La Secretaría de Gobernación evaluó el impacto del Movimiento Bolivariano en México, sus relaciones y contactos, registró sus actividades y el mapa de riesgo de la presencia de activistas de Chávez en nuestro país.
Con la salida del embajador de Venezuela en México, Vladimir Villegas, luego del conflicto diplomático entre ambas naciones en 2005, el gobierno mexicano no esperaba que los esfuerzos de esta representación diplomática para impulsar el Movimiento Boliviariano en el país fueran a declinar, revela un documento de inteligencia de la Secretaría de Gobernación.
“Por el contrario, se acentuarán y se perfila el riesgo de que se intente consolidarlo de manera subrepticia mediante el financiamiento y el trabajo de inteligencia y de cooptación ideológica con los grupos mexicanos afines”, señalan documentos de la Secretaría de Gobernación.
La dependencia realizó estudios para evaluar las características de este movimiento, documentar las acciones para articularlo en México y perfilar los riesgos que esta situación implicaba en el contexto del conflicto diplomático de México con Venezuela, durante el gobierno de Vicente Fox.
El primer análisis se realizó cuando Vladimir Villegas aún era embajador de Venezuela en México. Asegura que el Movimiento Bolivariano (MB) constituye una estrategia binacional impulsada por Venezuela y Cuba con el fin de conformar una fuerza social para enfrentar política e ideológicamente a Estados Unidos.
“Ambos países promueven el denominado ‘Proyecto Espada de Bolívar’, que implica conformar en la región latinoamericana un contrapeso a Estados Unidos y promover la integración del área en condiciones de equidad entre los países”.
El MB tiene presencia en Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Perú y Uruguay. Cuenta con representantes en Australia, España, Francia y Suiza.
En ese momento de efervescencia electoral, la Secretaría de Gobernación –encabezada por Carlos Abascal– constató que “hasta el momento no se observa ninguna vinculación orgánica del MB con el movimiento político que encabeza Andrés Manuel López Obrador”, aunque el gobierno federal y después el PAN lo vinculó con el presidente Hugo Chávez.
Pero luego de la expulsión del embajador de Venezuela, un segundo análisis de la Secretaría de Gobernación de 2006 revela mayores detalles de la relación de Venezuela con partidos y grupos de izquierda, principalmente con el PRD.
Sostiene que el MB “mantiene un claro acercamiento con la corriente Nueva Izquierda del PRD. Con menor frecuencia y nivel de penetración mantienen vínculos con integrantes del Partido del Trabajo, Convergencia y el Partido Popular Socialista. De manera esporádica, con miembros del Partido Comunista Mexicano, Partido Obrero Socialista y del Partido Socialista”.
Gobernación aseguró entonces que el objetivo estratégico de Chávez parece encaminado a establecer una alianza con el PRD al que percibe con posibilidades de triunfo en 2006. Sin embargo, precisó, en el diseño estratégico de AMLO no cabe por el momento una relación orgánica”.
Precisa que “la relación del MB con este partido se da a través de dirigentes específicos, principalmente de Nueva Izquierda”.
El documento de Gobernación puntualiza que el Movimiento Mexicano Bolivariano (MMB) es patrocinado por las embajadas de Venezuela y Cuba en México, y por el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, coordinado por Peter Geller.
A su vez, el MMB está compuesto por tres entidades: la Coordinadora Continental Bolivariana-Mexico. “Su representante, Luz Gabriela Mejía Leyva, mantiene también vínculos con las FARC. Tiene comunicación directa con Hugo Chávez. Sede en Guadalajara, Jalisco. Posee la representación oficial del Movimiento Bolivariano México”.
Está articulada al Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas, Movimiento Mexicano de Solidaridad con los Pueblos de Colombia y Comité Simón Bolívar de México.
También con el Núcleo Mexicano de apoyo a las FARC, la Normal Rural de Ayotzinapa, la Promotora por la Unidad Nacional contra el Neoliberalismo y la Mano Izquierda.
