La democracia estadounidense está raptada por un gobierno secreto que muchos investigadores han identificado como siendo una poderosa oligarquía que manipula desde la sombra la esencia misma del Estado, disponiendo a su antojo e interés la riqueza financiera del país sin que ninguna institución del Estado sea capaz de someterla. Utilizando la plancha a billetes indiscriminadamente y creando riqueza de nada, esta elite sin escrúpulos ha arruinado la economía del país y ha creado la más grande burbuja especulativa de la historia, aquella del dólar, que finalizará con la desaparición de esta moneda como reserva internacional.
Ahora tenemos la evidencia de que Wall Street y Washington utilizan un gobierno secreto muy alejado del proceso democrático. Mediante una solicitud según la ley de libertad de información, el público tiene ahora acceso a más de 29.000 páginas de documentos de la Reserva Federal (Fed) y a 21.000 transacciones adicionales de la Fed que se ocultaron deliberadamente, y por buen motivo. (Vea aquí en este link).
Estos documentos muestran que altos funcionarios del gobierno ocultaron intencionalmente al Congreso y al público la verdadera dimensión de los rescates de 2008-2009 que enriquecieron a unos pocos y favorecieron los intereses de gigantescas firmas de Wall Street. Lo que sabemos ahora es lo siguiente:
– Los rescates secretos de Wall Street totalizaron 7,77 billones (millones de millones) de dólares, 10 veces más de los 700.000 millones de dólares del programa de rescate TARP aprobado por el Congreso en 2008.
– El conocimiento de los fondos secretos del rescate no se compartió con el Congreso ni siquiera éste redactaba y debatía la legislación para fraccionar los grandes bancos.
– El financiamiento secreto suministrado a tasas inferiores al mercado dio a Wall Street otros 13.000 millones de dólares de beneficios. (Es suficiente dinero para contratar a más de 325.000 maestros de primaria).
– Los fondos secretos financiaron fusiones de bancos de modo que los principales bancos crecieron aún más. El dinero también permitió que los bancos aumentaran sus trabajos de cabildeo.
– Mientras Henry Paulson (secretario del Tesoro de Bush) informaba al Congreso y al público de que solo se requerían reformas menores para proteger del colapso a Fanny Mae (Federal National Mortgage Association y Freddie Mac (Federal Home Loan Mortgage Corporation), se reunió en secreto con destacados administradores de hedge funds de Wall Street –entre ellos sus ex colegas de Goldman Sachs– para alertarlos de que estaba a punto de nacionalizar las gigantes compañías hipotecarias, una acción que erradicaría casi todo el valor bursátil de las compañías. Esta información era de un valor inmenso ya que permitiría que esos hedge funds vendieran en descubierto Fannie y Freddie y al hacerlo ganaran una fortuna.
– Mientras Timothy Geithner era jefe de la Reserva Federal de Nueva York, argumentó contra los esfuerzos legislativos del senador Ted Kaufman, demócrata de Delaware, para limitar el tamaño de los bancos porque el tema era «demasiado complejo para el Congreso y esas decisiones deberían ser manejadas por gente que conoce los mercados», recuerda Kaufman. Mientras tanto, Geithner era perfectamente consciente de los enormes préstamos secretos, mientras al senador Kaufman se le ocultaba este hecho. Barney Frank, quien redactaba legislación clave sobre la reforma bancaria, tampoco fue informado sobre los préstamos secretos. No se informó a nadie del Congreso.
¿Qué significa todo esto?
1. Los grandes bancos y hedge funds tenían muchos más problemas de los que nos hicieron creer.
Como muchos sospechábamos, todos los grandes bancos estaban de rodillas pidiendo ayuda –en secreto– mientras decían a sus inversionistas, al público y al Congreso que todo iba bien. Habían jugado y habían perdido. Según las reglas del capitalismo ideal, deberían haber sufrido una cierta «destrucción creativa», el valor de sus acciones eliminado por la bancarrota y sus administradores reemplazados. Todo el sistema bancario también debería haberse reorganizado de arriba abajo. En vez de eso esas colosales irregularidades recibieron recompensas en secreto.
2. El gobierno secreto de Wall Street se aseguró de que los principales bancos crecieran aún más, con la ayuda del financiamiento secreto.
Mientras el Congreso discutía la legislación para fraccionar los grandes bancos y reinstituir Glass Steagall (para separar la banca de inversiones riesgosas de la banca comercial asegurada), el gobierno secreto utilizaba fondos públicos para que crecieran aún más mediante fusiones a pesar de la mala salud de todos los bancos y la legislación se derrotó fácilmente. Como muesta dolorosamente el gráfico, los bancos demasiado grandes para quebrar crecieron aún más.
