Desde el principio de la Guerra Fría, la CIA se preocupó por tomar el control de la enseñanza de las ciencias sociales en Francia para sustraerla a la influencia de los comunistas. Mediante el físico Pierre Auger, entonces director de la enseñanza superior, la CIA dirigió la creación de una nueva sección dentro de la École pratique des hautes études [Escuela Práctica de Altos Estudios], al margen del CNRS [Centro Nacional de Investigación Científica]. Después financió nuevas instalaciones, la Maison des sciences de l’homme [Casa de las Ciencias del Hombres], y logró hacer de esta, en 1975, la École des hautes études en sciences sociales [Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales] (EHESS), que preside el historiador anticomunista François Furet.
La historia oficial de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (EHESS), en Francia y en donde resaltaron tanto el intelectual francés anticomunista François Furet, así como sus seguidores, insisten con la historia -según ellos-, que la evolución que ellos experimentaron y efectuaron permitió a la institución separarse de la influencia de sus mecenas estadounidenses.
La escuela, resultado de medio siglo de injerencia cultural estadounidense, fue creada gracias a los créditos distribuidos durante la Guerra Fría por las fundaciones Ford y Rockefeller. A pesar de sus origines diplomáticos, la institución -según la versión oficial- supo «superar la idea que la creó» renovando «una disciplina [la historia] con antiguas tradiciones europeas» [1] y convirtiéndose así -afirma de nuevo la historia oficial- en un polo intelectual independiente liberado de las obligaciones que le imponían sus mecenas.
Esta tesis, destinada a enfrentar posibles acusaciones [2], esconde los rejuegos políticos y culturales ligados a la creación de la EHESS.
Lejos de expresar algún tipo de emancipación de la institución, la toma del control de la escuela por parte de los historiadores aclara las decisiones estratégicas de la Fundación Rockefeller que, a partir de los años 50, hizo de esta disciplina uno de los principales instrumentos de la diplomacia cultural estadounidense.
Las ciencias sociales como instrumento, según Rockefeller
A partir de 1901, John D. Rockefeller (1839-1937), siguiendo los consejos de su amigo Frederik Gates -pastor bautista- invirtió parte de su colosal fortuna en el financiamiento de proyectos filantrópicos. Creó así en New York, en 1901, el Rockefeller Institute of Medical Research (que se convertiría en 1965 en la Rockefeller University), más tarde, en 1902, la General Education Board y, en 1909, la Rockefeller Sanitary Commission. Tales acciones en los campos de la medicina y la educación desembocan en la creación de la Fundación Rockefeller.
Inspirada en las ideas de Andrew Carnegie, quien había publicado en 1889 El evangelio de la riqueza, la historia oficial solamente habla del deseo de «promover el bienestar de la Humanidad». En realidad, la Fundación Rockefeller fue fundamentalmente un medio de evadir las leyes antitrust. En 1911, la Standard Oil fue dividida en varias filiales, decisión política que se suponía debía poner fin al monopolio de esa compañía sobre les mercados estadounidenses del petróleo. Ya en 1910, John D. Rockefeller propone un proyecto de Fundación «bajo la protección del Congreso».
La Fundación se crea en 1913. Esta cobertura permite a la familia Rockefeller controlar las diferentes filiales surgidas de la fragmentación decretada en 1911 por la Corte Suprema. La Fundación posee, por ejemplo, tres millones de acciones de la Standard Oil of New Jersey, la empresa petrolera número uno del mercado.
Las actividades filantrópicas de la Fundación están ligadas a menudo a los intereses económicos y sociales de la familia Rockefeller [3] Las ciencias sociales son vistas, de esa manera, como un instrumento de control social, un objetivo cultural en la lucha contra el socialismo.
A finales de 1913 una huelga de varios meses en una filial de la Standard Oil desemboca, el 20 de abril de 1914, en la masacre de Ludlow, uno de los episodios más trágicos de la represión de la clase obrera estadounidense. La Fundación había tratado de estudiar el movimiento en el marco de una encuesta sobre las «relaciones industriales» con la esperanza de canalizarlo.
Fiel a esa concepción manipuladora de las ciencias sociales, la Fundación favorece, en Estados Unidos, el desarrollo de las ciencias sociales en el seno de diferentes universidades (Yale, Harvard, Chicago y Columbia) y, en Europa, garantiza gran parte del financiamiento de organismos como la London School of Economics -que acoge economistas comprometidos con la Sociedad Mont-Pelerin [4] (como Friedrich Von Hayek y su maestro Ludwig Von Mises)- y, en Berlín, la Deutsche Hochschule fur Politik. Estos centros intelectuales servirán, en la época de la guerra fría, de bases europeas a los ideólogos anticomunistas financiados por Estados Unidos (Congreso por la Libertad de la Cultura, Sociedad de Mont-Pelerin...).
