El fundador de Reporteros sin Fronteras (RSF), Robert Ménard, ha anunciado en París que deja su cargo como secretario general de esa controvertida organización.
“Entrego mi oficina, pero por supuesto continúo como miembro”, dijo, al hacer pública su renuncia.
Ménard dedicó 23 de sus 55 años de vida a RSF y, según advirtió en una reunión del Consejo Internacional de la entidad, continuará haciendo su "aporte al combate", aunque también confesó que tiene “ganas de hacer otra cosa”.
Lo reemplaza en el cargo Jean-Francois Julliard, de 35 años de edad, considerado “la mano derecha” de Ménard en los últimos 10 años.
“No resulta empeño difícil imaginar los próximos capítulos en la historia de este ejército”, comentó un colega suramericano a propósito de la noticia.
RSF considera enemigos de la libertad de prensa a países como China, la República Popular Democrática de Corea, Cuba, Myanmar (antigua Birmania), Paquistán, Uzbekistán, Nepal, Etiopía, Eritrea, Arabia Saudita, Irán, Turkmenistán y Vietnam.
En otra lista, de los llamados "países bajo vigilancia", figuran Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Gambia, Jordania, Libia, Malasia, Sri Lanka, Tayikistán, Tailandia y Yemen.
En el sitio Web de la asociación existe un mapa donde aparecen coloreadas las naciones que violan derechos de periodistas, pero entre “los teñidos” no figura Estados Unidos, a pesar de que en el propio sitio se incluyen varias acusaciones contra ese país.
RSF se autodefine como organización no gubernamental internacional, de origen francés, cuyo objetivo es “defender la libertad de prensa en el mundo” y “a los periodistas perseguidos por su actividad profesional”.
¿Por qué la Organización de Naciones Unidas para la Educación, las Ciencias y la Cultura (UNESCO) tomó distancia desde al año pasado de RSF, entidad a la cual descalificó por “procedimientos manipuladores”?
Esa dependencia de ONU informó, también en París, su decisión de suspender el patrocinio que ejercía sobre RSF tras la publicación de información que no cumplía con acuerdos convenidos entre las dos partes.
RSF dispone de una red de más de 100 corresponsales en los cinco continentes; secciones nacionales en Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, España, Francia, Italia, Suecia y Suiza, y oficinas en Abiyán, Bangkok, Moscú, Nueva York, Tokio y Washington.
Activistas radicados en el estado norteamericano de Florida sostienen que además de una contabilidad secreta que mantiene en un bufete de Alexandria, Virginia, y de una cuenta en una sucursal del City Bank of New York -alimentada por un chorro de billetes de la National Endowment for Democracy (NED)-, Ménard disponía de una persona de confianza “que asegura la fluidez de los depósitos”, en bancos de Estados Unidos.
Con el vendaval de quiebras que sacude por estos días al sector bancario de ese país, el capital de RSF puede estar pendiendo de un hilo.
Sin embargo, la fortuna de Ménard –se dice- ha sido transferida, por “paquitas” de 10,000 USD, a la cuenta No. FR76 4255 9000 9821 0281 del Credit Cooperatif (CCOPFRPP), en París, a la cual el jefe de RSF se reservó el acceso exclusivo.
El sitio Web norteamericano Counterpunch, publicó en agosto de 2007 un artículo suscrito por los investigadores Diana Barahona y Jeb Sprague, en el cual sostienen que la alianza entre RSF y el Departamento de Estado “es tan confidencial” que la Nacional Endoument for Democracy (NED) se niega a revelar el contenido de documentos como el IRI 2002-022/7270, IRI 2003-027/7470 e IRI 2004-035/7473.
Esos textos contienen detalles sobre convenios existentes entre RSF y el Internacional Republican Institute (IRI), el brazo propagandístico del Partido Republicano, de acuerdo con la fuente citada.
El IRI y la NED son dos de los intermediarios usados desde la administración de Ronald Reagan para desviar fondos públicos hacia organizaciones extranjeras que apoyan los proyectos injerencistas de la extrema derecha norteamericana y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
A las donaciones secretas de NED/IRI se sumaron en su momento las de Frank Calzon, miembro del Center for a Free Cuba -organización de extrema derecha cuyo objetivo es derrocar al gobierno cubano-, de Freedom House, y ex jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, donde se le recuerda como “el cabo Calzón”.
La entidad que presidía casi en forma vitalicia Robert Ménard, posee un presupuesto que se nutre de los millonarios fondos del llamado Plan Bush, de actividades abiertas y encubiertas contra Cuba, de acuerdo con fuentes especializadas.
En reuniones convocadas en Miami se ha comentado que RSF recibe la cooperación de “medios de difusión vinculados de una u otra formas a la extrema derecha cubano-americana radicada en Estados Unidos”.
En 2004, Reporteros sin Fronteras publicó 781 comunicados relativos a 118 países. De esos, 58 se referían a China, 56 a Iraq, 30 a Paquistán, 25 a Argelia, igual cantidad a Costa de Marfil y 18 a Cuba...
