Las palabras dicen, nombran, sugieren.
Una palabra puede mostrar rebeldía, o señalar una actitud cobarde.
Puede generar tristeza o alegría.
Hay palabras dichas y palabras no dichas, pero que hablan.
Algunas invisibilizan, otras transforman.
Pueden encerrar enorme belleza, o producir mucho temor.
Palabras que no deberían formar parte del lenguaje, palabras vergonzantes.
Palabra impune: FEMINICIDIO.
Connota mujer, denota muertes.
Otro 25 de noviembre y un nuevo Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Año tras año centenares de muertes se suman a las estadísticas que dan cuenta de la violencia de género en el mundo.
En República Dominicana, 108 mujeres fueron asesinadas en lo que va del año, en tanto España sumó cien nuevas muertes
Desde 1999 hasta el 2008, 2830 mujeres fueron víctimas de feminicidios en El Salvador.
Más de 3000 mujeres han sido asesinadas en los últimos ocho años en Guatemala y el 97% de los casos nunca ha sido resuelto.
Doce casos de feminicidio al mes y 45 tentativas de asesinato contra mujeres se produjeron durante el 2009, según surge del registro del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social de Perú.
Siete asesinatos por mes se producen en Managua, capital de Nicaragua.
En nuestro país entre el 1 de enero y el 15 de noviembre del corriente año los feminicidios cobraron 176 víctimas mortales.
Desde 1993 a la fecha cerca de 500 mujeres fueron asesinadas en Ciudad Juárez en México. Sangre en un campo de algodón.
“Para que se dé el feminicidio concurren de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la colusión de autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes" subraya la antropóloga feminista mexicana, Marcela Legarde.
Cardos que crecen en la tierra, cada vez que una mujer es asesinada por la brutal mano de un hombre.
Mucho más que datos son los que se describen más arriba. Cada número encierra una impunidad más y una mujer menos en este mundo.
Números a los que les falta sumar la cantidad de desapariciones por los tratadores de blanca, las mujeres golpeadas y las acosadas, entre otros.
Esmeralda, Claudia y Laura. Tres nombres que nombran. Tres de las ocho mujeres que fueron asesinadas –y luego identificadas- en los campos de algodón de Ciudad Juárez en el año 2001.
Después de ocho años, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en un fallo histórico condenó al Estado de México como responsable directo de estos feminicidios, constituyéndose en la primera resolución donde se plantean violaciones a la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.
Asesinatos que encuentran una reparación frente a tanta in-humanidad.
Un fallo con aroma a rosas.
Aroma a rosas en un campo de algodón.
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