La Fundación Rockefeller en Francia
En 1917, la Fundación Laura Spellman Rockefeller (que lleva el nombre de la esposa del patriarca) se instala en París en el marco de un programa de lucha contra la tuberculosis. El financiamiento privado de las ciencias políticas es, en aquel entonces, una práctica muy poco extendida en Francia. Ernest Lavisse, director de la École normale supérieure [Escuela Normal Superior] (ENS) de 1906 a 1919, es el único en intentar la experiencia al crear en la calle Ulm el Comité Nacional de Estudios Sociales y Políticos (CNESP) con ayuda del rico banquero Albert Khan. El CNESP, oficializado por Gustave Lanson, sucesor de Ernest Lavisse en el ENS, se convierte en el «Centre de documentation sociale» [Centro de Documentación Social], organismo que dirige Célestin Bouglé y en el cual comienzan su carrera jóvenes investigadores.
En 1931, la Fundación Rockefeller responde favorablemente a los pedidos de financiamiento de Charles Rist, profesor de economía, subgobernador del Banco de Francia, quien desea crear un Instituto Científico de Investigaciones Económicas y Sociales. En el mismo momento, la organización filantrópica niega su apoyo a un proyecto más ambicioso de Marcel Gauss. Preocupada ya por la situación política en Francia, la Fundación Rockefeller considera que Gauss, sobrino del sociólogo Emile Durkheim, se sitúa «demasiado a la izquierda».
En 1932, el Centro de Documentación Social obtiene créditos para financiar dos puestos de investigador a tiempo completo. Raymond Aron et Georges Friedman [5] ocuparán ambos puestos durante algún tiempo.
De 1933 a 1940, el Instituto Científico de Investigaciones Económicas y Sociales que dirige Charles Rist recibe 350,000 dólares; el Consejo Universitario de Investigación Social, que preside el rector Charléty, 166 000 dólares; y el Centro de Estudios de Política Exterior, también bajo la dirección del rector Cherléty, 172 000 dólares.
Durante la Segunda Guerra Mundial, miembros de las fundaciones Ford y Rockefeller organizan el exilio del sociólogo Gurvitch, del antropólogo Lévi-Strauss y del físico Auger. En Francia, en la sede de la Fundación Rockefeller, investigadores como Jean Stoetzel [6] prosiguen sus trabajos en el marco de un organismo creado por el régimen de Vichy, la fundación Alexis Carrel (nombre de un biólogo, premio Nóbel en 1912, conocido a causa de sus tesis sobre la eugenesia) [7].
De la VIª Sección a la Casa de las Ciencias del Hombre
En junio de 1948, el Consejo de Seguridad Nacional formaliza la creación de una red estadounidense de injerencia anticomunista en los Estados aliados, la red stay-behind [8]. Durante las reuniones preparatorias, John D. Rockefeller III afirma que su fundación tiene más posibilidades que el plan Marshall de intervenir en ciertos medios universitarios donde tiene ya contactos anteriores y sobre los cuales actúa de nuevo. Se le da luz verde únicamente en relación con objetivos bien delimitados.
Pero Rockefeller ha comenzado ya en Austria un «Plan Marshall de la inteligencia», específicamente con el seminario de estudios norteamericanos de Salzburgo que dirige Clemens Heller. La Fundación recurre de forma natural a los intelectuales franceses que financia ya desde hace mucho tiempo. Pierre Auger es nombrado director de la enseñanza superior a partir de su regreso a Francia, en 1945.
Durante la guerra, había impartido cursos en la ciudad de Chicago donde había encontrado un dinámico departamento de Ciencias Sociales que servia de base a los neoconservadores [9]. Después, había participado en los estudios sobre la bomba atómica con británicos y canadienses. En sus nuevas funciones chocó, durante una lucha por el control del Centre national de recherche scientifique [Centro Nacional de la Investigación Científica] (CNRS), con la resistencia del premio Nóbel Frederic Joliot, comunista y pacifista, que se opone a la bomba.