3. Cuanto más grande llegue a ser Wall Street, más puede comprar al gobierno.
Esta parte no es secreta. Cuanto más crecieron los seis bancos principales, más fondos gastaron en cabildeo para asegurarse de que no sufrirían impactos contra la rentabilidad por parte de la legislación de la reforma bancaria. Por lo tanto, mientras los principales bancos recibían cientos de miles de millones de dólares en préstamos secretos, aumentaban sus fondos de cabildeo para mantener su tamaño y su poder. Leedlo y llorad:
4. El gobierno secreto de Wall Street protege a los suyos.
Al principio cuesta comprender que el secretario del Tesoro Paulson, ex jefe de Goldman Sachs, se arriesgase a asistir a una reunión secreta con administradores de gigantescos hedge funds, muchos de los cuales solían trabajar en Goldman Sachs.
¿Cómo pudo atreverse el funcionario de finanzas más importante de la nación a dar información confidencial a esas elites de los hedge funds sobre la inminente absorción de Fannie and Freddie por el gobierno antes de informar al Congreso y al público? Bueno, una respuesta es que Paulson se sintió obligado a advertir a sus antiguos compinches de la inminente nacionalización. Tal vez quería ponerlos fuera de peligro en caso de que estuvieran fuertemente involucrados en esos mercados. O tal vez también quería darles una información muy valiosa para que se beneficiaran. Pero la explicación más profunda, creo, es que funcionarios gubernamentales clave de Wall Street, Paulson, Summers, Geithner, Orszag (el ex jefe de la OMB (Oficina de Administración y Presupuesto) de Obama, que gana millones trabajando para Citigroup), etc. creen verdaderamente lo siguiente:
– Los bancos de Wall Street son los mejores del mundo y están en la vanguardia de la economía estadounidense. Son nuestro futuro.
– Los banqueros de Wall Street y los administradores de los hedge funds son inmensamente más listos y astutos que el resto de nosotros. Merecen nuestra admiración.
– La ayuda a que Wall Street crezca y prospere es precisamente lo mismo que la ayuda a todos los estadounidenses y a toda la economía. Merecen nuestro apoyo.
– Las reuniones secretas para suministrar información confidencial son algo normal en Wall Street. No hay nada de malo si uno advierte a sus amigos de futuras decisiones políticas que podrían afectar sus beneficios.
– No hay absolutamente nada de malo en el suministro de billones de dólares de préstamos secretos a los mejores y más brillantes sin informar al Congreso al respecto.
Todo es un ciclo cerrado de autojustificación y autoengaño: Wall Street es brillante. Lo que hace Wall Street es por el bien del país. Ayudar a que Wall Street tenga beneficios es bueno para el país. Ocultar la verdad a los dirigentes elegidos democráticamente también es bueno para el país porque Wall Street es brillante y lo sabe mejor.
Y de todo esto están convencidos profundamente Wall Street y su gobierno secreto, incluso si Wall Street, y solo Wall Street, derrumbó la economía y destruyó 8 millones de puestos de trabajo en cosa de meses. ¡Simplemente brillante!
5. Wall Street es un peligro evidente y presente para la democracia.
Generalmente no soy alarmista. En los hechos, a menudo argumento contra teorías conspirativas complacientes. Quiero creer que nuestra democracia todavía es promisoria. Pero el crash inducido por Wall Street y la reacción del gobierno me preocupan profundamente. Las revelaciones de Bloomberg News sugieren que el gobierno secreto de Wall Street siente un profundo desdén por lo que subsiste de nuestra democracia. Las elites financieras creen obviamente que no se puede confiar en que el Congreso haga lo correcto, incluso cuando es comprado y pagado para que lo haga por los mismos bancos que supuestamente regula.
¿Y en cuanto al resto de nosotros? No somos más que una masa analfabeta en lo financiero a la que hay que manipular a través de los medios de comunicació de masas. Nuestras mentes se pueden comprar y vender mediante un marketing cuidadoso.
Esta arrogancia y corrupción financiera es enormemente corrosiva para nuestros valores democráticos. Muchos estadounidenses ya no confían en su gobierno, y con razón. Muchos estadounidenses ya no votan, y con razón. Muchos estadounidenses creen que la democracia, tal como la conocemos, es una estafa, y con razón. Wall Street no podría haber escrito un guión mejor para mantener su dominación.
6. Ocupad Wall Street básicamente tiene razón, pero no basta.
Los ocupantes atacaron dramáticamente a Wall Street y capturaron la imaginación del país con su marco del 1 por ciento y el 99 por ciento. Y la idea se impone y se extiende. Pero es solo el comienzo. Para recuperar a nuestro país del gobierno secreto de Wall Street tenemos que desarrollar un enorme movimiento dentro del 99 por ciento. Aunque esperamos que suceda espontáneamente mediante Facebook y Twitter, todos sabemos que requerirá mucha organización sería que involucre a millones de nosotros.
Por el momento, nadie sabe qué forma tomará. Pero sí sabemos lo siguiente: las grandes concentraciones de poder y riqueza no renuncian a su poder y riqueza sin una enorme resistencia. El gobierno secreto de Wall Street está más que listo para protegerse, aunque signifique subvertir la democracia. Nuestros ocupantes han mostrado mucho valor al ayudarnos a recuperar nuestros derechos democráticos. Esperemos que se extienda… y pronto.
Fuente: AlterNet, 30.11.2011.
Traducido del inglés por Germán Leyens.
Fuente: http://www.alternet.org/story/153274/
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter