Informes de inteligencia de la Procuraduría General de la República señalan al piloto aviador Jorge Gustavo Arévalo Kessler, sobrino del exsecretario de la Defensa Nacional, Juan Arévalo Gardoqui, como transportista de cargamentos de cocaína a México y de dinero en efectivo a Sudamérica. Ello, supuestamente en complicidad con Roberto Larsen García o Agustín Romero Villa y Luis Raúl Rivera Crespo, miembros del cártel de Cali, Colombia
21 Junio 2009
De acuerdo con el oficio C1/C4/ZP/4852/07, suscrito el 26 de octubre de 2007 por Carlos Anselmo Lugo Félix, director general de información contra el secuestro y delitos vinculados del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia de la Procuraduría General de la República (PGR), “(por) información de inteligencia se sabe que Agustín Romero Villa y Jorge Gustavo Arévalo Kessler están involucrados en el decomiso de 3 toneladas 750 kilogramos de cocaína, mismos que pretendían trasladar de Ecuador al aeropuerto de Toluca, Estado de México”.
El 20 de octubre de 2007 autoridades ecuatorianas recibieron una denuncia anónima al teléfono 01800 drogas, en la que se les manifestaba que la finca ubicada en Recinto Colope estaría sirviendo como centro de acopio del alcaloide. Un agente fiscal, el grupo táctico Gir y el servicio aeropolicial intervinieron la propiedad, incautaron la droga, armas y vehículos, y detuvieron a siete supuestos narcotraficantes que se encontraban en su interior.
Mario Federico Livas Lara, director general de información contra el narcotráfico de la misma dependencia, dio cuenta de que el 27 de octubre de 2007 la avioneta Aeromander –presuntamente propiedad de la empresa mexicana Transportes Ejecutivos Ilimitados, matrícula N382AA, procedente de la provincia de Chiriqui, Panamá, piloteada por Arévalo Kessler y Miguel Carrillo Cabrera– aterrizó de emergencia en el aeropuerto de Panamá, donde fue abandonada. Al ser revisada, la policía de ese país encontró 3 millones 300 mil dólares ocultos en los tanques de reserva del combustible.
El sobrino del extinto general Juan Arévalo Gardoqui –secretario de la Defensa Nacional durante la administración del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, y quien fue señalado por agentes antidrogas de Estados Unidos de presuntos vínculos con el narcotráfico– está relacionado con la averiguación previa PGR/UEDO/044/2003. Estuvo preso en el reclusorio norte con el número de control 100808. Fue detenido el 7 de abril de 2008; se le decretó arraigo por tres meses y el 11 de julio se le dictó auto de formal prisión por delincuencia organizada.
La investigación de la PGR señala que Arévalo Kessler, quien se encuentra sujeto a proceso bajo la causa penal 64/2008-VIII, operaba desde 2005 en el trasiego de drogas de Panamá, de Venezuela y de Ecuador a Acapulco (Guerrero), Cancún (Quintana Roo) y Toluca (Estado de México), bajo las órdenes de Antonio Aguilar, cuyo nombre real es Pedro Antonio Bermúdez Suazo, alias el Arquitecto, líder de un grupo delictivo colombiano vinculado al cártel de Cali, del que también forman parte Salvador González Farrera, Roberto Larsen García, Omar Jácome del Valle, Carlos Gaona, Luis Raúl Rivera Crespo y Edic Muñoz Sánchez.
Este último, al rendir su declaración ministerial el 13 de diciembre de 2007, involucró a Arévalo Kessler en el tráfico de drogas: “…Yo laboraba para la organización encabezada por el Arquitecto, que se dedica al transporte de cocaína de Sudamérica hacia México, la mayoría de las veces de las ciudades de Medellín, Río Negro, en Colombia, y con destino final México, precisamente el aeropuerto internacional de Toluca…”.
El 7 de abril de 2008, añadió: “Su nombre es Jorge Gustavo Arévalo Kessler, a quien conocí en 2003, cuando laborábamos en la empresa Allegro. Él tenía el cargo de comandante del avión Boeing 727, mismo que transportaba droga hacia México…”
Y el 3 de julio de 2008, manifestó que “la organización criminal en que yo laboraba, encabezada por el Arquitecto, es la misma a la que pertenece el Flaco, célula a la que pertenece Jorge Gustavo Arévalo Kessler”.
