Con movilizaciones, debates y demás acciones de masas se ha logrado estructurar una propuesta a favor de los estudiantes secundarios y universitarios, que fue acertadamente recogida en la Nueva Constitución, recientemente aprobada el 28 de septiembre.
La juventud, rebelde por naturaleza, desde siempre ha sido protagonista y ha encabezado los grandes procesos de cambio a lo largo de la historia a política y social en el Ecuador. Gracias a estos procesos de lucha contra el neoliberalismo implementado en las últimas décadas, se han logrado triunfos importantes para los estudiantes, como por ejemplo el carnet estudiantil para los secundarios y la más reciente, la gratuidad de la educación hasta el nivel superior, fruto de la lucha de varias generaciones.
El principal propósito de este triunfo estudiantil es el de eliminar los rubros y aranceles que se cobran en las universidades, que en muchos casos truncan los anhelos de superarse de miles de jóvenes, que no cuentan con los recursos económicos necesarios para cubrir estos gastos. “El objetivo de la gratuidad de la educación es que hayan más jóvenes que ingresen a las universidades estatales”, afirmó Sebastián Cevallos, presidente nacional de la FEUE; según las estadísticas, de diez jóvenes bachilleres, solamente uno ingresa a la universidad.
En estas condiciones se han establecido acciones para la inmediata aplicación de la gratuidad: se inició con la eliminación de matriculas, a partir del 15 de octubre, en la Universidad Central.
En este sentido, la dirigencia estudiantil está dispuesta a dialogar con las organizaciones gubernamentales correspondientes para la realización de estudios que determinen la cifra exacta de cuánto dinero debe invertir el Estado en la Educación Superior (para cubrir el déficit que representa el no cobrar estos rubros). Según el primer sondeo de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), el gasto se acercaría a los 45 millones de dólares, pero esta cantidad toma en cuenta solamente el ingreso de recursos por concepto de matrículas, olvidándose de que la gratuidad “incluye también los gastos de escolaridad, entre los cuales se encuentran todos los gastos extras que afronta el universitario, como el pago de derechos, de los usos de los laboratorios de computación, inglés, entre otros”, asegura Marcelo Rivera, Presidente de la FEUE - Filial Quito. Por este motivo, la compensación que el Estado debe entregar a las universidades debería incrementarse un 20%, considerando estos gastos extras y el incremento de la población universitaria que se produce año a año.
Sin embargo, no han faltado sectores, incluso dentro de gobierno, con visión neoliberal, que pretenden boicotear este proceso; ante este hecho, los estudiantes universitarios han manifestado que no van a permitir este atentado contra el derecho constitucional de los ecuatorianos de acceder a una educación superior gratuita. Marcelo Rivera aclaró que los cálculos de 120 a 180 millones de dólares para la gratuidad de la educación superior no son fruto de una “sapada” (como lo calificó el presidente Correa), sino de un cálculo técnico que beneficiará a 70 universidades estatales y a 280.000 estudiantes en todo el país.
Entre otras acciones a seguir, el directorio de la FEUE anunció una movilización de los estudiantes universitarios hacia el Palacio de Gobierno para plantearle al primer mandatario que se entregue el presupuesto necesario para la sustentabilidad de la educación gratuita.
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