Rosendo Huesca renunciará como arzobispo de Puebla llevándose consigo una gran mancha que difícilmente logrará sacudirse y por la cual, en un futuro, será identificado: las sospechas de protección al cura Nicolás Aguilar Rivera, acusado de violar a 86 menores de edad en México y Estados Unidos.
Puebla, Pue. El cura Nicolás Aguilar sigue oficiando misas no sólo en Puebla, sino también en el estado de Morelos. Prueba de ello fue el sermón que dirigió el pasado domingo 21 de enero en el municipio poblano de Zoquitlán, cerca de Tehuacán. Días antes, el 29 de diciembre, el cura había estado en Huitziliya, Morelos, donde se dijo “libre de pecado y protegido por Dios”.
Y es que el polémico cura sabe que el arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca y Pacheco, y el arzobispo primado de México, Norberto Rivera, lo protegen cada vez que afirman desconocer su paradero.
Ambos jerarcas católicos han cambiado de postura respecto al caso de Nicolás Aguilar. Hasta el año pasado todo era hermetismo y silencio. Hoy, cuando tribunales internacionales intervienen, Rivera Carrera le pide a Nicolás Aguilar que se entregue.
Mientras que Rosendo Huesca revela que cesó al padre para no afectar la imagen de la iglesia.
Y es que el 20 de septiembre de 2006, Norberto Rivera fue denunciado ante la Corte Superior de California por ocho delitos de conspiración a la pederastía, al brindarle protección eclesiástica a Nicolás Aguilar, párroco de Tehuacán, quien supuestamente abusó de al menos 60 menores de edad en la entidad poblana.
La denuncia fue presentada por la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, agrupación que acusó tanto Rivera Carrera como a Roger Mahony, arzobispo de Los Ángeles, California, de conspirar para que Nicolás Aguilar evadiera a la justicia estadounidense. Los delitos que pesan en contra de ambos jerarcas católicos son: retención de pruebas, conspiración internacional, empleador y protector de delincuentes, complicidad, conspiración internacional y negligencia.
Las trampas de la fe
La historia de Nicolás Aguilar inicia en Cuacnopalan, junta auxiliar del municipio de Palmar de Bravo, donde ofició como sacerdote a finales de los 80 en la iglesia de San Sebastián. Fue ahí donde comenzaron los rumores de que el párroco sexualmente abusaba de niños.
Sin embargo, Norberto Rivera, entonces obispo de Tehuacán, ignoró los rumores y el testimonio de un menor de edad. Una vez que fue nombrado cardenal, la tarea de proteger a Aguilar corrió a cargo de Rosendo Huesca, quien, colérico y desesperado, gritó en una conferencia de prensa que el caso de Aguilar “estaba muerto”.
Rosendo Huesca mintió públicamente dos veces. La primera fue el pasado 9 de octubre de 2005, cuando en su conferencia de prensa dominical rechazó que él haya conocido sobre el caso de Nicolás Aguilar, amén de deslindarse de la responsabilidad sobre el cura.
El 24 de septiembre de 2006, en la tradicional rueda de prensa después de la homilía dominical, Huesca y Pacheco admitió que conoció de manera directa los abusos a menores de edad cometidos por Aguilar, razón por la que le prohibió oficiar misa en la arquidiócesis de Puebla.
Huesca y Pacheco dijo que años atrás le envió una carta a Nicolás Aguilar para prohibirle oficiar misas en las iglesias correspondientes a la arquidiócesis de Puebla, por las denuncias que pesaban en su contra por los delitos de abuso sexual, corrupción de menores y ataques al pudor.
–¿Usted supo del caso de Nicolás Aguilar?
–Lo que yo sepa de la vida tuya, de ellos o de cualquier persona no es motivo de una rueda de prensa.
–¿Pero lo supo, sí o no?
–Lo que yo sepa de una persona y de la vida de una persona no es motivo de una rueda de prensa, punto.
–¿Se le va a seguir encubriendo al padre?
