El Centro Noruego de Documentación para la Construcción de la Paz (NOREF) publica un breve estudio sobre la sucesión del rey Abdallah de Arabia Saudita.
Según el autor Stig Stensli, reconocido especialista en la materia, la ley de sucesión que el rey Abdallah promulgó en 2006 no se aplica a su propio caso. Por esa razón, el sucesor del actual monarca debería ser –al menos teóricamente– uno de sus hermanos.
El rey ha designado como heredero al príncipe Salman y al príncipe Murkin como primer ministro adjunto, poniendo así a este último en segundo lugar en el orden de sucesión. Pero el príncipe Salman está loco y el príncipe Murkin es un hijo ilegítimo del fundador de la dinastía. Por lo tanto, los dos serán probablemente impugnados por el resto de la familia real.
Habría que recurrir entonces a la ley de 2006 y el rey sería nombrado por un Consejo, ya formado, en el que se cuentan 15 hijos del fundador de la dinastía y 19 nietos. De ser así, es poco probable que la tercera generación de la familia real haga prueba del mismo sentido de unidad que las dos primeras generaciones.
Las querellas personales podrían conducir entonces a una fragmentación de la dinastía y las actuales cuatro generaciones se componen de 4 000 príncipes.
En todo caso, la imposibilidad de saber desde ahora quién será el sucesor del rey Abdallah plantea una evidente incertidumbre sobre la capacidad del reino para enfrentar los desafíos que tiene ante sí y lograr perdurar.
Saudi Arabia: The Coming Royal Succession, por Stig Stenslie, Norwegian Peacebuilding Resource Centre (NOREF), febrero de 2014, 4 páginas.
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