La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU se vio precedida de una poderosa campaña de prensa tendiente a poner fin al respaldo de Rusia a Siria. Dicha campaña se articuló alrededor de 2 temas:
– El régimen tortura niños, según Human Rights Watch (HRW);
– El régimen es responsable de «la horrible masacre», frase hecha para designar el asesinato de más de 200 personas en Homs.
El informe de HRW no cita absolutamente ningún nombre de ninguna víctima. Tampoco señala ningún móvil para las torturas que menciona. Acusa a los torturadores de exigir que las víctimas renieguen de su fe y que adoren a Bachar al-Assad, argumento clásico en la literatura takfirista que acusa a las alauitas de no ser musulmanes. A la hora de precisar la ubicación de los centros de tortura, HRW no designa edificios de forma precisa sino varias instituciones, que en algunos casos practicaron la tortura en los años 1970-80, o sea en tiempos de la dictadura.
Las víctimas de Homs son personas, tanto civiles como militares, ejecutadas después de haber sido secuestradas por grupos armados de carácter político o mafioso. Las fotos de las agencias de prensa muestran cadáveres con las manos atadas, lo cual indica que esas víctimas no fueron abatidas por francotiradores ni murieron por disparos de mortero, contrariamente a lo que afirma el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Todos les medios de prensa que acusan a la administración al-Assad de ser responsable de esos crímenes utilizan la misma expresión –«horrible masacre»– que desempeña aquí el papel de eslogan. El Gulf News habla de «shock y horror», como referencia a la técnica militar de «shock y estupor». Se trata de crímenes de una envergadura que deja a los testigos bajo una sensación de aturdimiento que les impide analizar la situación y reaccionar ante ella.
En una reacción espontánea ante la difusión de estas noticias, grupos de sirios residentes en el exterior atacaron cuatro embajadas sirias en diferentes países. Las embajadas sirias en el Reino Unido y Kuwait fueron efectivamente saqueadas sin que las autoridades locales trataran de intervenir.
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