan, los amotinados no han dado más señales de vida. Su identidad no se conoce con certeza aún y el poder no hizo más que calificarlos de islamistas y criminales.
El país se encuentra actualmente bajo el control de dos clanes, el de Samarcanda y el de Tashkent. El clan de Fergana, muy influyente en el pasado, fue apartado del poder, aunque parece posible que haya establecido una alianza con grupos musulmanes para recuperar su anterior importancia.
Ese grupo podría enfrentarse a la ambición de la hija del presidente, Gulnara Karimova, cuyo imperio industrial (sobre todo la empresa «Zeromaks») crece día a día y desempeña de facto el papel de segundo elemento más importante del poder.
En todo caso, antes que una posible inestabilidad de su país, lo que más preocupa en este momento al presidente Islam Abduganievitch Karimov es la imagen que dan de él los medios occidentales de difusión.
Karimov está muy consciente de la importancia crucial del valle de Fergana. Sobre todo teniendo en cuenta que fue a causa de los disturbios que allí tuvieron lugar, que él mismo logró llegar a la presidencia, con la ayuda de las elites locales. Sin embargo, Shukuralla Mirsaidov, el líder del valle al que se alió Karimov, se vio desacreditado cuando apoyó el golpe de Estado de 1991 contra Mijail Gorbatchov.
Al verse aislado, Karimov dirigió su propio gobierno hacia un despotismo oriental alimentando su tiranía con ejemplos provenientes de la historia local.
Los enfrentamientos de Andijan
Los primeros motines musulmanes de Andijan datan de 1898 y se produjeron contra el ejército del zar. Los actos de violencia contra armenios y judíos son frecuentes allí, al igual que los enfrentamientos entre musulmanes. En 1989-90, la ciudad fue teatro de masacres de turcos meskhets. Las manifestaciones violentas, aunque no armadas, son corrientes allí.
Los actos de violencia de mayo de 2005 fueron noticia de primera plana en todos los periódicos del planeta. La campaña mediática que los acompañó fue digna de las mayores manipulaciones de fines del siglo XX, como los episodios de Racak y de Timisoara. Es evidente que las informaciones de la prensa no tienen mucho que ver con la realidad aún cuando, como mostraremos aquí, no se conoce todavía más que una parte de la realidad.
El primer motín, que dio lugar a la represión, tenía como objetivo la liberación de 23 empresarios encarcelados meses atrás, miembros todos de una hermandad político-religiosa llamada Akramia. Según Alexei Makarkin, Akramia simboliza la alianza existente entre grupos islamistas y el clan mafioso del valle de Fergana, que intenta recuperar su antigua autoridad.
Testigos afirman que un centenar de personas que portaban fusiles automáticos, fusiles con mirilla telescópica y pistolas Makarov (de fabricación rusa) atacó la prisión y mató 52 guardias. Saquearon entonces el arsenal de la base militar rusa cercana, donde había 150 fusiles Kalachnikov y 300 viejas granadas de fragmentación RGD-5.
Atacaron después la prefectura y ocuparon el edificio tomando rehenes. Para obtener una descripción más precisa de los hechos, uno puede remitirse al testimonio anónimo de uno de los detenidos que los atacantes sacaron de la prisión, testimonio publicado en el sitio web Fergana.ru [3] y retomado por el Turkisk Weekly, el semanario del think-tank turco de obediencia laica «International Strategic Research Organisation» [4].
El testigo, rebautizado como «Rustam», habla de la presencia de miembros de su propio movimiento refugiados en la frontera kirguizia donde preparan acciones de envergadura, una jihad no completamente asumida. Fuentes cercanas al ministerio ruso de Defensa declararon que unos cincuenta extranjeros provenientes de países asiaticos, incluyendo a la CEI, se encontraban entre las personas muertas o capturadas durante los enfrentamientos.
El separatismo siempre ha sido fuerte en el valle de Fergana, tanto más cuanto que la economía de esa zona se ha basado tradicionalmente en la droga, y su causa principal es el trazado geográfico de la frontera impuesto por Stalin.
