Desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, alrededor de 3 mil 500 personas han sido asesinadas en ataques terroristas, ejecuciones y combates patrocinados por una contrarrevolución siempre ligada a las administraciones estadunidenses. Pero la guerra también se desarrolla en los campos comercial, científico y cultural. Más de 93 mil millones de dólares en pérdidas por el bloqueo económico, además de impedimentos a la entrada de medicinas y equipos tecnológicos a la isla
Durante medio siglo, Estados Unidos ha venido realizando una guerra sucia contra Cuba, que además de lo político, militar y económico, ha abarcado a la educación, la ciencia y la cultura.
Desde 1959, el gobierno revolucionario tomó medidas de beneficio popular, como la creación de 10 mil nuevas aulas en zonas rurales y 200 escuelas, la construcción de ciudades escolares y la formación de maestros voluntarios.
También el nuevo proceso social rebajó un 35 por ciento el precio de los libros, aprobó la Reforma Integral de la Enseñanza y convirtió 66 cuarteles en escuelas.
Además dio inicio a la Campaña de Alfabetización, la ejecución de la Reforma Universitaria y la creación de la Universidad de Oriente. Asimismo apoyó el desarrollo del ballet clásico, el traslado del teatro y el cine a las poblaciones rurales; inauguró La Casa de las Américas y creó condiciones para el desarrollo de la investigación científica.
El hecho de llevar la enseñanza de forma gratuita a todos los rincones, poner la ciencia en función de los intereses de la sociedad y fomentar una cultura nacional al alcance de todos fue mal visto por el gobierno estadunidense y la burguesía criolla recién desplazada del poder.
Se estaba gestando una manifestación de justicia social que sentaba un precedente para las naciones latinoamericanas y afectaba los intereses hegemónicos de Washington.
Durante los primeros meses, estimulados por la propaganda estadunidense y una política de trato preferencial, más de la mitad de los 6 mil médicos con que contaba Cuba abandonaron el país. También en esa etapa emigraron miles de ingenieros y técnicos de distintas ramas de la industria.
El 17 de marzo de 1960, el presidente Dwight D Eisenhower aprobó un programa de acciones encubiertas, que preparaba las condiciones para desencadenar una invasión.
El 28 de febrero de 1961, un artefacto explosivo colocado en un servicio sanitario de la Escuela de Secretariado Comercial Nobel Academy, de La Víbora, por la organización terrorista Legión Democrática Constitucional, hizo explosión alrededor de las cuatro de la tarde, cuando un grupo de alumnas se encontraba en horario de receso. Una maestra y siete jóvenes resultaron heridos. El baño y dos aulas quedaron totalmente destruidos.
Unos días después, en la Academia Newton, también del Secretariado Comercial, ubicada en la calle San Indalecio 417, en la barriada de Santos Suárez, municipio 10 de Octubre, ocurrió otro acto terrorista. Al amanecer del 15 de abril, aviones B-26, procedentes de Guatemala, con falsas insignias de la Fuerza Aérea Revolucionaria, atacaron por sorpresa el aeropuerto internacional Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, y los aeródromos de San Antonio de los Baños y Ciudad Escolar Libertad, en La Habana. En ese último lugar hubo siete bajas mortales y 53 heridos. Los menores Miguel J Garay, Olivia González Claro, Miriam, Jorge y Roberto González fueron heridos de gravedad.
Alrededor de las seis de la mañana, en la calle 80, de Marianao, la casa de la familia González López, marcada con el número 2306, fue destruida por una bomba de 200 libras lanzada por la aviación mercenaria. Georgina Garrido y sus dos hijos resultaron lesionados.
La invasión de la Brigada Mercenaria de Asalto 2506 se comenzó a desencadenar alrededor de las 12 de la noche del 17 de abril, por la costa sur de la Ciénaga de Zapata, municipio Aguada de Pasajeros, en Las Villas.
El jefe del puesto de Milicias de Playa Girón, acompañado de un alfabetizador, intercambió los primeros disparos con los mercenarios. Unas horas después, el fuego de los atacantes causó la muerte de varias personas, entre ellas Dulce María Martín, de 14 años, y Berto Córdoba Morales, de seis. Una maestra voluntaria y cinco brigadistas alfabetizadores resultaron prisioneros de los mercenarios, pero se mantuvieron firmes en sus convicciones.
La fuerza invasora estaba compuesta por unos 1 mil 500 contrarrevolucionarios de origen cubano. Había sido concebida, organizada, entrenada, equipada y financiada por el gobierno estadunidense y la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Fue acompañada hasta las costas de Cuba por embarcaciones de las fuerzas navales de Estados Unidos, y aun así resultó derrotada en 66 horas.
El 28 de mayo, en el cine Riesgo, de Pinar del Río, cuando se desarrollaba la matiné infantil, un grupo de contrarrevolucionarios desencadenó un incendio: utilizó “fósforo vivo”. Como consecuencia de este sabotaje, 26 niños y 14 adultos sufrieron heridas. Los daños se calcularon en unos 379 mil 222 dólares.
