La cumbre anual de la Liga Árabe se inició en Kuwait en presencia de 13 de los 22 jefes de Estado de los países miembros.
Los discursos pronunciados en la apertura permitieron constatar las profundas divisiones que hacen imposible cualquier tipo de debate en esa organización.
Los Estados del Golfo dejaron entrever que el diferendo existente entre Qatar y 3 de sus vecinos –Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin– sólo pueden resolverse en el seno del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).
El enviado especial del secretario general de la Liga, Lakhdar Brahimi, presentó un informe sobre el fracaso de la Conferencia Ginebra 2 y precisó que no se ha programado ningún nuevo encuentro.
El asiento de Siria se mantuvo vacío ya que la Coalición Nacional Siria no ha cumplido aún con las obligaciones administrativas necesarias. De todas maneras, el presidente de esa agrupación de la oposición externa siria, Ahmad al-Jarba, pronunció un discurso contra el presidente sirio Bachar al-Assad.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, aprovechó la ocasión para reunirse en privado con los ministros de Relaciones Exteriores y ponerlos al corriente sobre la marcha de las negociaciones con Israel y Estados Unidos.
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