Para tener una idea más clara de esa sutil imbricación se puede consultar el informe anual del OGD (Observatorio Geopolítico de la Droga) correspondiente a 1997 [5]. Las capitales de todas las repúblicas de Asia central están situadas cerca de la frontera de la república vecina y «vigiladas» por la capital de esta o por una ciudad dotada de una guarnición.
Ninguno de esos países tiene la capacidad necesaria para garantizar su propia integridad territorial y una frontera geofísica infranqueable separa siempre la capital de la segunda ciudad más importante del mismo país. La utilización del agua plantea también numerosos problemas en esas regiones desérticas y aumenta la interdependencia entre los Estados. La droga puede llegar de Afganistán o de Pakistán.
La ruta que sigue empieza en Kirguizistán, en Osh [6] (donde comenzó la «revolución de los tulipanes»), y pasa por Uzbekistán, obligatoriamente por Andijan que se encuentra nada más que a 50 kilómetros, para tomar después la dirección de Tashkent.
La región china de Xing Kiang, rica en petróleo (también llamada «Turkestán oriental» por quienes luchan por separarla de China), está a sólo 200 kilómetros. Para Pekín, la independencia de esa región es inaceptable. Según Dinq Peihua, especialista de Asia central en la Academia de Ciencias de Shanghai, numerosos separatistas tienen sus bases en Uzbekistán.
Andijan es una ciudad más bien próspera. Los empresarios miembros de Akramia instituyeron allí un salario mínimo, varias veces superior al oficial, razón por la cual el gobierno los acusa «poner en peligro las bases constitucionales de Uzbekistán».
El comercio tradicional, de carácter informal, representa un peligro desestabilizador en aquellas regiones en las que abunda todo tipo de tráfico y que se caracterizan por la existencia de clanes y la influencia que ejercen diferentes hermandades religiosas secretas.
El presidente Karimov denunció un «ataque mediático» contra su país. Viatcheslav Ivanov, presidente de Politika, parece compartir su criterio [7]. Para éste último, la información según la cual pacíficos manifestantes fueron blanco de la represión es infundada.
El politólogo habla de 300 islamistas-akramistas muy bien organizados que lanzaron el primer ataque contra la prisión. Estima que la ausencia de impactos en el edificio acristalado contiguo a la plaza central demuestra que la mayoría de las víctimas fueron muertas o heridas cuando se crearon corredores para que los boievikis pudieran abandonar el lugar.
El ex redactor jefe de Izvestia, Vitaly Tretiakov [8], también estuvo en ése país, del que se dice en Rusia que forma parte del «extranjero cercano», y confirma: «No hubo disparo alguno contra manifestantes pacíficos. El 95% de las acusaciones que se hicieron contra el gobierno uzbeco son absurdas y no se basan en hechos reales».
Bakiev, cuya coalición se tambalea actualmente y que, a pesar de la aureola que constituye su estatuto de demócrata inmaculado, sufrió un intento de derrocamiento el viernes 17 de junio, sigue apoyando también a las autoridades del país vecino.
El International Crisis Group, así como Human Right Watch y la [Freedom Housearticle3394], afirman que la gente estaba desarmada y exhortan al presidente George W. Bush a suspender las negociaciones sobre las bases militares estadounidenses. Uzbekistán ordenó una investigación y, por iniciativa propia, invitó las potencias regionales a participar en ella, cosa que aceptaron, contrariamente a Estados Unidos.
En el Asia Times, M. K. Bhadrakumar se pregunta con toda razón: «¿Por qué la Casa Blanca evocó la doctrina de la intervención humanitaria cuando ha sido notoria su falta de preocupaciones de ése tipo en Faluya?» [9]
El Hizb ut-Tahrir (Partido de la Liberación o HT)
Las comunidades de ayuda mutua económica y religiosa como Akramia, a la que pertenecían los 23 empresarios arrestados el 23 de junio de 2004 y juzgados en Alatankul durante los disturbios, son corrientes entre los sufistas tariqa. Muchas de ellas se han hecho poderosas, como el Refah Partisi (Partido de la Prosperidad) actualmente en el poder en Turquía.
