Más de 100 millones de dólares se han dejado de invertir en el campo mexicano, luego de que las autoridades del país no cobraran impuestos por la importación de frijol de Estados Unidos y Canadá.
México pierde 161 millones de dólares por omitir el cobro arancelario a las importaciones de frijol de Estados Unidos y Canadá, revela un estudio de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH). Desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el campo nacional atraviesa por la crisis más severa de su historia.
En la tesis doctoral Competitividad del frijol en México, en contexto de apertura comercial -realizada por la especialista en problemas económico-agroindustriales, Alma Ayala Garay, de la UACH-, se hace un balance del impacto que ha tenido el acuerdo comercial sobre el segundo producto de importancia en la canasta básica de los mexicanos.
Ayala Garay, del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial (CIESTAAM), da cuenta de las pérdidas millonarias registradas en menos de una década y que se incrementaron en un 200 por ciento.
La especialista explica en entrevista que los resultados obtenidos son consecuencia de un “descuido” de las autoridades mexicanas, al no proteger los intereses de nuestros campesinos, y agrega que la problemática del frijol se reduce a la falta de competitividad de nuestros productores frente a los estadounidenses, principalmente. “Producimos 1.3 millones toneladas de frijol en casi 2 millones de hectáreas, con rendimientos muy bajos”, dice.
Y es que el cultivo, elemento estratégico para nuestro país, ocupa en promedio 1.85 millones de hectáreas y su producción total apenas alcanza los 7.5 millones de pesos en promedio, según cálculos de la experta.
De acuerdo con las cifras presentadas en el estudio, cuatro años después de pactado el TLCAN entre México, Estados Unidos y Canadá, se comenzaron a registrar pérdidas fiscales por más de 53 millones de dólares, que a decir de la especialista pudieron significar, en la misma fecha, la inversión en el Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo) del 39 por ciento; en tanto, para 2005, el monto sumó los 161 millones de dólares.
Explica que los resultados se derivan de las importaciones que excedieron los cupos autorizados anualmente por la Secretaría de Economía. En el balance Pérdida de ingresos tributarios por importaciones de frijol de Estados Unidos y Canadá fuera de la cuota con el TLCAN, 1994-2008, la investigadora hace un desglose de la omisión fiscal por parte del gobierno mexicano.
Los cupos autorizados para la importación de Estados Unidos en 1998 fueron de 56 mil 275 toneladas, mientras que para Canadá fueron de mil 739 toneladas. La diferencia que sobrepasó la cuota libre de arancel entre ambos países fue de 138 mil 346 toneladas, lo que impactó, en perjuicio la hacienda pública, en 53 millones 124 mil 864 dólares.
Las cifras de los años siguientes a dicha operación generaron un cúmulo deficitario; en 1999 se registró una pérdida fiscal por 23 millones 168 mil 600 dólares; en 2000, 8 millones 101 mil 620 dólares; en 2001, aumentó a 18 millones 610 mil 363 dólares; 2002 tuvo un impacto por 9 millones 683 mil 550 dólares; en 2003, la pérdida es de 4 millones 915 mil 468 dólares, y en 2005, son 846 mil 479 dólares.
“Esto es la falta de interés del gobierno, que ha querido privilegiar a unos cuantos, en este caso a los importadores y no ha aprovechado lo negociado en el TLCAN”, dice Ayala Garay.
Importación desleal
Andrés Bermúdez Viramontes, integrante de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados por el Partido Acción Nacional, lamenta la crisis por la que atraviesa este sector productivo, pero afirma que desde que se pactó el convenio “sabíamos que México estaba en desventaja y seguimos en esas condiciones”.
El también empresario agrícola, que emigró a Estados Unidos desde muy joven en busca de mejores oportunidades, afirma que los campesinos todavía no alcanzan los niveles de productividad para competir con nuestro principal socio comercial.
“Somos grandes productores de frijol, pero los estadounidenses dan más barato este producto porque levantan muy buenas cosechas, lo que no se puede hacer en México todavía. Ahí es donde estamos mal y no creo que por lo pronto nos podamos defender”, dice.
En coincidencia con el legislador panista, Ramón Ochoa Ruiz, representante de la Integradora Estatal de Productores de Frijol de Zacatecas, S.A. de C.V., asegura que el TLCAN ha “descarnado” al sector, pues “tiene un efecto negativo para nosotros, porque, a pesar de que hay cupos de importación, el gobierno no los ha respetado. También el contrabando ha deprimido los precios del frijol en nuestro país y nos hace más vulnerables el hecho de tener un producto tan sensible para los mexicanos”.