Elabora entonces el proyecto de sacar del CNRS el Centro de la Energía Atómica (CEA), por un lado, y, por otra parte, un polo de ciencias sociales que debía incorporarse a la École pratique des hautes études [Escuela Práctica de Altos Estudios] (EPHE) [10] cuya VIª sección habría constituido él. Para dar vida a ese polo, escoge a varios intelectuales del grupo de los Annales [11] (Morazé, Friedmann, Braudel, Labrousse, Le Bras...). Por supuesto, ahí está la Fundación Rockefeller para financiar ese experimento en momentos en que, en Francia, únicamente los institutos privados los que recurren a mecenas privados.
Previamente se establecieron contactos mediante Claude Lévi-Straus, a la sazón agregado cultural de la embajada de Francia en Washington, y después a través de Charles Morazé quien se reúne con John Marshall [12] durante la primera conferencia de la UNESCO, verdadero espacio de reclutamiento para la formación de redes proestadounidenses en Europa.
Charles Morazé, catedrático en historia, colaborador de los Annales, miembro de la Fundación Nacional de Ciencias Políticas, reúne todas las características políticas e intelectuales que busca la Fundación Rockefeller. Se convierte entonces en uno de los actores principales de la VIª Sección cuyo primer consejo se reúne en 1948. Una cuarta parte de los fondos procede de la Fundación Rockefeller [13].
En el contexto ideológico de la guerra fría, los organizadores filantrópicos sirven de pantalla para operaciones de intervención cultural, a veces directamente dirigidas por los servicios secretos estadounidenses. Es así que, en 1950, miembros de la CIA permiten la creación, en Berlín, del Congreso por la Libertad de la Cultura, organización que reúne intelectuales hostiles al comunismo [14]. Durante 17 años, la CIA camufla los origines de su financiamiento mediante la utilización de la Fundación Ford. En 1952, la Fundación Rockefeller desembolsa 4,5 millones de francos para que Febvre y Morazé prosigan la construcción de la VIª Sección.
En 1954, gracias a Clemens Séller [15], ahora instalado en París, la VIª Sección obtiene nuevos créditos para organizar un programe de estudios por «áreas culturales» [16].
En 1959, la Fundación Ford [17] interviene a su vez. Financia masivamente las obras de Pierre Auger, comenzando por el Centre européen de recherches nucléaires [Centro Europeo de Investigaciones Nucleares] (CERN) y destinando después un millón de dólares a la construcción de una Casa de los Ciencias del Hombre que pueda acoger la VIª Sección de la Escuela Práctica de Altos Estudios y facilitar su desarrollo [18].
Al terminar la construcción definitiva de esa casa, la VIª Sección aspira a hacerse definitivamente autónoma. El decreto del 23 de enero de 1975 crea oficialmente la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS), institución al margen de la universidad francesa, que acogerá a numerosos ideólogos proestadounidenses. A partir de 1977, François Furet, historiador anticomunista, se convierte en su presidente y recluta a su amigo Pierre Rosanvallon. Ambos crearán años más tarde la Fundación Saint-Simon [19].
En 1980, Furet crea un Centro de Estudios norteamericanos dentro de la Escuela. Resultado de un largo proceso de injerencia cultural estadounidense, la EHESS es un establecimiento híbrido, financiado a la vez por el Estado francés, el Departamento de Estado de Estados Unidos (becas Fulbright) y por la Fundación franco-norteamericana de New York. [20], nueva pantalla de la CIA creada expresamente en 1976.
[1] Brigitte Mazon, Histoire de l’École des hautes études en sciences sociales, Le rôle du mécénat américain (1920-1960), Cerf. Tesis de Brigitte Mazon dirigida por François Furet, Presidente de la EHESS de 1977 a 1985.
[2] «La richesse est suspecte. Et l’argent américain suscite des amalgames: on y voit la "main de l’étranger", on soupçonne l’impérialisme, on accuse la CIA» [La riqueza es sospechosa. Y el dinero norteamericano da lugar a amalgamas: se ve entonces “la mano del extranjero”, se sospecha del imperialismo, se acusa a la CIA.]. Ibid, p. 13.
[3] La Fundación Rockefeller financia también organizaciones, como el Population Council, encargadas de establecer políticas de limitación de la natalidad.
[4] Hayek es nombrado profesor en la London School of Economics en 1931. «Friedrich von Hayek, el padre del neoliberalismo», Voltaire, 4 de marzo de 2004.