La popularidad del movimiento provenía al principio del panturquismo que expresaba hasta que predominó el Islam como elemento unificador. Cerca de 7 millones de turcos son originarios de Transcaucasia y Asia central y constituyen una fuerza que goza de gran influencia en Turquía. Ese país abrió una cadena televisiva, Avrasia TV, cuyas transmisiones cubren toda la región.
Según B. Raman [10], el Hizb ut-Tahrir propone una democracia en la que Alá es soberano y una versión islámica de la economía de mercado.
El HT fue fundado en 1953 por Sheikh Taqiuddin an-Nabhani Al Falatani, juez de la corte de apelación de la sharia en Jerusalén. La oficina central está en Londres [11] y la dirige Sheikh Omar Bakri Muhammad, un sirio de 42 años. El movimiento parece contar actualmente con 20 000 miembros en Uzbekistán (8 000 de ellos en prisión). Su líder es Vahid Omran. Se trata de una red clandestina organizada en células autónomas de cinco personas y presentada por sus detractores como una vitrina política de Al-Qaeda.
La organización extiende actualmente su influencia a Afganistán, Pakistán y la región china de Xing Kiang. El IMU, que aparece como el otro movimiento islámico importante de la región, se componía más bien de ex soldados del ejército soviético mientras que el HT tiene una gran proporción de estudiantes de la época posterior al 91, empresarios y miembros de las fuerzas de seguridad. El IMU está clasificado por Estados Unidos entre las organizaciones terroristas, no así el HT.
Según Ahmed Rashid [12], el IMU se reorganizó a partir de las zonas pakistaníes densamente pobladas.
Los analistas uzbecos consideran que Akramia, el grupo del que formaban parte los 23 hombres de negocios encarcelados antes de la masacre, es una organización disidente del HT debido a que este último rechaza la violencia. Otros autores lo presentan como una vitrina política del HT. A partir de la independencia de 1991, se autoriza la construcción de mezquitas financiadas por los sauditas, así como el peregrinaje. Pero después de 1995, con la aparición del HT, se invirtió esa política.
Para K. Gajendra Singh [13], las políticas nefastas de Estados Unidos así como de sauditas y pakistaníes fueron las que llevaron el wahabismo a las CARs. Hay que precisar que el término «wahabismo» designa aquí un Islam financiado por los sauditas más que una réplica de la religión saudita, que se encuentra de todas maneras en oposición con un Islam liberal impregnado de la mística del sufismo.
La represión se acentuó después de las olas de atentados de 1994 y 1999, cuyos autores intelectuales siguen sin conocerse con exactitud [14]. Aquellos atentados favorecieron los intereses de facciones nacionales y potencias extranjeras que ambicionan las riquezas del país. Según B. Raman, el HT realiza campañas virulentas contra el gobierno uzbeco y Estados Unidos, pero lo hace también contra la comunidad judía, llegando incluso a referirse a Karimov como un traidor judío [15].
La mayoría de los judíos newyorkinos originarios de Bujara, que emigraron a principios de los 90, siguen además apoyando a Karimov. Rafael Nektalov, editor jefe del Boukharian Times, afirma que los judíos que se quedaron allí (unos 12,000) son de la misma opinión.
Los anglosajones
La administración estadounidense padece un verdadero ataque de esquizofrenia ante el tirano uzbeco. El Departamento de Estado lo critica, mientras que el de Defensa lo apoya. Donald Rumsfeld desea incluso implantar bases permanentes en Uzbekistán. Es sin dudas por esa razón que se opone a una investigación internacional sobre la represión. En junio de 2004, el Departamento de Estado anuló una ayuda de 18 millones de dólares, gesto que rápidamente rechazó el jefe del Estado Mayor conjunto, el general Richard Myers, quien compensó dos meses después aquella sanción mediante una ayuda militar de 21 millones de dólares.
