En el búnker de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) se investiga un supuesto fraude por más de 30 mil millones de pesos, que involucra a uno de los acervos de arte moderno más importantes del siglo XX: la colección Gelman.
Metropolitan Museum of Art de Nueva York
Instalada en una de las galerías del Metropolitan Museum of Art (Museo Metropolitano de Arte) de Nueva York, dicha colección consta de 85 pinturas que pertenecieron a Jacques y Natasha Gelman; el primero, productor y amigo del fallecido actor Mario Moreno, Cantinflas.
De acuerdo con información contenida en las averiguaciones previas APFPC/74/T3/00706/06-10 y APFPC/74/T2/068/08-01, se encuentran involucrados personajes de la cultura en México y Estados Unidos, como Robert Littman, y del sistema judicial estadunidense, como Marilyn Diamond y Janette Cohen Neschis; además de un particular de nombre Paul E. McGloin, pues se aprovecharon del alzhéimer que padecía Natasha Gelman (Natalia Zahalka Krawak) para convertirse en posesionarios de las obras realizadas por renombrados artistas europeos.
Las firmas de Picasso, Matisse, Renoir, Braque, Modigliani, Balthus, Dalí, Léger, Mondrian, Ernst, Bacon, Giacometti, entre otros, figuran en la recopilación, iniciada por Jacques Gelman después de que finalizara la Segunda Guerra Mundial y hasta poco tiempo antes de su muerte en 1986.
El conjunto artístico está valuado en 30 mil 358 millones de pesos, según los expedientes de la PGJDF; sin embargo, seis meses antes de que Natasha Gelman falleciera, la colección fue cedida al fideicomiso Waterford. El 18 de noviembre de 1997, la esposa del productor de cine, que compartió la fama con Cantinflas, entregó en tan sólo un dólar cada una de las piezas.
La indagatoria judicial inició en 2006, luego de que el hijo adoptivo y legítimo heredero de Cantinflas, Mario Arturo Moreno Ivanova, se presentara en las instalaciones judiciales para denunciar que él mismo es beneficiario de la obra que había sido concedida al fideicomiso Waterford.
Dos años más tarde, la Procuraduría capitalina, encabezada por Miguel Ángel Mancera Espinosa, continúa con las indagatorias y el análisis de la cesión de derechos que tenía la compañía RIOMA Films, propiedad de Mario Moreno Ivanova.
Y es que la empresa del heredero de una de las estrellas del cine mexicano tenía al 7 de mayo de 1985 –dicen los expedientes– un contrato de cesión de derechos del total de las obras, mismo que había sido otorgado por la casa productora Paramount Holding. Esta última también había entregado los derechos a Natasha Gelman, quien no estaba en pleno uso de sus facultades mentales cuando delegó los derechos de su colección de arte europeo.
Sin embargo, fuentes cercanas al caso, que solicitaron el anonimato, indican que se habrían presentado documentos supuestamente apócrifos para probar que Natasha Gelman heredó la colección europea en pleno uso de sus facultades mentales, un año antes de fallecer.
Aseguran que tanto el expediente médico de la coleccionista –que certifica el supuesto padecimiento de alzhéimer– como los documentos en los que consta la posesión de derechos de la obra a favor de Mario Moreno Ivanova, integrados a las averiguaciones previas, “son falsos”.
También señalan que el hijo adoptivo de Cantinflas enfrenta un proceso judicial en Estados Unidos, del que se derivan dos órdenes de aprehensión en su contra.
Investigaciones en Estados Unidos
Una de las implicadas en el supuesto fraude es Marilyn Diamond, juez adscrita a la Suprema Corte de Justicia estadunidense, radicada en Nueva York. El 12 de diciembre de 2007, la organización civil Citizens for Judicial Accountability documentó que Diamond ha sido una de las jueces más investigadas por diversas autoridades de aquel país, pues se le involucra con delitos relacionados con tráfico de influencias y por manipular algunos casos que ella misma ha llevado a la corte.
Citizens for Judicial Accountability –una organización de abogados que pretende “aumentar” la conciencia sobre los costos y las consecuencias reales de los posibles abusos en el sistema de justicia civil– critica a la juez neoyorkina por las investigaciones a las que ha sido expuesta: tanto por la Comisión de Desempeño Judicial, como por la Comisión de Bolsa y Valores y el FBI (Federal Bureau of Investigation).
