Señoras y señores Ministros,
Señores Secretarios Generales,
Señoras y señores,
Una dramática circunstancia nos reúne hoy en París. La situación en Siria es cada día más difícil. Exige por lo tanto una movilización de la comunidad internacional. Debe situarse a un nivel excepcional.
Estoy por lo tanto muy agradecido de que hayan sido tan numerosos en venir, más de 100 países están representados aquí, la mitad del planeta. Es un estímulo para la causa que apoyamos y un importante respaldo para todos aquellos que, en Siria, aspiran a la libertad. Quiero por lo tanto saludar a todos esos militantes de la oposición siria. Ellos son valientes. Son decididos. Son orgullosos. Han tomado su destino en sus manos. Algunos acaban de llegar de Siria y regresarán allí rápidamente. Quiero expresarles, en nombre de Francia –y estoy convencido de que lo hago también en nombre de todos ustedes– todo nuestro apoyo. Los invito a ustedes, por demás, a reunirse con ellos en la Casa del Pueblo Sirio que hemos preparado para ellos y que acabo de visitar junto a Laurent Fabius, el ministro de Relaciones Exteriores.
El pueblo sirio está viviendo una violencia de proporciones inconcebibles. No es la primera vez en su historia, pero en este caso la represión dura ya 17 meses y ha causado la muerte de más de 16 000 personas, en su mayoría civiles, mujeres y niños. Decenas de miles han sido heridos. ¿Cuántos se hallan encarcelados, torturados? ¿Cuántos han desaparecido? ¿Cuántos se han visto desplazados, obligados a vivir precariamente, en su propio país, escondidos, o en países vecinos donde numerosos sirios ya han encontrado refugio? Es un terrible balance el que estoy haciendo con ustedes. Es intolerable para la conciencia y también para la seguridad internacional. Porque la situación es más peligrosa en la medida en que el régimen sirio no tiene otra estrategia que una escalada de las masacres. Ese régimen piensa, al igual que otros anteriormente, que el miedo llevará al pueblo a renunciar a su reclamo de libertad cuando es la violencia lo que lleva cada día a numerosos sirios a ponerse del lado de la oposición. Pero es ese desencadenamiento lo que puede conducir a la guerra civil y es por esa razón que tenemos que detener ese proceso. Es una necesidad humana y política.
Se lo debemos al pueblo sirio, también se lo debemos a los vecinos de Siria, que sufren la crisis y temen con razón por su propio futuro. También debemos hacerlo por los principios que nos guían por el futuro del planeta. La seguridad y la estabilidad de la región amenazan la paz en el mundo. Es por eso que, a través de Laurent Fabius, confirmé que Francia estaba dispuesta a acoger esta tercera reunión de los Amigos del Pueblo Sirio. Después de las de Túnez y Estambul, que representaron cada una en su momento una etapa importante de la movilización de la comunidad internacional. Aprovecho la ocasión de nuestra reunión de hoy para reafirmar el compromiso de Francia a apoyar al pueblo sirio, a permitirle ejercer su derecho legítimo a la libertad, a escoger su gobierno y a decidir por sí mismo su futuro. El compromiso de Francia se une al de ustedes y quiero, a pesar de todas las dificultades, expresar a ustedes mi confianza en el movimiento que hemos emprendido. Ya en este momento, Francia ha adoptado, junto a sus socios europeos, importantes medidas de sanción contra el régimen sirio. En las Naciones Unidas, junto a ustedes, nuestros esfuerzos comunes han permitido la adopción de una resolución clara de la Asamblea General. Hemos obtenido además que se creen mecanismos de investigación que son importantes herramientas para desmentir la propaganda absurda de Bachar al-Assad y comprobar así la realidad de los hechos.
Hoy, nuestra reunión, aquí en París, debe fijarse un objetivo: estimular el Consejo de Seguridad a asumir lo más rápidamente posible sus responsabilidades para respaldar mejor el plan para la salida de la crisis presentado por el enviado especial, Kofi Annan. Ese es el objetivo que debemos trazarnos.