Uzbekistán es uno de los diez Estados a los que la coalición a enviado sospechosos para que sean torturados por los servicios locales [16].
Los diplomáticos del Departamento de Estado tratan de convencer al Pentágono y la CIA de adoptar una política más sutil. Aconsejan utilizar la ayuda aportada para negociar reformas.
[Sanjar Umarov, un oligarca proestadounidense, acaba de ser electo a la cabeza de una alianza de hombres negocios llamada «Serkuech Uzbekistonim» (Uzbekistán Soleado). Propone abrir todos los sectores de la economía uzbeca a los inversionistas extranjeros y apoya un proyecto de oleoducto 100% financiado por Estados Unidos. En carta dirigida a Condoleeza Rice, pidió recientemente una intervención más firme ante el líder uzbeco para que este reforme el país y cambie de gobierno. Otro miembro de la oposición uzbeca, Muhammad Salikh, líder del partido «Erk», viajará a Washington para promover sus ideas del 27 al 30 de junio.
Craig Murray, ex embajador del Reino Unido en Uzbekistán, fue duramente sancionado por el gobierno de Su Majestad por haber denunciado la tortura que subcontratan la CIA estadounidense y el MI-6 británico.
Para desesperación de las autoridades, se las arregló para obtener una autopsia del cadáver de un detenido que él mismo había enviado a Escocia. Según él, a partir de 2002 y del principio de las críticas de diversas ONG sobre los derechos humanos, la ayuda destinada a Uzbekistán proviene de los fondos secretos del Pentágono [17]. Afirma además que empresas estadounidenses fueron contratadas hace varias semanas para construir un oleoducto que conectará Asia central con el Mar de Arabia pasando por Afganistán.
En el Asia Times,[«Islamic blame game».]], el doctor Imran Waheed, de la oficina del Hizb ut-Tahrir en Londres, denunciaba también que los carceleros uzbecos torturan e incluso inyectan sangre contaminada con el virus del sida a detenidos que siguen rezando y se niegan a pedir el perdón de Karimov.
El 2 de junio, Estados Unidos aconsejó a su personal no indispensable y sus familias que salieran de Uzbekistán. Washington conoce con exactitud la situación existente en el país ya que formó y entrenó las fuerzas implicadas en la represión del alzamiento de Andijan[«Uzbek Ministries in Crackdown Received U.S. Aid» por C. J. Chivers y Thom Shanker, The New York Times, 18 de junio de 2005.]].
Ciertos miembros las unidades especiales de contraterrorismo, como los «Bars», se entrenaron en Luisiana en 2004. Oficiales de la seguridad uzbeca también han recibido cursos de manejo de conflictos y de comando táctico en Nuevo México, en 2003. Esas mismas unidades participaron, al parecer, en la intervención sangrienta.
Hace mucho que los anglosajones vienen utilizando el Islam político como instrumento para cambiar la región. Su posición, como siempre, ambigua: reducen la ayuda a Uzbekistán debido a la ausencia de progresos en materia de derechos humanos, pero al mismo tiempo aumentan las ayudas militares, justificadas a su vez por la presencia de terroristas islamistas. Philip Zelikow, colaborador muy próximo a Condoleezza Rice no ha dudado en declarar que Bush está consciente de la posibilidad de la llegada de fuerzas islamistas al poder y que está dispuesto a «correr el riesgo».
En marzo de este año, el representante del Foreign Office vio su visita anulada por Karimov por haber planteado la cuestión de los derechos humanos.
Informaciones contradictorias circulan actualmente en cuanto a las bases aéreas norteamericanas de Karsh-Khanabad, que los anglófonos llaman «K2». Washington habla de restricción de su uso por parte de los uzbecos y dice temer que esas restricciones se hagan permanentes. Es posible, sin embargo, que los uzbecos hayan sobrestimado la utilidad de las bases K2 para Estados Unidos y sus aliados.
Esa utilidad es indiscutible desde la óptica de inversiones en el país, pero lo es menos en lo tocante al mantenimiento de la estabilidad en Afganistán. Parte de las aeronaves inicialmente estacionadas en ellas ha sido desplazada al exterior.
Otro interés, muy poco mencionado, incita a Estados Unidos a permanecer en Karsh. Se trata de la proximidad de una de las mayores plantas de procesamiento de uranio de la antigua URSS [18]. De producirse desórdenes en la región, Estados Unidos se vería tal vez «obligado» a mantener su base.
Finalmente, Islam Karimov se cansó de las maniobras anglosajonas. El ex funcionario del Ministerio de Planificación de la URSS, se volvió espontáneamente hacia China y Rusia, que a su vez se aproximan una a la otra. Karimov siempre se ha sentido atraído por el modelo chino de desarrollo económico y su poder fuerte.
En Pekín, fue cálidamente acogido como un «viejo amigo», justamente después de los hechos del 13 de mayo en Andijan. Se le recibió con alfombra roja y 21 salvas de fusilería. China y Uzbekistán firmaron un tratado amistoso de asociación y cooperación, así como 14 acuerdos entre los que se encuentra un joint-venture de un monto de 600 millones de dólares en el campo en el sector del petróleo entre la Uzbekneftegaz y la China National Petroleum Corporation.
Una vez sellada esa alianza con Rusia y China, Karimov podía adoptar una posición dura en Andijan sin prestar atención a Occidente, comportamiento que irrita a Estados Unidos.
El viraje de Karimov se remonta en realidad a la invasión de Irak, a finales de 2002. Anteriormente apoyaba a los anglosajones para derrocar a los talibanes y a continuación se aproximó a la Organización de Cooperación de Shanghai [19] e incluso insistió para que el centro antiterrorista estuviera basado en Tashkent.
Un encuentro realizado el 3 de junio, precisamente antes del inicio de la campaña mediática, tuvo lugar en Astana... Esos Estados parecen decididos a intensificar su cooperación para garantizar la estabilidad y la seguridad de la región.
También desean intensificar su colaboración con la ASEAN y la CEI. A la India, Irán y Pakistán se les concedió el estatus de observadores para tomarle así la delantera al GUUAM [20] y a la OTAN [21].
Irán, que enfrenta las veleidades estadounidenses de dominación, se ha unido a China y Rusia, deseosas de luchar contra el unilateralismo y las intenciones hegemónicas estadounidenses.
Aunque asociada al nuevo proyecto de gasoducto de 4,000 millones de dólares para transportar el gas iraní hacia su territorio pasando por Pakistán, la India está obnubilada por el problema de Cachemira y permanece atenta a las tentativas pakistaníes de obtener una profundidad estratégica en Asia Central. Según el politólogo Boris Eisenbaum [22], «reconocer una influencia dominante rusa en Asia central permite a las autoridades iraníes establecer buenas relaciones con Moscú, que se compromete a proveerle pertrechos militares y una central nuclear».
China es también un gran consumidor de productos militares rusos [23].
En Washington, algunos guerreristas se sentirían huérfanos si tuvieran que abandonar el campo de batalla de Asia central. Derrocar el gobierno uzbeco e instaurar un oligarca obediente parece ser uno de los planes estudiados del otro lado del Atlántico, pero no es imposible que otros escenarios más peligrosos hayan sido considerados.
Viacheslav Khamisov, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Bichkek considera que «Occidente no ha ayudado lo suficiente a Afganistán después de la guerra, por lo que ha perdido la iniciativa estratégica en Asia central».
El importante papel desempeñado por los uzbecos en el gobierno de Kabul y en las provincias afganas podría aumentar las tensiones debido a solidaridades étnicas. Para el presidente afgano, Hamid Karzai, cuya autoridad emana únicamente de la presencia militar norteamericana, los problemas de Uzbekistán ofrecen una buena ocasión para establecer bases norteamericanas permanentes en su propio territorio.
Así puede esperar mantenerse en el poder y proteger al mismo tiempo su país de las veleidades expansionistas uzbecas. Islam Karimov tiene grandes ambiciones geopolíticas, es un gran admirador de Tamerlán, más por su carácter de conquistador despiadado que por sus cualidades de gran administrador.
