Su embajador, Philip Goldberg, fue jefe de la Misión estadounidense en Kosovo, y antes había sido brazo derecho del embajador estadounidense en Bosnia, Richard Holbrooke. Evo Morales sonríe sin cesar y te pone dos dedos en el hombro para hacer hincapié en un concepto. Lleva chaqueta y camisa bordada sin cuello. Por una vez ha dejado en la maleta la chompa, el tradicional jubón.

Llegó a Italia en un avión venezolano, recogió un premio, se reunió con representantes de instituciones políticas y patronales, se reunió también con los movimientos sociales italianos, y sin duda ha intentado aclarar el asunto Entel, compañía telefónica propiedad de la italiana Telecom que Bolivia quiere nacionalizar. (Telecom ha presentado, por sorpresa, una demanda de arbitraje internacional ante un tribunal, el Centro Internacional de Arreglos de Disputas de Inversiones -CIADI-, del que Bolivia ya no forma parte desde hace seis meses.) En Bolivia, ha dejado una situación bastante tensa: los intentos separatistas se hacen más ásperos, y recientemente se ha producido la ocupación de un aeropuerto en Santa Cruz, corazón de la zona camba, zona más rica, contrapuesta a la zona colla, la de los indígenas de las montañas. Y también se ha producido un atentado contra un consulado venezolano, han enviado cartas-bomba a casa de algunos médicos cubanos, y hay informes de inteligencia que indican la presencia de instructores colombianos.

Presidente, 21 meses después de su elección, ¿cómo avanza la refundación que usted prometió para Bolivia?

Procede con altibajos, con oposición de los sectores conservadores, que no quieren perder sus privilegios. No aceptan que la nacionalización de los hidrocarburos se haya blindado y esté garantizada por muchos mecanismos legales y constitucionales; no aceptan que el poder haya pasado al pueblo y no sea ya privilegio de pocas familias, de una oligarquía. Hablo del poder económico y del político. Entre ellos hay gente racista, fascista. Pero estoy seguro que llegaremos al final. Será una batalla dura pero será una revolución democrática, pacífica y justa.

La Asamblea Constituyente que usted ha convocado aún no ha aprobado un solo artículo de la nueva constitución, y los conflictos por parte de los sectores autonomistas y de la derecha tradicional ya rozan la violencia. ¿Hay una relación entre ambos sectores? ¿Se corre el riesgo de balcanizar Bolivia?

Excluyo totalmente la balcanización. Pero la extrema derecha no está dispuesta, efectivamente, a aceptar al indio, y está por ello literalmente disgustada. Y reacciona. Lo digo con mucha responsabilidad, pero tengo informaciones de que ya no están en el plano de la oposición política, están hablando de golpe, de golpe militar. Si se diese un golpe en alguno de los departamentos del país, dicen, los militares serían enfrentados y derrotados. Hablan incluso de atentados contra la vida de las personas.

¿Sabe si existen grupos paramilitares en el país?

Lo sé, y le anticipo una cosa: tenemos una fotografía del embajador de Estados Unidos junto a un paramilitar colombiano, tomada recientemente aquí en Bolivia. Felizmente, el paramilitar fue detenido y está en estos momentos encarcelado. Tenemos informaciones de fuerzas paramilitares armadas y organizadas, en nuestro país, formadas por elementos de derecha y delincuentes. Cuando la derecha no puede movilizar como lo hacía antes, pasa al lado extremo: el paramilitarismo.

Recientemente, ha habido atentados contra un consulado venezolano en Bolivia, contra las casas de algunos médicos cubanos, y ha habido también la ocupación del aeropuerto. ¿De dónde, provienen políticamente, estas acciones?

Hay una derecha interna y una derecha externa. La interna proviene de los grupos oligárquicos, la externa de la embajada de Estados Unidos.

Antes de ser destinado a Bolivia, el embajador, Philip Goldberg, fue jefe de la Misión estadounidense en Kosovo, y antes había sido el brazo derecho del embajador en Bosnia, Richard Holbrooke, desde donde se produjo la implosión Yugoslavia. ¿Cómo se comporta ahora?

En Bosnia, Goldberg marcó algunos puntos en su carrera diplomática pero en Bolivia no lo conseguirá.

¿Qué relaciones mantienen ustedes con Estados Unidos?

Tenemos relaciones con todo el mundo, pero no aceptamos provocaciones. Además, una cosa es el embajador y otra el país. Es cierto que el señor Goldberg tiene sin lugar a dudas una larga experiencia en la convulsión de gobiernos democráticos.

¿Y cómo va la nacionalización del gas? El ex ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada, dice que las transnacionales han firmado los nuevos acuerdos pero que no pagan realmente lo que deberían pagar, y además que su gobierno no invierte en infraestructuras –carreteras, puentes, fábricas—sino sólo en proyectos ideológicos de solidaridad para las personas de edad y los estudiantes. ¿Qué le responde?

Que Soliz Rada es un resentido con quien me equivoqué al darle un ministerio. Los resultados de las nacionalizaciones, por otra parte, hablan por sí mismos. Si existe el "bono Juancito Pinto" es gracias a las nacionalizaciones, si hemos podido asignar una determinada cifra a las pensiones es gracias a las nacionalizaciones. Antes existía el "bono solidaridad", pero derivaba de la privatización –mal llamada capitalización— de nuestras empresas. Y ni siquiera así existían recursos económicos para hacerlo efectivo, era insostenible. Ahora todo ha cambiado, y el Estado se ha hecho cargo, por ejemplo, de la responsabilidad de una pensión de vejez, lo que antes no existía.

