Javed Iqbal y Saleh Elahwal, dos ciudadanos estadounidenses, fueron arrestados por el FBI, el primero en agosto y el segundo el 20 de noviembre de 2006, y serán sometidos a un proceso judicial en el que podrían ser condenados a 110 años de prisión. ¿Qué crimen cometieron? Ambos habían instalado antenas parabólicas que les permitían, a ellos y a otras personas, captar las transmisiones de Al Manar, el canal televisivo de Hezbollah. Estados Unidos considera que ese canal de televisión es «una organización terrorista». Por consiguiente, la justicia estadounidense considera que ver ese canal de televisión o contribuir a su difusión son hechos que constituyen una forma de complicidad con una organización terrorista. El juicio tendrá lugar en Manhattan y permitirá al público saber si Estados Unidos está dispuesto a llevar hasta sus últimas consecuencias la lógica aberrante que ha adoptado sobre la cuestión.
Al-Manar es el blanco preferido de las organizaciones sionistas et proestadounidenses que, desde el año 2003, acusan al canal Al Manar de hacer propaganda contra el antisemitismo. La televisión de la resistencia libanesa también fue salvajemente bombardeada durante la guerra israelí contra el Líbano y su sitio en Internet, alojado por un servidor de la India, fue suspendido debido a la presión de Washington.
Iqbal y Elahwal están sufriendo las consecuencias de las nuevas estrategias militares que defienden el Pentágono y sus aliados, quienes consideran que la destrucción de la voz del adversario es un objetivo de guerra, como lo demuestran los bombardeos perpetrados contra la cadena nacional serbia en 1999, los bombardeos contra las oficinas de Al Jazeera en Afganistán e Irak y las campañas internacionales de censura contra Al Manar.
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