La consigna “¡de Chiapas a Sonora, con la Coordinadora!” ha quedado rebasada. Contingentes magisteriales emergentes han comenzado a brotar desde Baja California hasta Quintana Roo. Exigen la derogación de la reforma educativa y sus leyes secundarias por considerarlas violatorias de los derechos laborales de los maestros; en algunas regiones, los docentes pugnan también por la abolición de añejos caciquismos sindicales. De acuerdo con especialistas, la actual movilización no es la más numerosa en la historia de la CNTE. Su peculiaridad recae en que es la primera vez que la organización gremial se enfrenta a una disposición de carácter constitucional, y en la que, aunque tradicionalmente la Coordinadora ha sido más del Sur y centro del país, ahora surgen contundentes y masivas movilizaciones en el Golfo de México, en el Norte y Noreste, y en el Occidente
9. octubre, 2013 Flor Goche / @flor_contra Sociedad
El letargo se transformó en llamarada. La lucha magisterial en contra de la reforma educativa se ha extendido de Norte a Sur, de Este a Oeste, como señala la arenga que se escucha en calles de la capital de la República y en las plazas públicas de todo el país. A las marchas, plantones, mítines, bloqueos, tomas de casetas, paros de labores –entre otras medidas– que encabeza la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se han sumado entidades y secciones sindicales que parecían aletargadas.
La imposición de una reforma que precariza las condiciones laborales de los trabajadores docentes prendió la mecha. De acuerdo con los especialistas, otros factores contribuyeron con la catarsis: un “nuevo” PRI (Partido Revolucionario Institucional) que retorna con su vieja cara autoritaria; un contexto de crisis económica, social y política agudizada en los 12 años de gobiernos panistas; la caída de una líder sindical (Elba Esther Gordillo) que se ostentaba como vitalicia; el hartazgo hacia el charrismo que caracteriza al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
En términos cuantitativos, no se trata de la movilización más representativa de la CNTE, precisa Enrique Ávila Carrillo, uno de los fundadores de la organización que surgió en 1979 en busca de la democratización sindical. Y es que la lucha que el magisterio emprendió en 1989 por mejoras salariales y en contra de Carlos Jonguitud Barrios, entonces secretario general del SNTE, logró movilizar a alrededor de 400 mil docentes de diversas entidades del país en la Ciudad de México.
La peculiaridad de esta movilización recae, más bien, en que esta es la primera vez que la Coordinadora se enfrenta a una disposición de carácter constitucional (las modificaciones a los Artículos 3 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos) y a sus leyes secundarias (Ley General de Educación, Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y Ley del Servicio Profesional Docente). Asimismo, en que a diferencia de las típicas demandas de la CNTE (salario y democracia sindical), esta vez la lucha es en defensa de los derechos laborales.
Aun así, en lugares como Campeche, la vieja consigna de la CNTE resurge a la par del repudio contra la reforma educativa. El movimiento emergente en esa entidad, y que cuenta con el apoyo de más del 50 por ciento de la base magisterial, pugna también por la destitución de Mario Alberto Rodríguez Suárez, secretario general de la sección 4 del Sindicato.
Ávila Carrillo, quien desde hace 48 años es profesor en la Escuela Normal Superior de México, refiere tres movimientos que considera como los más destacados en la historia de la CNTE: el de su fundación, en 1979; el de su consolidación, en 1989 –además de la caída de un líder sindical y del incremento salarial de un 25 por ciento, se logró el fortalecimiento del magisterio democrático en Oaxaca, Chiapas, Distrito Federal, Michoacán y Guerrero–; y el de la vigencia de los derechos laborales, en 2013.
Para Pedro Hernández Morales, secretario de organización de la sección 9 de la CNTE, lo inédito de la protesta en contra de la reforma educativa es que, aunque tradicionalmente la Coordinadora ha tenido más presencia en el Sur y centro del país, ahora surgen “sorprendentes y masivas” movilizaciones en el Golfo de México, en el Norte y Noreste, así como en el Occidente.
