En verdad después de varios años de ignominiosa y mal sana posición de Chile, es necesario revisar la historia de América del sur y en especial de nuestros países de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador y escribir la verdad no importa si por ello perdamos el olvido de los gobernantes, de los privilegiados «oligarcas o aristócratas» que abundan en nuestros países.
En verdad después de varios años de ignominiosa y mal sana posición de Chile, es necesario revisar la historia de América del sur y en especial de nuestros países de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador y escribir la verdad no importa si por ello perdamos el olvido de los gobernantes, de los privilegiados «oligarcas o aristócratas» que abundan en nuestros países, los mismo que gobiernan nuestras naciones utilizando para a ello a cuanto presidente se acomode como el anillo al dedo, y gobiernan para sus intereses o de lo contrario lo matan, lo difaman o no lo dejan gobernar conforme a la voluntad popular de sus pueblos.
Es por eso la historia que conocemos esta llena de falsedad y mitos creados por propios y extraños escritores e historiadores preferidos de cada época, quienes a la vez son homenajeados por los gobernantes de turno, por repetir «falsas historias conocidas» y que NUNCA HAN ESCRITO LA VERDAD HISTORICA, EN ESTE CASO DEL PERU, DESDE LA INVASIÓN ESPAÑOLA, COLONIA, REPUBLICA.
Y aún en el presente siglo aparecen los “señores escritores” defendiendo o argumentando falsedades para apoyar a los defenestrados y antipatriotas gobernantes de los últimos tiempos, como ejemplo el caso del japonés Alberto Kenyo Fujimori Fujimori (de dudosa procedencia al llegar al Perú con sus progenitores), de Vladimiro Montesinos, Joy Way, Torres Lara, Tudela, Trazegnies, Lourdes Flores, Martha Hildebrant, Alan García, por citar algunas «personalidades» que en el escenario de representar, administrar y dirigir a nuestra nación forjaron su historia muy negativa de felonía y traición a la patria.
Sin embargo ya existe toda una maquina de franeleros que escribieron en libros fabulosos y a todo color otra verdad histórica que se vende en cada librería del país; y es mas, que utilizando el derecho constitucional de la libre expresión, han contratado espacios de difusión en los medios de comunicación (prensa radial, prensa escrita y prensa televisiva), para hablar y pregonar todo lo contrario a sus nefastos gobiernos, es justo! NO.
Y esas historias falsas del pasado y del presente se repiten en una constante desde la primaria hasta la superior, como la Historia conocida de la Guerra con Chile de 1879; es aquí, que nace nuestro interés de coadyuvar a Bolivia para que se revisen los Tratados ante la verdad de su solicitud (de salida al mar) ante Chile y el mundo.
Desde todo punto de vista histórico y a la luz de los acontecimientos fue Chile que con amañados actos de sus políticos desde mas de un siglo y medio, la clase oligárquica y los capitales extranjeros han logrado después de la guerra de 1879 – 1884, quitar o mejor expropiar el desierto de Antofagasta a Bolivia; Arica y Tarapacá al Perú, no por la razón sino por la fuerza los territorios que jamás fueron suyos y que a la sazón están en poder de los chilenos como un botín de guerra, y gracias a ello sobreviven los capitales chilenos y extranjeros, los mismos que hoy invaden al Perú, y ello debe preocuparnos porque es una amenaza constante para la América del Sur en pleno siglo XXI. [1]
Por ello, Con el ánimo propio de esclarecer los pasajes y tomar posición frente a la historia que hoy se escribe en una nueva pagina boliviana, estamos para precisar con categoría que efectivamente Bolivia tuvo mar y eso se llama las Costas de Antofagasta, ya que Chile jamás lo tuvo, veamos: por ejemplo
– a) la Constitución Política de Chile, de 1833, estipulaba:
«La nación chilena se extiende en un vasto territorio limitado al norte por el desierto de Atacama» [2], en efecto 46 años antes de la infausta guerra llamada del «Pacifico» de 1879;
– b) la oferta chilena, de 1860, de comprar a Bolivia la zona de Mejillones - Por qué Chile iba a comprar algo que era suyo?; y por ultimo, c).- porque Bolivia tenia acceso al pacifico es que suscribieron los tratados limítrofes de 1866 y 1874 sobre los territorios costeros de Atacama y Antafogasta.
