El artículo que presentamos a continuación fue escrito por un investigador independiente norteamericano hace exactamente un año, es decir apenas Barack Obama había ganado las elecciones presidenciales en los EEUU en noviembre 2008. Pensamos oportuno publicar este antiguo artículo para demostrar simplemente que estudiando y analizando la configuración del poder estadounidense, de las alianzas y consejeros que entornan y sirven al nuevo presidente Obama, podemos demostrar que todo esto ayuda a comprender y descifrar cuáles son sus finalidades. No se trata de un cambio sino de una continuidad de la política imperial.
Bueno, dejemos de lado lo obvio. Fue histórico. Me atoré varias veces, me salieron las lágrimas, a pesar de que no voté por él. Voté por Ralph Nader, por cuarta vez consecutiva [el autor hace referencia al día en que Barack Obama ganó la presidencia en los EEUU como primer mandatario negro de este país, como lo hemos señalado anteriormente, este artículo fue escrito y publicado hace un año].
Durante los últimos ocho años, al escuchar a diario programas de noticias en la radio, siempre me aseguré de quedarme a un par de metros de la radio para poder cambiar rápidamente la emisora cuando comenzaba a hablar ese tipo descabellado o uno de sus discípulos.
No soy masoquista, aguanto mal a los estúpidos, y me aburro rápidamente. Siento decirlo, ya apago a veces la radio cuando comienza a hablar Obama. No dice nada, o no lo suficiente, o no suficientemente a menudo. Perogrulladas, clichés, promesas sin sustancia, “esperanza y cambio”, casi todo sin suficiente sustancia, “cambio y esperanza,” sin nada específico, destinadas a no ofender.
¿Cuáles son exactamente los principios del individuo? Nunca cuestiona las premisas del imperio. Nunca cuestiona las premisas de la “Guerra contra el Terror.” Estoy contento de que haya ganado por sólo dos motivos: John McCain y Sarah Palin, y resiento profundamente que el sistema estadounidense me obligue a extraer una gota de placer de algo tan alejado de mis ideales. Los votos de Obama vinieron por lo menos tanto de gente desesperada por conseguir alivio de la sofocación neoconservadora como de gente que genuinamente creía en él.
Es una forma de extorsión – Vota por Obama o te quedarás con más de lo mismo. No te ofrecen otra alternativa.
¿Hay algún motivo para estar feliz porque el inaguantablemente religioso George W. pasará pronto a ser historia? “Creo que Cristo murió por mis pecados y que él me redime. Es una fuente diaria de fuerza y apoyo.” Lo dijo alguien llamado Barack Obama. [1] EE.UU. produce fanáticos religiosos como los japoneses producen coches. Oremos para que eso se acabe.
Como mencioné antes, si eres uno de los que quisieran creer que Obama tuvo que presentar puntos de vista de política exterior de centroderecha para ser elegido, pero que una vez que esté en la Casa Blanca podremos olvidar que nos engañó una y otra vez y que emergerá como un verdadero hombre progresista de paz y derecho internacional y derechos humanos – recuerda que como candidato al Senado de EE.UU. en 2004 amenazó con ataques de misiles contra Irán [2], y que ganar la elección no lo llevó a ponerse de acuerdo con su pacifista interior. Desde entonces ha estado amenazando a Irán.
El mundo está en un estado terrible. No pienso que tenga que entrar en detalles al respecto. Qué bonito, qué maravillosamente bonito sería tener un presidente estadounidense imbuido de valores progresistas y coraje político. Imaginad lo que se podría hacer. Como ser una salida rápida y total de Iraq. Podéis imaginar el cuadro igual que yo. Con su popularidad, Obama podría hacer casi cualquier cosa, pero probablemente seguirá yendo a lo seguro. O lo que podría ser más preciso, seguirá siendo lo que es; que, al parecer, es un centrista comprometido. No está realmente contra la guerra. No como tú y yo.
