Sergio Dorantes —periodista señalado por la PGJDF, sin pruebas materiales, como el asesino de Alejandra Dehesa— desmiente que haya sido detenido en Estados Unidos, como filtró la Procuraduría capitalina a diversos medios. El caso del fotorreportero se le complica a la oficina que encabeza Bernardo Bátiz, pues un segundo ministerio público que conoce del caso pide que se giren órdenes de aprehensión por falsedad de declaraciones contra el primer MP y el “testigo” que “identificó” a Dorantes.
Sergio Alonso Dorantes Zurita desmiente que esté detenido en Washington, Estados Unidos, por policías federales de ese país, como se publicó en diarios de circulación nacional que citaron como fuente a la propia Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
“No, no estoy detenido; pero sí tengo mucha presión”, dice por teléfono, desde su refugio, el periodista que desde hace más de tres años evade la acción de los policías de la PGJDF que lograron que el juez emitiera una orden de aprehensión basada únicamente en el dicho de un “testigo arreglado”.
La filtración de la información falsa es una “artimaña” más, a decir del abogado de Dorantes, Manuel García, con la cual la PGJDF busca que los familiares o abogados de su cliente “traten de comunicarse con él y pueda ser aprehendido”.
En la oficina de Comunicación Social de la Procuraduría General de la República (PGR) informan que se enteraron de la supuesta detención de Dorantes a través de los medios de comunicación, pero que no han recibido información oficial de la policía federal estadunidense, la cual habría detenido al periodista a petición de la Interpol México.
Sergio Dorantes es acusado por la Procuraduría capitalina de asesinar el 2 de julio de 2003 a su ex esposa Alejandra Dehesa Pérez Reguera, quien se desempeñaba como gerente de la oficina en México de la revista estadounidense Newsweek. Sin embargo la PGJDF no cuenta con una sola prueba material que inculpe al fotorreportero y el propio procurador ha tenido que reconocer que “es un caso muy extraño, porque no existen suficientes pruebas contra Sergio Dorantes”.
Además, de acuerdo con la averiguación previa FCUAH-2/3755/05/12, con causa penal 207/2003, el “testigo” Luis Eduardo Sánchez Martínez¬ -quien un mes después del asesinato había dicho que vio salir apresuradamente a Dorantes de la oficina de Dehesa el día del crimen- ha confesado que agentes de la Procuraduría que encabeza Bernardo Bátiz le pagaron mil pesos por inculpar al periodista.
A este respecto el abogado de Dorantes explica que la denuncia que presentó ante el ministerio público de servidores públicos a nombre de su cliente “ya fue dictaminada por la propia autoridad; y ahí se considera que efectivamente el testigo es falso. Y llegan a esa conclusión porque ese testigo acepta que le dieron mil pesos para declarar en contra del señor Dorantes y que en realidad a él no le consta nada, que jamás lo vio salir de donde había dicho que lo vio salir.
“Esto es gravísimo porque la libertad de Dorantes está comprometida por un falso testimonio. El ministerio público de servidores públicos ha pedido, al mismo juez que giró la orden de aprehensión contra el periodista, que detengan al testigo y al ministerio público; pero esa consignación no rinde frutos que porque ’faltan algunos elementos de carácter técnico procesal’. Y ahorita la Procuraduría y el juez la están haciendo perdidiza. En el juzgado dicen que el ministerio público la tiene; y en el MP dicen que ya la tiene el juez.”
El inculpado, desde su escondite, acepta la entrevista.
-¿Cuáles fueron tus motivos para no enfrentar las acusaciones en tribunales y por qué preferiste huir al extranjero?
– Soy inocente de esa acusación y no debo de enfrentar ningún proceso en tribunales. Hay una fabricación en mi contra. No estoy dispuesto a ir a la cárcel por una falsa acusación ni aceptar las calumnias de un grupo de elementos corruptos de la PGJDF. Por eso decidí defender mi caso en un lugar donde la evidencia es tomada en cuenta y la ley se respeta. En México el MP (ministerio público) abusa constantemente de los ciudadanos y, en lugar de defender la ley y la justicia, culpa a gente inocente fabricando evidencias.
-¿Qué elementos o pruebas de descargo puedes ofrecer para argumentar tu inocencia? La PGJDF dice tener un testigo que te señala directamente.
– La Procuraduría no tiene ninguna evidencia material en mi contra: ni huellas digitales, cabello, ADN. Nada. En cualquier lugar donde se respete la ley, mi caso sería desechado inmediatamente debido a la falta de evidencia material. El reporte de criminalística está firmado por un perito sin preparación profesional y ¡por un fotógrafo! ¡Qué sabe un fotógrafo de Ciencia Forense! En un asesinato sin testigos es esencial establecer la Hora de la Muerte para iniciar una línea de investigación y deslindar la inocencia o la responsabilidad de alguien. El MP, deliberadamente, no investigó este importante hecho para acomodar su teoría a los tiempos que le convienen.
“Desde finales de julio de 2003 se negó el expediente a mi abogado. No se me permitió coadyuvar en la investigación a pesar de que yo fui agraviado con el asesinato de mi esposa. No se me dio oportunidad de presentar evidencias en mi favor ni testigos. El ’testigo’ que me señala no fue investigado. Se aceptó su palabra como verdad. Nadie corroboró su testimonio. Es muy simple acusar a alguien, pero es trabajo de las autoridades probar que lo que declara un testigo es verdad. El MP seguramente lo indujo. Su testimonio es inverosímil. Según el expediente, se presentó a declarar ’por su propia voluntad’ 32 días después del día en que reclama haberme visto salir de la oficina de Newsweek. Ese día y a esa hora me encontraba en casa trabajando. Hay evidencia de esto, que el MP ha ocultado para poder culparme.”