Destacan, a decir del también director de la Escuela Primaria Centauro del Norte, estados como Veracruz, Yucatán, Tabasco, Tamaulipas, Campeche, Quintana Roo, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Coahuila, Nayarit, Jalisco…
Ante este panorama, la consigna “¡de Chiapas a Sonora, con la Coordinadora!” se queda corta. Contingentes emergentes han comenzado a brotar por todo el país: desde Baja California hasta Quintana Roo. De acuerdo con Hernández Morales, la dirigencia de la CNTE ha logrado contabilizar al menos “26 entidades con un movimiento magisterial fuerte, masivo y contundente en sus acciones”.
El profesor de primaria enumera los factores que, según él, contribuyeron con tal efervescencia: que la lucha en contra de la reforma a la ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) sembró la semilla de organización democrática en algunas secciones del SNTE; la fuerza lograda a partir de 12 foros sobre la reforma educativa (nueve regionales, dos estatales y uno nacional) celebrados entre mayo y julio pasados y en los que se avanzó en materia de construcción de un proyecto alternativo de educación; la ausencia del “yugo” que representó Elba Esther Gordillo para el SNTE, así como el hecho de que su sucesor, Juan Díaz de la Torre, no ha logrado convencer sobre las “bondades” de la reforma educativa.
Carlos Antonio Aguirre Rojas, historiador y especialista en movimientos sociales, explica que la movilización magisterial se da en un ambiente de reformas estructurales encabezadas por el PRI, un partido que retorna al poder en un contexto de crisis económica, política y social agudizada durante las gestiones del Partido Acción Nacional. “Se trata del viejísimo PRI, que en contextos de crisis es mucho más autoritario, prepotente, dispuesto a la confrontación y a imponer a toda costa sus medidas”.
Para el autor del libro Antimanual del buen rebelde (Los libros de Contrahistorias, México, 2013), las protestas magisteriales registradas durante los últimos meses no son más que la batalla frontal, “valiente”, en contra de las reformas que pretenden “que los profesores trabajen más y ganen mucho menos, y que con la mano en la cintura se les pueda correr si no se ajustan a estas condiciones”.
No obstante, dice que, en términos estrictos, la movilización magisterial aún no puede catalogarse como movimiento social, pues para que esto ocurra tendría que contar con una estructura organizativa y un programa de lucha de carácter más permanente. “Movimiento es una estructura organizada que está llevando a cabo acciones constantemente para el logro de objetivos de mediano y largo plazo. Eso yo no lo veo todavía en la CNTE”, manifiesta.
Crisis alcanza bastiones del SNTE
El movimiento magisterial emergente ha llegado al Estado de México (bastión de Gordillo, exsecretaria general del SNTE y quien actualmente enfrenta un proceso judicial en la cárcel) y Jalisco (cuna de Juan Díaz de la Torre, secretario general del SNTE).
El 12 de junio pasado, en el Estado de México se instaló la Coordinadora Magisterial Popular Mexiquense, integrada por las fracciones disidentes de las secciones 17 y 36 del SNTE, por el Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México y por los docentes de las Escuelas de Organización.
Desde entonces, en coordinación con la CNTE, los profesores mexiquenses han organizado y/o participado en foros, marchas y plantones, con presencia de hasta 12 mil personas.
Para Fernando Luna, integrante de la sección 17 del SNTE, la movilización de la que participa no tiene precedentes, “pues en otras ocasiones cada subsistema jalaba por su lado o atendía sus propias demandas”.
No obstante, conformar el movimiento emergente no fue fácil, asegura el docente con 8 años de servicio. A diferencia de 2006, cuando los profesores de la entidad se movilizaron en contra de la Ley del ISSSTE, esta vez sortearon más dificultades producto de “la campaña para tranquilizar a los compañeros basada en el amedrentamiento u ofrecimiento de dádivas por parte del SNTE”.
Aunque la punta de lanza del movimiento magisterial mexiquense es la derogación de la reforma educativa y sus leyes secundarias, hay otros asuntos pendientes, como la democratización del Sindicato, señala Fernando Luna. “Decimos que un sindicato nacional es necesario, también una sección 17, pero que deben cambiar sus procesos; debe de refundarse en otra estructura que permita la mayor participación de las bases magisteriales, que tengan mayor oportunidad de aportar en la toma de decisiones”.
