El tumulto mortal del 24 de septiembre de 2015 en Mina, a 5 kilómetros de La Meca, fue en realidad una operación secreta conjunta en la que varios colaboradores del imam Ali Khamenei fueron secuestrados por los servicios secretos de Arabia Saudita e Israel.
Arabia Saudita reconoció solamente 769 muertos mientras que el conteo de la AFP, totalizando las víctimas reconocidas por los diferentes países afectados, se eleva a 2 236 fallecidos.
Las autoridades de Arabia Saudita se han negado a publicar las grabaciones de video con las imágenes del tumulto.
Parece extraordinario que una estampida de ese tipo haya podido provocar un número tan grande de víctimas fatales, sobre todo teniendo en cuenta que todos los testigos murieron sin que se supiera quién los aplastó.
Más de 100 000 policías habían sido desplegados para garantizar la seguridad del peregrinaje. Pero, desde 2013, este tramo del peregrinaje se hallaba en manos de la multinacional G4S, muy vinculada a los servicios de seguridad y espionaje de Israel [1].
Irán fue ampliamente el país más afectado, con 464 muertos, en su mayoría miembros de una numerosa delegación de colaboradores del Guía de la Revolución, el ayatollah Ali Khamenei. Todos los guardaespaldas que los acompañaban resultaron muertos.
El 28 de septiembre, el presidente iraní Hassan Rohani abrió su discurso ante la Asamblea General de la ONU resaltando la responsabilidad política de Arabia Saudita en el incidente, presentado entonces como un accidente [2].
El 3 de octubre, el analista francés Thierry Meyssan revelaba a través de la radio iraní el posible secuestro de los colaboradores del Guía de la Revolución [3]. Varios diarios iraníes exploraban posteriormente esa pista.
Los medios sociales divulgaron fotografías que mostraban medios mecánicos amontonando cadáveres de peregrinos pero, hasta el momento, Arabia Saudita no ha entregado los cuerpos de 15 presuntas víctimas iraníes del incidente y las autopsias realizadas a algunos cadáveres no permiten definir si ciertas víctimas murieron en el tumulto o fallecieron bajo tortura.
El 11 de noviembre, la República Islámica de Irán anunció que disponía de información fidedigna de que el embajador Ghadanfar Rokon Abadi (ver foto) no murió en la estampida sino que está detenido y exigió su inmediata liberación.
Ghadanfar Rokon Abadi fue embajador de Irán en Beirut, de 2011 a 2014, donde logró jugar hábilmente con la clase dirigente libanesa, altamente corrupta. Durante ese periodo desarrolló las relaciones entre la República Islámica y el Hezbollah y monitoreó la implicación de ambos junto a la República Árabe Siria en la lucha contra los yihadistas movilizados por Francia, Arabia Saudita y Turquía. En el momento de su desaparición era uno de los principales consejeros del Guía de la Revolución.
[1] «Vigilancia sobre los peregrinos palestinos que viajan a La Meca», Red Voltaire, 8 de octubre de 2013.
[2] “Speech by Hassan Rohani at 70th UN General Assembly”, por Hassan Rohani, Voltaire Network, 28 de septiembre de 2015.
[3] «Interview de Thierry Meyssan sur le drame de La Mecque», Sahar, 3 de octubre de 2015.
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