La reciente visita realizada a Bucarest por la secretaria de Estado estadounidense Condoleezza Rice y la firma, en ese contexto, del Acuerdo rumano-estadounidense sobre las bases militares instaladas en ese país no pueden dejar indiferente a Moscú, siempre atenta a cualquier cambio que afecte sus intereses en una zona que considera de importancia estratégica esencial. Estados Unidos reconoció por consiguiente que había informado con anterioridad a Moscú de los planes de instalación de sus bases en Rumania.
Sin embargo, esta precaución no impidió que las autoridades rusas expresaran el descontento de su país, por intermedio del viceprimer ministro Serghei Ivanov, ministro de Defensa Nacional, sacando a relucir el tema de la validez del Tratado de Armas Convencionales en Europa. En opinión de un representante oficial estadounidense que prefiere mantenerse en el anonimato, las futuras bases de su país en Rumania no representan, por una parte, una amenaza para Rusia y, por otra, el Acuerdo respeta las cláusulas del Tratado Europeo. Lo mismo ocurre con los resultados del acuerdo sellado entre la OTAN y Rusia que no logró tranquilizar a Moscú.
El «poder naranja» de Bucarest está por consiguiente dispuesto a poner el país al servicio de Estados Unidos para que este instale en él todas las bases que desee siempre que pague como es debido. Esta afirmación pertenece a los autores de un cáustico artículo publicado en la edición de ayer (8 de diciembre de 2005) del diario Rossiiskaya Gazeta, considerado con toda razón el medio de comunicación oficioso del gobierno. Al analizar la próxima instalación de las bases estadounidenses en territorio rumano, el diario reconoce, entre otros aspectos, que este Acuerdo constituye una innovación en la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Europa, pues es la primera vez que Estados Unidos establecerá una base en el mar Negro, casi en la frontera entre Ucrania y la República Moldava, a pocos kilómetros de Crimea. El autor del artículo ruso no dejó de recordar maliciosamente la atmósfera de «veneración y respeto» así como las declaraciones de «amistad sin límites y fraternidad entre ambos pueblos» hechas durante la visita de la Secretaria de Estado. Y concluye señalando que para crear una situación en la que «Estados Unidos pueda sentirse a sus anchas en Rumania», Bucarest renunció al derecho de procesar a los militares estadounidenses culpables de delitos cometidos en el territorio rumano.
Este artículo fue publicado inicialmente por el diario rumano Adevàrul (La Vérité) n° 4801, 9 de diciembre de 2005.
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