Esta semana, una conferencia de la ONU reunirá a 180 Estados firmantes del Tratado de No Proliferación, un tratado visto como base de la única esperanza de evitar el desastre prácticamente garantizado por la lógica de las armas nucleares. Ahora bien, en opinión de Thomas Graham, ex representante especial estadounidense para el control de armas, ese Tratado no ha sido nunca tan frágil como en este momento. Al igual que otros expertos, Graham reconoce que la primera amenaza contra el Tratado proviene de Estados Unidos, aunque las restantes potencias nucleares comparten esa responsabilidad.
En virtud de dicho Tratado, esos Estados deben realizar esfuerzos para reducir sus arsenales nucleares. Pero el gobierno de Bush trata de desarrollar el suyo. Estados Unidos denuncia asimismo el protocolo que acompaña el Tratado de No Proliferación. El gobierno de Bush había enviado antes a John Bolton para que explicara a los europeos que las negociaciones sobre la extensión de la prohibición de las armas biológicas habían terminado ya que «habían dejado de responder a los intereses de Estados Unidos». ¿Cómo asombrarnos entonces de que el propio Bolton sea designado ahora para convertirse en embajador ante la ONU?
Según Michael McGuire, experto de l’OTAN, el sistema actual nos conduce directamente a una confrontación nuclear, visión que comparte Sam Nunn. Mientras más desarrollan los Estados sus arsenales más riesgos corren de utilizarlos a causa de un simple malentendido.
«An accident waiting to happen», por Noam Chomsky, Khaleej Times, 2 de mayo de 2005.
«En la Era del terror», El Periódico, 9 de mayo de 2005.
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