La sede de la presidencia búlgara fue objeto de un registro policial por orden del primer ministro, ‎Boiko Borisov (a la izquierda en la foto), el 9 de julio de 2020. ‎

Una multitud de manifestantes se lanzó de inmediato a las calles en respaldo al presidente de la ‎República, Rumen Radev (a la derecha en la foto), y denunciando que el primer ministro y la fiscalía general manipulan la justicia en contra del jefe de Estado. ‎

El 11 de julio, el presidente Radev exigió la dimisión del gobierno encabezado por Borisov y ‎denunció su «carácter mafioso». ‎

Hace 4 años ya denunciábamos desde la Red Voltaire a Boiko Borisov como miembro de la mafia ‎búlgara y explicábamos en detalle su papel en la fabricación de la droga sintética denominada Captagón, que ‎era entregada después a la CIA estadounidense, que a su vez la distribuía entre los grupos ‎yihadistas terroristas [1]. ‎

En aquel momento, la Unión Europea y la OTAN desmintieron el artículo que habíamos publicado, ‎pero no presentaron argumentos en respuesta. ¿Harán lo mismo ahora ante las declaraciones del ‎jefe de Estado búlgaro? ‎

[1«De cómo Bulgaria abastece en drogas y armas a al-Qaeda y el Emirato Islámico», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 4 de enero de 2016.