Es su tesis doctoral, Ayala Garay explica cómo el país ha perdido autosuficiencia en la obtención del cultivo, y expone que en la década de 1960 México no tenía necesidad de importar el producto, sino por el contrario, en 1966 alcanzó a exportar 102 mil toneladas y todavía en 1978 fueron 130 mil toneladas.
No obstante, “a partir de la década de 1980 México se convirtió en importador de este producto y actualmente es el sexto país comprador en el mercado internacional y Estados Unidos es su principal abastecedor”.
Entre las excusas de las autoridades para incrementar la importación se encuentran los cambios climáticos y la cobertura de la demanda nacional. Ejemplo de ello, dice el estudio de la UACH, en 1996 y 1998 los pretextos fueron las sequías y heladas que provocaron la autorización de cupos de importación por arriba de la cuota. Sin embargo, no se registró una baja en la producción nacional.
“En 1996 la producción alcanzó 1.35 millones de toneladas y la autorización de cupos se realizó tres veces al año. La primera en febrero otorgó cupos por el total de la cuota del TLCAN, 53 mil toneladas, pero dos cuotas adicionales se otorgaron en mayo y junio […] Para 1998, con una importación de 1.26 millones de toneladas, el gobierno alentó la importación de más de 180 mil toneladas de frijol sin arancel […]”.
Ante esta situación, la investigadora añade que “el Ejecutivo federal ha permitido el paso de las importaciones sin cobro de impuestos, beneficiando sólo a los importadores y perjudicando a los productores nacionales, pues las importaciones alteran la oferta y demanda del frijol, en consecuencia alteran los precios pagados al productor”.
Expulsor de migrantes
Zacatecas, una de las regiones más dedicas a la siembra de frijol, padece la ausencia de mano de obra en el sector rural. El estudio Globalización y migración, del investigador Víctor Corona Loera, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, dice que de 1970 a 2000 dejaron la entidad 704 mil 668 habitantes.
De acuerdo con los datos obtenidos del Censo Nacional de Población anteriores a 2000 y de ese mismo año revelan que en promedio son 23 mil 489 zacatecanos los que abandonan sus tierras. Mientras que el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática deja ver que el destino de los emigrantes en un 99 por ciento es Estados Unidos.
Los zacatecanos Ramón Ochoa Ruiz y Andrés Bermúdez Viramontes lamentan las condiciones que han hecho de su tierra prácticamente un pueblo fantasma y se haya colocado, junto con Michoacán, como uno de los principales expulsores de mano de obra.
“Estamos en condiciones muy difíciles y si no hay una política que nos favorezca muchos productores seguirán abandonando sus tierras y yéndose a los Estados Unidos”, dice Ochoa Ruiz, representante de la Integradora Estatal de productores de Frijol de Zacatecas, S.A. de C.V.
El productor advierte que “aproximadamente emigran al año 40 mil habitantes de las zonas rurales y de esos, muchos deben ser gente que se dedica al cultivo del frijol, el producto más importante de la entidad. Se va toda la gente joven ante la falta de actividad en la parcela. Los resultados que llegan a obtener no son suficientes para vivir y desarrollarse con sus familias en este país”.
Para el diputado panista Andrés Bermúdez, conocido también como el Rey del Tomate, no hay mejor referente que su propia historia, pues al término de sus estudios de secundaria emigró a Estados Unidos y comenzó a trabajar en los campos del sur de California.
Habla de que en la década de 1970 el país tenía autosuficiencia en la producción de frijol y de otros alimentos como el maíz y había mejores rendimientos en las cosechas. “Recuerdo que mi papá y yo sembrábamos mucho; ahora esas tierras están abandonadas”, dice el hombre que ideó una máquina cosechadora que multiplicaba las ganancias de las plantaciones de tomate.
Los principales estados productores de frijol son Sinaloa, Chiapas, Nayarit, Chihuahua, Durango, Zacatecas y Chiahuahua.
La tesis Competitividad del frijol en México, de la investigadora Alma Ayala Garay, señala que los estados que presentan las diferencias en estructura productiva más representativa son Zacatecas y Sinaloa, ya que mientras en el primero de cada 10 mil toneladas, 7.5 se obtienen de temporal, en Sinaloa de cada 10 toneladas 9.6 corresponden a regiones por riego.
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