Las elecciones para alcaldes, prefectos concejales y consejeros sirvieron para constatar algunos hechos. El principal es que si la izquierda se uniese podría llegar a ser una de las tres fuerzas más importantes del país, pero con el particular de que sería una fuerza política verdaderamente nacional, con alcaldes, prefectos, concejales y consejeros en la Sierra, la Costa y el Oriente. Con un posicionamiento, en ciudades grandes y cantones pequeños. Eso se desprende de una observación simple de los votos en todos las provincias y cantones del país.
Las elecciones para alcaldes, prefectos concejales y consejeros sirvieron para constatar algunos hechos. El principal es que si la izquierda se uniese podría llegar a ser una de las tres fuerzas más importantes del país, pero con el particular de que sería una fuerza política verdaderamente nacional, con alcaldes, prefectos, concejales y consejeros en la Sierra, la Costa y el Oriente. Con un posicionamiento, en ciudades grandes y cantones pequeños. Eso se desprende de una observación simple de los votos en todos las provincias y cantones del país.
De acuerdo a los cómputos del Tribunal Supremo Electoral hasta la tarde del lunes 18, además de las prefecturas y alcaldías concejales y consejeros electos por el Movimiento Pachakutik (PK), el Movimiento Popular Democrático (MPD) y el Partido Socialista (PS), se hubiesen sumado muchos más a lo largo del país si hubiesen conformado un frente que los unificara electoralmente.
Lo que ha ocurrido en Latacunga y otros cantones de Cotopaxi, en Puyo, en Lago Agrio, Sucumbíos, Imbabura, cantones de Chimborazo y decenas de cantones (incluidos varios de la Costa), es un ejemplo claro de lo que ocurre en muchísimas zonas del país donde hubiesen ganado la elección yendo unidos. Mientras que en otras, si bien no habrían logrado un triunfo habrían tenido una votación importante y posicionándose de mejor manera con excelentes perspectivas de futuro, incluida Pichincha. Además superarían el carácter regional que tienen el Partido Social Cristiano (PSC) por la derecha y la Izquierda Democrática (ID) por el centro.
Pero si a esa unidad posible del PK, MPD y PS se sumara la ID, sería una formula triunfadora en 2006.
¿Será que los adictos al sectarismo corregirán su miopía? ¿Dejarán de lado los intereses personales y de promover acciones que apuntan a la destrucción de la izquierda? ¿Comprenderán que reducir su táctica y estrategia a la lotería electoral es una postura demasiado enana? ¿Entenderán además que hasta ahora los diversos intentos realizados en esa lotería han sido errados por ingenuidad unas veces, incapacidad otras y sectarismo otras?
La Izquierda Democrática ha logrado consolidarse en algunas provincias de la Sierra gracias a la proyección de algunos de sus candidatos y a sus alianzas con otros sectores de izquierda, lo que ha servido para lavarle la imagen de partido sectario y aunque algunos de sus dirigentes digan que Pachakutik no les aportaba nada. Parece que las estrategias un tanto más frentistas de la Social Democracia Internacional en estos tiempos están calando en la ID.
Sin embargo, hay quienes mencionan que su alianza con el PSC para votar la repartición de escaños y de las dignidades del Congreso a partir de enero, puede apuntar más allá e ir hacia las próximas elecciones nacional es. Si nos atenemos a los acuerdos antes mencionados y a la cortesía mutua manifiesta en el hecho de que la ID no puso candidatos en Guayaquil ni Guayas, mientras que el PSC tampoco los puso en Quito ni Pichincha, no parece una hipótesis muy descabellada.
Esta elección también sirvió para demostrar que Pachakutik sin el movimiento indígena sería intrascendente, no sólo en lo que respecta a la capacidad de movilización y respuesta social, sino en el ámbito electoral, aunque los indígenas tengan poca influencia en las decisiones que toma el movimiento político.
El PK ha triunfado o tenido una buena respuesta electoral donde hay importante presencia indígena como Cotacachi, Otavalo y algunos sectores rurales de Imbabura; Cayambe y Pedro Moncayo en Pichincha; Cotopaxi con César Umajinga y cantones de la provincia, Chimborazo con Mariano Curicama y algunos cantones, Bolívar en menor medida, cantones rurales de Cañar y Azuay; Morona, Napo, Pastaza, algo en Tungurahua, algo en Orellana y Sucumbíos. Lamentablemente, es muy posible que gracias al denominado método Imperial de repartición de escaños, que el PK votó junto al PSC y la lD, no obtendrá la cantidad de concejales y consejeros que hubiese tenido con el método de Cocientes y Residuos, ya que si bien en los lugares donde gana saca algunos representantes más, en muchos que se ubican en segundo, tercer, o cuarto lugar en la votación no tendrán representantes.
Eso le ocurrirá a nivel provincial y/o en cantones, en Bolívar, Cotopaxi, Cañar, Napo, Pastaza, Chimborazo, Imbabura, Carchi, Azuay. Como en Guamote, otrora bastión del PK que ahora perdería para el candidato de una alianza en la está el Partido Sociedad Patriótica. En esa provincia uno de los partidos derrotados fue la ID, ya que sus dirigentes esperaban que la trascendencia nacional del Diputado Guillermo Haro repercutiría positivamente en la elección de sus candidatos provinciales, lo que no ha ocurrido.
Dentro de la izquierda, un sector que mostró un avance notable es el MPD con la reelección del alcalde de Esmeraldas, Nelson Estupiñán, el desplazamiento del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) de la Prefectura esmeraldeña; la posible reelección de Máximo Abad en Lago Agrio aunque de una forma muy costosa al no haber ido en alianza con Pachakutik, algo similar ocurre Puyo; la victoria en Cañar; la buena votación en Cotopaxi y otras provincias.
Esta elección también fue una derrota para el gobierno por la poca votación que ha tenido el Partido Sociedad Patriótica. Sin embargo, ha logrado más votos de los que muchos imaginaban, sobre todo en la Costa, algunos pequeños cantones de la Sierra y en el Oriente. Parece que la campaña electoral realizada directamente por el presidente Gutiérrez en algunos cantones costeños ha tenido cierto efecto. Eso sumado a ciertas alianzas con caciques locales ha llevado a que muy posiblemente el PSP supere el 5 por ciento necesario para no desaparecer.
Como epílogo es interesante recordar algunas alianzas que muestran algunas apuestas en la lotería electoral: todas dignas del realismo mágico y “marcadamente ideológicas”. En Guano (Chimborazo) el PSC de Febres Cordero fue junto con el PSP de Gutiérrez. En Santa Isabel (Azuay) fueron el PSC con la ID y el PS. En Macará la ID y el PRE ganan en alianza fraterna. En Río Verde la ID, el PSP y el PSC olvidaron sus peleas y fueron juntitos. En Chimborazo el PK fue con Patria Solidaria y en Orellana con el PSC y la DP. En Zamora el PSC y la ID volvieron a demostrar que pueden ser aliados. Y como esas, hay decenas. En parte por eso, la falta de democracia participativa se sigue acumulando.
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