–Ya estás diciendo que lo está encubriendo alguien. Quien sabe quién lo está encubriendo.
–La diócesis de Tehuacán pertenece a su arquidiócesis, eso lo dice usted en una entrevista con Los Marianos.
–Yo espero que los medios tengan más precisión en esas cosas.
–Pero, usted dice que Tehuacán le pertenece a su arquidiócesis.
–Sí, pero pastoralmente, no jurídicamente.
–¿Usted qué hizo cuando supo de las violaciones?
–Estás suponiendo cosas de las que no estás cierta ni tienes pruebas, documéntalo.
–Ya hay testimonios y denuncias ¿eso no es suficiente?
–Documéntalo.
–Hay testimonios de afectados, ya salieron publicados.
–Es la palabra de alguien contra la mía.
–¿Pero pastoralmente qué hizo?
–Tema muerto, punto. Tema muerto.
–¿Y las familias afectadas?
–Yo no tengo que ver, haz de cuenta que yo sea responsable de lo que hace un narcotraficante de por allá.
–¿Qué le diría a las víctimas que han declarado sus casos a los medios de comunicación, incluso a un medio de Estados Unidos?
–Tema muerto, tema muerto.
Y así, Rosendo Huesca -quien está al borde de la jubilación- niega todo. En la conferencia de prensa del 24 de septiembre de 2006 aseguró desconocer el paradero de Nicolás Aguilar, aún cuando sacerdotes de su arquidiócesis y de la diócesis de Tehuacán han hablado con Nicolás Aguilar, lo han protegido y le han comprado casetes de música religiosa, negocio del párroco poblano.
Nicolás Aguilar ha vivido los últimos años en distintas iglesias del estado con la autorización de la arquidiócesis de Puebla y de la diócesis de Tehuacán. Su última estancia larga fue en Santa Clara Huitziltepec, donde vive el padre Gilberto Nájera, amigo de la infancia de Nicolás Aguilar y su mayor protector. Fue allí donde el cura más buscado de México empezó a ofrecer misas de nueva cuenta en 2006, ’sus misas’, según relató el alcalde de esa comunidad, Fernando García Santos.
Para mantenerse, Nicolás Aguilar vende música religiosa a los sacerdotes de la Mixteca poblana, a quienes visita frecuentemente. En entrevista, un padre de la zona de Tehuacán –quien pidió el anonimato–, explica que Aguilar va de pueblo en pueblo ofreciendo su música en cada una de las iglesias a su paso. El costo por paquete que contiene 40 grabaciones va de 200 a 300 pesos. El costo por unidad llega hasta 20 pesos.
Pederasta perdona a su víctima
La reputación de Nicolás le ha cerrado varias puertas, por lo que siempre trae consigo documentos del ministerio público, en los que le otorga el perdón a Joaquín Aguilar, una de sus víctimas del Estado de México, de los primeros afectados que denunció al párroco por abuso sexual.
La averiguación previa 46ª/DS/385/94-11 establece cómo Nicolás Aguilar perdonó a su víctima, a quien denunció por el delito de difamación.
En 1994 Joaquín Aguilar Méndez, miembro de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes, denunció ante la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal que fue violado a los 13 años de edad por Nicolás Aguilar en la parroquia San Antonio de Pádua, ubicada en la delegación Miguel Hidalgo.
Nicolás Aguilar contrademandó al infante por el delito de difamación; sin embargo, el 20 de diciembre de 1995, cuando fue citado al Área de Comisionados de Actas de la Dirección General de Prevención y Tratamiento de Menores para saber los delitos que le imputaban, otorgó el “más amplio” perdón a su ex monaguillo Joaquín Aguilar.
Según la averiguación previa, “por no convenir a sus intereses, Nicolás Aguilar otorga su más amplio perdón en cuanto a derecho proceda a favor del menor Joaquín Aguilar Méndez, por el ilícito de difamación cometido en su agravio, no reservándose acción alguna en contra de dicho menor, siendo todo lo que tiene que declarar por lo que previa lectura ratifica lo dicho y lo firma”.