Durante los primeros cuatro años de Obama en la Casa Blanca, EE.UU. no se irá de Iraq. Dudo que permita una retirada completa, incluso en un segundo período. ¿Ha calificado inequívocamente la guerra de ilegal e inmoral? ¿Un crimen contra la humanidad? ¿Por qué está tan cerca de Colin Powell? ¿No conoce el papel indigno de Powell en la guerra? ¿Y mantener al Secretario de Defensa de George W. Bush, Robert Gates, un hombre contra quien no sería difícil presentar acusaciones de crímenes de guerra? ¿Encontrará también un sitio para Rumsfeld?
¿Y la gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, partidaria de la guerra, para que dirija el departamento de Seguridad Interior? ¿Y el general James Jones, ex comandante de la OTAN (sic), que quiere “vencer” en Iraq y Afganistán, y que apoyó a John McCain, como Consejero Nacional de Seguridad? Jones está en el Consejo de Directores de Boeing Corporation y de Chevron Oil. ¿De qué rincón oscuro del alma de Obama proviene todo esto?
Tampoco está realmente contra la tortura. No como tú y yo. Nadie será castigado por utilizar u ordenar la tortura. Nadie será recusado por la tortura. Michael Ratner, presidente del Centro por Derechos Constitucionales, dice que procesar a funcionarios de Bush es necesario para establecer una política futura contra la tortura. “La única manera de impedir que esto vuelva a suceder es asegurarse de que los que fueron responsables por el programa de tortura paguen el precio debido. No veo cómo podemos recuperar nuestra estatura moral si permitimos que los que estuvieron íntimamente involucrados en los programas de tortura simplemente bajen de la escena y vivan sin ser responsabilizados.” [3]
Como presidente, Obama no puede permanecer en silencio y no hacer nada; de otra manera heredará los crímenes de guerra de Bush y Cheney y se convertirá él mismo en criminal de guerra.
El cierre del infierno de Guantánamo no significa nada si los prisioneros son simplemente transferidos a otras mazmorras de tortura. Si Obama se opone verdaderamente a la tortura, ¿por qué no declara que después de cerrar Guantánamo los reclusos serán juzgados por tribunales civiles en EE.UU. o enviados a países donde evidentemente no enfrenten el riesgo de ser torturados?
Y afirma simplemente que su gobierno acatará fielmente la Convención contra la tortura y otro tratamiento cruel, inhumano o degradante de 1984, de la cual EE.UU. es signatario, y que declara: “El término ‘tortura’ significa todo acto mediante el cual se inflige intencionalmente dolor severo o sufrimiento, físico o mental, a una persona con propósitos como obtener información o una confesión… infligido por o por instigación de, o con el consentimiento o aquiescencia de un responsable público o cualquier otra persona que actúe en una capacidad oficial.”
La convención afirma que: “Ninguna circunstancia excepcional, en absoluto, sea un estado de guerra o una amenaza de guerra, estabilidad política interior o cualquier otra emergencia pública, podrá ser invocada como justificación de la tortura.”
Pero, en su lugar, Obama ha nombrado al ex funcionario de la CIA, John O. Brennan, como asesor en asuntos de inteligencia y co-jefe de su equipo de inteligencia de transición. Brennan también ha calificado las “entregas extraordinarias” – el programa de secuestros y torturas realizado bajo los gobiernos de Clinton y Bush – de “instrumento vital,” y elogiado las técnicas de interrogatorio de la CIA porque suministran inteligencia “que salva vidas”. [4]
Obama podría ser una desilusión tan grande como Nelson Mandela, quien hizo tristemente poco por mejorar la suerte de las masas de Sudáfrica, mientras entregaba el país a las fuerzas internacionales de la globalización. Hago esta comparación no porque los dos hombres sean negros, sino porque ambos produjeron tan inmensas expectativas en sus países y en todo el mundo.