Respecto de la sección 17 del SNTE, el docente precisa que aún se encuentra en etapa de “agitación” y que no todos están en la disidencia: “Somos alrededor de 2 mil activistas los que tenemos compromiso de impulsar el movimiento democrático”. También, que al interior existen algunas personas que “dicen que pudiéramos reservarnos un poco de la CNTE”.
Para Pedro Hernández, secretario de organización de la sección 9 de la CNTE, la rebelión que se está generando en el Estado de México, entidad en la que históricamente los maestros han sido “apapachados” por Gordillo y los gobiernos estatales (cuentan, por ejemplo, con 105 días de aguinaldo en comparación de los del Distrito Federal, que sólo tienen 40), muestra de que aún en la cuna de Elba Esther los días para el charrismo sindical están contados.
En el caso de Jalisco, la lucha en contra de la reforma educativa arrancó en septiembre de 2012, con la instalación de la Asamblea General Magisterial Democrática, integrada por los representantes de todas las regiones del magisterio jalisciense, tanto de la sección 17, como de la 47.
El poder de convocatoria de esta coordinación es tal, que en la marcha del pasado 21 de agosto en Guadalajara participaron alrededor de 2 mil 500 personas; otras más, las que debido a sus condiciones no lograron trasladarse a la capital del estado, realizaron protestas a nivel municipal, refiere Samuel Anaya Trejo, integrante de la sección 16 del SNTE.
Para el profesor de primaria resulta impresionante que esta coyuntura haya logrado movilizar incluso a los docentes de la región de Los Altos de Jalisco, quienes nunca antes se habían manifestado.
El también abogado habla de la diversidad que existe en el magisterio jalisciense: si bien todos han coincidido en la necesidad de mantener comunicación y coordinación con la CNTE, algunos rechazan pertenecer a ésta mientras que otros ya son parte.
Respecto de la demanda de democratización sindical que comienza a emerger en otras entidades del país, comenta que en Jalisco sí se ha tocado este punto, pero como una necesidad a futuro.
Otro tema que también se ha contemplado es el de la conformación de una asociación magisterial independiente del SNTE, “pues hasta ahora nuestros representantes sindicales no han hecho el trabajo que les corresponde; no es una representación a favor de los derechos de los trabajadores”.
—¿Cuál es su opinión sobre el actuar de Juan Díaz, actual secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, oriundo de Jalisco? –se le pregunta.
—Siento cierta tristeza por su accionar, que ha dejado mucho que desear. Qué lástima que el líder sea de Jalisco y no haga nada por representarnos digna y decorosamente.
Pedro Hernández ejemplifica con los casos de Veracruz y Nayarit a otros movimientos emergentes que, a través de sus movilizaciones en contra de la reforma educativa, han logrado poner en jaque a añejos caciquismos sindicales. El de Juan Nicolás Callejas y el de Liberato Montenegro Villa, respectivamente.
El 25 de septiembre de 2013, la sección 10 del SNTE hizo público un pronunciamiento en el que manifiesta su inconformidad con la reforma educativa porque violenta el Artículo 123 constitucional y su ley reglamentaria, la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado y el Reglamento de las Condiciones Generales de Trabajo del Personal de la Secretaría de Educación Pública. “¡Por la defensa de la educación pública y los derechos de nuestros agremiados! ¡Por la educación al servicio!”, se lee en el documento.
Si el desplegado publicado en La Jornada no llevara la firma de Jaime León Navarrete, secretario general de la sección 10 del SNTE, bien podría parecer que es de la autoría del magisterio democrático, comenta Enrique Ávila Carrillo, uno de los fundadores de la CNTE. Y es que tal es “la crisis que ha desatado la reforma educativa, eso de que te dejan sin trabajo, sin seguridad en el empleo, que hasta los charros, enemigos de la Coordinadora, se están pronunciando”; además porque “con todo lo mensos que somos en esta sección, se están haciendo asambleas para desconocer al charro sindical en turno”.
CNTE, ¿factor de aglutinamiento?
El 30 de agosto pasado, en el foro La desobediencia magisterial ante la reforma educativa realizado en el Centro Cultural Casa Lamm, Lev Moujahid Velázquez Barriga, integrante del magisterio michoacano, externó su balance respecto del porqué la reforma educativa fue el primero de los puntos contemplados en el Pacto por México.
