Hariri, ex-primer ministro libanés (de 1992 a 1998 y del 2000 a 2004) fue asesinado el 14 de febrero pasado en un atentado en Beirut. La oposición libanesa, con el apoyo de Estados Unidos y Francia, atribuye la responsabilidad a Siria y exige la retirada de los 14,000 soldados sirios estacionados en Líbano. ¿Tenía Siria algún interés en asesinar a Hariri? ¿Cuáles son los objetivos reales que nos están ocultando? Les presentamos las respuestas de Mohamed Hassan, especialista del Medio Oriente.
Breve entrevista a Mohamed Hassan, especialista del Medio Oriente.
¿Quién era Hariri y qué puede haber detrás de su asesinato?
Mohamed Hassan: Hariri era un hombre de negocios proveniente de una familia corriente y pobre del Líbano. En los años 60 emigró a Arabia Saudita donde se hizo muy rico. Regreso al Líbano donde fue dos veces Primer ministro. Tuvo siempre buenas relaciones con Siria y con todas las fuerzas nacionalistas libanesas. Pero como utilizaba el aparato estatal para seguir aumentando su fortuna personal, sobre todo en el sector de la especulación inmobiliaria, también tenía enemigos.
Hariri se convirtió en Primer ministro después de los acuerdos de Taif (ciudad de Arabia Saudita), firmados en 1989, que pusieron fin a la guerra civil libanesa (1975-1990). La presencia de las tropas sirias fue aceptada en aquel entonces como un factor estabilizador. Todas las fuerzas nacionalistas deseaban la presencia de las tropas sirias. No hay que olvidar que Israel ocupaba aún el sur del Líbano. Los propios Estados Unidos, Arabia Saudita y Francia aceptaban entonces la presencia siria. En aquel momento no se hablaba de «colonización siria» como hacen algunos actualmente. Se suponía que las tropas sirias se irían después de la estabilización, aunque los acuerdos de Taif no fijaban ningún calendario al respecto.
¿Si Israel se retiró del sur del Líbano en el 2000, por qué se quedaron las tropas sirias?
Mohamed Hassan: En el 2000, con la retirada de Israel, apareció una situación nueva. El movimiento islámico Hezbollah controla el sur del Líbano. Los falangistas cristianos proisraelíes se van a Israel y, los que se quedan en Líbano, se ven marginados. En esa situación, Siria ejercía un papel de reconciliador. Sin la presencia de Siria posiblemente se hubieran producido actos de venganza contra los falangistas. Además, los nacionalistas necesitaban que las tropas sirias se quedaran para proteger los campamentos palestinos. Recordemos las masacres que los falangistas perpetraron allí (Sabra y Chatila) en 1982, con el visto bueno de Sharon.
¿Estaría Siria detrás del asesinato de Hariri?
Mohamed Hassan: Más bien Estados Unidos. Para comprender mi punto de vista hay que tener una visión de conjunto del Medio Oriente. Estados Unidos enfrenta un problema muy serio en Irak, país que no logra estabilizar. Organizó allí unas elecciones que no tienen ninguna consecuencia concreta para la población. El único apoyo que tiene el gobierno [iraquí] es el ejército norteamericano. La formación de un ejército iraquí es prácticamente nula.
La resistencia se organiza cada día más. Más de 30 ciudades están prácticamente liberadas. Lo único que el ejército norteamericano puede hacer en ellas es pasar por allí pero no ejerce ningún control local. Ante su impotencia para controlar la situación [los estadounidenses] señalan con el dedo a Siria e Irán. El ministro iraquí de Defensa del gobierno pronorteamericano de Alaui acusa entonces explícitamente a esos países.
La célebre televisión de Qatar Al-Jazeera presentó el 24 de febrero pasado un video proveniente de la televisión iraquí que trata de probar que muchos miembros de la resistencia iraquí son entrenados por los servicios secretos sirios, aún cuando la CIA afirmaba hace solamente unos meses que la mayoría de los terroristas venían de Arabia Saudita. O sea, ¡los norteamericanos preparan el pie para el zapato en vez de preparar el zapato para el pie!
¿Por qué apuntan precisamente a Siria?
Mohamed Hassan: Siria estableció una alianza con Irán. No se trata solamente de una alianza táctica sino también estratégica. Irán es un país rico que se prepara para entrar al Grupo de Shangai, al que pertenecen China, Rusia... Irán firmó con China un gran contrato para la venta de petróleo por 170,000 millones de dólares. La India y Japón han firmado también importantes contratos. Estados Unidos quiere sacar a todo el mundo del Medio Oriente, pero los demás siguen llegando.
Al atacar a Siria, Estados Unidos la presiona para que rompa su alianza con Irán y ponga fin a su apoyo al Hezbollah y a la resistencia palestina. Pero el gobierno no se ha intimidado y ha mantenido su política. Incluso acaba de establecer un pacto común con Irán.
Ambos países apoyan en el sur del Líbano al Hezbollah, que expulsó de allí a Israel en el 2000 y que sigue presionando a Israel para que evacue hasta el último pedazo de tierra ocupada. Debilitar a Siria, el último país árabe que mantiene una política nacionalista de independencia, equivale a reforzar los gobiernos árabes que colaboran con Estados Unidos, como Egipto y Arabia Saudita.