No hay dudas de que fue en aras de satisfacer esas ambiciones que decidió, en el pasado, aliarse a Estados Unidos. Ahora vuelve, sin embargo, a una alternativa pacífica. Sin lugar a dudas, guarda en su memoria la suerte que corrieron numerosos regímenes dictatoriales apoyados e incluso instaurados por Washington en el pasado.
En Rusia, manifestaciones de jóvenes «eurasistas» que apoyan al presidente Karimov han tenido lugar ante la embajada uzbeca. El eurasismo, adaptación de la teoría del Heartland de Mackinder, seduce tanto a miembros de la derecha dura como a liberales y demócratas.
Se basa en un sentimiento de unidad con el mundo turco-persa. Rusia está aún bien implantada en la región; tiene prácticamente el monopolio de la industria del gas en Turkmenistán. Kazajstán se mantuvo muy próximo debido a su importante población rusa y a lazos estratégicos entre ambos países, como la existencia de la base espacial de Baikonur y las relaciones en el terreno nuclear.
El ministro de Finanzas Alexei Kudrin anunció en febrero de 2005 que los bancos chinos habían suministrado 6,000 millones de dólares de los 9,300 millones que le costó Yuganskneftegaz a Rosneft. Se trata de la mayor participación extranjera en el muy bien protegido sector petrolero ruso.
También Gazprom gana terreno gracias a su política de corrupción abierta de funcionarios uzbekos. Igualmente se han realizado este año ejercicios militares entre ambos países, ¡los primeros desde 1958!
La Organización de Cooperación de Shanghai va camino a convertirse en una verdadera organización político-militar regional. Sólo queda integrar algunos Estados de Europa Occidental a la estructura par tener las bases de la primera organización política euroasiática.
Se trata de un verdadero fracaso para Estados Unidos, que considera Uzbekistán como uno de los puntos estratégicos para garantizar el control del «Gran Medio Oriente», cinturón de petróleo y gas que presenta también la ventaja de rodear a Rusia y de presionar a la tan temida China. Sin Uzbekistán, Estados Unidos controla únicamente el enclave afgano.
Este último no presenta otro interés que su utilidad en el tránsito de los hidrocarburos provenientes de Asia central, pero por el momento no sirve para otra cosa que para producir enormes cantidades de heroína, lo cual está muy lejos del tan esperado El Dorado petrolero...
El 14 de mayo, el Departamento de Estado, lleno de buena voluntad, elogiaba aún los «progresos» substanciales y continuos del país hacia la democracia. Ahora que la ruptura es abierta, no cabe duda que los métodos de desestabilización que Estados Unidos ha puesto a prueba tantas veces serán utilizados. La envergadura de la maniobra será a la medida de las inversiones ya efectuadas en la región.
En ciertos medios se habla de la eliminación física de Karimov, o de un simple derrocamiento. El hombre fuerte de Uzbekistán ha asestado un duro golpe a las posiciones de la OTAN y Estados Unidos en Asia central y su traición exige respuesta.
La represión contra la oposición interna, aún siendo esta manipulada por Estados Unidos, era conveniente para Karimov ya que le permitía consolidar su propio poder. Ello no le impidió flirtear discretamente con sus vecinos. La violencia permitía, hasta ahora, justificar la presencia estadounidense y ello justifica la existencia de sospechas en cuanto a sus verdaderos autores.
El retiro de las fuerzas aliadas dejaría el campo libre a movimientos de protesta, que no serían ya dirigidas contra esta. El ministerio de Relaciones Exteriores de Uzbekistán propone otra explicación: las limitaciones impuestas a Estados Unidos fueran decididas hace tres meses y los incidentes de Andijan no son, por consiguiente, sino una consecuencia directa de la decisión estadounidense de no plegarse a estas.