Operación Esmeraldas-México
El 20 de octubre de 2007, Arévalo Kessler iba a trasladar cocaína desde Esmeraldas, Ecuador, a México, a bordo del avión jet Grumman, matrícula XB-KIV. Según la oficina antinarcóticos ecuatoriana, la droga era propiedad de los hermanos Jefferson, Édison y Miguel Ostaiza. Las investigaciones preliminares determinaron que ellos tuvieron varias reuniones con Ignacio Chauvín, exasesor del ministro de Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea, y dirigente del gobiernista Alianza País en Pichincha.
El avión, propiedad de la supuesta empresa Operadora del Calzado, SA de CV, llegó de Acapulco el 7 de octubre de 2007, pasadas las 17:00 horas. En la nave llegaron el piloto Jorge Arévalo y el copiloto Agustín R, quienes además operaban cinco naves Golfexten G2 o Grumman 2, tres de ellos resguardados en el hangar de Servicios Aéreos Estrella, en el aeropuerto de Toluca, y los otros en los aeropuertos de Querétaro, Acapulco, Guerrero, Puebla y Cancún.
Según las pesquisas de la PGR, resulta que la razón social Operadora del Calzado, SA de CV, no existe, pues su domicilio fiscal, ubicado en bulevar Adolfo López Mateos 1300, colonia Martinico, León Guanajuato, corresponde a la empresa Automóviles del Bajío, SA de CV, concesionaria de Ford Motor Company, y registrada ante el gobierno municipal de León como Centro de Verificación Autorizado.
Confesiones y retractaciones
En su declaración ministerial, Jorge Gustavo Arévalo Kessler, de 43 años de edad, originario de Heidelberg, Alemania –hijo de Jorge Arévalo Gardoqui, quien a su vez era hermano del exsecretario de la Defensa Nacional, Juan Arévalo Gardoqui–, confesó haber participado en el traslado de droga de Sudamérica a México, y de llevar dinero en efectivo al extranjero.
“Una vez que se me han hecho saber los hechos que se me imputan, quiero manifestar que sí son ciertos (…) En mayo de 2006 me habló Arturo, diciéndome que fuera al aeropuerto de Acapulco, ahí subieron cuatro maletas con dólares americanos, y volamos hacia el aeropuerto de Valencia, Venezuela…
“A finales de enero de 2007, Arturo me dijo que debía trasladarme a Guadalajara, donde al llegar me encontré con el piloto Fernando Acosta, con quien trabajé en Taesa, y de allí trasladamos el avión a Toluca. En el interior de la nave había tres llantas con dólares americanos que deberíamos de llevar a Cali, Colombia (…) El tres de octubre de 2007 recibí una llamada de Agustín Larcen, quien me dijo que íbamos a volar de Toluca a Acapulco y de ahí a Esmeraldas, Ecuador; que íbamos a llevar a cuatro personas y tres llantas que contenían dólares americanos…
“El 24 de octubre de 2007 regresamos al aeropuerto de Toluca, estacionamos (sic) el avión en el hangar de CEA y posteriormente me enteré que el avión había sido decomisado por la PGR, porque en un análisis había dado positivo a cocaína”.
Ese mismo día, Aurelio Villanueva Aguilar, subcoordinador de servicios adscrito a la Dirección General Adjunta de Servicios Técnicos de la PGR, informó que “en el aeropuerto de Toluca se procedió a hacer la revisión del avión jet Grumman, matrícula XB-KIV; se utilizó equipo GT200, usando las tarjetas de explosivos, municiones y de cocaína, dando positivo con la tarjeta de cocaína en la parte central del lado izquierdo, en la zona de carga y atrás de esta zona”.
Sin embargo, al rendir su declaración preparatoria ante el juez de la causa, el 9 de julio de 2008, Arévalo Kessler negó los cargos que se le imputan. Argumentó maltrato físico y moral por parte de elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI); dijo desconocer si se llevaba dinero o drogas en los aviones que piloteaba; negó la existencia de una organización criminal y su participación en los hechos; rechazó lo dicho por Edic Muñoz Sánchez, al señalar que en 2003, cuando dijo haberlo conocido, él se encontraba en China, y que nunca volaron juntos. Expresó que no se le permitió leer su supuesta declaración ministerial, la cual, dijo, es una copia de la declaración hecha por Edic Muñoz, y reconoce como suya la firma que aparece al calce de dicho documento.
El Arquitecto, para quien supuestamente trabajaba Arévalo Kessler, tenía en Salvador González Farrera al responsable de reclutar a los pilotos. A sus colaboradores y pilotos los citaba en el centro comercial Santa Fe para planear los detalles de cada uno de sus vuelos que partirían de Colombia o Venezuela, cargados con un mínimo de 3 toneladas de cocaína y un máximo de seis. Durante esta década, la organización introdujo con toda facilidad decenas de vuelos con cocaína a México, procedentes de Cali y Río Negro, Colombia, e Isla Margarita, Venezuela.
“Los aviones eran guardados en el hangar de Servicios Aéreos Estrella, posteriormente en otro hangar que se encuentra en el Aeropuerto Internacional de Toluca, Estado de México, teniendo conocimiento que la organización criminal contaba con varias aeronaves y que en Toluca había tres que resguardaban en el hangar de SEA”, declaró Edic Muñoz en la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada de la PGR, el 28 de septiembre de 2007.
En casos de urgencia, los aviones volaban a Manzanillo o Puerto Vallarta, donde la Policía Federal brindaba cobertura a los narcotraficantes. Para que los vuelos llegaran sin contratiempos a Toluca, los colombianos incluyeron en su nómina a funcionarios de seguridad del Aeropuerto Internacional de Cancún. Todos los aviones hacían escala en la terminal para cargar combustible.
José Luis Soladana Ortiz, comandante de la Dirección General de Aeronáutica Civil en la terminal aérea, y su brazo derecho José Luis Ortiz Navarro, inspector verificador aeronáutico, eran parte de esta maquinaria de corrupción, según el testimonio de este último.
El Arquitecto fue detenido el 3 de octubre de 2008 en el Distrito Federal, pero su hijo Felipe Bermúdez Durán, el chofer César Antonio Flores Estrada, los pilotos Sánchez Martell y Jácome del Valle, los empleados del Aeropuerto de Cancún Ortiz Navarro y Gómez Soto, el agente de la AFI Sergio Rosas y Sebastián Jiménez Alvarado habían sido capturados desde fines de 2007. En la calle solamente quedan Luis Raúl Rivera Crespo y Raúl Francisco Quevedo Martínez, exfuncionario de la PGR, según la investigación.
Durante las pesquisas, todos los sospechosos fueron interrogados sobre el colombiano Fernando Gaona Parada, acusado en la década pasada junto con Luis Carlos Herrera Lizcano, de la compra de aviones militares que introdujeron cocaína a Estados Unidos.
Los interrogatorios*
Interrogatorio del Ministerio Público federal a Gustavo Arévalo Kessler el 9 de julio de 2008
—Que diga el indiciado cuándo fue la última vez que vio a Edic Muñoz Sánchez.
—Debió haber sido más o menos en 2005 o 2006, en Isla Margarita, al norte de Venezuela. Él estaba con un avión y yo con otro, era tiempo de vacaciones.
—Quién fue la persona que lo contrató para volar la nave relacionada con los presentes hechos.
—El que me habló fue Roberto Larsen y la empresa CEA provee los gastos, el hecho de que una empresa sea propietaria de una nave no significa que la explote.
—Aproximadamente con qué frecuencia realizaba vuelos a Ecuador.
—Fue la segunda vez en mi vida. La primera, lo hice estando en la Presidencia de la República en 1989 y la segunda fue en octubre de 2007.
—Que diga el indiciado si puede referir el nombre de la persona que fungió como copiloto en los vuelos que acaba de mencionar en la respuesta que antecede.
—Para el vuelo de Presidencia yo era copiloto, el piloto era de la Fuerza Aérea (Mexicana). Creo que ya falleció, era el capitán Ramírez, así lo recuerdo. Y en el segundo vuelo fuimos el capitán Roberto Larsen y yo.
Preguntas del representante social de la federación a Arévalo Kessler, formuladas el 7 de abril de 2007
—Que diga el compareciente si sabe que el pertenecer a una organización criminal es un delito que se castiga con cárcel.
—Sí, sí sé.
—Que diga el compareciente si sabe que el traficar o extraer del país narcóticos es un delito que se castiga con cárcel.
—Sí, sí sé.
—Que diga el compareciente si sabe que sacar del país dinero en grandes cantidades sin haberlo manifestado o reportado es un delito que se castiga con cárcel.
—Sí, si sé.
*Fragmentos extraídos de la averiguación previa
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