Más de 21 mil millones de pesos se han condonado fiscalmente, de 2001 a la fecha, a 1 mil 739 trasnacionales. La exención de impuestos fue autorizada por el Conacyt mediante la aprobación de “proyectos de innovación tecnológica”. En 2007, la ASF dictaminó que los esquemas presentados por las compañías no habían reflejado beneficio alguno para el desarrollo científico del país. Entre las principales favorecidas son General Motors, Volkswagen, Daimler Chrysler, Ford Motor Company, Nissan, Chrysler y Telmex
La trasnacional General Motors encabeza la lista de 1 mil 739 empresas de capital estadunidense y mexicano beneficiadas con “estímulos fiscales” por más de 21 mil millones de pesos. Los montos han sido aprobados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) desde que el Partido Acción Nacional ascendió al poder.
Ocho listados del Programa de Estímulos Fiscales para la Investigación y Desarrollo de Tecnología –que comprenden el sexenio de Vicente Fox Quesada y los dos primeros años de gobierno de Felipe Calderón Hinojosa– y seis más de Programas de Estímulo para la Innovación (operados en 2009 y 2010) revelan que el sector automotriz acaparó las condonaciones.
Del análisis, elaborado por Contralínea, se desprende que las principales firmas extranjeras que presentaron “proyectos de innovación tecnológica” para condonación del pago de impuestos se encuentran Volkswagen, Daimler Chrysler, Ford Motor Company, Nissan y Chrysler.
En 2007, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) reprobó el programa iniciado con Fox Quesada, pues no operaba con transparencia y carecía de mecanismos de control. El máximo órgano de fiscalización del país indicó que no reflejaba impactos ni beneficios en el desarrollo científico y tecnológico del país.
Leonardo Ríos Guerrero, director adjunto de Desarrollo Tecnológico y Negocios de Innovación del Conacyt, “justifica” la aprobación de los “estímulos” luego de que estas empresas “generan empleos y atraen la inversión extranjera”. No obstante, acepta que el programa debió ser modificado por las observaciones que hicieran la ASF y organizaciones sociales: “El problema era financiar cosas que no necesitaban apoyo”.
Las consentidas
Las empresas que conforman el sector automotriz en México ocupan los cinco primeros lugares de un listado de más de 1 mil 700 empresas. Estas compañías acumularon 21 mil 782 millones 718 mil 105 pesos que no entraron a la hacienda pública en una década.
El aval del Conacyt, encabezado actualmente por el guanajuatense Juan Carlos Romero Hicks, fue de 1 mil 456 millones 71 mil 645 pesos para General Motors; a la alemana Volkswagen se le autorizaron estímulos por 651 millones 300 mil 334 pesos; a Daimler Chrysler se le concedieron beneficios por 356 millones 646 mil 505 pesos; Ford Motor Company acreditó 293 millones 679 mil 504 pesos, y a la japonesa Nissan le fueron palomeados proyectos por 278 millones 148 mil 829 pesos.
El primer año del gobierno de Felipe Calderón fue el más provechoso para General Motors, al ser exenta del pago de 549 millones 999 mil 999 pesos. La cifra se logró al autorizarse 61 esquemas de innovación presentados al Conacyt.
De origen estadunidense, esta compañía es la tercera en el ámbito mundial en la producción de autos y la primera en su país de origen. En México, la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores indica que junto con Nissan, General Motors, Volkswagen, Ford, Chrysler, Toyota y Honda concentran el 85.6 por ciento de las ventas totales de vehículos en el mercado interno.
Volkswagen –principal productor de autos en Europa– contó con mayores “estímulos” en 2004 con la aprobación de cuatro esquemas que significaron el perdón en el pago a la hacienda pública de 155 millones 287 mil 769 pesos.
Ford Motor Company, beneficiaria también de los Fondos de la Pequeña y Mediana Empresa que opera la Secretaría de Economía, es la cuarta compañía que mayores estímulos obtuvo en 2004, 2005 y 2007: alcanzó beneficios por casi 300 millones de pesos. En tanto que la compañía japonesa Nissan se ha colocado en la quinta posición de las más de 1 mil 700 empresas.
La industria alimentaria
Además de las empresas de la industria automotriz, otras a las que se les autorizó el no pago de impuestos por cientos de millones de pesos son Sigma Alimentos, Teléfonos de México, Bachoco, Delphi, Dupont y Compañía Mexicana de Aviación, entre otras.
Sigma Alimentos, productora de carnes frías y lácteos, acreditó 202 millones 999 mil 757 pesos en “estímulos fiscales” durante seis de los 10 años que llevan los programas de apoyo a la innovación tecnológica. La promotora de las marcas Fud, San Rafael, Yoplait, entre otras, logró en 2005 su mayor condonación, con 61 millones 351 mil 774 pesos.
En ese ejercicio fiscal, su mejor planeación significó que se le eximiera el pago de 41 millones 270 mil 465 pesos. La estrategia consistía en instrumentar un “sistema de administración de innovación tecnológica dirigido a desarrollar procesos de manufactura avanzada, procesos de valor agregado y servicios tecnológicos, con base en la investigación y generación de conocimiento”, según muestran los archivos digitales del Conacyt.
Las grandes de México
Teléfonos de México (Telmex), propiedad de Carlos Slim Helú –el hombre más rico del mundo–, fue exenta del pago de 128 millones 951 mil 930 pesos; 2006 fue el ejercicio que más recursos le ahorró a la exparaestatal en su pago al fisco, con 57 millones 371 mil 656 pesos.
El año de las elecciones presidenciales, Telmex presentó ante el Conacyt el esquema TME840315KT620067, con el que ahorraría recursos por 31 millones 540 mil 528. Éste contribuiría a desarrollar las plataformas para el servicio de internet, sistemas de acceso inalámbrico y la instalación del programa “El que llama paga a celular con servicio de larga distancia (045)”.
Bachoco, la empresa familiar del exgobernador de Sonora, Eduardo Bours Castello, también destaca entre las 50 más favorecidas con el esquema de “estímulos fiscales”. Los 124 millones 197 mil 461 pesos autorizados por el Conacyt para su exención de pago son el resultado de participar en el programa durante tres ejercicios fiscales: 2005, 2006 y 2007.
Esta empresa –que también recibe subsidios de la Secretaría de Agricultura por concepto de fletes y pignoración de maíz– acreditó 60 millones 458 mil 227 pesos en 2006, como su principal beneficio. El proyecto BAC800208B2520062, que más recursos significó en su ahorro fiscal, ascendió a 32 millones 63 mil 305 pesos.
El esquema de innovación consistía en instrumentar un centro de desarrollo para la elaboración de alimento para aves. Con éste, la principal empresa avícola en México también tendría una disminución en su costo de producción de 59.7 millones de pesos anuales.
Compañía Mexicana de Aviación –actualmente en problemas financieros por supuesta falta de liquidez y los altos costos que genera mantener la plantilla de pilotos y sobrecargos– también fue de las privilegiadas del Estado mexicano, con estímulos por 57 millones 520 mil 420 pesos.
La aerolínea más antigua del país sólo necesitó un año para conseguir las exenciones por casi 60 millones de pesos. De una decena de proyectos, el MAV810430NCA20078 fue el más provechoso para la empresa, pues con él se le condonaron 13 millones 660 mil 388 pesos.
Dictamen de la ASF
En 2008, la ASF realizó un informe especial relacionado con el Programa de Estímulos Fiscales para la Investigación y Desarrollo de Tecnología del Conacyt, del que se desprendió que la institución “no cumplió con las disposiciones normativas aplicables a la ejecución de sus operaciones relacionadas con el programa”.
Lo anterior, dice el documento elaborado por el máximo órgano de fiscalización, “no brinda una seguridad razonable y no es transparente” debido a que los contribuyentes tienen fallas y omisiones al capturar la información de sus proyectos.
Asimismo, dice, “no se elabora un informe de impactos y beneficios global, que genere información útil para el sector público de los resultados obtenidos con los proyectos beneficiados, y su impacto en el desarrollo de la ciencia y tecnología de nuestro país”.
La ASF también detectó que el Conacyt autorizó estímulos fiscales a proyectos “que ya habían recibido otro tipo de apoyos, y a los contribuyentes que no se encontraban registrados previamente en el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas, y que no cumplieron con el correcto llenado de la carta bajo protesta de decir verdad”.
Los “expertos” del Conacyt
Leonardo Ríos Guerrero, director adjunto de Desarrollo Tecnológico y Negocios de Innovación del Conacyt, dice, en entrevista, que la aprobación de los proyectos que presentaron las más de 1 mil 700 empresas a la institución depende del aval de “16 mil expertos en todo tipo de áreas, de los cuales 15 mil 500 tienen maestrías y doctorados; son de lo mejor en el mundo. Ellos son los que nos dicen si el proyecto está bien o no y se evalúan hasta dos veces cada uno”.
El funcionario expone que la aceptación de los proyectos depende del tipo de innovación tecnológica que llevará a cabo la compañía, si se van a generar patentes en México, si se abre paso a las personas que cuentan con grados de estudio de maestría y doctorado, y del número de empleos que se crearán con el impulso del esquema.
No obstante, observa que “el problema es que el programa [de estímulos fiscales] era muy amplio. No había límites por empresas; había algunas que podían presentar más de 80 proyectos, y no se vale (sic) que una sola compañía se pudiera llevar tanto dinero, mientras que una pequeña no pudiera concursar”.
Con los resultados que favorecen principalmente a la industria automotriz, Ríos Guerrero justifica el palomeo de los esquemas, toda vez que la inversión que hacen las empresas se lleva a cabo en las “autopartes”, que “se venden mucho más que los mismos coches. Esto es algo muy interesante del diseño en México; luego los ensamblan en otros lados, pero la tecnología que va adentro es ya de autoparteros mexicanos”.
Ante los subsidios que reciben las trasnacionales mediante los fondos de las secretarías de Agricultura y Economía, en conjunto con los “estímulos” del Conacyt, el encargado del programa dice: “Que no nos dobleteen, porque tampoco se vale”.
Y acepta: “Uno de los errores de diseño es que todos compitieran en una bolsa nacional, que lo que privilegia es la excelencia, que tienen las grandes (empresas); éstas son las que van a tener mejores proyectos comparados con las pequeñas y medianas.
“También, potencias que estados como Nuevo León y Estado de México, que es donde hay más industria, se lleven mucho de la bolsa del gobierno. Esta situación no creaba equidad estatal, se iba con los estados y las empresas más fuertes.
“Por eso se decidió que se hicieran los nuevos programas que iniciaron operaciones a partir de 2009. Éstos consisten en apoyar el primer prototipo y las siguientes inversiones las hará la empresa.”
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