Mandela fue liberado de la prisión porque los dirigentes del Apartheid supusieron que llegaría a ser presidente y apaciguaría a la inquieta población negra mientras gobernaba como un centrista no-radical, de libre mercado, sin amenazas indebidas para el privilegio blanco. Es tal vez significativo que en su autobiografía renuncie a culpar a la CIA por su captura en 1962, a pesar de que la evidencia que lo demuestra es convincente. [5]
Parece que Barack Obama causó una impresión semejante a la elite del poder estadounidense que lo analizó en numerosas reuniones de recaudación de fondos y otras y allanó el camino para su ascenso tan improbable de oscuro senador estatal a la presidencia en cuatro años. El apoyo financiero del mundo corporativo para vender la “Marca Obama” fue extraordinario.
Otra comparación podría ser con Tony Blair. Los conservadores jamás podrían haber introducidos tasas universitarias o guerras brutales interminables, pero el Nuevo Laborismo lo hizo. A los republicanos les hubiera sido difícil volver a introducir el servicio militar obligatorio, pero puedo imaginar a Obama restableciéndolo, acompañado por un eslogan adecuado, alguna variación de “¡Sí, podemos!”
Espero que me equivoque, sobre su pasado y sobre cómo gobernará como presidente. Espero que esté muy equivocado.
Mucha gente llama a los progresistas a presionar intensamente al gobierno de Obama, a ejercer presión para sacar a la luz el “buen Obama”, obligarlo a comprometerse, responsabilizarlo. Las atrevidas reformas del Nuevo Trato de Roosevelt fueron incitadas por huelgas generalizadas y otras acciones militantes poco después del fin de la luna de miel. Por el momento, no se me ocurre nada mejor. Dios nos ayude.
El futuro como solíamos conocerlo ha dejado de existir. Y otros pensamientos joviales.
El horror terrorista en Bombay
La lectura de los informes sobre el horror terrorista en Bombay me dejó tan pesimista como un dinosaurio imaginando el futuro de sus nietos. ¿Cómo pudieron hacer eso?... destruir todas esas vidas, gente que ni siquiera conocían, gente que lo pasaban bien de vacaciones… ¿cuál puede haber sido su motivación? Bueno, en cierto modo conocían a algunas de sus víctimas; sabían que eran indios, o estadounidenses, o británicos, o sionistas, o algún otro tipo de infiel; así que no fue completamente irreflexivo, no totalmente al azar.
¿Ayuda a comprender? ¿Puede alivianar el dolor por las penas del mundo? Incluso puedes utilizarlo. La próxima vez que encuentres a un defensor de la política exterior estadounidense, alguien que insista en que algo como Bombay justifica los ataques retóricos y militares contra el Islam, puedes señalar que EE.UU. hace regularmente lo mismo.
Durante siete años en Afganistán, casi seis en Iraq, para mencionar sólo los dos ejemplos más obvios… rompen puertas y ametrallan a extraños, infieles, traumatizan a niños de por vida, disparan misiles a casas ocupadas, hacen estallar bombas por doquier, se detienen para torturar… lanzan cada unos pocos días bombas en Pakistán o Afganistán, y todavía Iraq, afirmando que han matado a miembros de al-Qaeda, tan malos como los sionistas, bombardean fiestas de matrimonio, una después de la otra, hermanos o sus sobrinos o sus amigos, sobre todo mujeres y niños muertos; los militares de EE.UU. pagan a gente para que les digan dónde va a estar tal o cual mal sujeto número uno; y los militares de EE.UU. creen lo que les cuentan, así que ¡Ahí van las bombas!...