Entre 1960 y 1961, se reportaron 48 heridos en sabotajes a salas cinematográficas capitalinas, como Patria, Lido, Manzanares, 23 y 12, La Rampa, Rex, Cándido, Radiocentro, Mónaco, Payret y Negrete, así como al Teatro América. El 3 de febrero de 1962, el presidente John F Kennedy firmó la Orden Ejecutiva Presidencial 3447, que estableció el bloqueo total sobre el comercio con Cuba.
El texto le dio potestad al secretario del Tesoro para prohibir la importación de cualquier producto cubano, e indicó al secretario de Comercio prohibir las exportaciones estadunidenses a la isla.
El día siguiente, en la Plaza de la Revolución, durante una enorme concentración popular, cientos de miles de cubanos aprobaron la Segunda Declaración de La Habana.
En el periodo 1960-1965, entre los 196 civiles que fueron asesinados por bandas de alzados fomentadas, armadas y financiadas por la CIA, se incluyen maestros voluntarios, brigadistas alfabetizadores y 15 niños.
El 25 de agosto de 1967, alrededor de la una de la mañana, la escuela primaria Vicente Díaz, ubicada en la Asociación Campesina Blanquizal, en Las Pelonas, granja Adriana Nieves, en Guáimaro, Camagüey, fue destruida por un incendio intencional provocado por terroristas.
Hasta esa fecha, la contrarrevolución había cometido 152 actos terroristas contra escuelas y 13 contra otros objetivos vinculados a la educación.
El 6 de octubre de 1976, fue derribado en pleno vuelo un avión civil DC-8, de la compañía aérea Cubana de Aviación, al despegar del aeropuerto Seawell, de Barbados.
Llevaba 73 personas a bordo, incluyendo atletas de esgrima, de ellos, 14 eran estudiantes universitarios y dos eran trabajadores. En aquel atentado terrorista con bombas perecieron una niña de nueve años, los seis estudiantes de medicina guyaneses y cinco funcionarios de cultura de la República Democrática de Corea. Como consecuencia de este hecho terrorista, Cuba tardó 15 años en volver a recuperar el nivel competitivo alcanzado en este deporte.
A mediados de 1981, fue introducido en Cuba el virus del dengue hemorrágico tipo II, una enfermedad caracterizada por síntomas agudos que inflaman el hígado y provocan la muerte. El ataque desencadenó una epidemia que afectó a 344 mil 203 ciudadanos y cobró la vida de 158 personas, de ellas 101 niños, 32 mujeres, 18 hombres en edad laboral y siete personas mayores de 60 años de edad. Un total de 70 de los 101 niños muertos se encontraba en edad escolar.
Los gastos totales del gobierno revolucionario para enfrentar la epidemia ascendieron a 103.2 millones de dólares.
Una rigurosa investigación realizada por científicos cubanos reveló que la epidemia había sido obtenida en laboratorios e introducida previamente en la isla: “la cepa del virus que afectó a Cuba en 1981 no circulaba en el mundo en el momento de producirse la epidemia”.
En 1984, el terrorista de origen cubano Eduardo Arocena Pérez, cabecilla de la agrupación contrarrevolucionaria Omega 7, declaró ante un tribunal federal de la ciudad de Nueva York, que lo juzgaba por hechos terroristas cometidos en territorio estadunidense, que la misión de su grupo era obtener ciertos gérmenes para introducirlos en Cuba. Esta declaración fue desestimada por las autoridades judiciales de Estados Unidos.
El 25 de marzo de 1984, durante el ataque terrorista de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) a la localidad angoleña de Sumbe, murieron más de 100 personas entre civiles y reclutas de una escuela militar, cuatro constructores y tres maestros internacionalistas cubanos: Héctor Alfredo Pineda Zaldívar, de 29 años; Alfredo Guillot Pozo, de 27, y Lázaro A Molina López, de 28. También en aquella acción se reportaron siete maestros y 14 constructores cubanos heridos.
El 19 de abril de 1984, un grupo terrorista hizo explotar un coche bomba con una carga de gran potencia frente a un edificio de apartamentos, ubicado en Huambo, Angola, donde se albergaban colaboradores civiles cubanos de los sectores de la construcción, la educación y la salud; 14 constructores cubanos y 10 angoleños murieron, incluyendo mujeres y niños, y más de 100 heridos de ambas nacionalidades. Se reportaron, entre los 25 cubanos heridos, varios constructores y algunas maestras con lesiones de diferente gravedad.
A pesar de esas acciones terroristas, la Revolución Cubana continuó brindando su ayuda internacionalista a otras naciones subdesarrolladas.
Tras la desaparición del campo socialista europeo en 1989 y la desintegración de la Unión Soviética en agosto de 1991, en Cuba comenzó el Periodo Especial en Tiempo de Paz.
La economía cubana se vio afectada, ya que el 85 por ciento del intercambio comercial era con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El producto interno bruto cayó un 35 por ciento. En la práctica, constituyó un segundo bloqueo.