Entre los casos que la organización expone, se encuentra el de Natasha Gelman. Los reportes indican que Anthony DeRosa, investigador en Wall Street, impulsó la investigación que sigue el FBI, luego de que éste se enterara de que la juez había hecho firmar documentos a la coleccionista en la última fase de alzhéimer, mismos que le habían dejado una ganancia de más de 1 millón de dólares.
Jaques y Natasha Gelman, coleccionistas
Los argumentos que presentó la juez para defenderse del caso, dice Citizens for Judicial Accountability, es que ella dijo haber sido “como una hija” para Natasha Gelman, por lo que estaba autorizada para forjar su firma en varios documentos. A esto se le suma una investigación por el supuesto fraude de una finca, propiedad de los coleccionistas, con un valor aproximado de 6 millones de dólares, litigio que continúa pendiente.
La herencia
Natasha Gelman murió a los 86 años de edad con la memoria en el extravío. El 2 de mayo de 1998, dejó su casa en Cuernavaca, Morelos, para siempre. Había decidido pasar ahí los últimos años de vida después de la muerte de su esposo, quien produjo 39 películas de Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes, mejor conocido como Cantinflas.
Nueva York, México y Cuernavaca fueron las principales ciudades en las que el matrimonio Gelman pasó su vida. Migrantes de la Europa bélica, él de Rusia y ella de Checoslovaquia, amasaron en México su principal fortuna.
Se instalaron en este país desde 1941 y recolectaron más de 280 obras de artistas mexicanos, entre los que destacan: Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Ángel Zárraga y Rafael Cidoncha, quienes realizaron retratos de Natasha para la colección; además de obras de Juan Soriano y Francisco Toledo, los que realizaron obras dedicadas especialmente para ellos.
En Europa y Nueva York, Jacques y Natasha Gelman buscaban afanosos los cuadros del ruso Vasili Kandinski. Hicieron lo mismo con las obras de los pintores Francis Bacon, Irlanda; March Chagall, Georges Rouault y Auguste Renoir, Francia; Alberto Giacometti, Suiza; Juan Gris, Pablo Picasso, Salvador Dalí, España…
Una entrevista realizada a Mario Moreno Ivanova por el reportero de la revista Proceso, Héctor Rivera, en mayo de 1998, indica que el avalúo total de ambas colecciones (mexicana y europea) es de más de 700 millones de dólares.
Natasha fue la compañera incondicional del productor de Ahí está el detalle y El bolero de Raquel. Los éxitos de éstas y otra treintena permitieron que Jacques Gelman se hiciera de un invaluable patrimonio.
La amistad con Cantinflas prosperó tanto, que ambos cuidaban de sus intereses personales. La pareja Gelman apadrinó al hijo adoptivo de Mario Moreno, y Jacques lo apreció tanto que en su testamento lo colocó como heredero universal de su fortuna, una vez que su esposa Natasha también muriera.
El actor cómico también prometió al coleccionista que, en caso de que Gelman falleciera, entregaría el 35 por ciento de las recaudaciones en las taquillas de todo el mundo a Natasha, como lo había venido haciendo desde el inicio de su carrera artística al lado de su socio y amigo. Todas las películas que realizaron juntos fueron producidas por la empresa Posa Films y fueron administradas desde Estados Unidos por Columbia Pictures.
La sociedad
Moreno Ivanova relató a la revista Proceso en 1998 que Jacques Gelman había llegado a México en la década de 1930 y descubrió a su padre actuando: “Le vio mucho potencial a su personaje, a su manera y a su estilo y eso fue lo que los unió, porque era un tipo muy hábil para sus negocios: tenía mucha visión, era muy tenaz para hacer todas sus cosas; sacaba siempre lo que quería. Así hizo la gran colección de pinturas que tenía. Sabía lo que quería, sabía dónde conseguirlo. No importaba cuánto tuviera que esperar. Recorría subastas de arte en Europa y Nueva York, en miles de lados”.
La tenacidad y habilidad que mostraba Gelman en los negocios hizo que Mario Moreno rechazara la firma de contratos con productoras mexicanas, para hacer negocios con la estadunidense Columbia Pictures Entertainment.
Entonces, el coleccionista de origen ruso se convirtió en el tercer accionista de la empresa Posa Films, iniciada por Mario Moreno y Santiago Reachi, este último productor de El gendarme desconocido y Los tres mosqueteros. Gelman suscribió 15 mil pesos en acciones, “lo que con el tiempo le valió un ingreso no menor a los 100 millones de pesos”.
El director de 32 de las películas del actor, Miguel M. Delgado, aseguraba que Gelman gastaba más que el propio Cantinflas: “Tenía su departamento lleno de obras de arte. Cuidaba el dinero de la producción de una manera… por ejemplo, le decía a Mario que cortaran antes de la hora de comida para evitar que les diera algo a los extras; claro que él no le hacía caso, pero cómo molestaba el tipo ese…”.
Moreno Ivanova aseguraba que “Jacques empezó a hacerse de buenas obras conforme fue ganando dinero con películas de mi papá. Tenía la ventaja de que también era amigo de grandes pintores, como Tamayo y Rivera. Inclusive conoció también a Picasso, a Dalí. Tenía cuadros de Picasso, de muy al principio, cuando trabajaba con recortes de periódico y con carbón. Tenía cuadros de Miró, de Braque, de Dalí.
“Desde que yo recuerdo ya tenía su casa llena de cuadros. A principios de los años 40 fue cuando empezó a hacer buen dinero para comprar obras, y tal vez ya tendría algunas de conocer personalmente a los pintores, que tampoco eran famosos en esos años” (Proceso, 1125).
El Met
En la víspera de que se abriera a los ojos del mundo la colección particular de los Gelman, los directivos del Museo Metropolitano de Arte (Met, según es reconocido en Estados Unidos) agradecían a través de un comunicado de prensa la “donación” de Natasha Gelman. El 1 de junio de 1989 se inauguraron tres galerías, especialmente para las obras maestras de Matisse, Picasso, Braque, Balthus, Modigliani, y más de dos docenas de otros artistas.
La colección –dice el anuncio que se mantiene en la página de internet del Met– fue acumulada en un periodo de más de 40 años por los Gelman. Explica que la selección inicial consta de 47 pinturas y tres bronces elaborados por artistas de la escuela de París. Entre los iconos destacan: El marinero joven, pintado en 1906 por Matisse; también de principios del siglo XX un Autorretrato de Picasso; La mesa de billar, de Braque (1944 y 1952), un lienzo colorista; Los comedores de Vernonnet, de Bonnard (1916), El alojamiento del deseo (1929), considerado una pieza clave de Salvador Dalí en su evolución hacia el surrealismo; Teresa soñando, de Balthus (1938), y un conjunto de cuadros de Johan de Miró, que incluye uno de los lienzos más representativos del artista, según la crítica española, denominado La papa (1928).
Philippe de Montebello, director del Museo Metropolitano, declaró hace 10 años: “Esta colección de pendientes es el más generoso y significativo regalo para el Departamento de Arte Moderno –de hecho, una de las más importantes donaciones de obras de arte jamás otorgado en cualquier ámbito del Museo–. La inteligencia y la prospectiva de Jacques y Natasha Gelman en la recopilación de estas obras maestras, y su generosidad en legarlas a este museo, con el que estuvieron involucrados, ha beneficiado a todos los museumgoers (amantes de los museos) que ahora pueden ver las obras en cualquier momento, en su nuevo hogar permanente en el ala Wallace”.
William S. Lieberman, presidente del Departamento del Museo de Arte Moderno, escribió en la introducción del catálogo de la exposición: “Si bien fue adquirido para el disfrute personal y nunca como una encuesta, la colección de dibujos y pinturas europeas de los Gelman es sorprendentemente coherente. Su calidad es excelente y me resulta difícil, quizá imposible, pensar que existe otra selección privada similar de calidad comparable. La representación de la Escuela de París es particularmente fuerte, comprende una constelación de obras maestras de nuestro tiempo”.
De acuerdo con la presentación de la exposición, permanente desde 1989, la primera galería está dedicada a los artistas de estilo fovista: André Derain, Maurice de Vlaminck y Georges Rouault.
