El PBI, es el valor de la producción de bienes y servicios libre de duplicaciones durante un período dado y dentro del territorio económico. Es un indicador económico, que mide la producción de una economía, cabe señalar que el crecimiento económico es el objetivo importante en un país pobre y con una presión demográfica como el Perú con una proyección de 33.1 millones de habitantes al 2021.
En la actualidad existen aproximaciones de diversas instituciones efectuadas por investigadores, sobre el crecimiento del PBI nacional 2015, que ¡pueden! terminar confundiendo a los inversionistas privados que tienen que adoptar decisiones importantes en sus portafolios de inversiones, la Cámara de Comercio de Lima predecía 5.5% ahora 4.4%, el BBVA 6.5%, Credit Suisse menciona 4.3%, finalmente ahora que han cambiado los cálculos se crecerá el 2015 en 2.1% únicamente.
Hay analistas, que manifiestan, que si mantenemos nuestros actuales niveles de crecimiento dentro de unos años, vamos a estar cerca de Chile y podremos dar a nuestra población mejores niveles de vida. Acá surge una pregunta ¿cuál es la receta, para mantener el crecimiento en el mediano y largo plazo hacia el 2018–2020, sin tener un Plan Estratégico de Desarrollo Nacional para encarar el futuro, validado por los principales actores del país donde se establezcan objetivos y metas claras?.
No olvidemos que cuando se menciona que la China puede bajar su crecimiento del PBI del 10% al 7% y caerán los precios de los minerales, (cobre, oro, plata, plomo, molibdeno, zinc, estaño) que constituyen el 60% de las exportaciones, las proyecciones vuelven generan la caída inmediata del crecimiento del PBI.
Ante lo acotado recomiendo no ser tan pesimistas como que entramos a “tiempos de vacas flacas”, luego que se nos dijo que estábamos frente al “milagro peruano”, pero tampoco ser tan optimistas para el largo plazo.
Debemos preocuparnos por intentar resolver aspectos claves para generar riqueza, tal como Adam Smith el padre de la economía moderna decía en 1776 cuando concluyó que la riqueza de una país dependía de 3 factores básicos: un esquema jurídico de justicia para todos (reforma integral del poder judicial), libre comercio y competencia abierta (ver caso de las AFP´s por ejemplo).
Adicionalmente debemos implementar el planeamiento estratégico en los planes de gobierno por 5 años y continuar con una reforma estructural acelerada del Estado, darle un rol de mayor trascendencia al CEPLAN que puede ser un futuro viceministerio de Economía (donde se aprueben los estudios de pre inversión pública de los proyectos) y evitar que el MEF sea juez y parte; fortalecer el mercado interno (incremento de consumo de la población, inversión pública y privada, incremento del empleo y disminución de la pobreza), mejorar la distribución de los recursos, invertir en proyectos de rentabilidad económica y social (simplificar el SNIP-Sistema Nacional de Inversión Pública) preferentemente en proyectos para zonas de Sierra y Selva y sectores sociales, aumentar la inversión en investigación y tecnología, mejorar el capital humano y la productividad para no pasar a crecer del 6% ó 5% al 2% ó 3%.
Recordemos al premio nobel de economía Paul Anthony Samuelson cuando decía: La economía no es una ciencia exacta. Cualquier pronóstico basado en evidencias puede salir horriblemente mal. Por eso evitemos llegar a lo afirmado por Laurence J. Peter “Un economista es un experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no han sucedido hoy”.
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