En estas difíciles circunstancias, los gobiernos estadunidenses pusieron en práctica otros mecanismos para agudizar la crítica situación económica en que se debatía la Revolución Cubana.
La Enmienda Torricelli (septiembre de 1992), la Ley Helms-Burton (marzo de 1996), el Programa para la Transición en Cuba (1997), la Enmienda Graham (1998) y el Plan Bush (mayo de 2004) trajeron más privaciones materiales y obligaron al pueblo a recurrir a nuevos esfuerzos.
El sistema educacional, científico y cultural cubano vio sumamente afectado su aseguramiento técnico-material en renglones vitales, pero ninguna escuela fue cerrada, ningún maestro quedó desempleado y ningún educando vio interrumpidos sus estudios. Ningún programa educacional, científico o cultural de la Revolución fue definitivamente interrumpido.
Durante la década de 1990, las escuelas de becados y los centros especiales para niños con limitaciones físicas o mentales continuaron recibiendo los medios materiales. El sistema de superación de adultos tampoco se detuvo.
A pesar de esta guerra sucia, para 2000 Cuba había elevado la cifra de médicos 22 veces y disponía de 66 mil 505 graduados en sus facultades de medicina. Contaba con un médico por cada 168 habitantes, el mejor índice del mundo. La revolución educacional también formó los ingenieros, técnicos y obreros calificados que el país necesitaba.
La guerra sucia desatada contra Cuba había costado la vida a 3 mil 478 cubanos y causado 2 mil 99 incapacitados; dejó una incalculable secuela de sufrimiento y dolor en cientos de viudas y miles de huérfanos, y provocó enormes pérdidas económicas y daños materiales.
Los sistemas educacional, científico y cultural a inicios de la primera década del siglo XXI continuaron desarrollándose con las mismas limitaciones.
La guerra económica del gobierno estadunidense contra Cuba ha dificultado el acceso de investigadores cubanos a centros de prestigio del primer mundo, cuyos gobiernos en muchas ocasiones no han concedido becas a profesionales residentes en la isla por temor a las represalias.
La limitación del acceso a fuentes de financiamiento internacional, a proyectos de investigación, desarrollo y formación posgraduada, vinculados a tecnologías de punta, también ha sido una constante. Las empresas estadunidenses y sus filiales producen equipos de alta tecnología a los que Cuba no tiene acceso.
La adquisición de este equipamiento, reactivos y componentes electrónicos, encarece su precio, porque los funcionarios cubanos se ven obligados a comprarlos a través de terceros, y después de su contratación, la demora en el traslado por vía marítima puede prolongarse durante meses.
El 5 de junio de 2006, Día Mundial del Medio Ambiente, tuvo lugar en el Palacio de las Naciones, de la ciudad de Argel, la entrega de premios a los ganadores del XV Concurso Internacional Infantil sobre Medio Ambiente, auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Además del presidente argelino, Abdelazid Bouteflika, y de los representantes del PNUMA, también asistieron al acto representantes de la Bayer, de la Fundación por la Paz Global de Japón, copatrocinadora del concurso, y de la firma japonesa Nikon, incluyendo el presidente de la compañía. A los chicos ganadores se les entregaron las correspondientes placas de reconocimiento, una camiseta, materiales de dibujo y una cámara fotográfica digital Nikon.
A todos, menos a Raysel Sosa Rojas, un niño cubano enfermo de hemofilia, ganador regional por la zona de América Latina y el Caribe, y que, sorprendido, observaba que él era el único al que no se le entregaba la cámara.
Cuando Jorge González, igualmente sorprendido, comenzó a indagar sobre el porqué no había cámara para Raysel, tuvo que oír del representante en Argelia de la firma Nikon, Ideo Fujica, que, debido al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, no podían entregarle la cámara al niño, ya que ésta tenía componentes estadunidenses.
Raysel Sosa partió de Argel con destino a Cuba sin su cámara, pero se llevó de vuelta a su patria la solidaridad de los otros niños, de sus acompañantes y familiares, incluyendo la madre del niño estadunidense ganador en su región, todos consternados por lo sucedido.
Como parte del bloqueo, se obstaculiza el visado para que profesores y científicos de universidades estadunidenses no viajen a Cuba a participar en eventos organizados en las universidades cubanas, formando parte de los claustros como invitados o trayendo consigo nuevas tecnologías e información.
El gobierno estadunidense continuó tomando medidas restrictivas. En unas ocasiones estableciendo licencias específicas para viajar a Cuba, en otras, regulando el otorgamiento de licencias o la aprobación para que los ciudadanos estadunidenses visiten la isla.
Si se incumplen estas regulaciones, cualquier entidad o individuo se expone a ser sancionado en virtud de la Ley Helms-Burton.