En la segunda galería, siete cuadros dispuestos en orden cronológico. Los acontecimientos ilustran diferentes etapas en el estilo cubista, entre 1911 y 1924: Naturaleza muerta con un par de banderillas, de Braque, y Naturaleza muerta con una botella de ron, de Picasso; además de tres obras de Juan Gris.
La siguiente sección de la instalación está dedicada a Modigliani, Braque y Bonnard, y Salvador Dalí y la obra Alojamiento autobiográfico del deseo, 1929, que introduce la sección dedicada al surrealismo. El artista español fue considerado en este movimiento como el “maestro de la ilusión, así como un técnico experto y crítico”.
A éste se suman cinco obras de Joan Miró, que abarcan tres décadas: Desnudo celebración de una flor (1917); Vid y olivos, Tarragona (1919); Vista desde una ventana animada, La papa (1928), La mujer, aves, y una estrella (1949). Dos paisajes de Yves Tanguy y dos pinturas de Balthus concluyen la galería.
La sección final de la instalación tiene las características posteriores a la década de 1940, indica el Met; obras de Victor Brauner, Jean Dubuffet, y Alberto Giacometti. Dos pinturas de Dubuffet y tres bronces Giacometti.
Mientras esta colección significa para los curadores de arte uno de los acervos más completos del siglo XX y el más representativo de la Escuela de París, la PGJDF sigue con el análisis del caso, que hasta el momento está valuado en 30 mil 358 millones de pesos.
Colección mexicana en juicio
En algún lugar del país se mantiene resguardada la colección de arte mexicano de los coleccionistas Jacques y Natasha Gelman. Las más de 90 obras de arte, realizadas por artistas como Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Juan Soriano y Francisco Toledo, entre otros, se encuentran en litigio en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
De acuerdo con la averiguación previa FPC/74/T2/068/08-01, que lleva la Unidad de Investigación Número 4 de la Fiscalía de Procesos de lo Civil, Robert Littman, albacea del acervo pictórico, podría estar implicado en el delito de administración fraudulenta.
No obstante, fuentes cercanas a la investigación defienden que las 95 obras de arte fueron legadas al exdirector del Centro Cultural de Arte Contemporáneo por Natasha Gelman en 1993, para que las mantuviera expuestas al público. Actualmente, el abogado Francisco Fuentes León es poseedor de derechos de la obra, mismos que fueron adquiridos a Mario Sebastián, medio hermano de Natalia Zahalka Krawak.
Alfonso Jiménez O’Farril, uno de los abogados que lleva el caso, asegura que “no existe el delito de administración fraudulenta, que se dice que cometió el señor Robert Littman: lo acusan de no entregar 10 mil dólares en favor de uno de los legatarios”.
Agrega que, “como supuestamente esta entrega se hizo hasta 2007 (nueve años después de la muerte de Natasha Gelman), el denunciante y la ministerio que estuvo a cargo de la averiguación previa, Nancy Alejandra Beltrán Ortega, dicen que el delito se consumó en ese momento, cuando lo cierto es que sólo existe un problema de carácter civil y no de materia penal”.
Jiménez O’Farril es defensor del notario público 103, Armando Gálvez Pérez Aragón, quien según la averiguación está acusado de ser parte del supuesto fraude. Dicho notario es quien adjudicó en 1998 una serie de bienes de la colección Gelman.
Ésta es una “conducta atípica, en donde se encuentra preescrita la acción penal, por lo que hace a mi defendido. Su actuar fue en 1998 cuando adjudicó en favor de Robert Littman una serie de bienes y existe un procedimiento en tribunales”. A cambio de 20 mil dólares, acusa, el denunciante Francisco Fuentes y su padre se hicieron de los derechos de uno de los legatarios.
Los legados de Natasha Gelman fueron tres, cada uno instituido de manera personal. El primero consta de toda la obra artística mexicana, cedida a su amigo Robert Littman; el segundo es un legado de 10 mil dólares para su medio hermano Mario Sebastián (muerto el 1 de febrero de este año), y el último corresponde a la venta de bienes patrimoniales en Cuernavaca, para que el dinero fuera entregado a su chofer y ama de compañía. (ER)
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