El Movimiento Bolivariano de los Pueblos en México, “dirigido por Rodrigo Lucena, operador de la embajada de Venezuela, despliega intenso trabajo de agregación con organizaciones sociales y políticas. Cuenta con representantes en el DF, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y estado de México, quienes a su vez son representantes del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba. Impulsa el Comité Mexicano de Solidaridad con Venezuela”.
Está articulado al Comité Premio Internacional Benito Juárez, Movimiento de Liberación Popular, al Movimiento Proletario Independiente y Frente del Pueblo. También al Comité Amigos de Puerto Rico, Círculo Bolivariano Ricardo Flores Magón, Unidad Obrero Socialista y Son de Maíz.
Y Movimiento Mexicano Juarista Bolivariano (MMJB). “Lidereado por Cuauhtémoc Amescua Dromundo. Ha construido juntas populares en el país. Su presencia es marginal y sin base social”.
Está vinculado a la Coordinadora de Solidaridad con la Representación Bolivariana de Venezuela, Red Zapatista de Liberación Nacional, Movimiento de Lucha Popular, Ollín Mexicana, Jóvenes por el Socialismo, Sindicato Mexicano de Electricistas, Frente Popular Francisco Villa y Red Juvenil Cubana.
Espionaje a perredistas
También menciona los vínculos de Venezuela con el PRD:
1. Vladimir Villegas visita Michoacán y en diversas ocasiones sostiene encuentros con Lázaro Cárdenas. Su primera visita al estado la gestiona el diputado Juan Pérez Medina.
2. Militantes del PRD asisten a la presentación del agregado político de la embajada, Néstor González Pacheco (octubre, 2005).
3. Vladimir Villegas contactó a través de Juan Pérez Medina a José María Pérez Gay, responsable de Política Exterior del equipo de asesores de AMLO.
4. Vladimir Villegas estableció estrechos vínculos con funcionarios de la delegación Coyoacán.
5. Los diputados perredistas Emiliano Ramos (federal) y Rafael Quintanar (local, Quintana Roo) participaron en Caracas, en marcha de apoyo a Chávez.
6. Los diputados Beatriz Mojica, Cristina Portillo y Francisco Saucedo, del equipo de Jesús Ortega, despiden en la residencia de Venezuela a Vladimir Villegas (15/11/05).
7. Vladimir Villegas entrega bandera venezolana a integrantes del PRD en Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México(15/11/05).
8. Vladimir Villegas tenía programada una cena con los diputados federal Emiliano Ramos Hernández y Beatriz Mojica, así como de integrantes de la corriente Nueva Izquierda”.
La Secretaría de Gobernación preveía que “el escenario de una relación orgánica y abierta del MB con el PRD sólo es viable en el contexto postelectoral. En caso de triunfo, para consolidar un frente internacional contra el neoliberalismo; en tanto que, en la hipótesis de derrota, para sumar fuerzas en un postelectoral conflictivo”.
Estimó que la presencia del Movimiento Bolivariano en México es marginal.
Sin embargo, aclaró que el Movimiento Bolivariano “intentará capitalizar el diferendo diplomático reforzando su activismo bajo la conducción del encargado de negocios de Venezuela, Néstor González Pacheco y de la Coordinadora Continental Bolivariana-México, que se enfocará en las acciones de agregación social”.
Fuente: Revista Contralínea
Fecha de publicación: Junio 2a quincena de 2007
Fox abrazó a disidentes de Chávez
Además de congelar las relaciones diplomáticas con Venezuela, el gobierno de Vicente Fox dio refugio político a dos ciudadanos de ese país que fueron perseguidos por el régimen de Hugo Chávez: Abdel Naime Pereyra, empresario y dos veces diputado por el partido demócrata cristiano COPEI, y Elvis González, sargento segundo y subinspector de la dirección de Inteligencia del Ejército. Abdel Naime era y sigue siendo opositor al gobierno de Hugo Chávez y Elvis González se atrevió a denunciar la “entrega de armas a delincuentes locales para asesinar a opositores al régimen”.