-¿Qué relación guardabas con Alejandra Dehesa?
– Cordial y civil. Desde nuestra separación, en diciembre de 2002, decidimos que ésta era definitiva. Sin embargo acordamos quedar como amigos, ya que nuestra relación no terminó por problemas entre nosotros sino por la presión de su hija adolescente. Me visitaba los fines de semana. Nuestra relación ya no era sentimental, pero sí de amistad. Alejandra me llamaba por teléfono diariamente dos o tres veces y yo correspondía llamándole también. Hay registros de los estados de cuenta telefónicos que confirman esto. La policía no los incluyó porque confirmaría que Alejandra y yo éramos amigos y que manteníamos una relación cordial.
-¿Te reuniste con Alejandra el mismo día que la asesinaron?
– No, aunque ella me llamó tres veces el día en que según el expediente tuvo lugar el crimen. Me preguntó si nos podíamos encontrar después de que saliera de su trabajo. Acordamos vernos ese día en mi casa después de las 7:00 pm. Inclusive me llamó por teléfono a mi casa a las 7:08 pm para verificar si yo ya había llegado a mi domicilio, ya que no le gustaba esperar afuera de mi casa en su auto. Yo trabaja en el Centro Histórico y tenía que atravesar la ciudad para llegar a mi domicilio en el sur; por el tráfico, en ocasiones llegaba después de la hora acordada. Me llamó desde su oficina pero nunca llegó. Este hecho lo declaré al MP y ellos lo comprobaron la noche del 4 de julio 2003 después de interrogarme por alrededor de nueve horas. Invité al Fiscal y al MP a comprobar, mediante el registro de la llamada en el identificador de llamadas. El MP verificó este hecho y, en diciembre de 2004, cuando finalmente tuve en mis manos el expediente, me di cuenta que el MP usó esa información en mi contra, alegando que yo me “autollamé” desde la oficina de Alejandra, algo que los reportes forenses no pudieron comprobar en el expediente.
-Tú afirmas que el testigo que te acusa es “una fabricación”. ¿Cuál sería el motivo de la autoridad para hacerlo?
– Fue para resolver el caso rápidamente y pretender una supuesta eficiencia de las autoridades. Esta fabricación fue el resultado de la presión ejercida por la revista internacional Newsweek para que resolvieran el caso a la brevedad. Es bien sabido que las autoridades en nuestro país temen a la opinión de medios extranjeros. Si yo hubiera sido un extranjero trabajando para Newsweek no se me hubiera culpado. Cuando voluntariamente me presente ante el MP a ampliar mi declaración para ayudar en la averiguación, el judicial en cargo de la investigación, Alfredo Velásquez, vociferando, su arma colgando de su cinturón y utilizando su voluminoso vientre como ariete, me amenazó.
“El juez 24 penal del DF rechazó la orden de aprehensión el 18 de septiembre de 2003 por ’no haberse acreditado su probable responsabilidad en la comisión de delito de homicidio por el cual el MP ejercitó acción penal en su contra’. El MP apeló la decisión del juez. El 11 de diciembre el mismo juez obsequió la orden de aprehensión ¡sin ninguna evidencia adicional!”
-¿Acudiste a alguna instancia defensora de los derechos humanos, al considerar que eras perseguido injustamente?
– A través de mi abogado acudí en 2003 a la CDHDF (Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal) porque es a la que le compete. El número de expediente es CDHDF/122/04/COY/D1702.000, el cual hoy en día se encuentra abierto y en espera de las respuestas formuladas por la Comisión a la Procuraduría. En la Queja logré acreditar un número considerable de irregularidades en el expediente, principalmente el dudoso testimonio del “testigo” no corroborado por nadie.
“La corrupción impera en las corporaciones policíacas y judiciales en México en todos sus niveles. Abogados importantes como Bárbara Zamora, Leonel Rivero, Manuel García y Alonso Aguilar Zinser han coincidido en que el MP actuó de mala fe con intención de culparme. Debido a las calumnias que me atribuyen, no confió en que sea fácil poder demostrar mi inocencia a las autoridades mexicanas, pero sí lo puedo hacer al pueblo de México y al mundo.”
-¿Por qué te refugiaste en Estados Unidos?
– Uno huye a cualquier país que no sea México, seguro de que encontrará más justicia. Lamentablemente esto es especialmente necesario si uno no pertenece a la capa social dominante en nuestro país. El riesgo de ser torturado para confesar un crimen no cometido es real y protestar a las autoridades si uno es enviado a prisión es poner en riesgo la vida. La noticia respecto a mi detención resulta del todo falsa. Las autoridades buscan presionarme y generar una terrible confusión en la opinión publica.
“Lo único que espero es un análisis serio y técnico del expediente; que las autoridades se abstengan de fabricar evidencia en mi contra; que se admita que hubo grandes errores en mi caso y corrupción al culparme de un crimen que no cometí; que las autoridades, por mea culpa, se desistan de la acusación y que haya un reconocimiento público de su error. La falsa acusación de la PGJDF destruyó mi vida y mi carrera en una de las profesiones mas competidas: reportero gráfico de las publicaciones más importantes del mundo.”
Publicado: Noviembre 1a quincena de 2006 | Año 5 | No. 67
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