El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) anunció que, por falta de recursos financieros, ha tenido que reducir la ayuda a los refugiados sirios.
Esa agencia especializada de las Naciones Unidas precisa que ha decidido mantener la ayuda destinada a los refugiados sirios en los países limítrofes.
Sin embargo, en lo tocante a la ayuda alimentaria que se destinaba a los 4,1 millones de personas desplazadas en territorio sirio, esa agencia de la ONU ha decido reducirla a 825 calorías diarias –o sea, a menos de la mitad de la ración aconsejada.
Desde el inicio de la crisis, la población siria desplazada dentro del país ha huido de los yihadistas para buscar protección en los territorios que se mantienen bajo control del Estado sirio y es muy fácil comprobar que no hay movimiento de pobladores en sentido inverso –o sea, de las zonas controladas por el gobierno sirio hacia las «zonas liberadas» [sic]. Ello implica que los opositores se hallan, lógicamente, entre los refugiados que no están en Siria.
Conclusión: la decisión del Programa Mundial de Alimentos de la ONU constituye automáticamente una forma de castigo contra los sirios que apoyen el gobierno de la República Árabe Siria.
El PMA afirma que necesitaría 100 millones de dólares más para poder enfrentar la actual crisis alimentaria.
Mientras tanto, Washington acaba de anunciar que asignará 500 millones de dólares a la entrega de armas y entrenamiento de los yihadistas que tratan de destruir la República Árabe Siria
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