Lo que ocurre en España no es otra cosa que el desarrollo de una nueva estafa por parte de la banca, otro colosal engaño al que los partidos políticos mayoritarios no le hacen frente porque son esclavos materiales de los bancos y de las grandes empresas que los financian.
8. diciembre, 2013 Centro de Colaboraciones Solidarias Opinión
Juan Torres López*/Centro de Colaboraciones Solidarias
La primera mentira se refiere a la cuantía de las ayudas que los españoles hemos dado y seguimos dando a la banca. No es verdad que hayan sido de unos 60 mil millones de euros.
Si se suman la ayuda a la capitalización (unos 60 mil millones de euros), los avales (110 mil millones), los esquemas de protección de activos (28 mil), la adquisición de activos (72 mil) y otras ayudas de liquidez (unos 5 mil millones), la ayuda total sería de unos 275 mil millones de euros.
Es falso que la situación de la banca española esté saneada, lo cierto es que está quebrada prácticamente en su totalidad.
Los grandes banqueros impusieron a los gobiernos de Zapatero y Rajoy una estrategia inteligente para resolver su situación: dejar al descubierto la insolvencia de las cajas mientras se seguía ayudando a los bancos privados. Con la excusa de la politización y mala gestión de las cajas ha sido fácil acabar con ellas para que los bancos privados terminen quedándose con el mercado que dejarían libres como forma de salir del hoyo en el que se encuentran.
Pero ni con las ayudas millonarias que han recibido se puede seguir ocultando la situación real de la banca española si no es con base en las mentiras que el señor Botín y sus acólitos se empeñan en difundir.
La realidad de la banca española es que su patrimonio neto disminuye y que su deuda es gigantesca, a pesar de las ayudas que ha recibido y de que se le está permitiendo que tome aire sin cesar dándole liquidez prácticamente gratis y sin límite desde el Banco Central Europeo, para que haga el negocio del siglo comprando a buen precio deuda pública.
Esta realidad escandalosa se oculta y disimula con la complicidad y ayuda de las autoridades que permiten que se realicen todo tipo de trampas y manipulaciones contables. Empezaron nada más al estallar la crisis, cuando se permitió a los bancos que valorasen sus activos a precios de adquisición y no de mercado, y han seguido con triquiñuelas para ocultar las pérdidas reales y hacer que se generen beneficios donde nos los hay. Bien por la vía de no contabilizar el riesgo de la deuda pública, bien haciendo pasar como capital unos 50 mil millones de euros de los llamados activos fiscales, una especie de “deuda” con Hacienda que se supone que puede recuperarse con los beneficios que se obtengan en el futuro, y que además permite que los bancos se ahorren millones de euros en impuestos o que incluso apenas los paguen.
Mientras que los beneficios de los grandes bancos ha aumentado un 80 por ciento en el primer semestre de este año, gracias a todas las ayudas anteriores, el crédito que han concedido ha disminuido en 44 mil 800 millones de euros y a pesar de que los depósitos han aumentado en un 9 por ciento en ese periodo.
Es un robo y una traición: la banca ha implantado una auténtica creditocracia que mantiene cautivos a los grandes partidos, a los medios de comunicación y a los grandes focos que generan opinión pública. Así consiguen los banqueros mentir sobre la situación patrimonial de sus bancos y obligar a que se le sigan dando ayudas multimillonarias que no usan para dar financiación a las empresas y familias, sino para aumentar beneficios a pesar de que están quebrados.
O se salva a la banca quebrada que va a hundir cada día más a la economía española y a todos los españoles o se acaba con ella y se salva a las empresas y a las personas. Es preciso crear una banca de servicio público, obligada a financiar correctamente a empresas y consumidores, ajena a la inversión especulativa y bajo un férreo control técnico y social que impida lo que ha ocurrido en España con los bancos privados o con las cajas de ahorros que emularon su forma de actuar al ponerse al servicio de intereses particulares o de los partidos.
*Catedrático de economía en la Universidad de Sevilla
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