Un grupo de sicarios del cártel de Sinaloa, que dirige Joaquín Guzmán, arropados como testigos protegidos por la Procuraduría General de la República, develan las operaciones para el trasiego de drogas y armas en medio de enfrentamientos con sus homólogos de los cárteles de Los Zetas y los Beltrán Leyva para recuperar la “plaza” de Sonora. Señalan a la policía fronteriza estadunidense como la encargada de entregarles fusiles de asalto AK-47 y explican cómo se organizaron para “arrasar” con los cárteles contrarios
Pasajes de la vida criminal de los sicarios del cártel de Sinaloa, que operan en Sonora, son puestos en relieve por “testigos protegidos”. Sus testimonios, contenidos en el expediente 49/2011 instaurado en contra de César Villagrana Salazar, alias el Placas, líder del grupo Gente Nueva en Santa Ana y Magdalena de Kino, por los delitos de delincuencia organizada y portación de arma de fuego, fue capturado el 3 de mayo de 2011 y recluido en el Centro de Readaptación Social del Altiplano.
César Villagrana Salazar quedó al mando del grupo de sicarios Gente Nueva al servicio de Joaquín Guzmán Loera en Sonora, a la muerte de Édgar Resendiz Olguín, el Navajas, quien cayó abatido en un enfrentamiento en 2010, y fue señalado como el supuesto responsable de secuestros, levantones y el pago a las autoridades que colaboran con la organización delictiva en la entidad.
Villagrana recibía órdenes directas de Adán Salazar Zamorano y los hijos de éste, Adán y Alfredo, jefe de las “plazas” de Nogales, Hermosillo, Magdalena de Quino y Santa Ana, y era el responsable de combatir a los sicarios de Los Zetas y de los Beltrán Leyva, que disputaban la “plaza” de Sonora al Chapo, así como a miembros del grupo La Línea que operaban en Chihuahua, de acuerdo con la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/175/2010.
Habla el testigo Victoria
“Durante el tiempo que pertenecí a la organización comandada por el Chapo Guzmán, brazo armado denominado Gente Nueva, desde diciembre de 2009, como encargado de buscar información para ubicar a la gente de Los Zetas y de los Beltrán Leyva, estaba bajo las órdenes del difunto Navajas, Édgar Reséndiz Olguín”, dice el testigo colaborador con clave confidencial Victoria.
En su declaración ministerial rendida el 7 de febrero de 2011, Victoria narra cómo César Villagrana, Reséndiz Olguín y Raúl Sabori Cisneros, el Negro, en diciembre de 2009 encabezaron varios operativos para erradicar de Nogales a los sicarios de Los Zetas y los Beltrán Leyva.
“…Entre el 18 y el 20 de diciembre de 2009, salimos de Santa Ana a Nogales en 80 camionetas, con cinco o seis gentes [sic] en cada una, al mando del Negro, el Jabalí y el Yiyo, este último encargado de la gente del Mayo Zambada que estaba apoyando (…). Fuimos a reventar varias casas de gente de Los Zetas y los Beltrán. Llegando a Nogales se dispersaron las camionetas, hubo varios enfrentamientos en diferentes lugares, matando a varios Zetas y detenidos que posteriormente los ejecutaron (…). Ese día nos regresamos a Santa Ana para volver al día siguiente por la noche a buscar domicilios de los contras y nuevamente hubo enfrentamientos y muertos de Los Zetas y los Beltranes. Fueron tres días” de intensos combates en los que finalmente se retomó la “plaza”.
“Después –continúa Victoria– ya estando trabajando [sic] con el Navajas en Nogales, fuimos varias veces en marzo, abril y mayo de 2010 a Santa Ana a juntarnos con la gente del Placas, antes llamados Los Jabalíes, para ir al poblado de Saric, donde estaban escondidos gente de Los Zetas y los Beltrán. Pero en esa ocasión no pudimos entrar al pueblo porque las autoridades implementaron [sic] operativos y nos avisaban de la gente que estaba en puntos, es decir, informantes, y regresábamos incluso por el monte porque había puestos de control por las carreteras.”
