La «revolución de las rosas» instauró en Georgia una democracia definitivamente extraña. Una orden de arresto con carácter internacional obligó al ex ministro del Interior Igor Guiorgadze a exilarse en Moscú y ahora resulta que 29 dirigentes de su partido han sido arrestados y encarcelados.
En un comunicado oficial digno de la época del estalinismo, el ministerio de Justicia anunció que esas personas están acusadas de conspirar contra el Estado.
Ninguna organización internacional ha protestado contra esa violación de los derechos fundamentales. Bajo el mandato de Mijail Saakachvili, Georgia se ha convertido en una pieza clave para Estados Unidos en la región.
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