Insisto, ¿es cierta la crítica sobre la falta de inversiones en el sector industrial? ¿Cree que la industrialización de los hidrocarburos pueda hacerse en dos años?

En estos momentos, nuestra mayor debilidad se da en el sector humano, el de los expertos: los que necesitamos debemos antes formarlos. La cosa más importante es que antes de la nacionalización el Estado recibía menos de 300 millones de dólares por su gas y este año espera ingresar 2.000 millones. En 2004 las reservas del país no llegaban a 2.000 millones de dólares, este año alcanzarán los 5.000 millones. Estos son hechos.

Usted habla de inversión en el sector humano. ¿Qué puede ofrecer Bolivia y qué tipo de inversiones busca?

En materia de recursos naturales, tenemos necesidad de socios. Tenemos necesidad de empresas, no solo italianas sino de todo el mundo, y empresas que inviertan. Y estamos comenzando a firmar acuerdos bilaterales. Por ejemplo, he estado en contacto aquí con un empresario del calzado, y sé que Italia produce calzado de calidad pero no en la cantidad que produce por ejemplo China. Y nosotros tenemos el cuero del altiplano y del Oriente. Una materia aún no explotada es el cuero del cuello de las llamas, en nuestro país se fabrica tradicionalmente calzado con cuero de cuello de llama. Se trata de un ejemplo de una materia prima que tenemos y que está por explotar, y como ésta otras tantas. Pero las empresas deben ser sensibles y tener también políticas sociales.

¿Qué relaciones tiene con Brasil?¿ La empresa de petróleos de Brasil, Petrobras, se comporta como parte de un gobierno amigo o como una empresa clásica que no conoce a los amigos?

Es difícil el entendimiento con las empresas, tienen un sólo interés que es el de multiplicar su capital. El presidente de Brasil intenta resolver los problemas que tenemos con esa empresa citada, y yo tengo mucho respeto por Lula, con quien estamos preparando una reunión en Bolivia antes de que finalice el año. Sigo considerando al compañero Lula como un hermano mayor y a Brasil como un gran país. Estamos aquí para resolver los problemas, para limitar los condicionamientos y para garantizar las inversiones.

Le han criticado mucho su chavismo, aunque hoy día criticar a Chávez es un deporte muy practicado. ¿Hay diferencias entre usted y el presidente de Venezuela?

Somos diferentes, pero ambos buscamos la igualdad, la justicia y la reducción de las asimetrías entre las familias y los continentes. Nuestra gran coincidencia es que tenemos democracias liberadoras y no sometidas al Imperio, estamos orientados al tema de la Vida y de la Humanidad, no sólo en América Latina sino para todos los seres humanos del planeta Tierra. Nosotros, sin embargo, formamos parte de un movimiento indígena, buscamos la armonía con la Madre Tierra. El socialismo y el marxismo pretenden únicamente resolver el problema del ser humano, no el de la Tierra. En cambio, debemos hablar del medio ambiente, de cómo salvar un planeta que está enfermo.

¿Y de los agrocombustibles?

No comparto la idea. No es posible que la Tierra y sus productos se pongan a disposición de los automóviles en lugar de a la vida humana.

La coca es un tema con el que a menudo se ataca a Bolivia. Usted ha hablado de industrialización de la coca, ¿cómo está este asunto?

Lo digo con toda claridad: no es posible el libre cultivo de la coca pero tampoco es posible alcanzar el nivel cero coca. Hablar de libre cultivo significa producir excedente para el mercado ilegal, hablar de cero coca sería desconocer su cualidad: hablar de cero coca es hablar de movimiento indígena cero. Pero la lucha contra los narcotraficantes que realiza Estados Unidos es un pretexto que esconde una lucha de carácter geopolítico. Con la lucha contra el narcotráfico Estados Unidos está creando bases militares. Lo que se prevé para la nueva Constitución es que Bolivia no acepte en su suelo bases militares, estadounidenses o de cualquier otro país. Si hablamos de lucha real y efectiva contra el narcotráfico, entonces habrá que hacer frente no sólo a la oferta sino también a la demanda. Y la demanda viene de ustedes, de Occidente. Y después hay que hacer frente también al secreto bancario. No es posible que estados y naciones protejan el narcotráfico por medio del secreto bancario.

¿Que opinión le merece Ahmadineyad, con quien acaba de firmar un acuerdo nuclear? ¿Tiene derecho a un programa atómico?

Los acuerdos y las relaciones comerciales y diplomáticas de Bolivia no estarán nunca orientadas hacia políticas que se propongan suprimir vidas, estamos por una cultura de la vida y nunca perseguiremos programas que la amenacen. Algunos países critican los programas nucleares, pero ¿quién puede hacerlo? Sólo aquellos que no dispongan de esas armas. ¿Con qué moral algunos países dotados de grandes arsenales nucleares ponen en cuestión las armas de otros? O todos o ninguno. Para nosotros, mejor ninguno. En las guerras sólo pierden los pobres y vencen los ricos, la guerra solo sirve para que algunos grupos sigan acumulando capital.

¿Qué relaciones mantiene con la Iglesia católica?

Tengo gran respeto por muchos sacerdotes y religiosas de base, y trabajamos mucho con sus escuelas y hospitales. Pero lamento tener diferencias con la jerarquía de la Iglesia católica de Bolivia. Lo que sucede en Italia lo desconozco, pero en Bolivia algunos jerarcas católicos hacen doblar las campanas en protesta contra Evo Morales.

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Traducido del italiano para Rebelión por S. Seguí.