El 31 de junio de 2010, César Villagrana al mando del grupo de sicarios de Gente Nueva de Santa Ana y Magdalena de Quino, junto con Raúl Sabori, el Negro, se reunieron en el poblado de La Cebolla, mientras que el grupo de Édgar Reséndiz, el Navajas, y el grupo de Los Paleteros, que operaban en el poblado de Altar, se reunieron en el ejido La Sangre. Por teléfono se coordinó el operativo para entrar a los poblados de Saric y Tubutamac.
“Nos trasladamos en 20 camionetas con cinco sicarios en cada una, intentamos entrar al pueblo de Zaric –distante a cuatro horas de Nogales– a las cinco de la mañana para buscar casas donde estaban Los Zetas, en específico buscando al Jilo, encargado del grupo, pero fuimos emboscados y se desató un enfrentamiento que duró dos horas.”
El testigo agrega que la gente del Negro y Los Paleteros, que eran cuatro hermanos de apellido Jáuregui, salieron huyendo y nos quedamos sólo la gente del Navajas y el Placas, desde un cerro repeliendo la agresión, hasta que se terminaron los cartuchos y regresamos a Santa Ana”.
Entre dos cactus y un mezquite
Desplazados de Nogales, los sicarios de Los Zetas y los Beltrán Leyva se refugiaron en Saric, donde se pertrecharon para reorganizarse. Nadie entraba ni salía del pueblo y quienes salían por víveres eran ejecutados.
En mayo de 2010, durante un operativo conjunto del Ejército y las policías federal, estatal y municipal para buscar a dos policías que habían sido levantados por Raúl Sabori Cisneros, el Negro, cuando llevaban víveres a los sicarios atrincherados en Saric, Victoria recibió la orden del Negro de trasladarse al rancho Emma, ubicado entre Santa Ana y Caborca, en el kilómetro 27, para desenterrar a los uniformados que habían sido ultimados y trabajaban para el Jilo, jefe de los sicarios de los Beltrán Leyva.
“El Negro los ejecutó; los llevó a enterrar a un rancho en Caborca. Me dijo que un guía me llevaría al rancho a desenterrarlos y llevarlos a otro lugar. Fuimos el M, el Poli, el Gordo y cinco sicarios más. El Poli tomó la pala y comenzó a cavar al filo de un cactus; a estos policías se les enterró entre dos cactus y un mezquite. Después me regresé a Nogales.”
César Villagrana, de acuerdo con el testimonio del “testigo protegido” Victoria, era el responsable en Santa Ana, Sonora, de bajar las avionetas cargadas con mariguana provenientes de Sinaloa para enviarlas a Nogales, desde donde Ernesto Bernal, el Caras, pasaba los cargamentos de droga a Arizona, Estados Unidos.
“El Placas, para hacer lo de las camionetas cargadas de mariguana y controlar Santa Ana, le pagaba a la policía municipal, la estatal, a la de caminos y al piloto del helicóptero de intercepción de la Agencia Federal de Investigación”, dice Victoria.
El 12 de febrero de 2011, de acuerdo con el parte rendido por un subteniente y el soldado de caballería del Ejército Mexicano de apellidos Moreno García, Villagrana fue capturado en el aeropuerto de Nogales, donde tomaba clases de vuelo.
El parte militar reza: “En virtud de haberse recibido una denuncia anónima, en la cual se informó que el jefe de la “plaza” de Santa Ana y de Magdalena de Kino, por parte de la organización delictiva Guzmán Loera, conocido como César Villagrana, alias el Placas, arribaría a las instalaciones del aeropuerto, para que extremara las medidas de seguridad, ya que se trataba de un importante miembro de la organización delictiva…”.
A Villagrana Salazar se le decomisaron una pistola .9 milímetros, 30 mil pesos (que ofreció a los militares para que lo dejaran en libertad), y fue puesto a disposición de la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) –ahora Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada–, según el reporte militar.
“No es cierto lo que dicen los soldados”, se defendió César Villagrana según su testimonio ante el Ministerio Público federal de la Siedo del 13 de febrero de 2012. “Llegué al aeropuerto a mis clases de aviación y los soldados me subieron a una camioneta, me llevaron al hangar del Ejército golpeándome en la cabeza varias veces (…). Lo que dicen los testigos colaboradores es totalmente falso”.
El 22 de febrero de 2010, de acuerdo con el oficio PF/JEM/SIII/DG/0693/ 2010 signado por los policías federales José Ríos Salazar y Erlay Vázquez Mendoza, se reportó la detención de José Paulino Vázquez Villagrana, el Jabalí, líder del grupo de los Villagrana.
“(…) Los suscritos, policías federales, en compañía de fuerzas federales (Ejército) nos encontrábamos realizando [un] patrullaje en la ciudad de Santa Ana cuando por la carretera Hermosillo-Caborca, a la altura de la Universidad Autónoma de Sonora, un desconocido nos reportó que había hombres armados cerca de la gasolinera de la avenida Reforma…”.
Fue ahí precisamente donde capturaron a Paulino Vázquez, quien, dice el parte oficial, “(…) nos manifestó que es el líder del grupo delictivo de los Villagrana y/o Los Jabalíes, dedicado al trasiego de cocaína y mariguana para la organización que encabeza Joaquín Guzmán Loera (…).
“Mencionó que en 2006, líderes del cártel de Sinaloa que controlaban las operaciones del trasiego de droga a través del estado de Sonora se acercaron a él, por lo que le pidieron su apoyo en el almacenamiento y traslado de la misma hacia Estados Unidos.
“Posteriormente se entrevistó con Arturo Beltrán Leyva, el Barbas, en la Ciudad de México, donde éste le propuso trabajar juntos en el control de la ruta de trasiego de droga, contactándolo con su hermano Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo, con quien se coordinó para establecer el control de las diferentes rutas de trasiego en su zona de operación (…).”
En 2009, tras la ruptura de los hermanos Beltrán Leyva con los líderes del cártel de Sinaloa, derivada de la detención del Mochomo, Paulino Vázquez continuó operando con el Barbas; sin embargo, surgieron diferencias entre ambos a raíz de la alianza de éste con el grupo armado de Los Zetas, lo que lo motivó a cambiarse de bando y trabajar con el Chapo Guzmán.
“En noviembre de ese año, durante una reunión de jefes de ‘plaza’ de Sonora del cártel de Sinaloa, celebrada en Ciudad Obregón y convocada por Alfredo Salazar, el Alfa o el Pelos, a través de los operadores del Chapo Guzmán y del Mayo Zambada, planearon limpiar la ‘plaza’ de Nogales de integrantes del cártel de los Beltrán Leyva, entre ellos el M4 y el Tigre.”
Entre los asistentes a la reunión estuvieron el Negro Sabori, el Nini Beltrán, Alfredo Paredes y Páez, el Cejudo, todos de Caborca; los hermanos Paredes Cardiales, de Agua Prieta, y el Gigio, de Nogales, entre otros.
Después de la reunión, el Jabalí, al mando de un grupo de sicarios fuertemente armados, entró a Nogales en un convoy de vehículos marcados con una X en las carrocerías para distinguirse del bando contrario. El saldo contra los sicarios del grupo de Beltrán Leyva fue de varios muertos y heridos. Ese mismo día se colocaron mantas en puentes peatonales de Agua Prieta y Nogales con mensajes firmados por el grupo La Plaza, como se autodenominaron.
El 15 de octubre de 2010, el testigo colaborador Victoria describe que ingresó al cártel de Sinaloa a través de José Paulino Vázquez Villagrana, como parte de su escolta personal, en noviembre de 2009, con un pago de 6 mil dólares mensuales, y 50 dólares adicionales por cada avión cargado de cocaína que llegara a México, vía Oaxaca, procedente de Colombia y Costa Rica.
Él era el responsable de recibir, descargar y dar seguridad a los cargamentos de droga. Contaba con el apoyo de los sicarios el Cabezón, el Cepi, el Compirri, el Pollo, el Caborca, el Caborquita, el Coque, el Brian y el Choco, entre muchos otros que, dice, en su mayoría fueron abatidos en los enfrentamientos de Saric, el 1 de julio de 2010, contra los Zetas, y en Magdalena de Kino en febrero y marzo de ese año.
Tráfico de armas
En su extensa relatoría ante la autoridad ministerial, Victoria describe que, además de arrasar con los sicarios de Los Zetas y Beltrán Leyva desde Santa Ana hasta Nogales –“la instrucción era matarlos a todos”– para tener el control total de la venta de cocaína, mariguana, también se hacía por “el tráfico de armas que trasladaba desde Estados Unidos la Bordel [Border] Patrol (Patrulla Fronteriza) que está en la frontera Nogales-Sonora y Nogales-Arizona”.
Los cargamentos grandes de armas ingresaban al país por la frontera Douglas-Agua Prieta, dice el testigo, y añade que: “Yo fui a recoger 30 cuernos de chivo a una casa propiedad de Macario, el Cuatro, brazo derecho de Alfredo Salazar, el mero patrón de Sonora y uno de los brazos derechos del Chapo Guzmán, según Edgar Romeo Reséndiz Olguín, el Navajas”.
La estructura
Victoria describió la estructura criminal de la célula del Chapo Guzmán en Sonora: “José Vázquez Villagrana, líder del grupo delictivo los Villagrana o Los Jabalíes; Ramón Vázquez Villagrana, segundo al mando, reside en Tucson, Arizona y es el responsable de proveer armas al grupo; César Villagrana Salazar, encargado del control del trasiego y la cooptación de autoridades de los tres niveles de gobierno; Arnulfo Echegaray, el Chóforo, responsable de recibir las armas y la droga y de resguardar los cargamentos de mariguana.
Le siguen sus lugartenientes, quienes controlan las rutas para el trasiego de drogas y armas, entre ellos Alfredo Salazar, quien recibía el dinero que mandaba el Chapo para el Jabalí, y responsable de organizar la logística de los enfrentamientos con los demás cárteles, pago de sueldos a los sicarios y “la compra de armas a la Border Patrol, de Estados Unidos”.
“Jorge Alberto Martínez Quintanar, el Coque, escolta personal del Jabalí y responsable de resguardar las armas, y esposo de Cynthia Alanís Beltrán Cabrera, a quien le aseguraron un arsenal de armas de fuego en abril de 2009. Raúl Sabori Cisneros, quien controla las rutas de tráfico de armas de fuego y drogas en Caborca, así como Adolfo Jáuregui Meza.
“Raúl Herrera Arias, Cara de Chile, exagente de la Policía Federal de Caminos, enlace con las organizaciones colombianas y responsable de recibir los cargamentos de droga de Chiapas y Oaxaca; José Ramírez Cota, el Pony, operador del grupo criminal en Jalisco; Gustavo Bojorques Quintana, el Carabinas, su escolta.”
Testigo Lucero
El testigo colaborador con nombre clave Lucero refiere: “Yo formé parte de la organización delictiva denominada cártel de los hermanos Beltrán Leyva desde principios de 2008 hasta septiembre de 2009. Conocí a varios de sus miembros en la casa de seguridad de la organización, ubicada en la colonia La Herradura, municipio de Huixquilucan, Estado de México.
“Ahí conocí al Java (José Vázquez Villagrana), uno de los que estaba a cargo del estado de Sonora, encargado de la logística del trasiego de droga por tierra y por mar desde Nayarit, Sinaloa, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, hasta Estados Unidos, a las ciudades de Tucson, Arizona, Denver, Colorado y Los Ángeles, California, utilizando su flotilla de aviones de la que se apropió a la captura de Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo.
“Cuando detienen al Mochomo, a mediados de 2009, Arturo Beltrán Leyva, el Tío; Édgar Valdez Villarreal, la Barbie, y José Álvarez Vázquez, el Indio, se dan cuenta de que el Java les estaba fletando a Nacho Coronel y a la Familia Michoacana, concretamente al Lobo Valencia, y quería empezar a cobrar por kilo lo que se transportaba y derecho de piso por todo lo que pasaba por Sonora.
“Arturo Beltrán Leyva, la Barbie y el Indio enviaron gente a Nogales, Hermosillo, Bahía de Kino, Santa Ana, Puerto Peñasco y a la reserva del grupo étnico los celis [sic, probablemente seris], así como a unas islas en el Mar de Cortés, con la finalidad de proteger los embarques de droga de la organización que el mismo Java ya estaba robando o decomisando y exigiendo que se pagara derecho de piso por el paso de la droga por su territorio, así como para matarlo. Pero en ese tiempo había una tregua entre cárteles para no atacarse entre sí. Es cuando el Java, por temor a que lo mataran los Beltrán Leyva, se afilió con el Chapo Guzmán para que lo cobijara.
“Pero la organización de los hermanos Beltrán Leyva le hizo saber al Chapo, por medio de Nacho Coronel, que el Java era un traidor y que aunque estuviera al cobijo de ellos iban a ir por él para ejecutarlo. También les advirtió que un traidor traiciona dos veces y que eso iba a hacerles tarde o temprano al Chapo y a la Familia Michoacana. Después, se desataron los enfrentamientos en Nogales, San Luis Río Colorado, Hermosillo y otras ciudades de Sonora.”
Testigo Zenya
Zenya identificó en la Siedo al Caras, a partir de una fotografía que le mostraron los agentes federales, cuyo pie de foto identificaba al Caras como Delta Uno: “Conozco plenamente, y sin temor a equivocarme, a la persona como el Scarface o Caras, ya que tiene la cara cortada. Él es miembro de la organización criminal conocida como Gente Nueva, que forma parte del cártel de Sinaloa, cuyo líder es Alfredo Salazar, el Pelos, en las ciudades de Obregón y Navojoa; era el encargado de introducir mariguana a Estados Unidos a través de cuadrillas de burreros. Cada cuadrilla está conformada de siete o 12 personas y un guía que sabe dónde están los senderos y caminos…”, dice el “testigo protegido”.
Cada burrero recibía 1 mil dólares por transportar desde Nogales hasta Río Chico, Estados Unidos, 25 kilogramos de mariguana, sorteando cerros y brechas escarpadas para evitar ser detectados por las autoridades, declara Zenya.
Los encargados de la “plaza”, agrega, eran Édgar Reséndiz Olguín, el Navajas; el Macario; Mario Francisco Sánchez Páez, el M, yerno del Negro Sabori, quien a su vez recibía órdenes de Alfredo Salazar; el Caras, encargado de la logística; el Gordo, responsable de custodiar la droga hasta la frontera.
El Gordo fue ascendido después como jefe de una célula de sicarios de Nogales, la misma que ubicaba y levantaba a los sicarios de los grupos contrarios. “La principal función de esta célula consistía en ubicar y levantar a los contras, si nos cerciorábamos de que pertenecían al cártel contrario, se les daba piso. Generalmente Édgar Reséndiz Olguín, el Navajas; Mario Francisco Sánchez Páez, el M, e inclusive el Caras, los interrogaban”, señala Zenya.
La DEA informa
En el expediente penal 49/2011 instaurado en contra del Placas, destaca por su importancia el oficio MX-11-0355 del 30 de marzo de 2011, signado por Joseph E Evans, director regional de la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por su sigla en inglés) de la Embajada de Estados Unidos en México, Distrito Federal, que da cuenta del modus operandi de los sicarios del Chapo, Gente Nueva.
“La oficina de la DEA en México, en apoyo de las investigaciones conducidas en Estados Unidos, por medio de múltiples fuentes de información, ha identificado la identidad [sic] de organizaciones de tráfico de narcóticos y armas ilícitas. La organización ha sido identificada por el nombre de Las Jabalinas y opera con base en las ciudades de Santa Ana y Magdalena de Kino, del estado de Sonora.
“Las fuentes informativas han identificado a un líder antecesor, José Vázquez Villagrana, el Jabalí, quien después de su arresto por el gobierno de México se identificó estar asociado con la organización de narcotráfico de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
“Se ha verificado que la organización de Las Jabalinas, como parte de sus estrategias o método para proteger el contrabando de drogas, ha colocado cámaras a lo largo de la autopista Nogales-Hermosillo y alrededor de las entradas y salidas de las ciudades de Santa Ana y Magdalena de Kino (…). Se ha colocado como proveedor de un número de individuos y organizaciones que forman parte de investigaciones en Estados Unidos.
“Se han identificado positivamente a los siguientes individuos como miembros de Las Jabalinas: Ambrosio Vázquez Villagrana, César Villagrana Salazar, Carlos Villagrana Salazar, René Villagrana Salazar, Ramón Vásquez Villagrana, Wilfrido Torres, Jorge Martínez Quintanar, Cynthia Alanís Beltrán Cabrera, Gilberto Vásquez Vásquez y Eduardo García Jiménez.
“Ambrosio Vásquez es el contacto principal en Arizona; César Villagrana (preso) es quien lidera a la organización y propietario del hotel Don Ángel, en Santa Ana, centro de control y comando para el monitoreo de vigilancia; Carlos Villagrana (finado) coordinaba el equipo aéreo para el contrabando y es dueño del hotel La Villa de Santa Ana, utilizado para lavado de dinero; René Vásquez quedó al mando de la organización al ser arrestado César Villagrana; Ramón Vásquez, conduce y lleva a cabo asesinatos; Wilfrido Torres, propietario del hotel Star Inn, utilizado para lavado de dinero; Eduardo García Jiménez, propietario de varios negocios en Santa Ana para lavado de dinero como Plaza Elba; Jorge Martínez Quintanar, dueño de propiedades para almacenaje de contrabando; y Cynthia Alanís, encargada de monitorear la mercancía almacenada.”
Otro oficio, el MX-11-0362, firmado también por el director regional de la DEA en México, Joseph E Evans, del 5 de abril de 2011, da cuenta de que el 13 de abril de 2009, “la Secretaría de Seguridad Pública durante la revisión de la residencia de Jorge Martínez Quintanar y Alanís Beltrán Cabrera, ubicada en Santa Ana, encontró grandes cantidades de armamento y municiones de uso exclusivo del Ejército.
“Múltiples fuentes informativas de nuestra Agencia –agrega el oficio– han informado que el armamento confiscado fue adquirido para miembros de la organización Las Jabalinas. Esto con fines de proteger su corredor de tráfico en contra de grupos rivales y autoridades policiacas (…). Martínez Quintanar desalojó la residencia justo antes del arribo de los agentes de seguridad (…), la orden de la compra de las armas fue de César Villagrana Salazar.
“Después del arresto de César Villagrana, su hermano René tomó el control de Las Jabalinas. Dirige el contrabando de drogas, armas, extorsión y lavado de dinero. Nuestras fuentes en Sana Ana han identificado el 63231839399, como el teléfono celular de René Villagrana”, concluye el reporte de la DEA.
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