El 30 de junio de 2007, los funcionarios del Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, que prestaban servicios en la frontera Maine-Québec, tenían instrucciones de no dejar pasar nada con destino a Cuba, con el socorrido pretexto de que podría verse amenazada la seguridad nacional de los estadunidenses. El 11 de julio, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), una dependencia del Departamento del Tesoro, informó que la compañía estadunidense Logica CMG, Inc, había sido multada con 220 mil dólares, ya que la empresa predecesora CMG Telecommunications, Inc, procuró, ensambló y exportó computadoras a Cuba y ofreció asistencia técnica luego de la exportación.
El 24 de octubre, el presidente George W Bush ratificó su política de bloqueo y anunció “nuevas iniciativas”, a lo que unió un llamado al uso de la fuerza para derrocar al gobierno cubano. Las acciones estaban en sintonía con la estrategia trazada en el Plan para la Recolonización de Cuba (Plan Bush), aprobado el 6 de mayo de 2004 y elaborado por una comisión presidencial. El Plan Bush fue actualizado el 10 de julio de 2006 y fortalecido el 24 de octubre de 2007.
En ese proceso se incluyó en este programa un capítulo clasificado de secreto, en el que se adicionaron acciones que no pudieron hacerse públicas por su naturaleza violatoria del derecho internacional. Ese capítulo no ha sido desclasificado.
En un informe elaborado por la Oficina de Auditoría del Gobierno, publicado en noviembre de 2007 a solicitud del representante demócrata por Nueva York, Charles Rangel, presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, se reconoció que el bloqueo contra Cuba constituía el conjunto de sanciones económicas más abarcadoras impuestas por Estados Unidos en su historia, considerando los 20 programas de sanciones aplicados a otros países.
El 18 de diciembre de 2007, el senador demócrata Bill Nelson (por Florida) presentó el proyecto de ley S.2503, “para prohibir la entrada a Estados Unidos de extranjeros que hayan contribuido de manera directa o significativa a la capacidad de Cuba para desarrollar sus recursos petroleros”.
Dicho proyecto propuso abrogar el Acuerdo de Frontera Marítima y otras medidas, alegando la necesidad de “enfrentar el peligro potencial que afrontan los ecosistemas en Florida”, como resultado del programa cubano de exploración y explotación de hidrocarburos en su zona económica exclusiva.
Hasta finales de diciembre de 2007, el bloqueo había ocasionado pérdidas a Cuba por un valor superior a los 93 mil millones de dólares.
El 22 de febrero de 2008, fueron multadas el Bank Atlantic y la RMO, Inc. En el primer caso se sustentó que no se había bloqueado en julio de 2004 una transacción financiera, en la que supuestamente el gobierno cubano tendría intereses. En el segundo caso, se alegó el supuesto inicio de una transferencia de fondos relacionados con viajes a Cuba.
En abril, la División de Salud de la General Electric compró la compañía británica de suministros médicos Whatman, por un monto de 713.7 millones de dólares. Tras la operación, la empresa comercial Merck, SA, informó que había “recibido comunicación de GE en la que se nos prohíbe terminantemente vender productos de Whatman a Cuba”.
Por otro traspaso de propiedad hacia la bandera estadunidense, la firma sueca Pharmacia congeló la venta a hospitales cubanos de la hormona de crecimiento GH, empleada en endocrinología pediátrica para atender niños con problemas en el crecimiento.
Cuba no pudo comprar 3 millones de jeringuillas desechables por un valor de 256 mil dólares para la vacunación infantil, a través de la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización. Éstos son sólo ejemplos del bloqueo.
A Sandra Levison, directora del Centro de Estudios Cubanos, de Nueva York, al regresar de un viaje a La Habana le fueron retenidas en el aeropuerto varias obras de arte cubanas.
Las pérdidas por las acciones de reforzamiento del bloqueo, que promovió el Departamento del Tesoro sobre coleccionistas y galeristas cubanos, ascendieron ese año a 150 mil dólares.
Las galerías cubanas tuvieron que asistir a las ferias convocadas desde Europa, pero con el inconveniente de promover el arte cubano a un costo adicional, lo que encareció los gastos de transportación y fletes.
Por esta limitante se erogaron casi 100 mil euros anuales para acceder a mercados emergentes, ante la imposibilidad de colocar el arte cubano en su mercado potencial.
El 8 de octubre de 2008, en La Habana se dieron a conocer los enormes obstáculos existentes para que las autoridades educacionales cubanas pudieran adquirir medios de diagnóstico, didácticos y de computación fabricados en Estados Unidos, lo que continuaba afectando al sistema educacional, principalmente a las escuelas vocacionales y a los centros especiales de educación para discapacitados. Estas prohibiciones se extendían a las piezas de repuesto y otros equipamientos producidos por subsidiarias establecidas en terceros países.
Un informe de Cuba presentado ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señalaba que, en 2007, había sido afectado el funcionamiento de 16 escuelas especiales para niños sordos e hipoacúsicos y varios círculos infantiles requeridos de equipamiento especial para el desarrollo de la percepción auditiva.