En entrevistas por separado, ambos descartan la vía democrática para que pueda haber un cambio de gobierno en su nación, porque al tener Hugo Chávez el control del Consejo Nacional Electoral y manipular el voto electrónico, está garantizada su reelección indefinida. Reconocen que los partidos políticos no han podido recuperar la confianza de la población. Antes del ascenso de Chávez a la Presidencia de Venezuela, la gente estaba harta de la partidocracia, por lo que en la elección presidencial de 1998 recibieron un voto de castigo. Pero en las elecciones del 3 de diciembre último volvieron a defraudar a los venezolanos al reconocer apresuradamente el triunfo del “dictador”.
Consideran que la única manera de quitar a Chávez es con la resistencia de los venezolanos o con una nueva sublevación del ejército. Creen que un levantamiento social costaría muchas vidas. Abdel Naime es asesor empresarial y recibe dividendos de sus negocios en Venezuela, y el militar Elvis González se las ha visto negras: aún asustado por el régimen chavista, al llegar al aeropuerto de la ciudad de México, personal de migración le quitó 600 dólares y un taxista lo atracó con 200. Ha trabajado en talleres, barriendo la calle, vendiendo tarjetas de teléfono, pero también fue escolta de Ernesto Zedillo Jr, y ahora sobrevive como camionero. El empresario venezolano asegura que Hugo Chávez llegó al poder (tomó posesión el 2 de febrero de 1999) por el descontento que tenía la población con los partidos tradicionales. Durante 35 años, prácticamente dos partidos se alternaban la Presidencia de la República: Acción Democrática y el demócrata cristiano COPEI. Cuando Chávez disolvió el parlamento y convocó a una Asamblea Nacional Constituyente, el partido demócrata cristiano COPEI no tomó en cuenta a Abdel Naime para una tercera reelección ni lo dejó competir en la votación interna. El motivo: el instituto político quería negociar con Chávez. El empresario se alejó de su partido, porque su postura era la de hacer oposición a Chávez desde el principio. Naime formó y presidió el Frente Nacional de Juventudes (FNJ), integrado por las juventudes de los partidos, tanto de izquierda como de derecha.
Después fue miembro de la directiva de la Coordinadora Democrática, integrada por partidos y Organizaciones no gubernamentales. Hubo divisiones y se creó el Bloque Democrático, del cual fue directivo nacional. A los tres años del nuevo gobierno, en 2002, explotó una protesta militar “legítima, cívica y pacífica, en contra de la tiranía comunista de Chávez”, en la que el empresario participó. Aclara que no se trataba de un golpe de Estado o un levantamiento militar, porque no se disparó un solo tiro. Sin embargo, dice, grupos paramilitares y simpatizantes del Presidente dispararon contra la población, ocasionando decenas de muertos y heridos. Hugo Chávez fue obligado a renunciar el 11 de abril de ese año. Se nombró a Pedro Carmona como Presidente de Venezuela, quien invitó a Abdel Naime como ministro, pero no aceptó. “Era una locura lo que se estaba haciendo, pero los oficiales afectos a Chávez recuperaron el mando de las tropas y a las 48 horas lo regresaron al poder”. A raíz de esto, en octubre de 2002 se hace un paro nacional exitoso.
La Coordinadora Democrática cometió un error: suspender el paro, sin tener posibilidad de arrinconar al gobierno para que aceptara todas las situaciones democráticas que se le estaba exigiendo, señala. Un grupo de militares lo invitó a participar en una protesta indefinida en la Plaza de Altamira, a la que después bautizaron como Plaza de la Libertad, hasta que renunciara Hugo Chávez al gobierno.
