El que el CONEA haya ubicado a la U. Central entre las mejores del país no es obra de los últimos meses, sino de años de lucha por el país. ¿Dónde quedan ahora las acusaciones de politización y mediocridad?
El pasado 4 de noviembre se presentó a la Asamblea Nacional el informe del Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación firmado por el Dr. Arturo Villavicencio, presidente del Consejo, y titulado: "EVALUACION DE DESEMPEÑO INSTITUCIONAL DE LAS UNIVERSIDADES Y ESCUELAS POLITECNICAS DEL ECUADOR"; en este documento, polémico por varios factores, se establecen cinco categorías, la Universidad Central del Ecuador ha sido ubicada en la categoría A, ocupando este puesto con 4 Politécnicas Públicas, 4 Universidades Estatales y 4 Universidades Privadas.
A primera vista se puede establecer que el considerar a nuestra institución en esta categoría responde a un reconocimiento del desarrollo académico de los últimos años que hemos venido viviendo, donde los estudiantes, docentes, empleados y trabajadores somos actores fundamentales.
Este puesto no es logro de una sola persona o de una sola gestión, es producto del accionar continuo de los estudiantes, maestros y empleados centralinos que nos preocupamos por generar cambios dentro de nuestra institución y aportar a la lucha por la transformación social; es consecuencia de un proceso sostenido, que muchos enemigos internos y externos han intentado ocultar mediante la calumnia y la difamación, las mismas que definieron a nuestra alma mater como "mediocre y politizada" y hoy ellos se rasgan las vestiduras.
Sólo un ciego puede aceptar que los resultados obtenidos en esta evaluación son producto de los últimos seis meses, o es que acaso se intenta negar los 183 años de vida republicana de la gloriosa Universidad Central, la experiencia y entrega de más de 500 docentes a tiempo completo, el esfuerzo de más del 45% de la planta docente que tiene título de cuarto nivel, los aportes en investigación o desarrollo comunitario impulsado por las distintas facultades, la creación de los Centros Internacionales, Biomedicina, Zoonosis, Academia CISCO, el Centro de Excelencia en Transporte Intermodal y Fluvial, los programas de extensión universitaria, consultorio jurídico gratuito, clínica odontológica, Hospital del día y quirófano para microcirugías, las extensiones de la Facultad de Filosofía en Santo Domingo de los Tsachilas y Galápagos como la única oportunidad de educarse en una universidad pública en esas provincias del país, los triunfos deportivos y la existencia de importantes atletas hombres y mujeres; por decir algunos ejemplos, ya que los parámetros que se establecieron para este informe fueron: academia, estudiantes y entorno de aprendizaje, investigación y gestión interna.
Vale tener en cuenta que este informe del CONEA es hecho público cuando el gobierno pasa dificultades en la aprobación de la Ley retrógrada de la SENPLADES, producto de la unidad de las Universidades públicas, privadas y politécnicas que se han venido movilizando en defensa de la autonomía universitaria, de la calidad de la educación del tercer nivel, entre otros elementos; por eso no causa extrañeza que este informe haya sido elaborado por un equipo dirigido por Erika Silva (conocida militante del partido socialista aliado del gobierno) y a eso se deben las opiniones y prevaricatos intencionales que expresa Arturo Villavicencio, en la entrevista publicada por el periódico El Comercio el miércoles 17 de noviembre, en la que se expresan varias opiniones contra algunas facultades de nuestra institución.
Los universitarios debemos afirmar nuestra convicción de luchar por una Universidad de calidad, democrática, científica y junto al pueblo, debemos recuperar nuestra historia para promover acciones contra el autoritarismo y la prepotencia que intentan instaurarse en el país y la educación.
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