“La intransigencia de Washington impidió en el último año que la nación caribeña pudiera contar con gabinetes auditivos y visualizadores de lenguaje para el trabajo correctivo individual, cuya venta fue prohibida como si se tratara de armas muy letales”, indicó el texto.
“Provocó también que 2 mil 230 niños con limitaciones físico motoras, receptores de atención ambulatoria ofrecida por el Estado en estos casos, no cuenten con medios de computación, cuya adquisición en Estados Unidos permitiría ahorro y rápida transportación”, añadió.
Raciel Proenza, director de América del Norte en el Ministerio de Inversiones Extranjeras y Colaboración Económica, declaró que como consecuencia del bloqueo, Cuba no se beneficiaba de los flujos de inversión extranjera internacional que, según los cálculos de ese organismo, tomando como referencia a países de la Asociación Latinoamericana de Inversión, podrían llegar a 232 millones de dólares anuales, sólo provenientes de Estados Unidos.
Aseguró que por esas restricciones, Cuba no se había beneficiado de los créditos y de la asistencia para el desarrollo que concedían el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Proenza explicó que, al mismo tiempo, Washington destinaba fuertes recursos materiales y financieros a la subversión y los grupos contrarrevolucionarios que actuaban en Cuba.
El 25 de octubre, Jorge Luis Fernández Chamero, director de Colaboración Internacional del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), expresó que había sido imposible comprar productos del fabricante Amersham Biosciences, perteneciente a la compañía General Electric, porque esta firma desautorizó la operación al detectar que el pedido era para Cuba. Agregó que había resultado imposible la adquisición del equipamiento adecuado para la certificación de gabinetes de seguridad biológica y su calibración, así como aparatos de protección radiológica destinados a enfrentar emergencias.
El funcionario cubano puso un ejemplo: a instituciones cubanas les ha sido denegado el acceso a bases de datos como la SpringerLink, el proveedor de información científica, técnica y médica más completo del mundo, y a la Science Citation Index, el repertorio más importante que existe para conocer la producción intelectual de cualquier nación.
De acuerdo con las apreciaciones de CITMA, a partir de abril de 2008 las afectaciones del bloqueo a Cuba continuaron manifestándose. Se presentaron afectaciones en el acceso a información actualizada sobre software y tecnologías, en servicios que no están disponibles para los usuarios cubanos que se conecten a internet.
Cuba continuó enfrentando obstáculos para concretar negocios con empresas extranjeras, debido a las prohibiciones existentes, a los altos costos de las transferencias bancarias, y a las comisiones que se cobran en los bancos para eludir el bloqueo.
Hubo afectaciones en el intercambio científico, el acceso limitado a instituciones generadoras de conocimientos, como universidades y centros de investigaciones, a sus respectivas publicaciones, y a tecnologías de punta. Se reportaron limitaciones para realizar intercambios académicos, ya que los estadunidenses enfrentaban enormes obstáculos para obtener licencias que los autorizaran a viajar a la isla. Dificultades para utilizar los servicios de líneas aéreas estadunidenses y para hacer escalas de tránsito en territorio estadunidense, lo que encareció el costo de los viajes a América Latina y otras regiones.
Se vio limitada la participación estadunidense en eventos internacionales organizados por el Instituto de Antropología de la Academia de Ciencias de Cuba.
El Instituto de Información Científica y Tecnológica dio a conocer que se denegó a Cuba el acceso a las bases de datos Premier Academia y a libros electrónicos de la editorial Taylor Francis, entre otras.
El Centro de Información y Gestión Tecnológica, de Holguín, tuvo afectaciones en los servicios de gestión de información por la reducción en la obtención de revistas como la Network en español y el Boletín Despacho.
El Centro Meteorológico Provincial de Holguín ha sido afectado por prohibiciones en la descarga de programas gratuitos, de parches de seguridad y el bloqueo a la información pública, la actualización del Antivirus Internacional e instaladores de MySQ.
La decisión del consorcio tecnológico Microsoft, de suspender su servicio de conversación On Line Messenger para Cuba, levantó una polémica internacional.
De entre quienes solicitan emigrar, Washington selecciona a quienes entran a su territorio como parte de una política de robo de cerebros que incluye causar el mayor daño a la sociedad cubana.
Al principio de la Revolución, estimularon la salida masiva de médicos, ingenieros y técnicos, y luego limitaron la entrada de artistas y científicos invitados a participar en actuaciones y conferencias.
Durante 2008, la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana aprobó 360 salidas definitivas de docentes, graduados de licenciatura en educación.
Las consecuencias de carácter social se tradujeron en la afectación a centros escolares del país, donde estos profesores impartían clases a más de 7 mil niños y jóvenes, quienes tuvieron que ser redistribuidos en otras escuelas con las afectaciones que estos procesos provocan en los educandos.
Para la formación pedagógica de cada uno de estos profesionales emigrados, el gobierno cubano invirtió más de 41 mil dólares. El total de recursos financieros perdidos solamente en este sector se calculó en más de 14 millones.