¿Qué fuerzas libanesas apoyan la retirada de Siria actualmente?
Mohamed Hassan: Los falangistas, las milicias cristianas apoyadas desde siempre por Israel. Después están las familias feudales con Chamael, Wallid Jumblatt y otros que quieren recuperar sus antiguos privilegios.
Por otro lado, con el cambio demográfico, actualmente el 50% de la población libanesa es chiíta. Las organizaciones políticas que representan a la comunidad chiíta, el Hezbollah y Amal, son prosirias. Otros componentes, como la burguesía de origen cristiano, se dan cuenta que podrían no tener ya ninguna influencia. Finalmente, a nivel regional, los regimenes con carácter comprador de Arabia Saudita, Jordania y Egipto apoyan el retiro al igual que las fuerzas libanesas ligadas a ellos.
¿Hay que temer una intervención militar contra Siria?
Mohamed Hassan: Una intervención militar es el último recurso, antecedido de todo un período de presiones y de intervenciones de todo género. Pero las sanciones y presiones son una forma de guerra.
Ante un estancamiento en Irak, Estados Unidos busca enemigos exteriores. Al igual que hicieron cuando la guerra contra Vietnam, bombardeando Camboya y Laos, hoy podrían bombardear Siria e Irán. Porque la resistencia en Irak aumenta el apoyo entre los nacionalistas en Siria e Irán e impide el desarrollo de la burguesía de tipo comprador. Pero, si se deciden a bombardear Siria e Irán, eso no hará más que reforzar la corriente nacionalista antinorteamericana entre los pueblos árabes.
Nacionalismo árabe, una historia agitada
Mohamed Hassan nos explica acerca del nacionalismo árabe: En 1952, el nacionalista árabe Nasser tomo el poder en Egipto. En 1956, Francia, Gran Bretaña e Israel atacan Egipto. Comienza la guerra de Suez, que se termina en una catástrofe para los agresores. Estados Unidos aprovecha la coyuntura para debilitar la influencia de Francia y Gran Bretaña en la región. Los gobiernos nacionalistas de Siria y Egipto establecen una alianza y crean la República Árabe Unida (RAU) en 1958.
El imperialismo norteamericano crea el Pacto de Bagdad contra la RAU. Se trata de una alianza reaccionaria que se apoya en las burguesías con carácter comprador [1] de Irak, Jordania, Irán y Líbano. Pero en 1958 la revolución iraquí asesta el golpe de gracia al Pacto de Bagdad. Ese mismo año, Estados Unidos envía por primera vez tropas al Medio Oriente, al Líbano. Gran Bretaña hace lo mismo en Jordania. Se trata de evitar a toda costa que la revolución iraquí se extienda. Pero no logran contener el movimiento nacional árabe que aspira a una verdadera independencia. El nacionalismo sigue desarrollándose en Yemen, Argelia y Palestina.
En esa época, el Líbano, tres veces más pequeño que Bélgica (10,230 Km2), se caracteriza por el confesionalismo (el poder se divide sobre bases religiosas entre cristianos maronitas, sunnitas, chiítas, drusos...). Existe un equilibrio precario entre las diferentes minorías religiosas lideradas por dirigentes con connotaciones feudales. Pero durante los años 50, el Movimiento de Liberación Nacional Árabe se desarrolló y se alió a los palestinos.
Un gran número de refugiados palestinos expulsados de Israel se encontraban efectivamente en el Líbano. Todo ello condujo a un debilitamiento de las fuerzas feudales y a una posición de neutralidad del Líbano entre los países nacionalistas y los regímenes de tipo comprador de la región. La situación amenazaba con cambiar, lo cual explica la intervención de Estados Unidos en 1958.
Hoy tenemos una situación inversa. El Irak nacionalista ha sido destruido pero hay una resistencia antiimperialista. Egipto se convirtió en un régimen de tipo comprador que colabora a fondo con Estados Unidos e Israel. Las burguesías con carácter comprador han prevalecido también en todos los países árabes, menos en Siria. Si el régimen se debilita en Siria, o se rinde o es derrocado, eso será una derrota para el movimiento nacional árabe.
El Hezbollah se debilitará o desaparecerá, lo cual facilitaría el surgimiento de una burguesía palestina de carácter comprador, lista a colaborar con Israel haciendo todas las concesiones posibles. Estados Unidos podrá imponerse con más facilidad en toda la región e Israel podrá integrarse a la región imponiendo su propia solución a los palestinos, que no tendrían ya ningún apoyo externo.
Pero, ese guión ideal para Estados Unidos es muy poco probable. La resistencia en Irak continúa desarrollándose. Siria se mantiene firme y se alía con Irán. La conciencia popular y el antiamericanismo son más fuertes que nunca en los países árabes, aún cuando el nivel de organización de la gente en el seno de las organizaciones revolucionarias es muy débil.
Mohamed Hassan es coautor del libro: L’Irak face à l’occupation (Irak frente a la ocupación).
[1] La burguesía de tipo comprador es una fracción de la burguesía cuyos intereses están íntimamente ligados al sistema imperialista. Un ejemplo es la burguesía saudita que ha invertido gran parte de su fortuna en Occidente.
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