El fracaso del actual modelo neoliberal dominante es un hecho. "Sus resultados en las últimas décadas son lamentables". Dos de las tesis centrales de Peter Niggli, director de la Comunidad de Trabajo, plataforma que nuclea las más importantes Organizaciones No-Gubernamentales (ONG) helvéticas. Luego de un largo proceso de reflexión colectiva, Niggli acaba de publicar: "La mundialización y después. ¿Qué desarrollo en el siglo XXI? ", que traduce el malestar profundo de importantes sectores de la sociedad civil europea. Aunque sin apostar al cambio de sistema como alternativa, la reflexión de Niggli critica la nueva propuesta de "imperialismo liberal" impulsada por las élites dominantes y anticipa medidas alternativas viables para cambiar el actual rumbo planetario.
El imperialismo liberal
- Un punto de partida conceptual esencial de su análisis es el atentado contra las Torres Gemelas del 11 de setiembre del 2001 ¿puede precisarlo?
- Desde el 11 de setiembre nos confrontamos a una actitud bastante generalizada entre las élites gubernamentales de los Estados industriales. Se sienten amenazados, rodeados por enemigos con motivaciones irracionales e incomprensibles. Tienen la idea que estamos en una situación mundial donde impera el caos. En la cual es prácticamente imposible continuar funcionando con instrumentos normales como la diplomacia, la negociación y la cooperación internacional. Piensan que "restablecer el orden" es la tarea principal de futuro.
Hay un debate muy intenso en los Estados Unidos y en los países anglosajones en general- sobre la necesidad de un imperialismo nuevo, calificado de "liberal ", que respete las libertades, la democracia y los derechos humanos. Con el propósito de intervenir en las regiones donde los Estados son amenazados por explosiones (como en Somalía, Sierra Leona, Liberia). Según ellos, esos estados débiles, corren el riesgo de convertirse en base de acción de grupos islámicos terroristas.
- No muy diferente de lo que debieron soportar en décadas pasadas numerosos países del antes denominado “Tercer Mundo”.
- En efecto. Después del 11 de setiembre, el gobierno Bush y sus aliados en Europa vienen afirmando que los terroristas combaten contra la democracia, la libertad y la emancipación de las mujeres, es decir, en síntesis, contra " nuestra civilización”. No quisieron admitir que la acción de Al Kaeda, podría ser una reacción a las intervenciones políticas y militares de los Estados Unidos. La simpatía de la que gozan algunos grupos islamistas en los países islámicos sería incomprensible si no se tienen en cuenta los sentimientos anti-coloniales y anti-imperialistas.
En una situación como la señalada, pensar que se puede recurrir al "imperialismo", es paradójico, aunque trate de distinguirse del imperialismo de épocas pasadas con un nuevo caracter liberal y " liberador". La larga historia de la conquista del mundo por parte de los Estados europeos, tal vez está parcialmente borrada de nuestras memorias, pero no de la memoria de los pueblos de los tres continentes que la sufrieron en carne propia.
La crisis del desarrollo
- Para ir del marco planetario a la dinámica concreta de las ONG suizas (y europeas en general)toda esta reflexión, en cierta forma, desnuda las limitaciones del concepto mismo de "desarrollo" ¿Es realmente así?
- El concepto de "desarrollo" es una elaboración de los gobernanentes norteamericanos de los años 40 . Con la promesa de ayudar a las antiguas colonias europeas a liberarse y alcanzar económicamente a los países industrializados. De hecho esa política de desarrollo debía, al mismo tiempo, inmunizar a Africa, Asia y América Latina contra el comunismo.
Era una "oferta" bastante atractiva a mediados del siglo XX. Hoy se da todo un debate en torno al hecho de que ese tipo de desarrollo destruyó las economías tradicionales de los países del Sur y engendró la miseria que teóricamente pretendió combatir.
Después de 40 años de "desarrollo", la economía tradicional, especialmente la agricultura, en todas partes ha sido destruida o está en vías de destrucción. Las ciudades se hacen cada vez más grandes y casi no ofrecen alternativas a sus habitantes. Salir de esta situación exige, por una parte, reforzar lo que resta de la economía de subsistencia, lo que implica una "modernización”. Y por otra parte, continuar con la industrialización de cada país.