El 25 de octubre se conoció que, unos meses antes, la editorial del Educational Testing Service, de Austin, Texas, intentó publicar el poema La Muralla, del poeta nacional Nicolás Guillén, pero al iniciar los trámites legales para la adquisición de los derechos de autor, chocaron con la OFAC.
Algo similar ocurrió con la casa Holt McDougal, una de las empresas de publicaciones de materiales de uso pedagógico, que debía publicar el poema Epístola, también de Guillén.
Por las mismas razones, la empresa Pearson Prentice Hall, dedicada a la publicación de libros para la enseñanza, se vio privada de incluir poemas de los autores cubanos José Lezama Lima, Roberto Fernández Retamar y Nancy Morejón y un relato de Alejo Carpentier, en la colección Huellas de la literatura latinoamericana.
Al mismo tiempo, la Editorial de la Universidad de San Diego, en California, tuvo que cancelar un proyecto relacionado con la obra de Lezama.
El Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos no había podido acceder al American Film Market, que sesiona cada año en Santa Mónica, California, ni a las convenciones de la Asociación Nacional de Ejecutivos de Programas de Televisión, dos acontecimientos importantes en el negocio audiovisual.
Dada la imposibilidad de que Cuba pudiera acceder a créditos en bancos estadunidenses, la base material de estudios destinada a los estudiantes y los recursos materiales para garantizar la reparación y el mantenimiento de la red escolar se tuvieron que adquirir en China, lo que trajo como consecuencia el pago adicional de elevadas tarifas por conceptos de fletes y almacenamiento.
El monto total de los productos adquiridos durante ese mismo año alcanzó un valor de 40 millones de dólares. En el caso de las compras, el 8.7 por ciento de esta cifra se destinó al pago de fletes. Si estas operaciones se realizaran en Estados Unidos, sólo se dedicaría el 3.9 por ciento.
Por estas causas, el Ministerio de Educación tuvo que establecer una reserva de medios almacenados, que alcanzó el 60 por ciento del monto de la importación ascendente a 24 millones de dólares por periodos de hasta ocho meses. Esto originó gastos adicionales de almacenamiento por un valor estimado de 788 mil dólares. Sin incluir que fue necesario aumentar el área de almacenes en 11 mil 594 metros cuadrados, con el consiguiente aumento del costo por un mayor volumen de pérdidas y deterioros ocasionados por largos periodos de permanencia de estos recursos en naves y por excesos de manipulación.
Las restricciones del bloqueo ha limitado la adquisición de los medios necesarios para dotar 60 aulas terapéuticas destinadas a niños con necesidades educativas especiales, lo que tuvo un costo estimado en Europa de 840 mil dólares. Si estos productos se hubieran adquirido en mercados estadunidenses, los gastos hubieran bajado a la mitad.
Las carencias de baterías para alimentar medios técnicos modernos, conocidos como Wppisi, Wais y Grace Arthur, han afectado la aplicación especializada de evaluaciones a niños con limitaciones.
Estas tecnologías tienen un costo estimado en más de 15 mil dólares. Al analizar las afectaciones del bloqueo en los diferentes niveles del sistema educacional durante 2008, las carestías que tuvieron mayor grado de afectación al proceso enseñanza-aprendizaje pueden resumirse en déficit de libros y medios para la enseñanza de las lenguas extranjeras. También en la carencia de mapas, limitaciones en el uso de internet para alumnos y profesores de universidades pedagógicas, en la adquisición de juguetería didáctica, mobiliario escolar, medios de aseo e higiene y vestuario, en la disponibilidad de microscopios, atlas geográficos e históricos, y en la capacidad de compras de equipos, reactivos químicos, laminados y electrodos, destinados a la enseñanza técnica y profesional.
A principios de noviembre, la OFAC reveló que las empresas Myers Industries, Priceline, Trevolicity y Spirit Airlines, y un centro de investigaciones culturales, habían sido multados por violar las leyes del bloqueo. El Centro de Estudios Interculturales, con sede en Amherst, Massachusetts, tuvo que abonar 15 mil dólares de multa.
Un poco antes, en 2007, la Trevolicity, otra agencia de viajes por internet, tuvo que pagar 182 mil 750 dólares, mientras que, en 2008, la empresa Spirit Airlines tuvo que erogar 100 mil dólares. La misma fuente añadió que las multas de la OFAC, por transgredir las leyes de la guerra económica impuesta por el gobierno de Estados Unidos a Cuba desde hace 50 años, superaron durante el año fiscal 2008 los 2 millones.
El 11 de noviembre, el científico estadunidense Eli Sercarz, doctor en inmunología por la Universidad de Harvard, director del Grupo de Inmunorregulación del Instituto Torrey Pines para Estudios Moleculares, en California, durante una visita a La Habana, lamentó que las barreras impuestas por el bloqueo no permitieran mayores intercambios y afluencia de científicos estadunidenses a la isla, con el consiguiente beneficio de ambas partes.
Durante 2008, los gastos en educación incluyeron un exceso de 1.39 millones de dólares por el pago de fletes para trasladar mercancías hacia La Habana desde diferentes mercados en Asia.