Mi convicción es que el plan Annan sigue siendo el medio más seguro para detener la violencia y emprender una transición política controlada. Quiero saludar el esfuerzo excepcional de los países que han aceptado proporcionar personal a la misión de observación de las Naciones Unidas en Siria. Es cierto que esa misión enfrenta dificultades pero sigue siendo indispensable.
Kofi Annan tomó la iniciativa de organizar una importante reunión en Ginebra el 30 de junio pasado. Su resultado no es enteramente satisfactorio pero constituye un paso en la dirección correcta, ese paso hacia un compromiso sincero de todos los participantes a apoyar el principio de una transición política y los medios de lograrla, incluso tomando medidas fuertes en el Consejo de Seguridad. No estamos aún en ese punto pero vamos progresando.
En ese contexto, nuestro Grupo de Amigos de Siria puede desempeñar un papel importante. En primer lugar, manifestar nuestro apoyo al pueblo sirio pero también proporcionar una solución política para salir de la crisis. Nuestro grupo está abierto a todo el que comparta ese objetivo, sea cual sean sus diferencias, sea cual sean sus sensibilidades. Estamos dispuestos a trabajar con quien quiera que sea de buena voluntad. Continuaremos movilizándonos en todas las instancias posibles y con todos los interlocutores y sobre todo en las Naciones Unidas.
Quiero dirigirme a los que no están aquí, a los que nos reprochan por intervenir en los asuntos internos de un Estado. Quiero decirles que en el momento de la crisis siria en que nos hallamos ya no hay dudas de que esta crisis se ha convertido en una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. Y hay, por lo tanto, que actuar en consecuencia.
Bachar al-Assad tiene que irse, debe conformarse un gobierno de transición, en interés de todos. A los que sostienen que el régimen de Bachar al-Assad, por muy detestable que sea, puede permitir evitar el caos, quiero decirles que tendrán el régimen más detestable y el caos. Y ese caos amenazará sus intereses.
A los que también se inquietan por el equilibrio de la región, puedo entenderlos, puedo escucharlos. Tengo que recordarles que tenemos un interés común en trabajar juntos y que nuestro único objetivo es el regreso a la estabilidad y, de ninguna manera, una estrategia de influencia que pondríamos en práctica.
Eso es, queridos Amigos de Siria, lo que quería decirles esta mañana. Con un llamado a que adoptemos hoy cinco compromisos.
El primero, es el rechazo de toda impunidad por los crímenes cometidos en Siria. Serán puestos en conocimiento de la justicia internacional.
Segundo compromiso, es la aplicación de sanciones económicas financieras en contra del régimen sirio y una implicación real y efectiva.
Tercer compromiso, es el fortalecimiento de nuestro apoyo a la oposición democrática proporcionándole todos los medios y sobre todo los de comunicación.
Cuarto compromiso, es la organización de una ayuda humanitaria eficaz para prestar apoyo a la población siria. Y el último compromiso, es la promesa de que la comunidad internacional ayudará al pueblo sirio a reconstruir ese bello país, ese gran país cuando llegue el momento.
Espero por lo tanto que nuestra reunión de París acelere la búsqueda de una solución política hacia esa transición.
La cantidad de participantes aquí reunidos, nuestra movilización, nuestra cohesión son señales estimulantes para el pueblo sirio e inquietantes para el régimen. El objetivo es acercar el momento de la transición porque hay algo cierto, y es que el régimen de Bachar al-Assad no resistirá. Su caída es inevitable y la llegada de las fuerzas democráticas a Siria será según podamos decidirlo juntos y cuanto antes mejor.
Por lo tanto, les llamo a ustedes a esta movilización, y les pido, en este momento tan difícil para el pueblo sirio, observar un minuto de silencio en memoria de todas las víctimas de la violencia en Siria.
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