Según ha admitido RSF, las subvenciones de fundaciones privadas en 2005 (Open Society Foundation, Center for a Free Cuba, Fundation de France y NED) -al menos tres de ellas financiadas por el gobierno de Estados Unidos- aumentaron ligeramente a causa del proyecto “Africa”, apoyado por la NED, y del reembolso efectuado por el Center for a Free Cuba “de la reedición de una revista prohibida en ese país”.
Los vínculos entre RSF, la CIA y el complejo NED/IRI fueron desnudados por el escritor y periodista colombiano Hernando Calvo Ospina, residente en París, en un artículo publicado en 2007 en Le Monde Diplomatique.
Una nota difundida por el periódico argentino La Arena afirmó que “aunque (Ménard) trató de justificar que la mayor parte lo recauda con subasta de notas y fotos, en verdad por estos conceptos le entran unos pocos miles de euros”.
“La plata grande viene de empresas y de la propia CIA, que tiene en RSF su punta de lanza para atacar a Cuba”, según la publicación citada.
En una entrevista que le fue realizada por vía telefónica, Ménard rechazó que RSF haya sido comprado por el dinero de la NED/CIA para llevar a cabo una campaña contra Cuba y otras naciones.
Al respecto explicó que la organización solicitó una subvención de esas agencias norteamericanas “para ayudar a periodistas oprimidos en África”.
En 2002, RSF suscribió un contrato con el Center for a Free Cuba, cuyos términos se desconocen, pero se sabe que, tras ese paso, recibió una primera subvención de 24,970 euros, la cual aumentó a 59,201 euros en 2003.
Jamás han trascendido los montos de dinero entregados desde entonces y hasta el presente.
Según cuentas hechas públicas por RSF en su balance de diciembre de 2005, en ese año se financió en un 54 por ciento mediante recursos propios, “producto de la venta de álbumes fotográficos y de tres calendarios de fin de año”.
El mecenazgo (es decir, aportaciones externas públicas y privadas) constituyeron, de acuerdo con esos datos, el 27 por ciento en ese mismo año.
La polémica sobre las funciones y el sustento económico de RSF se avivó aún más cuando la periodista norteamericana Diana Barahona, del Northern California Media Guild, develó que esa organización es financiada por el binomio NED/CIA, y que escribe sus informes bajo la influencia de la administración del presidente George W. Bush.
Instituciones académicas coinciden en que RSF funciona en sus campañas casi al unísono con la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en especial en sus acciones contra Cuba.
Cuestionado en una ocasión por el periódico Le Nouvel Observateur acerca del porqué se negaba a hacer gestiones desde su organización a favor de la vida del afroamericano Mumia Abu Jamal (periodista y activista negro que aguarda en el corredor de la muerte desde 1982, en Estados Unidos), Ménard respondió:
“No hemos hecho nada, ni haremos nada. No se trata de un tema de libertad de prensa”. No son pocas las evidencias que apuntan hacia el posible asesinato del reportero estadounidense Gary Webb, quien fue encontrado el 10 de diciembre de 2004 con dos impactos de bala en la cabeza.
Webb fue el periodista que escribió la primera biografía crítica sobre George W. Bush, el que destapó relaciones de la CIA con el narcotráfico, el que denunció al terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles y a sus cómplices cubano-americanos involucrados en la voladura en pleno vuelo de un avión de la aerolínea Cubana de Aviación, en octubre de 1976.
“La callada por respuesta”, fue la posición de RSF en torno a ese sonado caso.
Reporteros sin Fronteras –se dice con frecuencia- “tiene fronteras ideológicas y sponsors millonarios”.
El investigador Tierry Meyssan, de Red Voltaire, opina que “la actividad concreta de RSF está muy alejada de lo que creen financiar los donantes”.
“Ha leído bien –afirma y agrega:- Por cada euro donado para los periodistas oprimidos, únicamente siete centavos llegan a su destino. Entonces –se preguntó Meyssan-, ¿a dónde va el resto?”.
En el listado de RSF, Cuba ocupa uno de los últimos lugares entre los países cumplidores de la libertad de prensa, aunque en este archipiélago no ha sido asesinado ni un sólo periodista desde 1959 (año del triunfo de la Revolución cubana).
En Iraq, que ocupa una posición notoriamente mejor que Cuba, han sido asesinados más de 200 desde el inicio de la invasión por tropas de Estados Unidos.
RSF no condenó el asesinato del camarógrafo español José Couso ni del reportero ucraniano Taras Protsyuk a manos del ejército estadounidense en Iraq.
La familia de José Couso criticó con crudeza a la organización por no prestar ninguna atención a sus opiniones durante el juicio seguido por la muerte del comunicador, y haber, en su momento, aceptado la versión del ejército de Estados Unidos en contra de las pruebas presentadas por sus parientes.
Numerosas organizaciones gremiales de diversos países denuncian año tras año los casos de periodistas asesinados o sometidos a vejaciones. No pocas de esas naciones ocupan posiciones notablemente mejores que Cuba en la selecta lista creada por el dimitente Robert Ménard con algunas ayudas.
Au revoir, monsieur Ménard.
Nota publicada por la agencia Prensa Latina (http://www.prensalatina.com.mx/).
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