Hoy constatamos que las estrategias de desarrollo económico que se implementaron en los años 60 y 70 en América Latina y, en menor medida en Africa, produjeron mejores resultados que las políticas impuestas por el Banco Munidal y el Fondo Monetario Internacional después de la crisis de la deuda de 1982. Esas estrategias estaban centradas en el desarrollo de un mercado interno.
Después de 1982, los países endeudados fueron obligados por las instituciones financieras internacionales a abrir sus mercados y seguir una nueva estrategia de integración forzada en el mercado mundial. Los resultados: un estancamiento en América Latina y una neta degradación en Africa.
En los últimos 20 años han ganado solamente los países en desarrollo que, después de 1982, pudieron aplicar una estrategia económica heterodoxa con una fuerte intervención del Estado. Se trata de Corea del Sur y Taiwán -que hoy son países industrializados-, de otros Estados del sud-este asiático, de China e India.
Paradójicamente cuando el Banco Mundial intenta señalar a ciertos países como ejemplo de desarrollo, menciona a Estados que nunca han seguido las políticas neoliberales. Tienen muchos problemas para encontrar ejemplos de éxito entre los que han seguido sus recomendaciones al pie de la letra.
Coherencia con las Contrapartes Sur
- ¿Cuál es la génesis de esta reflexión crítica?
- Nuestras ONG cooperan con contrapartes del Sur que son de muy diverso tipo: organizaciones de base, movimientos de masa, pequeñas comunidades etc. Cuando encuentran sus contrapartes y discuten sobre política internacional, muchas veces constatan que la visión Sur es muy diferente a su propia visión. Se hizo necesario examinar esos puntos de vista del Sur y comprenderlosLa crisis financiera en Asia en 1997/1998, el fracaso de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle y el nacimiento del movimiento alter-mundialista, han intensificado el debate en el seno de nuestras organizaciones.
Es necesario ahora impulsar una reflexión global sobre la dirección que debe tomar la política de desarrollo. ¿Qué tipo de cambio queremos? ¿En qué rumbo debemos ir? No creo que propongamos conceptos muy radicales. Pero nos confrontamos ahora a 25 años de neoliberalismo mundial con resultados que decepcionan Los resultados son malos para una mayoría de la gente, son excelentes para una muy pequeña minoría, pocos estimulantes para la población de los países industrializados Y por eso estamos convencidos que hay que cambiar el régimen de regulación de la economía capitalista mundial.
Que hay que terminar con esta integración impuesta y forzada en el mercado mundial que está al centro de las políticas neoliberales. Proponemos darle a los Estados nacionales más competencias y margen de maniobra en sus políticas económicas. Apoyamos las exigencias de los países en desarrollo presentadas en el marco de las instituciones de Naciones Unidas- de dejarles un margen de maniobra mas amplio en sus políticas económicas. Por otra parte, sin una cierta "re-nacionalización" y "desglobalización" de la política económica, hay decisiones fundamentales que se alejarán, de más en más, de procedimientos democráticos.
Somos conscientes que algunos van a decirnos que no vamos demasiado lejos en nuestra reflexión. Que proponiendo un cambio en el modo de regular la economía mundial, no buscamos reemplazar al "sistema capitalista". Quisiera recordar que las proposiciones concretas y las campañas internacionales del movimiento alter-mundialista van en esa misma dirección que nosotros defendemos.
- ¿Se considera parte del movimiento alter-mundialista?
- Nuestras organizaciones están, en razón de nuestros objetivos, próximos de ese movimiento. Participamos en el Foro Social Mundial y en muchas campañas internacionales que están impulsadas por el mismo.
- ¿Piensa que esta posición de las ONG suizas puede ser considerada por los sectores de la extrema-derecha helvética en crecimiento como una “declaración de guerra”?
- No hemos declarado ninguna guerra. Contribuimos al debate político que se impulsa internacionalmente en muchos países. Nadie puede negar la crisis de legitimación de la que sufren las instituciones económicas mundiales, como el Banco Mundial, el FMI o la OMC, desde la crisis financiera en Asia y el fin de la " nueva " economía que nunca fue, realmente, nueva.
- Para terminar. ¿Qué reacción le produce la consigna de una "mundialización con rostro humano"?
- Todo depende de la definición que le demos a esa expresión. Creo que si se cambia el modo de regulación capitalista, si se acaba con la integración forzada en el mercado mundial, si se otorga un margen de manioba mayor a los Estados en sus políticas económicas, entonces podríamos hablar de una mundialización "con rostro humano".
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