Manifestó que dado que el magisterio democrático es uno de los sectores con mayor capacidad organizativa en el país, el gobierno federal trazó una estrategia para desgastar, desarticular y disolver esta fuerza, previo a la imposición de la reforma energética y hacendaria.
De acuerdo con el doctorante en pedagogía crítica, la CNTE es la organización que en el contexto actual tiene la capacidad de convocatoria más amplia y, por tanto, la que está obligada a ser el factor de aglutinamiento de la agenda en común en contra de las reformas estructurales.
Enrique Ávila Carrillo explica que, no obstante que el maestro mexicano ha estado unido a lo mejor de las luchas del pueblo (Librado Rivera, integrante del Partido Liberal Mexicano; Otilio Montaño Sánchez, redactor del Plan de Ayala; Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, guerrilleros guerrerenses; Arturo Gámiz García, guerrillero que participó en el asalto al cuartel de Madera…), no es el sujeto revolucionario.
Aún así, su participación en el trazo de las condiciones que se requieren para un cambio en el país es fundamental. En este sentido, el profesor de historia explica que aunque el movimiento magisterial por sí sólo no es capaz de echar abajo algo “tan perverso” como el Pacto por México, sí puede ser “una especie de bisagra o muelle entre diversos sectores de la población”.
Por muy “valiente y de admirar” que sea la lucha de la CNTE en contra de la reforma educativa, Carlos Antonio Aguirre Rojas no cree que los maestros puedan ser el núcleo que articule todo el conjunto de protestas en torno a la reforma energética o hacendaria. “Yo no veo que toda la población pueda federarse en torno a ellos, porque los electricistas tienen su propia lucha; los que están en contra de la reforma energética son otros; los que van a pelear contra la reforma fiscal son incluso las clases medias a quienes les quieren cobrar impuestos por las colegiaturas de los niños”.
Para el integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, los docentes pueden ser quizá “el catalizador de las protestas sociales”.
—Si la fuerza acumulada por el movimiento magisterial no ha sido suficiente para lograr el objetivo inmediato, que los gobernantes desistan de imponer las reformas secundarias a la reforma educativa del 6 de febrero de 2013, ¿qué se necesita para ello? –se le pregunta a Pedro Hernández.
—Lo que estamos viendo es que el desafío rebasa lo gremial. Aunque estamos hablando de una reforma educativa, se da en un contexto de reformas estructurales, de un cambio profundo y de una resistencia estructurada que ha venido creciendo, pero que aún necesita sumar más sectores para que la lucha en contra de las reformas hacendaria, energética, educativa y laboral encuentren cauce.
“La CNTE, en todo caso, sería una especie de fuerte para que el Estado rectifique en torno a esta serie de reformas que nos están perjudicando”.
A decir de Ávila Carrillo, la CNTE va a tener que entrar forzosamente en una etapa de organización y resistencia, para que en un tiempo breve resurja con mucha más fuerza. Eso es la CNTE, asegura uno de sus fundadores: “Nunca ha sido una organización que le apueste al todo o nada. Hay de todos los matices, colores y sabores, pero en su conjunto siempre hemos tenido la capacidad de avanzar; detenerse cuando hay que hacerlo; reestructurarse y volver a avanzar. Ésta no es una lucha que se gane en un combate, y menos la de ahora”.
Aguirre Rojas vaticina una situación de “choque de trenes”, en la que los profesores van a continuar con su movilización y el PRI, en complicidad con el Gobierno del Distrito Federal, “con su política represiva, autoritaria y de cerrazón”.
“¿Y qué puede resultar de ahí?”, se pregunta el profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. “Eso todavía no lo podemos saber. Después de las confrontaciones fuertes, porque creo que sí las va a haber, sabremos si se puede consolidar un movimiento más fuerte o si todo queda como una movilización reprimida”.
El especialista en movimientos sociales agrega, sin embargo, que “si vemos el conjunto de lo que está provocando este gobierno del viejo PRI, más autoritario y rígido en una situación de crisis, es atizar movimientos sociales por todos lados, atizar el descontento social. Y creo que va a haber un gran estallido social muy pronto en México; y creo que ahí debemos buscar estructuras organizadas y movimientos que ofrezcan una alternativa”.
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