“El artista no puede desentenderse de la realidad en la que vive, por eso tiene la responsabilidad de expresar sus luchas, sus esperanzas e ilusiones”.
Guayaquil. Junio 2007, llegó la tarde y nos dirigíamos al Festival Artístico en el marco del II Congreso de la Unión de Artistas Populares del Ecuador (UNAPE). Nos dijeron que en el festival se presentarían artistas de reconocida trayectoria. Nos habían hablado de Fernando Chávez y, al conocerlo quedamos satisfechos: su música social, con contenido, había superado nuestras expectativas. Por lo que viajamos a Riobamba para conocer al personaje detrás del micrófono. ¿Quién es Fernando Chávez?
Llegamos a Riobamba, nos entrevistamos en la Casa de la Cultura de Chimborazo, después de un ensayo con la ‘Banda Bandida’, grupo musical formado por 25 niños y niñas y creado por él mismo. Informal, de cabello largo, con amplia sonrisa y con su guitarra en mano, comienza la entrevista.
Fernando Chávez, nació en Riobamba, en Abril de 1958. A sus 24 años de vinculó con el Frente de Artistas Populares (FAP), influenciado por Víctor Jara, Inti Llimani, Kilapayún, Silvio Rodríguez, etc. empieza su carrera musical convencido de que la música debe cumplir con su papel social, ‘un artista debe apuntar más que a hacer mover los cuerpos de su público, debe fomentar ideas’, dice.
Actualmente es parte de la Directiva Nacional de la UNAPE. En febrero del 2008 fue el instructor del Taller de Música de esta organización artística. En octubre del 2007 expuso en la Habana Cuba su metodología IVM, que consiste en educación musical a través de símbolos y gestos, de fácil comprensión para los niños. La metodología fue estudiada y aceptada por un comité científico. Chávez demostró que IVM es más eficaz para la lecto-escritura musical.
La creación de IVM es parte de la vocación por educar y difundir los derechos de los niños. Esta afición es compartida con su esposa, Ada Arrese: “cuando nos casamos, formamos con Fernando, en nuestra casa, el taller de arte popular ‘Las Palmas’ donde participaban niños de barrios urbano-marginales que venían de diferentes condiciones familiares, por lo que a veces eran niños reprimidos o violentos” recuerda Arrese.
La vida familiar de Fernando está rodeada de mujeres: su esposa Ada; Fernanda, Valeria y Michelle sus hijas, de 21, 17 y 15 años respectivamente. Chávez se esfuerza por no ser un padre mandón. Cuando le preguntamos a Fernanda, si era autoritario, nos dijo: “para nada, siempre hemos tenido libertad, es una persona de mentalidad muy abierta, tomamos nuestras propias decisiones. Tenemos gustos diferentes, por lo que a veces surgen roces. Lo bueno es que es una persona muy flexible”.
La música atraviesa cada aspecto de su vida, su faceta profesional, política y familiar; y eso sus hijas lo viven a diario: “todos los días nos despierta con su guitarra, eso es muy tierno, aunque cuando no puede dormir, despierta a todos con sus acordes”, comenta Michelle entre risas.
Al conversar con los miembros del Banda Bandida, dicen que Fernando es muy paciente, profesional y alegre. Álvaro Mayorga, miembro de la Banda, comenta: “lo conozco hace tres años, es una persona muy paciente, dedicada a su trabajo, quiere mucho lo que hace, da todo de sí y es bueno que nos enseñe la música porque el arte nos aleja de los vicios”.
Un hombre sencillo, con profunda sensibilidad para encontrar en los detalles de la vida el tema de sus canciones. Reconocido como una persona ‘obstinada’, no desiste nunca de aquello que cree justo. Su música tierna, comprometida con el cambio social. Comparte con nosotros parte de su experiencia y visión de la vida:
La música es parte de tu vida, ¿de dónde nace tu creación?
Busco escenarios no convencionales donde se pueda cuestionar, criticar al sistema, con responsabilidad, con eficiencia, con calidad tanto en el texto como en la parte musical. El artista no puede desentenderse de la realidad en la que vive, por eso tiene la responsabilidad de expresar sus luchas, sus esperanzas e ilusiones. A partir de mi trabajo en el FAP, fui descubriendo que la música no solo servía para el deleite, la satisfacción personal, sino para proyectar ideas, pensamientos, ideologías.
¿Cómo calificas este período dedicado a la música?
Ha sido una etapa de búsqueda de una identidad musical que parta de nuestra realidad, raíces, ritmos, una composición que sea nuestra. Con ello aspiro ser identificado como el artista que está incentivando, acompañando, motivando las broncas de la gente.
¿Qué dificultades has encontrado en el camino?
Nos hemos dado algunos ‘paredazos’ contra la sordera y miopía de la burocracia, especialmente municipal en Chimborazo, ellos no entienden el lenguaje de la belleza del sonido, de la poesía; están absorbidos por las actividades de rutina, burocráticas, repetitivas. Aparentemente cuidan los presupuestos para que no se invierta en cosas “inútiles” como la formación artística de los niños, jóvenes y esa es parte de nuestra lucha: crear espacios de participación infantil y juvenil a través del arte. Otra de las luchas que hemos tenido es por hacer que el Estado avalice y garantice los derechos de participación infantil y juvenil y se lleve a la práctica más allá del discurso, hemos dado algunos proyectos, por ejemplo la metodología IVM, que es una forma de participación a través del arte y que también es una herramienta educativa.
Juan Ruales, dirigente de la UNAPE, afirma que “luchar sin música es triste y cantar sin luchar es vano”. Fernando entiende ello y por eso continuará cantando al pueblo que se debe, a su lucha, a la esperanza, a la vida.
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