Los dólares que el Estado cubano gasta cada año a causa de las leyes estadunidenses que impiden acceder al mercado de Estados Unidos, o a subsidiarias en terceros países, permitirían comprar instrumentos de geometría, escritura y accesorios, papel braillon, aparatos de grabación y de reproducción de relieve, para escuelas de niños ciegos, o adquirir mayor cantidad de productos.
Mientras la obra de Cuba en materia educacional era reconocida a nivel de Naciones Unidas, un sencillo libro bilingüe de 32 páginas, que formaba parte de una serie de textos sobre la vida de los niños en 24 países, titulado Vamos a Cuba, redactado y diseñado especialmente para los niños de preescolar hasta segundo grado, y concebido como “lectura extracurricular”, en determinados círculos extremistas de la ciudad de Miami levantó una intensa ola de histeria.
La Junta Escolar del condado de Miami-Dade sacó de circulación del sistema de bibliotecas en las escuelas públicas el libro Vamos a Cuba, escrito por la alemana Alta Schreier y publicado en diciembre de 2000 por la editora Heinemann/Raintree.
A principios de 2009, tras un extenso proceso legal que incluyó una fuerte polémica a nivel de la Junta Escolar de Miami-Dade y de dos comités académicos asesores, el Tribunal de Apelaciones del 11 Circuito de Atlanta concluyó que la mencionada Junta no había violado la Primera Enmienda cuando decidió “remover” el libro de las bibliotecas, porque este material “presentaba una visión distorsionada de la vida en la isla” y “era inexacto y ofensivo a toda una comunidad”.
La verdadera causa de tanto disgusto era que el texto expresaba una realidad incuestionable: la niñez cubana vive muy feliz en su patria.
Al finalizar la ríspida contienda, la controversia jurídica le había costado al contribuyente estadunidense más de 250 mil dólares.
Las infundadas preocupaciones privaron a los niños de esa comunidad, ubicada en el sur de la Florida, de su derecho a conocer cómo vivían y estudiaban otros niños que habitaban en un país vecino.
El 16 de enero, la OFAC decretó “clarificaciones legales” que impusieron reglas aún más rigurosas sobre los viajes a Cuba y que afectaron a las empresas estadunidenses de vuelos charters, a las agencias de viajes y las remesas de dinero que envían los emigrados cubanos a sus familiares en la isla.
Estas medidas, anunciadas cuatro días antes de la toma de posesión de Barack Obama, fueron interpretadas como un resultado de la resistencia de funcionarios “bushistas” recalcitrantes que estaban inconformes con la llegada de una nueva administración.
Aun cuando fue posible que Galería Habana participara en dos ferias de arte convocadas en territorio estadunidense, Pinta New York (noviembre 2008) y Pulse New York (marzo 2009), las autoridades estadunidenses continuaron practicando acciones de bloqueo para dificultar la promoción del arte cubano.
En la décima edición de la Bienal de La Habana, sólo lograron participar 250 estadunidenses, bajo el ridículo y cuestionado amparo de sólo hacerlo posible con licencias religiosas. A la Fundación Amistad le negó la visa y a un grupo de 48 viajeros (Maricarmen Arte y Cultura) que viajaban a Cuba vía México, y aún no habían solicitado licencia, los amenazaron con sanciones.
Según estudios de la Empresa de Galerías de Arte (Génesis), el mejor mercado potencial para las artes plásticas se encuentra en Estados Unidos, por la cercanía geográfica con Cuba, que tiende a abaratar pasajes y fletes.
Se estima que las exportaciones cubanas podían haber crecido el doble de no estar afectadas por factores como la disminución del turismo estadunidense en indicadores de un 80 a un 90 por ciento, la disminución en la misma escala de visitas de artistas, dealers, galeristas y coleccionistas que viajaban a la isla entre seis y ocho veces al año.
También afecta la disminución de la asistencia a eventos culturales que contaban con gran asistencia y representaban ingresos para las galerías cubanas y la imposibilidad de realizar las transacciones comerciales en dólares estadunidenses, lo que conlleva afectaciones dentro del mercado cambiario para los clientes de Cuba.
Cuba no tiene acceso a la red de publicidad de medios especializados en arte que funcionan desde Estados Unidos. Tampoco accede a las industrias de impresión de arte.
Esa restricción implica tener que encargar los impresos de arte en Europa con un incremento de los costos de cerca de 100 mil euros anuales. También tiene que pagar costos adicionales de transportación, flete y transferencias monetarias para poder colocar el arte cubano en Estados Unidos.
Esas barreras económicas limitan las ventas en un volumen cercano al millón de dólares, lo que representa el 50 por ciento del valor total de las exportaciones que generó el sistema de cultura cubano el pasado año, donde más del 60 por ciento se realizó en el mercado europeo, considerado de más difícil penetración.