[5] Georges Friedmann (1902-1977), catedrático en filosofía de origen burgués, se convierte a partir de los años 20 en un especialista «marxiano» de la condición obrera y de los problemas ligados al progreso técnico («el maquinismo»). Contrariamente a los filosofos del período que sirvió de intermedio a las dos guerras mundiales (Politzer, Nizan, Aron, Lefebvre), la especulación filosófica no le parece suficiente; el estudio de la clase obrera requiere, según él, un enfoque empírico (más cercano del periodismo que del sondeo sociológico de terreno). En 1925, visita las fábricas de Toscana, recogiendo testimonios de obreros. El volumen de datos recogidos en Francia, en Estados Unidos y en la Unión Soviética alimenta su investigación sobre la organización del trabajo industrial realizada en el marco del Centro de Documentación Social de la Escuela Normal Superior, centro que dirige Célestin Bouglé.
[6] Jean Stoetzel, alumno de Lazarsfeld, es el fundador del IFOP, primer instituto francés de sondeos. Yendo en contra de la tradición francesa que representaba Emile Durkheim, contribuyó a importar los métodos de la sociología empírica estadounidense.
[7] Alexis Carrel fue miembro de la conspiración de «La Cagoule» [la Capucha]. Formó parte del Comité ejecutivo que dirigió Coutrot del Centro de Estudio de los Problemas Humanos del cual Georges Friedmann fue uno de los consejeros. Fue también miembro del Consejo General del Centro Francés de Síntesis, un grupo que tuvo su sede en Vichy bajo la protección de Philippe Pétain
[8] «Stay-behind: les réseaux d’ingérence américains» por Thierry Meyssan, Voltaire, 20 de agosto de 2001.
[9] Ese departamento será prontamente financiado por la Fundación Olin. En los años 80 acogerá a François Furet.
[10] La EPHE es fundada en 1868 por Victor Duruy, a la sazón ministro de Instrucción Pública. Varios proyectos que apuntaban a la creación de una sexta Sección (proyecto Mauss, proyecto Tabouriech) fracasaron por falta de suficientes créditos.
[11] La escuela de los Annales designa un grupo de historiadores entre los cuales los más conocidos son Fernand Braudel, Marc Bloch, Lucien Febvre y, en menor grado, Charles Morazé.
[12] John Marshall es miembro de la división de ciencias humanas de la Fundación Rockefeller. Se encarga, con John Willits y Robert T. Crane, de buscar en Francia a los futuros beneficiarios de las subvenciones. Por su lado, John Willits, director del departamento de ciencias sociales de la Fundación se pone en contacto, entre otros, con Jacques Rueff, miembro de la Sociedad Mont-Pelerin.
[13] Esos fondos permiten subvencionar el Centro de Investigaciones Históricas que dirige Braudel, así como el Centro de Estudios Económicos que dirige Morazé.
[14] «Quand la CIA finançait les intellectuels européens» por David Boneau Voltaire, 27 de noviembre de 2003.
[15] Clemens Heller (1917-2002), graduado de Harvard de origen austríaco, hijo del editor de Freud en Viena, organiza el seminario de Salzburgo, más tarde llega a Francia, en 1949. Su casa, en la calle Vaneau, fue centro de encuentros intelectuales. Ese salón parisino acogió, entre otros, a Claude Lévi-Strauss y Margaret Mead.
[16] En octubre de 1955, Kenneth W. Thompson pide que el proyecto de Angelo Tasca, apodado Angelo Rossi, de elaborar una Historia de la Internacional Comunista, sea incorporado al programa de «áreas culturales » de la VIª Sección. Rossi, fundador del Partido Comunista italiano, funcionario del régimen de Vichy, es el candidato que Raymond Aron apoya para contrarrestar las tesis políticas de Jean Chesneaux. Es el padre de Catherine Tasca, ministra de Cultura y de Comunicación del gobierno de Jospin (2000-2002). Kenneth Thompson fue miembro de los servicios de contraespionaje estadounidenses de 1944 a 1946 y participó en la operación de salvamento de los responsables nazis que fueron sacados de Europa. Más tarde fue profesor en la Universidad de Chicago en 1948, antes de incorporarse a la Fundación Rockefeller en 1953.
[17] «La Fundación Ford, fachada filantrópica de la CIA» y «bien Por qué la Fundación Ford subvenciona la oposición», Voltaire, 5 y 19 de abril de 2004.
[18] Ese proyecto recibe el apoyo de Febvre, Braudel y Gaston Berger (Director general de la enseñanza superior).
[19] «La face cachée de la Fondation Saint-Simon», Voltaire, 10 de febrero de 2004.
[20] De 1997 a 2001, la Fondation franco-américaine es presidida par John Negroponte quien dispone entonces de una oficina en la sede de la EHESS. Ver «John Negroponte bientôt à Bagdad», par Arthur Lepic, Voltaire, 20 de abril de 2004.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter