La prensa atlantista y la del Golfo siguen la polémica que se desarrolla en la Liga Árabe sobre la labor de sus observadores. Unos afirman que los observadores no han cumplido su misión ya que se mantiene el derramamiento de sangre, aunque lo cierto es que la misión de los observadores no era restablecer la paz sino observar e informar sobre los hechos en el terreno. Otros estiman, por el contrario, que los observadores sí han cumplido su misión ya que no se han visto huellas de represión en los lugares visitados, incluyendo la ciudad de Homs.
Esta segunda manera de presentar las cosas corresponde es sobre todo la que desarrolla la prensa de los emiratos. Su objetivo es poner punto final al psicodrama sin dar respuesta a la pregunta que se impone: si los observadores confirman que no han encontrado indicios de represión, ¿existió entonces tal represión? Que el gobierno de al-Assad haya retirado de Homs sus tropas y tanques antes de la llegada de los observadores es algo que cabe dentro de lo posible. Lo que sí es imposible es que lograra rellenar y hacer desaparecer las trincheras que supuestamente rodeaban esa ciudad, o que haya logrado reconstruir en una noche las casas que –según se dijo– habían sido bombardeadas durante días o simplemente arrasadas.
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