Durante 2010, aun cuando el arte latinoamericano marcó el boom del mercado y varios autores como Manuel Mendive, Roberto Fabelo, Alexis Leyva Machado (Kcho), Roberto Diago, Carlos Quintana, el grupo Los Carpinteros y Roberto González lograron buenas cotizaciones en subastas internacionales, fue inaccesible la presencia de representantes cubanos en las ediciones de los principales eventos de arte, como las subastas Christie’s y Sotheby’s, ni en las ferias Art America o Art Chicago, donde se había logrado participar anteriormente.
En los tres últimos años, en las audiciones de Arte Latinoamericano en Nueva York se vendieron más de 30 millones de dólares en arte cubano, incluyendo artistas que residen en Cuba, quienes son presentados a subasta por entidades o particulares foráneos, ante la imposibilidad de hacerlo desde la isla, por el riesgo de confiscación de fondos. Este proceso impide una fuente de ingresos sin afectar el patrimonio de la isla y conspira contra la promoción de los artistas cubanos.
En agosto de 2009 se dio a conocer que la OFAC acababa de imponer una multa de 10 mil 341 dólares a la MGE UPS Systems, Inc (después conocida como American Power Conversión Corporation) –una compañía con sede en California– por vender “reguladores electrónicos cuyo destino final era Cuba”. Según esta oficina, “el gerente regional de ventas debió haber identificado que el cargamento en cuestión podría estar dirigido hacia Cuba y haber tomado medidas para detener la transacción”.
Desde la llegada al poder de la administración de Obama, la OFAC ha aplicado nuevas sanciones por supuestas violaciones del bloqueo a Cuba, ascendentes a más de 365 mil dólares, un tercio de todo el dinero recaudado por esa entidad este año por concepto de infracciones comerciales.
En octubre, el gobierno estadunidense negó la visa al doctor Luis Raúl Paz, especialista del Instituto de Meteorología de Cuba, para que viajara a la sede del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, ubicado en Washington, quien tenía el propósito de participar en una reunión vinculada a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Además no fue otorgado el permiso para que un grupo de científicos estadunidenses asistiera a un congreso internacional que se celebraría en La Habana del 26 al 30 de octubre.
El 28 de octubre se registraron 187 votos a favor de la resolución contra el bloqueo, presentada por la delegación cubana, tres en contra (Estados Unidos, Israel y las Islas Palau) y dos abstenciones (Micronesia y las Islas Marshall). Ésta fue la décimo octava ocasión en que el plenario de ese foro mundial repudia el cerco económico implantado por Washington contra Cuba.
El 5 de noviembre fue clausurado en la capital cubana el Congreso Biotecnología Habana 2009, que reunía a unos 500 expertos de más de 30 naciones. La pobre asistencia de científicos estadunidenses contrastaba con la de otros países.
Durante el evento, el alto nivel científico alcanzado en la isla fue reconocido por los premios Nobel alemanes Robert Hubert (Química 1988) y Harald zur Hausen (Fisiología y Medicina 2008).
En una de sus intervenciones, el vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, José Ramón Fernández, señaló que los obstáculos al intercambio científico entre Cuba y Estados Unidos eran una muestra del anacronismo del bloqueo de Washington contra la isla.
Para finales de 2009, a Cuba se le seguía negando el acceso a los mercados de programas informáticos especializados, teclados inteligentes, pantallas táctiles, interruptores y novedosas opciones para niños ciegos y sordomudos, que han sido creadas por la ciencia con el propósito de vencer las limitaciones que provocan estas discapacidades.
Durante los 50 años de Revolución transcurridos, a través de este férreo bloqueo, los gobiernos de Estados Unidos, con la excepción de la administración de Carter, que intentó flexibilizarlo, han tratado de frustrar los programas de desarrollo de Cuba en materia educacional, científica y cultural.
Para ello, la principal potencia imperialista ha violado la Declaración Universal de los Derechos Humanos, del 10 de diciembre de 1948; la Declaración de los Derechos del Niño, del 20 de noviembre de 1959; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, del 16 de diciembre de 1966; la Resolución 32-130 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 1977; y la Convención de la ONU sobre Derechos del Niño, del 20 de noviembre de 1989.
En 50 años, 16 cubanos ofrendaron sus vidas en el noble empeño de ejercer la docencia, alfabetizar, colaborar, o fomentar la revolución técnica y siete profesores internacionalistas cubanos fueron asesinados.
En ese lapso, 39 cubanos vinculados a la educación o la cultura han resultado muertos a causa del terrorismo y dos maestros, cuatro hijos de maestros, cuatro alfabetizadores, 11 alumnos y 12 niños han resultado lesionados. Siete profesores internacionalistas resultaron heridos en una sola acción terrorista en Angola; 40 cubanos vinculados a estos sectores fueron heridos o lesionados en actos terroristas; 152 actos terroristas fueron perpetrados contra escuelas y 13 contra otros objetivos vinculados a la educación.
Además, cinco “héroes” de Cuba se encuentran encarcelados en Estados Unidos desde hace 11 años: Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González, René González y Gerardo Hernández.
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