El informe elaborado por la Isla bajo el título “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero que los Estados Unidos de América ejerce contra Cuba”, se presentan por décimo octava ocasión consecutiva con similares resultados favorables.
Solo Estados Unidos, y dos de sus lacayos, Israel, y Palau, expresaron su voto en contra al oprimir el botón rojo que marcó el sufragio contrario al proyecto.
Las solitarias abstenciones de Islas Marshall y Micronesia completaron el desastroso resultado para Estados Unidos, si tenemos en cuenta que el total de naciones que integran actualmente la nómina de la ONU es de 192 estados.
Tanto Palau o Palaos, -que junto a Micronesia, conformaba las Islas Carolinas-, como las Islas Marshall, son archipiélagos de Oceanía con una historia muy ligada a la presencia militar y económica estadounidense, especialmente luego de la II Guerra Mundial.
A partir de esa realidad, la posición de abstención de Micronesia y las Marshall en el sufragio contra el bloqueo, puede considerarse un verdadero desafío a Estados Unidos y en consecuencia, otros dos elementos de la contundente derrota sufrida por este en ONU.
Desde 1992 la cifra de adhesiones a la posición cubana ha crecido incesantemente desde los 56 votos positivos obtenidos ese año, hasta llegar a la cifra récord de 185 el pasado 2008, ahora rebasada.
Ello ha sido directamente proporcional al conocimiento y comprensión que las naciones han ido ganando sobre la genocida guerra que la Casa Blanca desarrolla contra una pequeña isla caribeña que solo quiere ser libre e independiente.
El mérito de este estado antillano se agiganta porque a pesar de las innegables afectaciones de la genocida política norteamericana, ha mantenido sus logros sociales y practicado la solidaridad internacional como ningún otro país lo ha hecho.
Si nos remontamos a la historia de la humanidad, comprobamos que entre los grandes bloqueos universales, ninguno ha sido tan prolongado, pertinaz y abarcador como el practicado contra la Isla.
Los griegos, según cuenta Homero en su Ilíada, cercaron a Troya por una década y los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial, rodearon a Leningrado por 900 días.
Han sido casi 50 años de crueldad y aproximadamente 17 mil 365 días con sus noches de pérdidas incontables para la economía cubana; 416 mil 760 horas de retos, tensiones y angustias en la búsqueda de soluciones a escollos creados; 25 millones 005 mil 600 minutos de resistencia heroica ante una práctica que pretendía, según documentos oficiales desclasificados, la rendición de Cuba por hambre, enfermedades y desesperación. Nada han logrado.
Al menos cinco generaciones de cubanos nacieron y vivieron bajo el asedio de esa criminal política.
El saldo real para Estados Unidos ha sido el desprestigio de su política y el reiterado mayoritario rechazo internacional, como lo demostró la votación este 28 de octubre.
La Casa Blanca persiste en practicar una política sin futuro contra un pueblo que no se rinde. Es algo muy real y serio que hasta hoy continúan ignorando. ¿Hasta cuándo?
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