La celebración del 60 aniversario de la FAO sirvió de fondo aquí a renovadas críticas contra Estados Unidos, cuyas políticas hegemónicas y globalizantes fueron señaladas como causantes de los principales problemas que enfrenta la humanidad.
Con diversidad de matices, pero con el común denominador de la denuncia, los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; Venezuela, Hugo Chávez; y Zimbabwe, Robert Mugabe, coincidieron en que el hambre es hoy más que nunca un problema político global.
El hambre no es un problema técnico ni estadístico, sino político, y combatirla centra la actual agenda internacional, dijo Lula, quien requirió más recursos para ese empeño porque los disponibles son insuficientes.
Chávez acusó al gobierno estadounidense de ser la primera amenaza para la vida del planeta, al advertir que la supervivencia del hombre está en peligro.
En ese marco arremetió contra la globalización neoliberal que aumenta el subdesarrollo económico, y aseguró que la emancipación alimentaria depende de la capacidad de definir un modelo económico diferente al dominante.
A continuación resaltó la importancia de un comercio internacional justo que ayude a los países subdesarrollados a salir de la pobreza y al respecto demandó la anulación de los subsidios de los países ricos a su agricultura.
Esas ayudas tienen un efecto paralizador para las economías subdesarrolladas, denunció también su homólogo zimbawe, Robert Mugabe.
Al respecto señaló que la reunión ministerial del mes próximo de la Organización Mundial de Comercio pondrá a prueba la determinación de los países ricos en la reducción o eliminación de sus subsidios que distorsionan los mercados agrícolas.
Mugabe culpó de la grave situación económica de su país al colonialismo y al boicot que encabezan Gran Bretaña y Estados Unidos, a cuyos máximos dirigentes tachó de sacrílegos y de arrogarse derechos decisorios sobre el resto de la humanidad.
Y se preguntó si se debe permitir a esos hombres -el estadounidense George W. Bush y el británico Tony Blair- formar una alianza para atacar a un país inocente como Irak, a cuyo pueblo debió dejarse el derecho de decidir quien debía dirigirlo.
A propósito del aniversario 60 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, su director general, el senegalés Jacques Diouf, admitió que la entidad fracasó en su propósito de erradicar el hambre en el mundo.
El mundo cuenta con los recursos y la tecnología suficientes no sólo para dar de comer a la humanidad sino para erradicar el hambre, pero las decisiones dependen de quienes lideran el destino del planeta, admitió.
Una conclusión semejante dio ayer Diouf con motivo del Día Mundial de la Alimentación, ocasión en la que el papa Benedicto XVI instó a la humanidad a luchar sin cesar contra el hambre, fenómeno que en su mensaje calificó de “escandaloso”.
En la ceremonia por el sexagésimo cumpleaños de la FAO participaron también los jefes de Estado de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, de Paraguay, Nicanor Duarte, Eslovenia, Janez Drnovsek, el vicepresidente de Ecuador, Alejandro Serrano, y el cardenal secretario de Estado de la Santa Sede, Angelo Sodano
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