Si los historiadores chilenos y los diplomáticos del pasado y el presente afirman que la guerra se produjo porque Bolivia cobró un impuesto de 10 centavos por la exportación del quintal de salitre, en perjuicio de una compañía anglo-chilena, con lo que se habría incumplido el tratado de 1874 – ésta decisión política será suficiente, para promover una invasión militar por eso hecho banal, y enclaustrar a un país por mas de 125 años?
Estos y otros espacios históricos son mas que suficientes para seguir probando que Bolivia si tuvo su litoral en el pacifico por las costas de Antofagasta, y que después de la guerra con Chile estos se apoderaron de lo ajeno, como lo dice uno de sus diplomáticos: «Es un error muy esparcido... opinar que Bolivia tiene derecho de exigir un puerto en compensación de su litoral... No hay tal cosa.
Chile ha ocupado el litoral Y SE HA APODERADO DE EL con el mismo título con que Alemania anexó al imperio la Alsacia y la Lorena... Nuestros derechos nacen de la victoria, la ley suprema de las naciones... Terminada la guerra, la nación vencedora impone sus condiciones y exige el pago de los gastos ocasionados.
Bolivia fue vencida, no tenía con que pagar y entregó el litoral» [3] que fácil posición; repetimos, si es esta la posición de los diplomáticos del pasado y del presente, así como algunos historiadores y escritores chilenos, entonces que se venga una segunda guerra hasta recuperar todo los territorios que nos quitaron por las armas. Sin embargo existen también escritores como José Miguel Vicuña, quien sin apasionamiento nos dice: «...El análisis de los hechos sociales anteriores a la Guerra del Pacífico permite formarse un juicio que servirá de clave para la interpretación del fenómeno:...» «...La segunda de estas actitudes inmorales es la conquista a mano armada de las tierras salitrosas de Bolivia y de Perú, para proteger los intereses de los industriales y mineros chilenos allí establecidos, que no otra cosa es la Guerra del Pacífico, donde tanta sangre, donde tanta energía, tanta vida joven fueron sacrificadas por una riqueza fabulosa más perecedera y que iba a ser dilapidada por verdaderos cresos tropicales...» «Mientras con una mano robaba las tierras ajenas...» [4]; y mas franco y sincero Castulo Martínez en su libro que le titula «Chile Depredador» y como subtítulos «Historiadores chilenos manipulan la historia» y «Las intenciones de Chile reveladas por un chileno», y en la introducción de este heroico libro precisa:
«El propósito de este libro es desmalezar el terreno histórico afectado por la doctrina de la negación, y presentar la verdad limpia y brillante, para que su fulgor alumbre al pueblo chileno y lo persuada pedir a las autoridades que accedan estudiar, conjuntamente con Bolivia, la fórmula que permita a esta nación contar, una vez más, con un puerto propio en la extensa costa chilena, respetando el decoro, la dignidad y los intereses de ambos países», son pocas plumas literarias chilenas que honra la verdad, y están en el camino de revisar y rescribir la verdad histórica, como el Decreto publicado en la obra de Castulo Martínez, del Libertador Simón Bolívar, que en su condición de Jefe del Gobierno Boliviano, estableció a Cobija como puerto mayor de las provincias altoperuanas; y que categóricamente: «echa por tierra la patraña presentada por la historiografía oficial chilena de que Bolivia nunca tuvo mar».