Abdel Naime asumió la coordinación de seguridad civil de la plaza y el general Felipe Rodríguez la coordinación de seguridad militar. Abdel Naime se cansó de huir y decidió salir “por la puerta grande”, es decir, por el aeropuerto internacional de Maiquetía “Simón Bolívar”, que es el que está más cercano a Caracas. Habló con algunos miembros del ejército, amigos de él, y lo ayudaron a salir en un vuelo comercial a la ciudad de México, a donde llegó el 6 de marzo de 2005. Aquí se entrevistó con autoridades de la ODCA, la Organización Demócrata Cristiana de América que preside Manuel Espino, presidente del Partido Acción Nacional. También con funcionarios de la COMAR, que es la oficina de la Secretaría de Gobernación que se encarga de los refugiados políticos. La COMAR se tomó casi un año para estudiar su caso y en febrero de 2006 le concedieron el refugio por ser un perseguido político y de conciencia. Elvis González recuerda que los venezolanos estaban cansados, hartos, de los partidos políticos: siempre eran los mismos que se turnaban el poder. Había mucha abstención. Hasta que apareció el teniente coronel Hugo Chávez tratando de dar un golpe de Estado en 1992 “con ideas populistas, hablando del pobre, del pobre y del pobre. Un Andrés Manuel López Obrador, vamos a ponerlo así.
Entonces, la gente de sentimiento, de barrio, de pueblo, que nunca ha llegado, dijo: ‘éste es el hombre, el Dios que necesitamos’. Le dan la acción y la facilidad de llegar a la Presidencia, con la mayoría de los votos, en 1998. Pero a los dos años se destapa y vemos quién era esa persona”. González fue escolta de Lucas Rincón Romero, general en jefe de Venezuela que anunció la fugaz renuncia de Chávez a la Presidencia el 11 de abril de 2002. También trabajó en la Presidencia de la República y después fue subinspector de la dirección de Inteligencia del ejército, realizando labores de espionaje, de investigación de grupos subversivos y de seguridad nacional y de todas las actividades en contra del primer mandatario. Fue uno más de los militares que se pronunciaron en la Plaza de Altamira en contra del régimen de Hugo Chávez. “Pero ahí se desató la persecución en contra de nosotros por haber denunciado al presidente, con pruebas legítimas”. Les abrieron “un proceso militar ilegal” y los dieron de baja en el ejército. En realidad, explica, nunca hubo un juicio militar como se tenía que haber hecho. “Todo fue según su ley, porque él era el presidente”. Enseguida vinieron los atentados. “Mataron a tres soldados que estaban a mi mando y que eran nuestras escoltas. La DISIP, que es la policía política, les montó una trama y los secuestraron con los ‘tupamaros’, un grupo subversivo a favor del presidente, y después los asesinaron”. Se escondió en varios estados, hasta que lo encontraron en Puerto de la Cruz. “Ahí me agarran, me secuestran. Me dan la mamá de las pelas, me orinaron, me metieron corriente”. Fue entonces que tomó la decisión de irse de su país. “Yo no juré ni defender un político ni a nadie, sino a mi país, a mi pueblo. Defender a mi nación, a mis fronteras”. Tomó un vuelo comercial a México en septiembre de 2004. Aquí no terminó su pesadilla. “Para poder pasar a México, migración me quitó 600 dólares, porque yo no podía decir que venía a pedir asilo político, sino a visitar a una persona. Migración me dijo que a aquí no se venía a visitar a nadie, sino a gastar dólares. Puso entonces los dólares en su pasaporte, y el agente de migración le expresó: ‘bienvenido a México’”. Después, el taxi que lo llevó a la Secretaría de Gobernación le cobró 200 dólares. “Un desastre”, dice. Casi un año después, en 2005, recibió el refugio político del gobierno de Vicente Fox. Pero estando en México, el gobierno de Venezuela lo acusó de matar a un fiscal y de poner una bomba.
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