Henry Kissinger declaró hace poco, durante un encuentro del US-India Business Council, que «el gran juego está empezando de nuevo. Sería una ironía que la dirección de los oleoductos y su emplazamiento se convierta en el equivalente moderno de las disputas coloniales del siglo XIX».
Al parecer, las potencias locales se entienden actualmente en cuanto a una redistribución de las cartas del juego y la exclusión de uno de los jugadores, que tenía la característica de fijar las reglas del juego y de quebrantarlas con la mayor desvergüenza.
[1] Boris Eisenbaum, «Guerres en Asie centrale», luttes d’influence, pétrole, islamisme et mafias 1850-2004. Grasset, 2005
[2] The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic Imperatives, BasicBooks, 1997. Version française: El gran juego de ajedrez, los EEUU y el resto del mundo, Bayard, 1997
[3] Fergana.ru es un sitio creado por Daniel Kislov, ruso originario de la ciudad de Fergana, que gozó al principio del apoyo de George Soros y tiene su sede en Moscú. Fergana.ru era el único medio de difusión que tenía un corresponsal en Andijan durante los incidentes. Sus informes fueron los únicos testimonios directos en los que podían basarse los medios extranjeros. Durante la represión, las consultas al sitio alcanzaron la cifra diaria de 60,000. Quien se conecte con ése sitio se expone a una multa de 10 000 soms, el doble de la multa establecida por conectarse con un sitio pornográfico.
[4] La International Strategic Research Organisation tiene su sede en Ankara, http://www.isro.org.uk/. También publica el Journal of Central Asia and the Caucasus.
[6] Ya en 1997 el OGD señalaba que en esa ciudad la cantidad de automóviles de fabricación alemana es proporcionalmente la más grande de toda el Asia central...
[7] Cf. entrevista concedida a la radio «Échos de Moscou», retomada por el sitio Fergana.ru, http://news.Fergana.ru/detail.php?id=3815
[8] Vitaly Tretiakov es actualmente editor del diario La Classe Politique.
[10] B. Raman fue secretario y jefe de gabinete del gobierno indio. Hoy es director del Institute for Topical Studies de Chennai (Madras). Artículos citados: http://www.saag.org/%5Cpapers14%5Cpaper1380.html et http://www.saag.org/%5Cpapers14%5Cpaper1381.html
[12] Djihad, the rise of militant islam in central Asia por Ahmed Rashid, Yale University Press, 2002. La versión francesa se intitula Asie centrale, champ de guerre: cinq républiques face à l’islam radical, ediciones Autrement, 2002.
[13] K. Gajendra Singh, ex embajador, es actualmente director de la Fundación de Estudios indo-turcos.
[14] «Le despote ouzbek s’achète une respectabilité» por Arthur Lepic, Voltaire, 2 de abril de 2004.
[15] «jewish stooge».
[16] Como la ley estadounidense prohíbe la tortura, Estados Unidos la practican únicamente de manera extraoficial en sus bases extraterritoriales de Guantánamo y Bagram. Debido a las capacidades limitadas de esas instalaciones, los estadounidenses confían algunos interrogatorios a torturadores extranjeros.
[17] «What drives support for this torturer», The Guardian, 16 de mayo de 2005, cf notre analyse.
[18] El NGMK, Navoiski gorno-metallurgitcheski kombinat procesa principalmente oro, siendo Uzbekistán el cuarto productor mundial de ése metal
[19] La Organización de Cooperación de Shanghai agrupa a Rusia, China, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán.
[20] Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaiján, Moldavia, conjunto creado por Estados Unidos para garantizar el control político indispensable para las inversiones estadounidenses. Uzbekistán se retiró del GUUAM el 5 de mayo de 2005 afirmando que la organización había «cambiado» de manera significativa sus tareas y objetivos.
[21] Uzbekistán se retiró bruscamente de varias reuniones de la Organización en los últimos tiempos.
[22] Op. cit.
[23] Los chinos compraron armamento ruso por valor de 2 000 millones de dólares en 2004. Los intercambios no militares deben pasar de 20 000 millones de dólares en 2004, a 60,000 millones en 2010
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter