15. septiembre, 2013 Miguel López Ortigoza* Opinión

Por el lado del gobierno federal es sumamente preocupante y agresivo realizar una reforma educativa sin un sustento teórico-metodológico a través de expertos en educación, pues parte de los lineamientos que pretenden llevar a cabo son realizados por burócratas ignorantes del quehacer pedagógico y epistemológico.

Pretenden evaluar a los profesores sin tener claro qué es una evaluación y la confunden con un examen. La evaluación es de carácter flexible y contempla diferentes rubros del quehacer académico; el examen es un instrumento estereotipado que vigila y castiga. Finalmente el Ejecutivo federal, la Cámara de Senadores, la Cámara de Diputados y el secretario de Educación Pública deben generar instrumentos normativos que se apeguen a los principios rectores de la evaluación, establecerlo y diseñarlo con personal altamente calificado en el área pedagógica.

La CNTE debe asumir que los profesores durante años han trabajado con un modelo educativo lineal, estereotipado y arcaico, en donde ha prevalecido el poder del docente en el aula, tenga o no la razón. Esto trae como consecuencia una serie de resultados negativos en el perfil de egreso de los estudiantes en los diferentes niveles de educación básica (según las diferentes evaluaciones y parámetros de diferentes instituciones nacionales e internacionales que se dedican a generar estadísticas alarmistas y demagógicas), consecuencias paupérrimas que posteriormente se ven reflejadas al ingresar al nivel medio superior y superior.

Sí es importante considerar una actualización, fortalecimiento, capacitación verdadera y consciente, pero sobre todo con un gran sentido de honestidad y humanismo para cubrir los perfiles de ingreso académico para el servicio profesional docente, es decir, que cooperen en su propia evaluación de desempeño laboral y en el ingreso a licenciaturas específicas en educación y su titulación en las mismas; para que entonces sí, con la debida autoridad, puedan solicitarle y exigirle a la sociedad el respeto que se merecen como profesionistas de la educación, los incrementos salariales que solicitan año con año y el compromiso de los estudiantes para aprender.

Es trascendental dar paso a la reflexión y al diálogo. Es el momento de que se sienten a negociar las partes verdaderamente el futuro de la educación en México y dejar de realizar simulacros pedagógicos en la mesa de negociación que en diferentes ocasiones realizan.
A la ciudadanía:

Es importante saber que es necesaria una reforma educativa para acabar con muchos vicios que se encuentran al interior de los planteles educativos: desde el profesor que siempre llega tarde, el que da clases sin planeación, aquel que violenta a los niños verbal o físicamente, hasta los que son dependientes de cualquier tipo de sustancia toxicológica, incluidos el alcohol y el tabaco.

Asimismo la sociedad debe conocer que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), más allá del poder gremial, de cacicazgo y de robo de las cuotas sindicales –que siempre se ha sabido públicamente y no les castigan–, se ha convertido en un Sindicato que protege y fomenta la holgazanería, y defiende, tolera y apapacha muchas anomalías de los profesores en servicio. Es aquí donde el poder ciudadano, a través de los representantes sociales como diputados y senadores, debiera ejercer su derecho a expresar, solicitar y exigir que el Sindicato se limite a realizar cuestiones de carácter laboral y no influir en la toma de decisiones pedagógicas.

Por otra parte, también es importante dar a conocer nuevamente a la sociedad que el gobierno federal, a través de las dependencias educativas en el país, con el pretexto de la reforma educativa, pretende desplazar a cientos de trabajadores de sus lugares de trabajo, desaparecer turnos en la escuelas, fusionar turnos, violentar sus derechos laborales con sanciones normativas de carácter moralista, robarle las plazas ganadas en examen de oposición a los profesores, la venta de plazas y el nepotismo de funcionarios al interior de la Secretaría de Educación Pública para adjudicarles plazas a familiares y amigos.

Es el momento de que tanto legisladores como autoridades dejen de responsabilizar a los profesores de la CNTE y de decir que no existen propuestas de cómo mejorar o modificar la reforma educativa y de utilizar a los medios para manipular la información dirigida a la ciudadanía. Es aquí precisamente donde deben dejarse apoyar y acompañar por expertos en educación para buscar una reforma educativa flexible y sustentada en términos específicamente pedagógicos y no políticos. Que se conviertan en facilitadores de los procesos educativos y dejen de ser un aparato represivo ideológico del Estado.

Del mismo modo la CNTE debe tener la humildad y la capacidad de negociar la reforma educativa con propósitos que permitan transitar en el quehacer del personal docente con una firme preparación pedagógica con miras a poder demostrarle a la sociedad su trabajo productivo y su manera de contribuir a la formación de este país y dejar de lado las manifestaciones violentas y molestas para la sociedad.

Como conclusión, es importante que los ciudadanos conozcamos la trama verdadera de este conflicto social para no dejarnos llevar por la información manipulada y demagógica de los medios de comunicación televisivos y radiofónicos al servicio del Estado. Es sumamente interesante observar con una mirada panóptica el conflicto y con ello tener claro que se puede lograr que no haya vencedores ni vencidos.

*Sicólogo educativo, doctor en enseñanza superior y profesor investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

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Fuente: Contralínea 352 / 16 al 22 de septiembre 2013