El ardid de Chile para hacer crecer su territorio y su economía siempre será a costas de invasiones a sus vecinos, y artimañas diplomáticas de su cancillería preparada para buscar todo a su favor de manera unilateral y no a favor de la razón, la equidad y la justicia; como fue el caso de la posición de EE.UU. en contra la invasión chilena del morro de Arica, y que el asesinato del Presidente de Estados Unidos James Abram Garfield, en marzo de 1881, «favoreció a Chile» porque dicho mandatario se oponía a que Chile se anexara territorios peruano y boliviano como botín de guerra..., así lo comprende el escritor Castulo Martínez frente a la ambición de los grupos chilenos por usufructuar legalmente o ilegalmente de las riquezas de sus vecinos en este caso de Bolivia y del Perú; y esto es así, porque los gobernantes de turno de casi toda época lo permiten.
Hoy los diplomáticos de Ecuador y Chile dicen que los acuerdos internacionales son eternos - pero acaso, ¿no recordarán que el pequeño Panamá modificó los tratados sobre su canal interoceánico firmado con EEUU, gracias al incontenible respaldo de la opinión pública mundial?, o la «negociación» del Tratado de Río de Janeiro, el mismo que se violó? – (un acto vil de traición a la patria realizado por el felón Fujimori – Montesinos, en contubernio con los altos mandos castrenses y los grupos de poder del pasado, de ambos países. Que la nación peruana demanda una revisión y aclaración histórica inmediata) – entonces, ¿No es obvio que la petición boliviana seguirá el mismo camino, frente a una verdad histórica?, esto es lo que finalmente, en el país mapocho entienden desde Vicente Huidobro y Gabriela Mistral, y los centenares de intelectuales, religiosos, periodistas, poetas, políticos e historiadores abanderados por Godoy, Martínez, Jeffs, Cabieses, etc. Quienes en voz alta afirman:
«Ahora se ve, con más claridad, que el ideal de la Patria Grande sólo avanzará si se cierra la herida abierta por la guerra desatada por el imperio inglés, en 1879....» Hagamos lo imposible!
[1] El imperialismo inglés alentó al espíritu expansionista de la oligarquía chilena, la armó y la lanzó contra el Perú. Conociendo la extrema debilidad de nuestra economía y la lucha interna de conspiraciones de poder. Para asegurar la victoria, embargó propiedades y envíos; y paralizó contratos de armas ya canceladas, bajo el pretexto del no pago de la deuda. Inglaterra preparó todo el terreno para la derrota del Perú. La oligarquía peruana, antes ni durante la guerra, demostró decisión ni capacidad para defender el país. Cuando comenzaba la guerra, el Ministro de Hacienda propuso un impuesto único del 2% para financiar los gastos de la guerra, y los ricos del país armaron el escándalo y lo bloquearon. Los cholos y la gente del Perú andino eran los únicos que, casi durante todo el siglo pasado tributaban, por eso la guerra tuvo que hacerse con éllos y las «donaciones».
[2] El imperialismo inglés alentó al espíritu expansionista de la oligarquía chilena, la armó y la lanzó contra el Perú. Conociendo la extrema debilidad de nuestra economía y la lucha interna de conspiraciones de poder. Para asegurar la victoria, embargó propiedades y envíos; y paralizó contratos de armas ya canceladas, bajo el pretexto del no pago de la deuda. Inglaterra preparó todo el terreno para la derrota del Perú. La oligarquía peruana, antes ni durante la guerra, demostró decisión ni capacidad para defender el país. Cuando comenzaba la guerra, el Ministro de Hacienda propuso un impuesto único del 2% para financiar los gastos de la guerra, y los ricos del país armaron el escándalo y lo bloquearon. Los cholos y la gente del Perú andino eran los únicos que, casi durante todo el siglo pasado tributaban, por eso la guerra tuvo que hacerse con éllos y las «donaciones».
[3] Nota oficial entregada al gobierno de La Paz, el 13-8-1900, por el Ministro Plenipotenciario de «La Moneda», Abraham Köning.
[4] Fragmentos publicados de la obra del escritor chileno José Miguel Vicuña en su trabajo titulado: Antecedentes del movimiento intelectual de la Guerra del Pacífico hasta 1920. Atenea, Revista bimestral de Ciencias, Letras y Artes, publicada por la Universidad de Concepción (Chile). Abril – Septiembre de 1958.
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