(Por: Yenise Tinoco)
Armamento obsoleto, rezago en inteligencia, deserciones por decenas de miles y magros salarios para la tropa son las principales características de las Fuerzas Armadas. El aumento a las percepciones de los soldados, de apenas mil 700 pesos mensuales, mantiene casi intacta la oscura distribución de los recursos castrenses: un general gana al día más de lo que un soldado en un mes.
Los bajos salarios que recibe más del 50 por ciento de los militares son la principal causa de deserción en el Ejército Mexicano, señala Guillermo Garduño, especialista en Fuerzas Armadas.
El también investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana estima que hasta hace dos años se han registrado más de 90 mil deserciones. Y agrega que ante el sueldo insuficiente que recibe la milicia, muchos de los militares o ex militares terminan sirviendo a la delincuencia organizada, como el caso de la banda de Los Zetas.
Los niveles más bajos del personal militar –soldados y cabos– son, en su mayoría, quienes realizan los operativos de más alto riesgo, de acuerdo con Garduño. El sueldo mensual de la tropa llega apenas a los 5 mil 200 pesos, luego de que Felipe Calderón anunciara en fastuosa ceremonia el incremento a las percepciones como “un reconocimiento especial” a la tropa. En contraste, los altos mandos tienen salarios que rebasan los 100 mil pesos mensuales.
El secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Guillermo Galván, gana diariamente 5 mil 165 pesos, mientras un soldado alcanaza alrededor de 170 pesos por día. Con el salario de Guillermo Galván se cubriría el pago de 30 soldados o el de 25 cabos, mensualmente. Sin contar otras prestaciones que reciben los altos rangos del Ejército y que se mantienen en el anonimato, como también sucede con las licitaciones.
En el proyecto de Presupuesto de Egresos, que presentó Calderón a la Cámara de Diputados, hay un incremento de casi un 20 por ciento para la Defensa Nacional. De acuerdo con los legisladores de la Comisión de Defensa, el aumento fue aprobado pensando en las familias de los militares, ya que, consideran, se deben de elevar los ingresos de los más de 100 mil elementos que hoy tienen un salario bajo.
Jorge Justiniano González Betancourt, presidente de la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados y militar de carrera, menciona que desde hace más de 10 años, durante los gobiernos del priísta Ernesto Zedillo y el panista Vicente Fox, las fuerzas armadas no tenían un aumento significativo.
“En 1994 obtuvo un beneficio; pero fue únicamente por el momento que se vivía, un momento crítico: la aparición del EZLN. Pero para 1995, cuando ya no existía la misma situación, bajó otra vez a los niveles de 1993.”
El diputado José Alfonso Suárez del Real, integrante de la Comisión de Defensa Nacional, reconoce que, desde el punto de vista laboral “existe un desfase” entre los soldados y los altos mandos del Ejército.
De acuerdo con el legislador perredista “no se debe aplicar el mismo incremento porcentual a todos, sino que se trata de apoyar a los que menos ingresos tienen”.
Tecnología obsoleta
Guillermo Garduño asegura que los bajos salarios y las deserciones no son el único problema que enfrenta el Ejército Mexicano. También se observa la ausencia de inversión en tecnología y modernización del equipo, así como en inteligencia militar.
A decir del investigador, la tecnología que las Fuerzas armadas de México están usando ya es obsoleta; además, existe un rezago en las labores de inteligencia, por lo que es necesario que parte del gasto se destine a la adquisición de armamento y tecnología de punta.
El especialista sostiene que el desarrollo tecnológico aplicado al armamento ha crecido tanto que resultan anticuadas las armas convencionales, que hasta este momento son las que privan en el Ejército.
Garduño explica que existe armamento que se puede utilizar tanto en operaciones diurnas como nocturnas, y que cuentan, además, con la capacidad de ubicación de objetivos y mayor precisión.
Agrega que muchas de esas armas son empleadas por los narcotraficantes, ya que se pueden conseguir en el mercado. Sin embargo, el Ejército mexicano sigue utilizando las armas antiguas que no tienen estos atributos. Ante lo cual, cualquier tipo de unidad militar que se enfrente contra el crimen organizado puede ser “totalmente vulnerada”. Con tales desventajas, es un riesgo para las fuerzas armadas combatir el narcotráfico.
Los “operativos conjuntos”
A decir de Garduño, el que a las Fuerzas Armadas se les lleve a combatir a la delincuencia organizada, proliferante en México, es una evidencia de que el ámbito policiaco del país es un frente que se encuentra “totalmente perdido”.
El investigador comenta que el crimen organizado cuenta con “posibilidades ilimitadas” y el gobierno federal “no ha podido mostrar una capacidad ofensiva, que realmente liquide a los grupos delictivos”.
Javier Oliva, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM y experto en seguridad nacional, comenta que el hecho de que el Ejército intervenga en asuntos de seguridad pública demuestra que la autoridad civil ya fracasó.
Agrega que durante sexenios no se ha tenido la capacidad para desarrollar cuerpos policiales capaces de enfrentar a la delincuencia organizada. Por ello las policías tienen que seguir importando elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Armada de México. Considera que si los “operativos conjuntos” desarrollados en diversos estados del país fracasan, se estará exponiendo el prestigio de las Fuerzas Armadas.
Desataca que uno de los principales riesgos que enfrenta el Ejército es la posibilidad de que sus elementos caigan en la corrupción o sean contaminados por el crimen organizado y terminen convertidos en cómplices.
Agrega que, además, en un país democrático “no es un buen mensaje que nuestras Fuerzas Armadas estén en las carreteras, calles, o en las zonas urbanas, porque son funciones que no les competen”.
Falta de transparencia
Mario Di Costanzo, analista económico y secretario de Hacienda Pública del “gobierno legítimo” de Andrés Manuel López Obrador, dice que el incremento en las percepciones de las fuerzas armadas no es otra cosa que un intento de Felipe Calderón por lograr legitimidad.
El analista afirma que en un país con tantas carencias y tantos problemas, es absurdo que se den tales asignaciones presupuestales. Además, no se justifica que México “tenga un ejército tan grande”.
Di Costanzo dice que en el país existe poca transparencia en los recursos destinados a las Fuerzas Armadas. Como ejemplos cita las pensiones para los militares retirados. “Buena parte de las finanzas del Ejército son una caja negra, porque no sabemos cómo se controla”.
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