¿Te deprime tanto eso como Bombay? A veces prefieren bombardear Siria, o matar gente en Irán o Somalia, todos sujetos malos… “Tropas de EE.UU. transportadas por helicóptero han realizado una incursión dentro de Siria a lo largo de la frontera iraquí, matando a ocho personas incluyendo a una mujer, dicen las autoridades sirias,” informa la BBC. [6]… “Los militares de EE.UU. han utilizado desde 2004, una amplia, secreta, autoridad para realizar cerca de una docena de ataques no revelados anteriormente contra al-Qaeda y otros militantes en Siria, Pakistán y otros sitios, según altos responsables estadounidenses…
La orden secreta dio a los militares nueva autoridad para atacar la red terrorista de al-Qaeda en cualquier sitio del mundo, y un mandato más global para realizar operaciones en países que no están en guerra con EE.UU.,” nos dice el New York Times. [7] Así que todo es lindo y legal, no es un ataque contra la civilización por un puñado de enfermos mentales escapados. Tal vez los terroristas de Bombay también tengan un pedazo de papel, de alguna autoridad, que diga que está bien lo que hicieron… Ya me siento mejor.
La mitología de la guerra contra el terrorismo
El 8 de noviembre, tres hombres fueron ejecutados por el gobierno de Indonesia por ataques terroristas contra dos clubes nocturnos en Bali en 2002 que costaron la vida a 202 personas, más de la mitad de ellas eran australianos, británicos y estadounidenses. Associated Press informó que “los tres hombres nunca expresaron remordimiento, y dijeron que los atentados suicidas debían castigar a EE.UU. y a sus aliados occidentales por supuestas atrocidades en Afganistán y otros sitios.” [8]
Durante la reciente campaña electoral en EE.UU., John McCain y sus seguidores repitieron un sentimiento que se ha convertido en un lugar común – que la Guerra contra el Terrorismo ha sido un éxito porque no ha habido un ataque terrorista contra EE.UU. desde el 11 de septiembre de 2001; como si el que terroristas maten a estadounidenses fuera aceptable si es hecho en el extranjero.
Desde el primer ataque estadounidense contra Afganistán en octubre de 2001, ha habido literalmente montones de ataques terroristas contra instituciones estadounidenses en Oriente Próximo, el sur de Asia y el Pacífico, más de una docena sólo en Pakistán: militares, civiles, cristianos, y otros objetivos asociados con EE.UU. El año después de los atentados de Bali ocurrió el gran atentado contra al Hotel Marriott en Jakarta, Indonesia, sede de recepciones diplomáticas y celebraciones del 4 de julio realizadas por la embajada estadounidense.
El Hotel Marriott en Pakistán fue escena de un gran atentado terrorista hace sólo dos meses. Todos estos ataques han sido adicionales a los miles en Iraq y Afganistán contra la ocupación de EE.UU., que Washington identifica oficialmente como parte integral de la Guerra contra el Terrorismo. Sin embargo, los amantes estadounidenses de la fuerza militar insisten en que la Guerra contra el Terrorismo, ha mantenido seguro a EE.UU.
Incluso es cuestionable la afirmación de que la Guerra contra el Terrorismo haya mantenido seguros a los estadounidenses en su país. No hubo ataques terroristas en EE.UU. durante los 6 años y medio antes del de septiembre de 2001; tampoco desde el atentado de abril de 1995 contra el edificio federal en Oklahoma City. Por lo tanto parecería ser que la ausencia de ataques terroristas en EE.UU. es la norma.
E incluso un mito más insidioso de la Guerra contra el Terrorismo, ha sido la noción de que actos terroristas contra EE.UU., pueden ser explicados, en gran parte, si no enteramente, por un odio irracional o envidia de los valores sociales, económicos o religiosos de EE.UU., y no por lo que este país hace al mundo; es decir: la política exterior de EE.UU. Muchos estadounidenses son bastante recalcitrantes a abandonar esa idea.
Sin ella, se derrumba todo el paradigma - de que somos buenos muchachos inocentes y que son ellos los hijueputas locos, fanáticos, sedientes de sangre con los que no se puede hablar sino sólo bombardearlos, torturarlos y matarlos. Declaraciones como la mencionada de los atacantes de Bali, culpando las políticas de EE.UU. por sus acciones, son numerosas y provienen rutinariamente de Osama bin Laden y de sus seguidores. [9]
El terrorismo es un acto de propaganda política, una forma sangrienta de hacer que el mundo escuche la propia indignación contra el opresor percibido, pintadas en la pared en alguna callejuela sombría, desolada. La consecuencia es que si los perpetradores de un acto terrorista declaran cuál fue su motivación, su declaración debería transmitir credibilidad, no importa qué se piense sobre su causa o el método utilizado para lograrla.
Renunciad a ese estereotipo y nadie sufre daño alguno
Sarah Palin y sus partidarios estadounidenses resienten lo que ven como la elite de la Costa Este, los intelectuales, los snobs culturales, los políticamente correctos, los pacifistas y los “peaceniks”, los agnósticos y ateos, los ecologistas, los fanáticos protectores de los animales, la policía alimentaria, la Gestapo de la salud, los socialistas, y otros tipos izquierdistas y liberales semejantes que se consideran superiores a Joe el cervecero, a Joe el fontanero, a devotos de la Asociación Nacional del Rifle, a trabajadores rurales sin educación, y a todos los partidarios de Bush que han saboreado la idea de tener un presidente que no es más inteligente que ellos.
Es la propagación salvaje de estereotipos. De modo que en el interés de introducir un cierto equilibrio y perspectiva histórica en el tema, quisiera recordaros algunas falacias olvidadas, o jamás conocidas, que confunden los estereotipos.
José Stalin estudió para ser sacerdote.
Adolfo Hitler esperó llegar un día a ser cura o monje católico; era vegetariano y no-fumador.
Hermann Goering, mientras su Luftwaffe [Fuerza Aérea] hacía llover la muerte sobre Europa, mantuvo un letrero en su oficina que decía: “El que tortura animales hiere los sentimientos del pueblo alemán.”
Adolf Eichmann era culto, leía mucho, tocaba el violín.
Benito Mussolini también tocaba el violín.
Algunos comandantes de campos de concentración nazis escuchaban a Mozart para acallar los gritos de los reclusos.
Charles Manson fue un inquebrantable anti-viviseccionista.
Radovan Karadzic, el líder serbio bosnio, acusado de crímenes de guerra, genocidio, y crímenes contra la humanidad por el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia, había sido psiquiatra especializado en depresión; autor de un libro de poesía publicado así como de libros para niños, a menudo con temas de la naturaleza; y practicante de medicina alternativa.
No estoy realmente seguro de qué uso podéis dar a esta información para progresar hacia nuestro apreciado objetivo nacional de convertirnos en una sociedad civilizada, pero siento la necesidad de difundirla. Si conocéis otros ejemplos del mismo tipo, os agradecería me los enviarais.
Los ejemplos mencionados son todos de “tipos malos” haciendo cosas “buenas.” Hay, claro está muchos otros casos de “tipos buenos” haciendo cosas “malas.”
Fuente: Znet, 03 de diciembre de 2008.
Traducido del inglés por Germán Leyens
Este artículo apareció también en Rebelión bajo el título: "Promesas electorales, tortura, terrorismo y estereotipos".
Ver artículo original en inglés: http://www.zmag.org/zspace/commentaries/3700
[1] Washington Post, 17 de agosto de 2008.
[2] Chicago Tribune, 25 de septiembre de 2004.
[3] Associated Press, 17 de noviembre de 2008.
[4] New York Times, 3 de octubre de 2008.
[5] Nelson Mandela, Long Walk to Freedom (1994) p.278; William Blum, Rogue State, chapter 23, "How the CIA sent Nelson Mandela to prison for 28 years".
[6] BBC, 26 de octubre de 2008.
[7] New York Times, 9 de noviembre de 2008.
[8] Associated Press, 9 de noviembre de 2008.
[9] Vea mi artículo en: http://www.killinghope.org/superogue/terintro.htm
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