El presidente Álvaro Uribe Vélez, como un personaje tardío de Macondo, niega la existencia de esta guerra en los foros internacionales a donde llega, sin aliento. A la vez señala como terroristas a los ciudadanos colombianos que criticamos su
pensamiento déspota y autoritario. Y tiene émulos.

Desde 1948, los colombianos hemos padecido más de medio millón de
muertos, una dosis letal de terror. También en este período fueron
asesinados seis candidatos presidenciales, la mayoría víctimas de
sicarios al servicio del Estado: Jorge Eliécer Gaitán (1948), Jaime
Pardo Leal (1987), Luis Carlos Galán (1989), Bernardo Jaramillo (1990),
Carlos Pizarro (1990) y Álvaro Gómez Hurtado (1995). Cinco mil
dirigentes y militantes de la Unión Patriótica fueron masacrados en la
década 1986-1996, todos por cuenta del terrorismo de Estado y del
paramilitarismo al que el presidente Uribe insiste en reconocerle
“estatus político”. La masacre continúa.

El pasado 22 de julio se celebró la clausura de la décimo-séptima
edición del Festival Internacional de Poesía de Medellín, con la lectura
de poemas de 70 de los poetas que tomaron parte en este encuentro
poético anual, que ha sido considerado por la prensa mundial como el
festival más multitudinario de la historia de la poesía:
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub/es/Festival/Prensa/index.htm)

En esa sesión de clausura se percibieron dos circunstancias inesperadas
para muchos: la primera, que varios cientos de personas soportaron, en
presencia de los poetas extranjeros y nacionales, un torrencial aguacero
de tres horas, mientras la poesía fluía ininterrumpidamente bajo los
truenos y la dura lluvia, como la expresión viva de la afirmación del
compromiso, la conciencia y la vocación de paz y de una nueva vida, del
pueblo colombiano.

La segunda circunstancia, es que no fue un festival poético más: tras 17
años de formidable desarrollo cualitativo y cuantitativo del Festival,
miles de personas tomaron abierta y enérgicamente la decisión de luchar
de manera activa por la paz de Colombia, que promovemos activamente
cientos de artistas e intelectuales colombianos, trascendiendo décadas
de censura y autocensura en el país, y apoyados en artistas e
intelectuales de 87 países, tras suscribir conjuntamente una Carta en
demanda de una justa paz en nuestra nación.

Dos de los objetivos centrales del Festival Internacional de Poesía de
Medellín a través de su historia de casi dos décadas, han sido:

. Alimentar la vigorosa resistencia poética y espiritual del pueblo
colombiano, que lucha esforzadamente por una patria para la vida y para
el sueño de un nuevo país, fortaleciendo el diálogo entre los poetas y
las tradiciones poéticas y contribuir al entrelazamiento de los
proyectos de poesía de todos los continentes (festivales, publicaciones
periódicas, escuelas poéticas), estimulando el intercambio de
experiencias, opiniones, propuestas y bases de datos.

. Fortalecer, a través del ejercicio continuado de la palabra poética en
Medellín y las principales ciudades colombianas, un alto nivel de
conciencia social y estética, de coexistencia y sentido de solidaridad
frente a los problemas estructurales que afectan a la población de
nuestro país, y lograr una dinámica renovadora de los procesos de
integración e intercambio simbólico, para generar en el público una más
alta comprensión sobre la importancia de escucharnos y acceder a la
pluralidad, a la diversidad y a la complementariedad del pensamiento
humano y crear una actitud participativa del pueblo en la cultura y en
el proceso de profundización de la democracia colombiana.

En el Festival intervinieron -desde 1991- más de 800 poetas de 142
países, de todos los continentes, y su impacto en la sociedad
contemporánea mundial ha sido tal que le fue otorgado el Premio Nobel
Alternativo, en el Parlamento de Suecia en diciembre de 2006.

Colombia es un país hambriento y saqueado, militarizado y
paramilitarizado. Con 26 millones de pobres (más del 60% de la
población) y 11 millones de indigentes, cada día aumenta la legión de
desempleados, subempleados y excluidos. Miles de crímenes siguen en
total impunidad. Cuatro millones de desplazados llegados a las ciudades
siguen siendo hostigados y amenazados por cuerpos paramilitares, que
controlan los barrios indigentes y asentamientos. Los asesinatos
selectivos de dirigentes populares continúan. El ejército y la policía
nacional aplican su política de mano de hierro contra toda protesta
social. Colombia entera es un campo de concentración de 40 millones de
habitantes secuestrados por la guerra. A todo esto se suma la ausencia
de resultados políticos que beneficien a la sociedad colombiana, en su
aspiración a una paz justa y digna, derivados de una guerra de
guerrillas de más de 40 años, que carga el condenable lastre del secuestro.

Siendo la poesía la expresión inmemorial del deseo profundo de una
humanidad fraterna y solidaria, renacida de las cenizas de la mezquindad
y del egoísmo, que han signado y deteriorado la historia humana durante
siglos, es nuestra voluntad contribuir a la construcción de la paz de
forma firme y decidida desde el Festival Internacional de Poesía de
Medellín y desde el movimiento cultural por la paz de Colombia. La
mayoría de los colombianos estamos de acuerdo y continuaremos luchando
para que la paz se alcance a través de un acuerdo humanitario entre los
contendientes, para el intercambio de prisioneros de guerra y
secuestrados, y el subsiguiente desarrollo de sólidas conversaciones que
lleven a una solución política de la guerra.

Orientado por la política guerrerista del presidente estadounidense
George Bush, el presidente colombiano Uribe Vélez se niega tercamente,
una y otra vez, a la celebración de los diálogos que permitan este
acuerdo humanitario, reclamado insistentemente por la sociedad
colombiana, mientras su discurso sordo e intolerante, sigue alentando la
reiteración de los ataques físicos y morales contra los defensores de
derechos humanos, luchadores por la paz, dirigentes sindicales,
indígenas, agrarios y estudiantiles, personalidades democráticas, poetas
y artistas opositores.

Fuente: Alai-amlatina, 9 de agosto de 2007.