Nicolás Aguilar ha dejado estos documentos en cada una de las iglesias que ha visitado y presume que ha perdonado a Joaquín Aguilar y al resto de sus víctimas por difamarlo.
Aguilar oficia en Morelos
Dos sacerdotes de Morelos –quienes apelaron a la gracia del anonimato por su seguridad– revelaron que Nicolás Aguilar llegó a ese estado a oficiar misas desde 2005, y que desde entonces ha contado con todo el apoyo de la diócesis de Cuernavaca.
En julio de 2006, Nicolás Aguilar ofició una misa en una comunidad cercana a Jonacatepec, Morelos, llamada Huitzililla, ahí el padre ha ofrecido homilías en los últimos meses, incluso ha celebrado comuniones y bautizos.
A raíz de la denuncia que presentó Joaquín Aguilar ante la Corte Superior de California en contra de Norberto Rivera, el escándalo del cura poblano estalló nuevamente, razón por la que los sacerdotes entrevistados presumen que Nicolás Aguilar “se esfumó” de Morelos.
Habitantes de Jonacatepec y Huitzilac -municipios de Morelos- aseguraron que el escándalo en torno a Nicolás Aguilar “no es muy conocido” en esos lugares, por lo que el padre oficia en distintas comunidades del estado, sobre todo pequeñas, como Jaloxtoc, Huitzililla, Tlayecac, Atotonilco y Huitzilac.
Los sacerdotes comentaron que Nicolás Aguilar pernocta en distintos lugares del estado de Morelos: “nunca se queda en un sólo lugar, siempre se anda moviendo”. A decir de los curas, Nicolás Aguilar se ha alojado en el ex convento de San Agustín, ubicado en Jonacatepec, Morelos.
El lugar más concurrido por Nicolás Aguilar es Santa Clara Huitziltepec –municipio poblano–, donde vive su amigo de la infancia Gilberto Nájera, quien le ha protegido de rumores y lo ha recomendado para que siga oficiando.
Incluso en las fiestas de mayo, Nicolás Aguilar acompañó a su mejor amigo durante los festejos y le apoyó en confesiones y misas.
El padre Gilberto Nájera ha alojado a Nicolás Aguilar en su casa parroquial en distintas ocasiones, sobre todo cuando el párroco ha tenido que enfrentar los procedimientos jurídicos en su contra y el escándalo mediático.
Para los habitantes de Santa Clara Huitziltepec el padre Nicolás no es ningún desconocido. Comentan que es común verlo con Gilberto Nájera oficiando misas.
El vaivén de Nicolás Aguilar
De 2004 a 2005 Nicolás Aguilar vivió en Tepeyahualco, Puebla. Ahí comenzó su negocio de la venta de casetes con música religiosa, sobre todo de evangelios luctuosos. Nicolás Aguilar fue el asistente del pastor Manuel Andrade; le apoyaba en las confesiones y asuntos administrativos de la parroquia.
Meses después, el padre Nicolás regresó a Santa Clara Huitziltepec, hasta que Nájera y el cacique del pueblo lo recomendaron para oficiar en Morelos.
De marzo a mayo de 2006, Nicolás Aguilar ha visitado comunidades cercanas a Santa Clara Huitziltepec para vender sus casetes, que a decir de los párrocos de aquella zona, “no son buen negocio, pues no se venden bien”.
En abril del año pasado el cura visitó los municipios de Tepeyahualco, Ahuatepec, Atoyatempan, Molcaxac y Tepeji, donde habló con los sacerdotes de esas comunidades y les vendió una caja de casetes.
Actualmente, el cura no tiene un lugar fijo donde vivir: “es un vagabundo”, aseguran los sacerdotes de la Mixteca poblana. Mientras recibe el amparo de quienes representan la ley de Dios en Puebla y el país, la justicia sigue en la búsqueda del cura.
(Revista Contralínea) Por: Selene Ríos Andraca
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